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martes, 28 de agosto de 2018

EVANGÉLICOS Y LA DIVERSIDAD



Protestante digital ha publicado una interesante nota sobre la lucha que sostienen algunos evangélicos en la provincia de Neuquen por el derecho a creer, pensar y expresarse de modo diferente

La escuela, el nuevo escenario del debate que divide Argentina 

PROTESTANTE DIGITAL
Para acceder, click AQUI


El caso del colegio AMEN aviva el debate sobre la enseñanza en sexualidad. Hasta ahora, las escuelas confesionales adaptan a su ideario el contenido de una asignatura obligatoria desde 2006. 


Por
 Daniel Hofkamp 


La votación del aborto ha abierto una división palpable en la sociedad argentina. Aprobada en el Congreso de Diputados, para ser luego rechazada por el Senado, la ley que permitía el aborto legal ha avivado un choque ideológico que ha superado el ámbito político para convertirse en un asunto de conversación en todos los foros y ámbitos. 

En un contexto donde la mayoría de los medios de comunicación tomaron posición a favor de la ley del aborto, los movimientos provida supieron coordinarse, aprovechando las redes sociales y medios alternativos para potenciar su discurso. Aún la calle ha servido para mostrar un pulso igualado: a las manifestaciones del “pañuelo verde” (a favor de la ley del aborto) le han sucedido las del “pañuelo celeste” (a favor de las dos vidas). 

Tras la decisión del Senado, los ánimos están lejos de calmarse. Mucho de los defensores de la propuesta de legalización del aborto están vinculados a un movimiento más profundo de perspectiva antropológica y social que atraviesa todo el continente latinoamericano, con ideologías que afectan a aspectos centrales del ser humano, como son la vida, la identidad, familia o la sexualidad. 

Es en este contexto donde se produce el caso de la escuela AMEN, en Neuquén. Este centro privado, de ideario evangélico, ha saltado a las noticias a causa de la polémica suscitada por unas conferencias contrarias a la ideología de género impartidas en el centro. Muchas escuelas privadas en Argentina, además de la cuota por alumno, reciben un subsidio del estado para su financiación. Estas escuelas cumplen con los planes de enseñanza estatal, entre los que se encuentra la impartición de la Educación Sexual Integral (ESI) aprobada en 2006. La implementación de la ESI difiere por provincias, dado que a las leyes educativas nacionales se le adhieren las leyes provinciales, lo que en la práctica acaba marcando diferencias de gestión, planes educativos e implementación de la normativa de una región a otra.   

ESCUELAS PRIVADAS, IDEARIO CONFESIONAL 

Sin embargo, otros aspecto clave en el debate es que los colegios privados confesionales cuentan con un ideario propio en el que se detallan principios y valores de la escuela en asuntos de formación respecto a la vida, familia o sexualidad. Habitualmente, los padres conocen este ideario y firman que están de acuerdo con el mismo al inscribir a sus hijos en la escuela. Pero ¿qué sucede cuando el ideario de la escuela entra en conflicto con la educación sexual integral que propone el estado? 

La mayoría de las escuelas privadas hicieron un ejercicio de adaptación de la ESI para conformarlo a su ideario, lo cual está garantizado por ley. Según confirmaron a Protestante Digital fuentes directas de profesores en colegios evangélicos, estos planes fueron presentados a los organismos provinciales y se han aplicado hasta ahora sin excesivos conflictos. Por lo tanto, la educación sexual que se imparte en estas escuelas está adecuada a los parámetros del centro, lo que marca diferencias evidentes con la enseñanza en materia sexual que se ofrece en los centros públicos.   

Precisamente esta diferencia es una de las razones de la existencia de escuelas confesionales: en los aspectos que tienen que ver con valores (tal y como son los temas de familia o sexualidad) dan una formación propia, algo que los padres mayoritariamente apoyan. En las escuelas cristianas, la enseñanza sobre sexualidad se corresponde con los valores y la enseñanza bíblica. 

Daniel Ochoa, presidente del Consejo de Educación Cristiano Evangélico, explicó recientemente en declaraciones a Infobae que las escuelas evangélicas (unas 350 adheridas a este organismo) cumplen con la ESI “desde el principio”. “Somos conscientes de que -como centros educativos- cumplimos un servicio, abierto, inclusivo, pero con una defensa muy firme de nuestro ideario, sobre todo frente a iniciativas que surgen desde el Estado, y que a veces pueden significar una mirada muy dogmática, ideológica, en cuestiones vinculadas a las creencias más profundas del ser humano, y que tienen un fundamento teológico o filosófico. 

Por eso no estamos de acuerdo cuando en las escuelas del Estado, que deben ser neutrales, se difunden enfoques marcadamente ideológicos, como sucede con la cuestión de género, que desató un debate en las iglesias, decididas a defenderse de los ataques al concepto de familia, tal como lo entendemos, a partir de la Biblia”, afirma Ochoa. Por lo tanto, ¿qué es lo que está en juego en Neuquén? El que las escuelas privadas puedan seguir marcando su criterio en cuanto a la enseñanza que imparten en asuntos de valores, respecto a un Estado cuyas propuestas -conviene remarcarlo- también parte de postulados ideológicos, como mínimo, cuestionables. 

Como explicaba Pablo Marzilli en un reciente artículo en Evangélico Digital, “la educación sexual integral no puede, ni debe inclinarse a una única postura (ideología de género), ni imponerse a todos como la única verdad, y menos por encima del derecho de los padres a enseñar sobre el tema a sus hijos de acuerdo a sus convicciones y creencias. La enseñanza debería limitarse en todo caso a ser lo más científica y exacta posible, pero de ninguna manera inducir tendenciosamente a posturas que no necesariamente son compartidas por la gran mayoría”.   

LA IGLESIA CATÓLICA PIERDE PESO 

Las escuelas evangélicas no están solas en esta lucha por mantener su autonomía, ya que los centros católicos también enfrentan una presión similar. Sin embargo, la Iglesia Católica en Argentina enfrenta un momento de debilidad en su posición como referente moral. El hecho de que la Iglesia Católica siga recibiendo financiación estatal ha despertado en los últimos meses un nuevo movimiento a favor del estado laico. 

Siguiendo la moda de los pañuelos, diversos colectivos y movimientos han adaptado el naranja para reclamar la separación de la Iglesia Católica con respecto al estado. Tras la votación en el Senado en contra de la ley del aborto se ha despertado otro movimiento que anima a apostatar, el cual está captando la atención de muchos jóvenes. Por otra parte, los casos de abusos a menores han seguido dañando la imagen pública católica. El año pasado se dio a conocer el terrible caso Próvolo, que implica a varios sacerdotes, responsables de una escuela infantil de sordos, en un escándalo de abusos sexuales. 

Esta crisis de imagen de la Iglesia Católica institucional está abriendo puertas a las entidades e iglesias evangélicas, cuyo trabajo social a favor de los más desfavorecidos cuenta con reconocimiento, y que además han salido reforzadas en su poder de movilización y convocatoria tras las manifestaciones a favor de las dos vidas de los últimos meses. 

Para Hugo Márquez, responsable del Colegio AMEN, es un momento adecuado para actuar: “Mucha gente ahora siente que lo que decimos nosotros es lo que ellos querían decir y no sabían cómo; están hartos de la Ideología de Género, que no es natural ni científica -explicó en entrevista en Evangélico Digital-. Los padres están reclamando que dejen de adoctrinar a sus hijos y exigen que el estado reconozca que es responsabilidad de los padres educar a sus hijos en valores. La sociedad civil estaba resignada y ahora está dejando la resignación y comienza a levantarse”

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la ideología de genero comenzó en Argentina como un movimiento que pretendía incluir una gran masa de personas marginadas de la sociedad. Con el tiempo, gracias al apoyo de la ultra izquierda y progresistas en general, avanzo hasta alcanzar puestos de poder desde donde procuran imponer ahora, un pensamiento único al resto de la sociedad. En síntesis, parecerían pretender lo que antes criticaban como injusticia social. Excluir a todos los que piensan o creen de modo diferente. Como si la democracia no fuera precisamente, un espacio donde todas las voces tienen su oportunidad.

En Argentina hoy, lo políticamente correcto -o sea, que este a favor de esta doctrina en particular- es lo bien visto. El resto es considerado como anti derechos, etc. Esto solo ha podido ocurrir debido a la crisis de la otrora todopoderosa Iglesia Católica cuyo poder en la actualidad, es prácticamente nulo en el pueblo llano sobre todo, en el sur de Argentina. A modo de ejemplo vale recordar que, donde se redacta Evangélicos en Patagonia, no hay sacerdotes y varios pueblos carecen de un cura que guié a los escasos fieles que practican la fe. Por el contrario, el protestantismo evangélico avanza a un ritmo que sorprende ocupando puestos en diferentes áreas sociales sobreabundando las iglesias que congregan cientos de personas hasta tres veces por semana o aun mas.

Confieso que, a pesar de vivir en la provincia vecina donde resido, nunca había oído mencionar al Pastor Hugo Marquez. Aun debato en mis fueros íntimos si su actuación es la correcta o no. Pertenezco a una denominación donde, intervenir en la política social de los gobiernos militando en contra no es aceptada. Pero, si Dios ha levantado a este siervo para ser voz de los cristianos en el fin del mundo, bien que haya sucedido de este modo. 

martes, 19 de diciembre de 2017

LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS



Teología Protestante Evangélica Conservadora



Bill Graham, evangélico conservador

refuta 

al escritor liberal Máximo García 

autor del libro

 "Redescubrir la Palabra"


Bill Graham (no confundir con Billy Graham) es un hombre nuevo en la fe protestante evangélica y conservadora española. Dios lo está levantando como un referente dentro de la camada de teólogos y pastores llamados a seguir el camino de los que durmieron y fueron a la gloria y aunque sus escritos son de un estilo fuerte a la hora de expresar (actualmente está involucrado en una controversia con editorial CLIE) están muy bien fundamentados. Cuando escribe, se nota que ha trabajado en la obra. 

Su artículo "La Biblia contaminada por mitos, leyendas, errores y contradicciones" fue originalmente publicado por Protestante Digital en enero de 2017 en respuesta al libro de teólogo liberal Máximo García titulado "Redescubrir la palabra". Creemos conveniente reproducirlo como material de consulta a la hora de enfrentar el liberalismo teológico que procura transformar la Biblia, palabra de Dios, en un libro de historias sin fundamentos. 




Escribe Graham:

Hasta la fecha, los protestantes españoles han luchado continuamente contra la doctrina del Catolicismo Romano. A partir de ahora, los evangélicos tendrán que enfrentar a un nuevo enemigo en la península ibérica, a saber, el liberalismo teológico. Ya se observó la presencia de la teología liberal dentro de la Iglesia Evangélica Española (IEE) con la publicación del documento ‘Ética teológica y homosexualidad’ de Juan Sánchez Núñez (profesor en la Facultad de Teología SEUT) en 2015. El nuevo libro de Máximo García (recién jubilado profesor de la Facultad de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España) marca un antes y un después en la teología evangélica española. Hoy queremos presentar una crítica al libro de García desde una perspectiva evangélica conservadora. 

I.- DIEZ CRÍTICAS 

1.- Antiguo Testamento vs. Nuevo Testamento García no cree que el Dios “iracundo” del Antiguo Testamento sea el mismo Dios que se da a conocer en el Nuevo Pacto. 

“Mientras los Evangelios muestran la imagen de un Dios de amor universal, que no hace acepción de personas y defiende valores como la dignidad de todos los seres humanos y su igualdad en derechos, el Antiguo Testamento muestra con frecuencia la idea de Dios como la de un dios iracundo, vengativo y tribal, fruto de la visión parcial y distorsionada de un pueblo” (p. 17). En típico estilo liberal (y siguiendo las pisadas del hereje Marción), García simplemente no entiende el concepto de la ira santa de Dios, optando por creer en una deidad que él mismo ha fabricado conforme a sus antojos ilustrados. Se olvida de que la presuposición fundamental del Evangelio neotestamentario es la ira venidera de Dios (1 Tesalonicenses 1:10) y de que el Dios del Nuevo Pacto sigue juzgando a los incrédulos y disciplinando a sus hijos. El caso de Ananías y Safira sirve como un buen recordatorio (Hechos 5:1-11). No hay ninguna discrepancia o contradicción entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo. Es verdad que a García no le gusta el hecho de que el Señor haga cosas que él no aprobaría. Pero allí el problema es el corazón del teólogo; no la perfecta e inmaculada justicia del Todopoderoso. 

2.- Hacia una lectura sin prejuicios

Otra incoherencia en la hermenéutica de García sucede cuando llama a sus lectores a leer la Biblia “a la luz de la fe en Jesucristo” (p. 21). ¿Qué es esto sino una presuposición teológica? Por un lado quiere promocionar una lectura bíblica sin prejuicios. Por el otro, desea leer la Palabra partiendo “de un principio axiomático, consustancial con la fe, como es la aceptación de que Jesús es la Palabra de Dios encarnada” (p. 214). Pedimos que nuestro autor sea coherente con sus propios postulados filosóficos. 

3.- El Jesús mariposa 

El Jesús en quién cree Máximo García es el Jesús de Schleiermacher y de la tradición liberal, o sea, un Jesús mariposa, un osito de peluche, una muñeca de Barbie. Es un Jesús acaramelado y azucarado que no tiene nada que ver con el Cristo revelado en las páginas del Nuevo Testamento. La importancia de Jesús, para García, reside en que “es capaz de dar respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres” y nada más (p. 36). Y está convencido de que el mensaje de Jesús se trata de buscar “la hermandad de los pueblos y la justicia social” (p. 170). El teólogo liberal español no toma en cuenta las palabras duras y ofensivas que Jesús pronunció a lo largo de su ministerio público. Simplemente está interesado en el Jesús del sermón del monte (p. 114), el Jesús que anduvo haciendo bienes (Hechos 10:38). Tampoco hace caso a los milagros realizados por el Salvador que servían para confirmar su mesiazgo y autoridad divina. Esta observación nos lleva al cuarto punto. 

4.- Anti-milagros y anti-sobrenatural 

En cuanto a los milagros de Jesús y las demás maravillas registradas en la Biblia, García es bien escéptico. Mejor dicho, es incrédulo. Acepta las presuposiciones ateas de los materialistas actuales. Como en el caso del teólogo liberal alemán Rudolf Bultmann, García cree que los milagros forman parte de una cosmovisión mítica compartida por los autores bíblicos. Por lo tanto, lo que hay que hacer es desmitificar la Biblia y reinterpretar sus milagros para que tengan sentido para el hombre contemporáneo. Esto significa que hay que descartar cualquier relato de la Biblia que suene meramente milagroso o antirracional (la creación, Noé, la lucha de Jacob con el ángel, el éxodo, la burra de Balaam, Jonás y un largo etcétera).

Tristemente, en vez de procurar refutar los argumentos anti-sobrenaturales de los agnósticos llamándolos al arrepentimiento y a la fe, García procura reinterpretar dos mil años del cristianismo con el fin de acomodar a la mente no creyente. Nos acordamos de las palabras del Señor: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jeremías 15:19). Ya hemos visto los efectos de semejante metodología en las iglesias de Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos: ¡han quedado vacías! De manera paradójica, el liberal –en su afán por ser relevante- acaba siendo todo lo contrario. Son precisamente las iglesias conservadoras las que más crecen en todo el mundo. Oramos para que la Iglesia del Señor en España siga andando en la verdad de la bendita, inerrante e infalible Palabra de Dios. 

5.- Un argumentum ad logicam 

Cuando García desata su ira contra los que creen en la plena inspiración, autoridad e inerrancia de las Escrituras, emplea un par de argumentos mal formulados que carecen de fuerza intelectual.

Primero, García se confunde al pensar que las partes descriptivas de la Biblia sean prescriptivas. Cuestiona la ética de Abraham, Jacob, Josué, Salomón, David y otros olvidándose de que la Biblia también nos enseña malos ejemplos para que no los sigamos. Si Jacob miente, esto no quiere decir que la Biblia nos esté animado a engañar a la gente; sino a no seguir el mal ejemplo de Jacob. Estos episodios no atentan contra la inspiración de la Palabra.

Segundo, la acusación de acusaciones de García es que los fundamentalistas se equivocan al leer la Biblia de manera literal. Pero se trata de otro argumento ilegítimo. No hay nadie que lea la Biblia cien por cien literalmente. ¿Acaso conoce García a alguien en sus círculos bautistas que crea que cuando Jesús se autoproclamó la puerta de las ovejas que estaba hablando en plan literal? 

Cuando llegamos al capítulo siete del libro, García escribe lo siguiente: “Recomendamos a nuestros lectores que no anticipen la lectura de este capítulo sin haber leído antes los capítulos precedentes” (p. 207). Es irónico porque aquí García –el anti-literalista- quiere que sus lectores lo interpreten de manera literal. De todas formas, me pregunto si García pone en tela de juicio la necesidad de una lectura literal cuando lee las instrucciones de sus recetas médicas.

6.- La Biblia es la palabra de hombres 

García piensa que la Biblia se trata de un libro escrito por hombres. Hasta cierto punto, lleva la razón. Pero no defiende en ningún momento la convicción evangélica de que Dios es el autor de las Escrituras. Fue Dios el que redactó la Biblia a través de los autores bíblicos. La Biblia, según nuestro pensador, es un simple tomo de percepciones humanas (p. 82), fruto de las culturas egipcia, babilónica, mesopotámica, etc. Por ejemplo, el concepto del sacrificio vicario en el judaísmo no fue ordenado directamente por Dios sino una creencia “heredada de culturas mesopotámicas” (p. 82). Es decir, se trata de una idea humana. Por eso García cree que la Biblia contiene varios errores, discrepancias y contradicciones.

Según García, la Escritura no es la Palabra de Dios en el sentido literal del término sino, “se va haciendo Palabra de Dios en la medida en que se identifica con la revelación llevada a cabo en Jesús de Nazaret” (p. 62). O en otra ocasión opina que, “Las Sagradas Escrituras lo son en la medida en que en ellas se puedan rastrear las pistas de un Dios que no somete, sino dignifica” (p. 146). Y de nuevo, “Los textos sagrados se convertirán en Palabra de Dios en la medida en la que actúe el Espíritu en el propio lector” (p. 166). En cada paso, García niega que la Biblia sea literal, objetiva y ontológicamente la Palabra del Altísimo. ¿Y qué hacemos con todos aquellos pasajes en la Biblia que no compaginan con la hermenéutica humanista de García? Los desechamos en el nombre de los supuestos prejuicios nacionalistas de los autores del Antiguo Testamento o la confusión de los discípulos de Cristo. 

Así acusa García al apóstol Mateo de “forzar el texto” de Oseas 11:1 sin considerar que el discípulo escribió siendo guiado por el Espíritu. Este escepticismo radical hacia los textos bíblicos explica la razón por la cual nos dice García: “Gracias a la Biblia percibimos la voz de Dios, aunque nos llegue con bastantes interferencias” (p. 211). Puesto que García no tiene interés en ningún otro mensaje que no cuadre con su visión liberal de hermandad y justicia social, tiene que sacar sus tijeras a la hora de leer la Biblia. 

7.- La doctrina no importa 

Si lo más importante es hermandad y justicia social, García –siguiendo el espíritu del liberalismo- argumenta que la doctrina no importa. Lo que realmente cuenta es el amor, la solidaridad, la tolerancia y la exaltación de los valores humanos (p. 180). Ahora bien, la idea de que el amor sea más importante que la doctrina no deja de ser una doctrina personal de García. El teólogo bautista justifica su postura apelando al pluralismo religioso ya que hay tantas religiones diferentes en el mundo con tantas doctrinas diferentes (pp. 168-169). Pero, ¿por qué la existencia de tantas otras religiones nos lleva a negar nuestras convicciones cristianas? ¿Acaso implica la existencia de billetes falsos la no existencia de billetes verdaderos? ¡Desde luego que no! Lo que García necesita hacer es examinar las carencias intelectuales y lógicas presentes en otras cosmovisiones no cristianas y demostrar cómo la fe cristiana ofrece una interpretación mucho más lógica, coherente y satisfactoria de la realidad que aquéllas. 

8.- La duda como preocupación creativa 

A diferencia de nuestros padres protestantes, García se deleita en fomentar dudas y sospechas en los corazones de los creyentes. Define la duda en la página 18 como, “una preocupación creativa”. Dudar de las Escrituras es dudar de la Palabra de Dios. ¿Quién soy yo o quién es Máximo García para poner en tela de juicio la fidelidad o veracidad del único Omnisciente? En realidad, el libro es un tratado sobre la incredulidad. Si los editores del libro habrían optado por llamar el tocho ‘Redescubrir la duda’ o ‘Redescubrir la incredulidad’ en vez de ‘Redescubrir la Palabra’, nos hubieran hecho un favor a todos. Hay un sinfín de ejemplos en el tomo de García sobre los mitos, las leyendas, las discrepancias y los errores incluidos en la Escritura. Total, García desempeña el mismo papel que el católico liberal Erasmo en el siglo XVI, negando la doctrina protestante de la perspicuidad (claridad) de las Escrituras. ¿Cómo explicar la incertidumbre que caracteriza a Erasmo y a García? Lutero tiene una respuesta clara: la culpa se debe a la mente caída y pecaminosa del ser humano. “Mas el hecho de que muchas cosas sean abstrusas para muchos, se debe no a la oscuridad de las Escrituras, sino a la ceguedad o desidia de esa gente misma que no se quiere molestar en ver la clarísima verdad” (Lutero).

El amor de Lutero hacia la verdad proposicional explica su disgusto por el escepticismo teológico. En términos del reformador de Wittenberg: “El Espíritu Santo no es un escéptico; tampoco son dudas o meras opiniones lo que Él escribió en nuestros corazones, sino aserciones, más ciertas e inconmovibles que la vida misma y cualquier experiencia”. Tenemos que tomar una decisión cada uno: ¿creer la Palabra de Dios dudando de Máximo García? ¿O creerle a Máximo García dudando de la Palabra? Para mí la decisión es bien fácil. 

9.- El error categórico fundamental 

Desde el primer capítulo hasta el séptimo, la obra de García está contaminada por un error filosófico fundamental. Si leéis el libro de García con esta falacia lógica en mente, os daréis cuenta de que el tomo carece de valor intelectual. Por alguna razón extraña, García cree que el demostrar el origen histórico de una creencia necesariamente desacredita la creencia. García aplica este error a múltiples verdades enseñadas en la Biblia: la creación, el éxodo, los jueces, la institución de las fiestas judías, los demonios, el diablo, el infierno, los milagros, etc. García repite la misma línea de pensamiento docenas de veces a lo largo de su tomo. Explica que un determinado tema bíblico –digamos el éxodo- es procedente de literatura egipcia. Por lo tanto, razona el español, el éxodo es falso. Se trata de lo que llamamos en el mundo anglosajón un “Category Error”, traducido al castellano sería algo como un error categórico o un error de categorías. 

Usaré un ejemplo para aclarar este principio. Isaac Newton descubrió la ley de la gravedad. Ahora bien, ¿deja de existir la ley de la gravedad si os dijo que Newton la descubrió en el 1666? ¿O si digo que la descubrió por causa de la caída de una manzana de un árbol plantado por granjeros irlandeses? ¡Por supuesto que no! Explicar el origen histórico de una creencia no hace nada para derribarla. Al fin y al cabo, podríamos usar la lógica de García contra su propio libro diciendo lo siguiente: García aprendió todo lo que sabe de los seguidores de la alta crítica alemana, por consiguiente, no hay que hacer caso a sus argumentos. O, García nació en los años 50, consiguientemente, puesto que podemos demostrar su origen histórico, no hace falta creer nada de lo que él nos dice. Es la misma lógica. 10.- Falsa alternativa: o Jesús o la Biblia En última instancia, García presenta a sus lectores una falsa alternativa, esto es, o Jesús de Nazaret o la Biblia. 

Según el pensador, la Biblia se hace Escritura cuando se identifica con la revelación de Dios realizada en Jesucristo. Aquí García tendría que volver a leer su Nuevo Testamento y entender la visión que tenía Cristo tocante a las Sagradas Escrituras. Jesús aceptó todo el Antiguo Testamento como Palabra de Dios y no solamente aquellas partes que apuntaban al Mesías (p. 172). Pensamos, por ejemplo, en la alusión de Cristo a la institución del matrimonio en Mateo 19:6. No es un pasaje mesiánico; sin embargo, Jesús lo aceptó como la Palabra autoritativa de Dios. Y ¿qué diremos sobre los tres textos que Cristo citó de Deuteronomio 6-8 mientras peleaba contra Satanás en el desierto? No se trataron de versículos mesiánicos; no obstante, Cristo los citó como autoritativos. ¿Acaso no fue el bendito Hijo de Dios el que dijo: “Ni una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18)? García anda peligrosamente porque el verdadero discípulo de Cristo presupone el señorío de Cristo en todas las cosas (incluso sobre la esfera intelectual). No hay tal cosa como autonomía cristiana. 

No hay tal persona como un teólogo cristiano autónomo. Son términos contradictorios. El creyente es llamado a someter todas las áreas de su vida al señorío de Cristo. La neutralidad es traición. Y si Jesús de Nazaret creía en la infalibilidad, inerrancia e inspiración plenaria del Antiguo Testamento, sus seguidores también son llamados a creer lo mismo. Rechazamos, pues, la alternativa falsa entre Jesús y la Biblia respondiendo que la Biblia es el libro que el Hijo de Dios emplea para gobernar en su Iglesia hasta que no vuelva por segunda vez. No es o Jesús o la Biblia; sino Jesús y la Biblia.

II.- ERRORES APARTE

Además de la crítica presentada, hay varios errores en el tomo de García que un lector no informado tendría que tener en cuenta. 

III.- REFLEXIÓN FINAL

Personalmente hablando, me he quedado muy decepcionado con el tomo de García. El autor me prometió “alimento sólido” (p. 117); pero me dio piedras. La imagen que me vino a la mente mientras leía el tomo de García fue la de un hombre ante un puzle de 66 piezas. Se cree capaz de explicar dónde todas las piezas del puzle fueron fabricadas; pero es incapaz de echarse para atrás y ver la imagen que el puzle entero procura transmitir. ¡Qué tragedia! Tarde o temprano sabía que el movimiento liberal tendría que darse a conocer en España; pero qué triste que está sucediendo precisamente en nuestros días. Después de leer ‘Redescubrir la Palabra’, con mucho dolor en el corazón he aprendido que el tomo de Máximo García se trata de secularismo vestido de teología evangélica (o sea, incredulogía, dudología, sospechología). El tomo es otra expresión más de incredulidad sofisticada contaminada por mitos, leyendas, errores y contradicciones liberales. ¡El Señor guarde a su amada Iglesia y a todos los seminaristas evangélicos en España!

NOTA

El lector o lectora puede acceder a un artículo de Máximo García sobre su libro clickando AQUÍ en Redescubrir la Palabra por Máximo García.


Leer más: 
http://protestantedigital.com/magacin/41137/La_Biblia_esta_contaminada_por_mitos_leyendas_errores_y_contradicciones

viernes, 9 de diciembre de 2016

FENÓMENOS PARANORMALES EN UNA IGLESIA ¿CRISTIANA PENTECOSTAL?


Un domingo, tiempo atrás, me invitaron a una reunión hogareña de un culto que parecía pentecostal. El líder de la iglesia era de nacionalidad chilena. Era uno de esos, lo supe luego, que dan  tres glorias a Dios y tres aleluyas. Lo que observé me dejo muy preocupado. No había nada de cristiano y pentecostal en esa reunión.
Por
Paulo Arieu
"El Teologillo"

El pastor se explayó largo rato sobre trivialidades y muy poco del pasaje bíblico del libro de hechos que había elegido para fundamentar el sermón. Al rato de estar allí, cuando comenzó el "culto en serio" tuve una rara sensación de que yo no era parte de esa movimiento. En efecto, yo fui pentecostal pero ya no. De repente, quedé inmerso en una cantidad asombrosa de fenómenos extraños que le sucedían a los fieles. 
Me daba la impresión, que tales sucesos se relacionaban más con fenómenos paranormales que "tomaduras o golpes" del Espíritu Santo. Pude ver “saltos en el espíritu”, "paseos en éxtasis",  "danzas"; incluso el predicador tuvo visiones sobre mí que me llegaron a turbar:  dijo que podía ver lenguas de fuego sobre mi cabeza. Por supuesto, yo no sentía ningún calor (en el supuesto que las presuntas llamas divinas fueran calientes) pero sí experimentaba un profundo sobrecogimiento. Porque todo esta parafernalia de comportamientos extraños se lo atribuía a la llenura del Espíritu Santo. Que lamentable.
El pastor tocaba a las personas con la mano - al estilo pentecostal- y estos empezaban a comportarse con un frenesí digno de las reuniones de vudú haitiano. Todo esto, por supuesto, con los ojos cerrados y hablando en lenguas y "danzando" mucho.
Ahora que lo pienso, sentía una profunda conmiseración por las personas allí reunidas. Estas gentes verdaderamente tienen hambre de Dios. De lo contrario, no estarían allí. Lamentablemente, la ignorancia en cuanto al contenido de la Biblia, esta llevando a miles a involucrarse con grupos que, si bien parecen pentecostales, no lo son. Estas personas decentes eran víctimas de un líder carismático para nada versado en las Escrituras pero si muy hábil en manipular los sentimientos y emociones.
Observé también, que el líder del grupo tuvo algunas diferencias de opinión con algunos miembros de su familia quienes, cristianos provenientes de iglesias con prédicas más racionales, le llamaron la atención. Sin embargo, lejos de aceptar que podía estar errado en cuanto a conocimientos de las Escrituras, prédicas y actitudes, el tuvo la convicción suficiente como para refutar a su propia sangre declarando que, si bien la iglesia era del Señor (no especificó a cuál señor adoraba y servía) él, como "pastor" podía organizarla como se le diera la gana. ya que el Espíritu lo guiaba en todo cuanto obraba. 
Pero quizás lo más chocante que me toco observar fue que, en una caja, alguien llevaba un libro del astrólogo argentino Horangel. Ignoro el porqué ese libro estaba allí pero su presencia me afectó más. Entre tanto, el frenesí místico continuaba, la gente danzaba, gritaba, lloraba, reía, se revolcaba, paseaba...; me quedé en un rincón pensativo sin obviar preguntarme: ¿Qué podría llegar a pensar un nuevo creyente que se acerca a oír la Palabra de Dios y se encuentra que, en vez de Biblia, le dan un show de descargas emocionales acompañados con manifestaciones paranormales?
Sed llenos de Espíritu Santo
La palabra griega traducida “sed llenos” es “pleroo”, esta en forma presente imperativa y se refiere a estar completamente saturados hasta lo máximo de algo. Esta palabra da la idea de ser completamente controlados (guiados) por el Espíritu Santo. La palabra “pletho”, que se relaciona y  utilizada en Hechos 2:2 está en  pasivo indicativo y tiene que ver con el estado de “haber sido lleno”, tal como aquellos que estaban en el aposento alto el día de Pentecostés. Entiendo entonces, que ser llenos, no significa que el Espíritu llegue sino que, ya dentro de nuestro cuerpo, se manifiesta con gozo, alegría y paz. Pero no con actividad paranormal digna de un capítulo de los famosos Expedientes X.
En Efesios 5:18, el apóstol Pablo hace una comparación entre el efecto del alcohol y el efecto del Espíritu Santo. Una persona que se embriaga con vino (alcohol) será controlada en todas las áreas de su vida. La persona pierde control de sí misma y es el alcohol quién controla sus emociones y acciones. El producto de ser controlado por el alcohol es el descontrol y la contienda (disolución).
Como contraste, aquella persona que es controlada, “embriagada”, o saturada del Espíritu Santo será una persona que dejará de ser su carne y será entonces el Espíritu Santo quién controle su vida. A diferencia de los resultados que produce el alcohol, el creyente que es lleno del Espíritu será un creyente en victoria, de santidad y servirá de edificación a la obra de la iglesia. Pero la llenura de ningún modo es sobrecarga de actitudes que están lejos de la paz del creyente. No es lo mismo la alegría que provoca la manifestación gloriosa del Espíritu Santo en el creyente sincero y guiado correctamente que la producida por un caos emotivo parecido más a la desesperación que a la mansedumbre.
Para finalizar..., una reflexión
Por favor, preste atención en que grupo se mete. No es lo mismo asistir a una iglesia normal, que a un lugar donde descarrillan emociones en vez de encarrilarlas. No olvide que muchos de estos grupos religiosos son sectas y muy peligrosas. En este caso, como el que me toco soportar, era una  secta de apariencia pentecostal. Gracias por leer, Dios los bendiga con sana doctrina y buena iglesia. 
Bibliografía consultada: La llenura del Espíritu Santo. Puede acceder a la website clickando aquí.
Ricardo Paulo Javier Arieu. Nació en la República Argentina, el 8 de febrero de 1965. Cristiano evangelico, inició su vida espiritual en la 2 Iglesia Bautista de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, de donde también es oriundo Marc Pesaresi, quién por entonces asistía a la iglesia de la Unión Evangélica Misionera con sede en el barrio Parque Patagonia. Arieu es egresado del Seminario Bíblico de Fe de la Argentina, institución educativa evangélica interdenominacional que forma lideres y obreros para la proclamación del evangelio. Actualmente reside con su esposa de origen dominicano, en Tampa, Florida, Estados Unidos.

TIEMPO

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