Maridaje cristiano marxista
¿YUGO DESIGUAL?
¿Conviene abrir el corazón a quien no abre la Biblia?
Seguro que si. Después de todo, antes de ser
Hijos de Dios teníamos vidas que desagradaban a Dios
Por
Carolina Alfaro
A fines del 2013, el por entonces vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador y por entonces candidato a la presidencia por el FMLN, se reunió con 7000 evangelicos que decidieron apoyar su candidatura. En el transcurso de la reunión, Sánchez Cerén se comprometió, de ser electo, a "trabajar por la libertad espiritual y religiosa" del país. Resaltó, además, la importancia de las iglesias como instrumento de lucha social para "erradicar la violencia y llevar felicidad a la familia salvadoreña". Reconoció inclusive, la importancia del trabajo religioso en la formación de valores en los ciudadanos, tanto en las escuelas como en las comunidades.
Semejantes palabras dejaron atónitos a miles de protestantes. ¿Desde cuando a un ateo marxista le conviene apoyarse en líderes religiosos cuya doctrina teológica proviene en la mayoría de los casos, de Estados Unidos? ¿En verdad proviene la teología de estos cristianos del mayor imperio capitalista del mundo?
Antes de comenzar, unas palabras de advertencia: La Biblia es clara a la hora de motivar a los creyentes a peticionar a favor de las autoridades las cuales -nos informa- son permitidas en sus puestos por el mismo Creador. Aún así, como cristianos protestantes, tenemos el derecho a la desconfianza. La Biblia también nos advierte sobre la necesidad de probar los espíritus; evaluar con detenimiento si aquellos que han sido contrarios al cristianismo, luego al modificar sus conductas, son dignos de fiar.
Pronto sabremos si Sánchez Cerén, ya electo presidente de El Salvador, cumplirá o no, sus promesas. Entre tanto, conviene rescatar del olvido y para informar nuevas generaciones de cristianos, los intentos en el pasado de maridar marxismo con cristianismo.
¿De dónde viene esta tendencia a dialogar entre marxistas y protestantes?
El cristianismo tanto Sudamericano como Centroamericano lleva décadas dialogando con el marxismo. La teología de Liberación, por ejemplo, que empapa el pensamiento filosófico teológico de muchos líderes protestantes y católicos, tiene fundamentos en el comunismo marxista. Cabe preguntar ¿cómo es posible que una doctrina atea comulgue con el cristianismo? ¿Puede haber acuerdo entre Dios y el diablo? ¿Acaso no persiguieron cristianos los marxistas? ¿No es que capitalistas cristianos persiguieron marxistas?
Génesis de un maridaje controversial
A mediados de los años 50, el pastor evangélico
Rubem Alves de Brasil estaba preocupado por los pobres. Las favelas amontonaban gentes sin esperanza, muy alejados de marco festivo temporario que presenta el cineasta francés Marcel Camus en
Orfeo Negro. La realidad era (aún lo es) dolorosa para los excluídos.
Se había dado cuenta que la teología que estudiaba y a la vez enseñaba, provenía de un continente con sociedades diferentes y donde la pobreza no era un escándalo a los ojos de Dios. Todo el mensaje cristiano que se propagaba tenía que ver con la salvación pero, poco se decía en contra de la pobreza. Paralelamente, algunos teólogos católicos también se daban cuenta del problema: el cristianismo no estaba respondiendo adecuadamente, dijeron, a la pobreza extrema. Nadie parecía estar procurando -a excepción de unos pocos- en llevar algún tipo de solución a los deposeídos.
En contraparte, se le exigía total y absoluta fidelidad a Dios por parte de la iglesia católica y en menor medida, por las protestantes, pero nada se le daba a cambio para sobrellevar su miserable existencialidad. Solo palabras de esperanzas. Pero la esperanza no da de comer, no sana enfermedades; solo motiva por un rato hasta que el hambre y la enfermedad vuelve a clavar sus garras en el cuerpo.
Rubem Alves
(Boa Esperança, 15 de septiembre de 1933 - Campinas, 19 de julio de 2014)
Cristiano protestante fallecido a los 80 años
Teólogo, poeta y escritor
Alves estudió Teología en el
Seminario Prebisteriano de Campinas entre los años 1953 y 1957. Luego pasó a ejercer como profesor del
Instituto Presbiteriano Gammon mientras ejercía funciones pastorales en la
ciudad de Lavras, Minas Gerais. Pronto Alves se hizo conocido por sus críticas sociales con fundamentos en el evangelio y sus prédicas a favor de los pobres tuvieron eco en las autoridades. Acusado de marxista, fue perseguido por los militares de Brasil. Viajo a Estados Unidos donde obtuvo la maestría en Teología en el
Union Theological Seminary de Nueva York y el doctorado en Filosofía en el Seminario Teológico de Princenton con la tesis "Hacia una Teología de la Liberación Humana". Quizás sin proponérselo, había colocado la piedra fundamental de la Teología de la Liberación. (1)
Teología de la Liberación
El pastor brasilero era un hombre bien preparado y además, no solo escribía ensayos sino también cuentos y crónicas. ¿Por qué entonces, un hombre como Alves, profundamente cristiano, culto y además, angustiado por la pobreza, buscó inspiración en el marxismo, a sabiendas que esta ideología no solo perseguía cristianos (
aún lo sigue haciendo) sino incluso
los asesinaba?
Alves adhirio al liberalismo teológico como reacción a la teología tradicional. Se cansó de "más de lo mismo". El púlpito del protestantismo histórico parecía entonces mas ocupado en predicar las buenas nuevas del Señor pero sin comprometerse en mejorar la vida social de los fieles. Alves rechazó esta conducta ya que pensaba que el evangelio no solo es prédica sino también compromiso.
Esta postura de inmediato lo situó en curso de colisión con el protestantismo histórico y en mayor medida, con sus pares evangélicos prebisterianos. Su denominación Prebisteriana le prohibió ejercer el pastorado y en respuesta a la acción escribió Protestantismo e Represión, donde hacía catarsis por lo que había sufrido. (2)
Alves entendió que el
marxismo tenía una
cosmovisión que favorecía al pobre proponiendo que este, para liberarse de la miseria, debía luchar y no sentarse a esperar que llegaran cambios. Los marxistas pensaban que la teología cristiana no solo era opio sino además, en opinión de Engels y Lenin, una variedad de "
alcohol espiritual" que debía ser combatida. El marxismo, por otra parte, al proponer la lucha de clases para alcanzar justicia social, inducía a la destrucción de todas las instituciones sociales existentes. En su cosmovisión, el marxismo proponía al materialismo dialéctico -una forma de naturalismo- donde se establecía que toda tesis (lo establecido) tiene una antítesis (oposición a lo establecido) posturas destinadas a confrontar en algún momento.
Alves prestó atención a este detalle. Los cambios solo son posibles, mediante el esfuerzo colectivo y este esfuerzo no es sino, lucha. Ahora bien: la lucha que proponía el marxismo era "guerra armada". Matar para erradicar el problema. ¿Por qué tanto radicalismo incompatible con el amor al semejante que predica el cristianismo?
La ética marxista o la moralidad del proletariado carece de reglas absolutas. Todo lo que promueve el bienestar de la clase obrera es moralmente bueno. Mientras que, todo lo que se oponga al avance del bienestar del proletariado, es moralmente malo. De ahí que muchos ateos hayan sido grandes genocidas de la humanidad. Su ideología los conducía a matar para imponer lo que a la larga, decían, traería paz y prosperidad.(3)
Ahora bien: Alves, mientras profundizaba sus estudios sobre el marxismo, se dio cuenta que debía estudiar psicología. Y es que el marxismo tiene su propia psicología o conductismo que enseña que toda persona es el resultado de dos razones materiales: el físico del individuo y la influencia de su entorno en su sistema nervioso. La psicología podía ayudar, a entender mejor a las personas. En cuanto a lo social, el marxismo deseaba imponer una sociedad donde todos son propietarios de todas las cosas. Obviamente, había liderazgo para conducir, pero en teoría estos líderes eran obreros. (4)
¿De qué libera la Teología de Liberación?
El centro sobre el cual giran los escritos de liberación son los pobres. Dios, dicen los liberacionistas, siempre estuvo del lado de los pobres. Los ama y los fortalece con el anuncio de las buenas noticias del evangelio; "siempre habrá pobres entre ustedes" dijo el Señor, por lo tanto, Dios siempre estará junto a los pobres.
Por el contrario, la inmensa mayoría de los ricos son sibaritas que buscan placeres carnales o bien avaros que viven para amontonar riquezas; que les importa poco o nada la realidad del que sufre, que acumulan cuentas con cifras fabulosas sin destinar un solo céntimo a obras de caridad. Dios advirtió que muy pocos ricos entrarían en el Reino de los Cielos. Para los liberacionistas, la iglesia debía dejar de enfocarse en los poderes temporales de ricos y poderosos y centrar sus esfuerzos en los pobres. De no hacerlo, los pobres reaccionarían o lo que es peor, caerían bajo el influjo de corrientes políticas que capitalizarían el descontento. (5)
Los liberacionistas se preguntaron: es cierto que la fe, en ocaciones es alienante, que seda y aquieta los espíritus frente a las injusticias entonces ¿cómo lograr que la fe deje de ser opio adormecedor y se transforme en una fuerza motivadora capaz de alejar al pobre de sus miserias? ¿Cómo transformar la sociedad para que sea inclusiva y no exclusiva?
La Teología de la Liberación es producto de las miserias de la mal llamada América Latina. Es una reacción en contra de una teología que dejaba hacer y dejaba pasar, todas las injusticias capitalistas. De modo que la Teología de la Liberación se propuso liberar a los pobres de sus padecimientos. ¿Lo ha conseguido? Siempre habrá pobres entre ustedes dijo Jesús. Contra estas palabras, ninguna teología humana puede.
Porque el problema de la miseria, es un problema que se relaciona con el mal. Este solo será erradicado con la llegada de Cristo. Por lo tanto, como mal, la pobreza siempre estará entre nosotros hasta el final de los tiempos. Entre tanto, es bueno ayudar a mejorar la vida de los pobres. Trabajo, salud y educación son las tres herramientas básicas necesarias para que los pobres dejen de vivir en el fondo del pozo. La Teología de la Liberación ha sido condenada como error. Y es que esta forma de exégesis aparecida en América Latina no es sino para la ortodoxia católica y protestante, una radicalización de la Nouvelle Théologie ya condenada por el Papa Pío XII.
Surgida en América Latina en los años 1960-1970, la teología de la liberación (TL) es una radicalización de la
Nouvelle Théologie, condenada en diversas ocasiones por el Papa Pío XII, sobre todo en la Encíclica
Humani Generis
(1950). Los "nuevos teólogos" —encabezados por los
franceses Dominique-Marie Chenu, Yves Congar, Henri de Lubac, y por el
alemán Karl Rahner— pretendían que la Revelación no es una y definitiva,
sino que es variable según el contexto histórico. Terminaron
así por caer, entendieron los ortodoxos, en el
error inmanentismo historicista (Dios se revelaría
en el flujo de la Historia).
Los evangélicos, en su mayoría tanto ortodoxos como liberales, tampoco aceptaron esta nueva teología enfocada en los pobres. Para el protestantismo, tan contrario al pensamiento marxista, que les apareciera en el firmamento teológico una doctrina inspirada en Marx implicó
desconfianza y rechazo casi de inmediato. (Ver el artículo de David Stoll ¿Por qué no podría funcionar la Teología de la Liberación? clickando
AQUÍ).
En definitiva, la Teología de la Liberación que prometía "liberar" a los pobres de la miseria y la exclusión social, con las caídas de los regímenes marxistas del Este de Europa, terminó siendo un experimento a punto de agotarse por la ancianidad de quienes la propusieron y defendieron en su momento y rechazada de plano por millones de cristianos.
Tanto el protestantismo ortodoxo, que no la aceptó, como el catolicismo que
la condenó, la teología promisoria en su momento, ha derivado hacia una lenta desaparición. (Advertido el "peligro" de la Teología de la Liberación, a la par que la rechazaba, el Vaticano reaccionó potenciando la labor de asistencia al necesitado dentro del marco proporcionado por la
Doctrina Social de la Iglesia con el claro propósito de aumentar la presencia cristiana donde existían y existen necesidades).
El Salvador que me toca amar y sufrir
En El Salvador, por ejemplo, la falta de trabajo y leyes que los protejan, obliga a los trabajadores a vivir sufriendo toda suerte de humillaciones para conservar el empleo. Y si es difícil permanecer en un trabajo, imaginen lo que cuesta conseguir uno. La gente, en su desesperación, se comen vivos unos a otros literalmente, en la competencia por obtener ingresos. Esta situación de emergencia laboral provoca éxodos de gente productiva, de jóvenes que son la sangre nueva del país, fomenta la delincuencia organizada, ahoga el comercio por falta de sueldos que incentiven la oferta y la demanda, y lo que es peor, exporta niños y niñas quienes se marchan desesperados hacia naciones donde por lo general, son maltratados. Y a pesar de este panorama desolador en lo social, muchos pastores viven aferrados a la diabólica teología de la Prosperidad que insinúa que, cuanto más diezmos y ofrendas depositas en las arcas de las iglesias, más te bendecirá Dios y te hará rico, como mínimo.
El Salvador parece estar dentro de un círculo vicioso. Falta empleo, aumenta la inseguridad. Como la gente no consigue en que emplearse, emigra y desde el exterior, gira dinero para ayudar a sus parientes. Estos ingresos son millones de dólares que son necesarios para movilizar la maltrecha economía. De modo que parece haber una necesidad de exportar gente para conseguir dinero. Todo esto podría terminar si se crearan empleos con salarios dignos y apoyados con leyes justas. No es mucho lo que se pide. Solo trabajar y salarios adecuados. Se calcula que el dinero que los ricos centroamericanos acumulan en el exterior alcanza la increíble cifra de 80.000 mil millones de dólares. ¿Por qué se fue este dinero? En este contexto de emergencia social, no es de extrañar que en la desesperación aparezcan nuevos mesías con ideologías cristianas de las más extrañas.
En toda la ideología marxista existe un trasfondo cristiano que pocos quieren reconocer
Stalin fue alumno de Seminario Teológico Ortodoxo de Tbilisi donde fue expulsado por inconducta. Stalin ya venía arrastrando serios problemas psicológicos debido al maltrato del alcohólico de su padre hacia su persona y la de su madre. Fue precisamente su madre, deseosa de apartar a su hijo de las contínuas palizas de su padre, quien lo envió a estudiar para monje. Stalin llegó sufriendo rebeldía al seminario. En esos días no existía la compresión por los traumas sufridos en la niñez sino una disciplina brutal. Stalin pronto se desencantó de ver que, los que debían dar amor, solo daban trato frío, distante y maltrato. Fue expulsado hacia 1899. Luego padeció la persecución zarista. ¿Podemos culpar a Stalin de odiar al cristianismo? Lo convirtieron en un psicópata violentas acciones que padeció desde que tuvo uso de razón. Algunos pueden luchar contra el deseo de venganza, de revancha, pero otros no. Cuando Stalin se hizo con el control de la ex URSS, no es de extrañar que fuera inmisericorde hasta con su propia familia.
Marx se vio envuelto en una disputa teológica importante cuando su padre abandonó el judaísmo -con todo lo que eso implica- para convertirse al cristianismo. El episodio debió promover cuestionamientos importantes. Seguramente Marx pensó que, convertirse, en realidad era un modo conveniente de "pasarlo bien" que nada tenía que ver con la obediencia a un ser Superior.
Lenin, entre tanto, no la tenía nada fácil. En 1886 su padre murió de hemorragia cerebral y al año siguiente, su hermano Aleksandr Uliánov fue detenido y fusilado. El hombre, luego de esto, quedó suficientemente motivado para hacer algo contra el opresor régimen zarista. Pero todas estas experiencias, como bien dice Josif Ton, "no pueden echar raíces y convertirse en fenómeno de masas a menos que encuentre condiciones políticas y sociales favorables". Lenin surgió cuando la desigualdad se tornó insoportable.
Marx, ya descreído hasta de la existencia de Dios, viajó a Inglaterra y noto algo increíble. El país vivía el auge del maquinismo a base de vapor. Todo estaba siendo mecanizado. Embarcaciones, imprentas, el novedoso ferrocarril, había una transformación casi milagrosa que aún no cesa. La población, gracias a las mejoras en los alimentos y medicinas se incrementó notablemente de modo que, desde 1800 donde había unos 180 millones de europeos, alcanzó la increíble cifra de 450 millones a fines del siglo. Todo este progreso sin embargo, no era parejo mucho menos justo.
Casi el 70% por ciento de la población del Reino Unido era cristiana practicante. En simultáneo, miles de obreros del reino eran cruelmente explotados por los capitalistas por paradójico que parezca, también cristianos. Cientos de niños cristianos estaban esclavizados en minas de carbón por patrones también cristianos y nadie parecía estar haciendo algo de proporciones para cambiar tanta injusticia. Para Marx, ver cristianos apoderándose de la libertad de otros cristianos, fue la prueba de que todo el cristianismo no era sino, otro método de control de masas para enriquecer a algunos pocos y que; la religión; no era sino cómplice de esta maldad.
Es más que obvio porque Marx llamó a la religión, un opio adormecedor. Es que esta inmensa población explotada con rigor era condicionada en las iglesias para prestar sumisión a la corte y a los capitalistas industriales mientras estos los explotaban hasta matarlos por enfermedades. Por increíble que parezca, si bien había voces de protesta, la inmensa mayoría parecía aceptar el destino impuesto por la revolución industrial. Ahora bien: Marx se dio cuenta que, para liberar al hombre de semejante maltrato, hacía falta convertirlo en ateo. Solo así, pensó, era posible salir de un sistema corrupto donde religiosidad y capitalismo parecían convivir. (6) La Teología de la Liberación comenzó bien, en mi opinión, porque trajo a la luz de los púlpitos un tema que pocos se atrevían a denunciar: miles de cristianos siguen tan oprimidos por el capital como en los tiempos de Marx. Y nadie levanta la voz para mejorar sus vidas.
Para finalizar
El Marxismo es una ideología nacida en el calor de las luchas sociales europeas y exportada aprovechando que las necesidades de los pobres son las mismas en todo orbe capitalista. Hija de esta ideología es la Teología de la Liberación. Nació para ayudar al necesitado más luego se contaminó con ideologías mundanas. (Contra cara de esta Teología sería la Teología del Sufrimiento cuyo mejor exponente se me ocurre, fue Teresa de Calcuta. Aunque ella recibía importantes donativos, incluso de tiranos asesinos, para su obra entre los parias de la India, sus centros de atenciones médicas eran bastante precarios y la gente parecía sufrir mucho allí sin encontrar ningún alivio. Un Dios que hace sufrir, no lo hace por sádico sino para capacitarte, me dijo cierta vez un hermano). Cada cual podrá pensar lo que quiera al respecto pero, yo le tengo antipatía al dolor. Como la inmensa mayoría de los seres humanos.
"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica" dice la Palabra de Dios en
1 Corintios 10:23. Conviene entonces a cada cristiano, evaluar los pasos a seguir para ver si las corrientes de doctrinas a las que adherimos en verdad edifican o no, al Cuerpo de Cristo. Dios te bendiga.
Notas
1 -En este contexto de luchas por los derechos obreros que había comenzado en Europa en el siglo XIX y trasladado a las tres Américas a principios del XX, la Teología de la Liberación hace cumbre en la montaña de las luchas; en los años sesenta; como bandera espiritual de un amplio sector de los desposeídos. Alves no estuvo solo dentro del protestantismo. Figura clave del desarrollo de esta novedosa teología fue el argentino Miguel Bonino. En el ámbito católico, el cura Gustavo Gutiérrez comenzó a predicar en 1968, mismo año que Alves.
2 -Años más tarde, en 2003, cuando ya Alves era famoso y renombrado en todos los seminarios protestantes y católicos del mundo, fue invitado a predicar en la Iglesia Prebisteriana de Copacabana, en Río de Janeiro.
3 -Simultáneamente, los marxistas cuestionaron las leyes occidentales a las que acusaron haber sido redactadas para favorecer a una elite capitalista. La ley era necesaria, dijeron, pero solo por un tiempo. En teoría, una vez que todos los obreros comprendieran que vivir en sociedad implicaba responsabilidad y donde el robo y la violencia hubieran sido erradicados porque todos tenían salud, educación y trabajo, la ley ya no tendría razón de ser. Parece ser que, en su búsquedad de felicidad, los marxistas obviaron un problema grave: la tendencia al mal que todos llevamos dentro y que en algunos fuerza conductras fuera de la ley y de la moral.
4 -En la práctica el marxismo cayó en vicios políticos de siempre. Por ejemplo, no puedo evitar la entronización de "monarcas" politicos cuyo "reinados" no finalizaron sino hasta la muerte de los mismos. Por ejemplo, Stalin no abandonó el poder hasta que falleció y como él, muchos más. Esta tendencia a entronizar líderes como si fueran reyes, ha dañado muchísimo la imágen del marxismo como ideología que procura justicia social. Simultáneamente, surgieron divisiones que fomentaron quebrantos ideológicos importantes. Vale de ejemplo, el asesinato de Trosky en México por orden de Stalin. Como si de un ajuste de cuentas narcomafioso se tratara, Stalin ordenó su asesinato el cuál fue cometido en su propia casa en México, en 1940.
5- No estaban tan equivocados los teólogos de la Liberación sobre las reacciones de los pobres. En las Tres Américas los necesitados utilizaron tres caminos para intentar salir de la emergencia. Primero, millones abandonaron la iglesia católica y se sumaron al protestantismo seducidos por prédicas sencillas y promesas de redención. Segundo, otros cientos de miles, tomaron las armas revolucionarias o se dedicaron a la delincuencia. Ahí están las guerrillas colombianas que año tras año se nutren de descontentos y diversas mafias criminales que hacen lo mismo. Tercero, hubo un fuerte incremento de las protestas sociales fomentadas desde sectores de izquierda quienes buscaron que millones de marginales tuvieran al menos, consideración de parte de los gobiernos.
6 -En realidad, esto no es totalmente cierto. Marx no puedo dejar de observar que, dentro del cristianismo, hubo numerosos cristianos preocupados por las condiciones sociales de los desposeídos en particular y por el esclavismo en general, pero obvió esta realidad porque eran esfuerzos minoritarios.
Pronto los burgueses se convirtieron en grandes industriales y aprovechando el incremento de la produccion de bienes y servicios, comenzaron a sentar las bases de las modernas multinacionales. Los burgueses pronto advirtieron que convenía a sus negocios mantener alejadas toda suerte de interferencias en sus negocios. Limitaron incluso,el control estatal con el fin que este, no impidiera producir más capital. Y con el tiempo, hasta pusieron ellos mismos, los candidatos y legisladores para hacerles la vida fácil. Ellos, los ricos, todo y los pobres, nada.
La burguesía europea fue la gran triunfadora del maquinismo y la inmensa mayoría de los nuevos millonarios les importaba poco el sufrimiento del desposeído. Esta situación de explotación sin piedad cristiana, motivó que millones de europeos abandonaran el continente para emigrar a Estados Unidos, Argentina (quien en pocos años cuadruplicó su población), Canadá y Australia, naciones que ofrecían promesas de desarrollo humano.
En este contexto de explotación en Europa, los abusos fueron una hoguera de maldad y problemas para las autoridades. La gente comenzó a resistir el viejo orden. Horarios inhumanos caracterizaban las jornadas laborales. Se empleaban criaturas para trabajar con las máquinas o bien, para arrastrar vagonetas de minerales por túneles mugrientos donde solo cabían personas pequeñas; se emplearon mujeres para trabajos malsanos y como si fuera poco, se oprimía con la amenaza de despido. Cuando la gente enfermaba, era despedida y si se quejaba lo mismo. Como no había leyes de protección social, un despido era pasaporte al hambre. La gente, por mal comer, se abandonó a los caprichos de los que más tenían. Pero no todos fueron ovejas sumisas.
Entre los obreros maltratados pronto comenzaron a organizarse cientos en luchas de protestas. Surgeió la lucha social y las aparecieron las Doctrinas Sociales. Había que rechazar de plano el individualismo capitalista por algo mejor. ¿Pero qué? Aparecen los socialistas utópicos quienes soñaron sociedades más justas. Entre ellos el Conde de Saint Simón, el francés Fourier, Le Blanc, etc. En este ambiente de turbulencia por la lucha por mejoras obreras, también aparecieron los Socialistas Cientificos quienes, basándose en estadísticas y sociología, introducirían doctrinas nuevas. Su mayor exponente fue Karl Marx.
Los socialistas democráticos, por el contrario, argumentaron que la violencia propuesta por Marx en su lucha de clases, solo conduciría a más violencia y a la larga, un empeoramiento de la situación. Los anarquistas, por el contrario, desistieron de establecer estado alguno y decidieron motivar cambios mediante la acción directa. Se involucraron en varios asesinatos que terminaron provocando millones de muertos y un resurgimiento del odio entre las clase como jamás se había visto.
Quizás el peor error de los socialistas científicos fue subestimar la necesidad espiritual del hombre. Dios es necesario en la vida de millones de ciudadanos. Creer en Dios no significa dar un cheque en blanco a las autoridades para que hagan lo que se les ocurra. Sino un modo de vivir una vida a pesar de todos los problemas e injusticias. El cristiano si bien desea mejoras en su modo de vivir, tampoco ignora que su bienestar jamás podrá ser garantizado por organización humana alguna sino por el mismo Jesucristo a su regreso. Contra esta forma de pensar, chocaron todas las doctrinas derivadas del marxismo ateo. Contra esto colisionó la Teología de la Liberación. De tanto defender al pobre en sus sufrimientos olvidó parecería dos pasajes notables de la Biblia. En dos oportunidades dijo Jesús: siempre habrá pobres entre ustedes y, en el mundo tendréis aflicción.