En 1991 encontre un libro raro. Había sido escrito por ese gran obrero cristiano que fue Samuel Vila y publicado por Editorial Clie de España en 1990. Se titulaba "Vida después de la Muerte" y trataba precisamente, de uno de los misterios insondables: la perdurabilidad de la vida luego del fallecimiento y la resurrección de la carne además de otros temas. Lo leí varias veces porque algunos temas eran bastante fuera de lo común. Con el paso de los años y observando como mi propia vida transita a paso firme hacia el gran salto, ha renacido mi interés por la vida del cristiano posterior a la partida definitiva. Sin duda, como creyente, de ninguna manera ignoro que tengo vida eterna pero, saber un poco más sobre lo que dice la Biblia acerca de lo que vulgarmente llamamos "más allá", al menos para mi, es un tema convocante. A continuación, un completo estudio sobre este asunto escrito por uno de los filósofos más relevante del protestantismo mundial.
¿Qué Pasa Cuando Morimos?
© William Lane Craig
El artículo del Dr. Craig ha sido extraído de su website personal
Para acceder, click AQUÍ
En este sermón, Dr. Craig utiliza los informes de
las experiencias de casi/después de la muerte para explicar la perspectiva
cristiana del estado inmediato del alma después de la muerte y las
implicaciones que existen para la verificación de esas experiencias.
Dr. Craig habló sobre el cielo en la Iglesia Bautista Ventura en
Ventura, California, el 28 de agosto de 2011.
Recientemente ha habido una serie de
libros escritos por personas o sobre personas que han muerto o estado muy cerca
de la muerte, y que afirman haber ido al cielo y luego regresaron - por
ejemplo, libros como "90 Minutos en el Cielo" o "El Cielo
es Real". Estos libros se han convertido en bestsellers arrolladores entre la comunidad
cristiana. En estos libros, estas personas afirman no sólo haber ido al cielo,
sino incluso de haber visto y conversado con seres queridos y amigos, con
miembros de la familia que han muerto y se han ido antes. De hecho, algunos de
ellos afirman haber conocido y, realmente, conversado con Jesús mientras
estaban en el cielo. Por desgracia, desde su punto de vista, fueron enviados de
nuevo a la Tierra; y ellos, muy renuentemente, regresaron a esta vida desde el
cielo.
Bueno, obviamente, libros de esta naturaleza han despertado un gran
interés en la iglesia cristiana. Anhelamos el cielo y, naturalmente, tenemos
curiosidad acerca de cómo va ser todo allí. Esos libros se han hecho muy
populares. Sin embargo, me temo que, al mismo tiempo, ellos se podrían
convertir en una fuente de malentendidos. Me temo que la gente pueda comenzar a
basar sus visiones de la vida después de la muerte y del cielo en estas
experiencias de estar cercano a la muerte y no en lo que la Biblia enseña
acerca de la vida después de la muerte.
Creo que eso sería peligroso por dos
razones. En primer lugar, a menudo esas experiencias son incompatibles entre
sí. Son contradictorias y, por lo tanto, sabemos que no
todas pueden ser genuinas en todos los aspectos. Eso significa que algunas de
esas experiencias no son auténticas y la dificultad es: ¿cómo sabes cuáles son
reales y cuáles son falsas? La experiencia de una persona es tan real como la
de la siguiente persona, así que ¿cómo juzgas que la experiencia del cielo de
alguien es la que es realmente auténtica?
En segundo lugar (y aún más importante), la Biblia es nuestro recurso
autoritario, otorgado por Dios para la doctrina cristiana, incluyendo la
doctrina sobre la vida después de la muerte y el cielo. Para una enseñanza
autoritaria de Dios sobre cómo es la vida después de la muerte, necesitamos
recurrir a la Biblia y no sólo a las experiencias cercanas a la muerte. Esta
mañana quiero abrir las Escrituras con ustedes, por lo que ustedes necesitan
tener su Nuevo Testamento a mano, porque vamos a estar mirando un número de
diferentes pasajes mientras exploramos este tema.
La primera y más fundamental verdad a
la que hay que aferrarse es que la esperanza bíblica de
la inmortalidad es la resurrección física, corporal. Repito: La
esperanza bíblica para la inmortalidad es la resurrección física, corporal. La
esperanza bíblica no es que el alma algún
día se separará del cuerpo y volará al cielo y estará [para] siempre con Dios
en el cielo en esta existencia incorpórea. Eso es, en realidad, una comprensión
muy griega de la vida después da la muerte que proviene de los filósofos
griegos como Platón y es muy diferente a la forma judía- hebrea de pensar sobre
la vida después de la muerte. Para los judíos y para los primeros cristianos
por igual, la esperanza de la inmortalidad no era la inmortalidad del alma
sola, sino la resurrección del cuerpo. Este cuerpo físico será resucitado de
entre los muertos y transformado para la vida inmortal.
La resurrección de Cristo es nuestro
modelo aquí. Vayamos a 1 Corintios 15:20. En 1 Corintios 15:20 Pablo explica
que nuestra resurrección se basará en el modelo de la resurrección del mismo
Jesús. En 1 Corintios 15:20 Pablo dice: "Mas ahora Cristo ha resucitado
de entre los muertos, primicias de los que durmieron". La idea
de "primicias" quiere decir que es una muestra representativa de la
cosecha que vendría. Los adoradores judíos ofrecían las primicias de su cosecha
a Dios como un sacrificio en el templo. Aquí se dice que Cristo es la primicia
de la resurrección general de los muertos, la cual con el tiempo tendrá lugar;
pero Su resurrección ya tuvo lugar por adelantado como un precursor y un
presagio de nuestra futura resurrección, para que la resurrección de nuestros
cuerpos sea modelada o siga el patrón de la de Cristo.
Pablo dice algo similar en Filipenses
3. Vayamos a Filipenses 3:20-21. Allí Pablo dice: "Porque nuestra ciudadanía
está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el
Señor Jesucristo, el cual transformará el
cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad
al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar
todas las cosas a sí mismo". Pablo dice que este cuerpo de la humillación,
deteriorado, se transformará y conformará a la imagen del cuerpo de la
resurrección gloriosa de Cristo que Él tenía cuando dejó la tumba vacía y salió
victorioso sobre la muerte. La esperanza bíblica de la inmortalidad toma la
forma de resurrección física y corporal de entre los muertos.
Ahora eso plantea la siguiente
pregunta: ¿Cuándo recibimos nuestros cuerpos de resurrección?
¿Cuándo obtenemos nuestro cuerpo de resurrección? ¿Sucede eso inmediatamente
después de la muerte? Cuando morimos, ¿recibimos de inmediato nuestro cuerpo de
resurrección? Bueno, la respuesta a eso es, no. Esa idea no toma en serio la
naturaleza física de la resurrección. El cuerpo de resurrección no es algún
cuerpo diferente. Es este cuerpo
[que ahora poseemos] transformado en una forma gloriosa, inmortal, llena del
Espíritu e incorruptible. Así que, si recibiéramos nuestro cuerpo de
resurrección inmediatamente después de la muerte, ¡las tumbas de todos los
cristianos estarían vacías! No habría cadáveres en los sepulcros porque
nuestros cuerpos de resurrección son la transformación de este cuerpo terrenal.
Por lo tanto, la resurrección no tiene lugar inmediatamente después de la
muerte. Más bien, las Escrituras son muy claras de que eso sucede en la segunda
venida de Cristo, cuando Cristo regrese a la tierra.
Miremos 1 Corintios 15: 21-23 y 51-52. En el versículo 21 Pablo dice:
"Porque por un hombre vino la muerte, por un hombre también ha venido la
resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en
Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden, Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en Su venida". La resurrección de
Cristo ha tenido lugar primero, como las primicias; nuestra resurrección tendrá
lugar cuando Él venga otra vez. Luego, en los versículos 51-52 Pablo dice:
"He aquí, ¡les digo un misterio! No todos dormiremos, pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, en la trompeta
final. Porque tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados".
La descripción más completa de Pablo de esta transformación, la cual
tendrá lugar en la segunda venida de Cristo se encuentra en su primera carta a
la iglesia en Tesalónica. Miremos 1 Tesalonicenses 4:13-17. Pablo dice:
Hermanos, no queremos que ignoren lo
que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos
otros que no tienen esperanza. ¿Acaso
no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a
los que han muerto en unión con él. Conforme a lo dicho por el Señor,
afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida
del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. El Señor
mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta
de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que
estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en
las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el
Señor para siempre.
Pablo dice que en la segunda venida
de Cristo, los muertos en Cristo resucitarán primero, luego los que todavía
estén vivos en ese momento serán transformados en sus cuerpos de resurrección y
nosotros nos iremos para estar siempre con el Señor. No
recibimos nuestros cuerpos de resurrección hasta la segunda venida de Cristo.
Ahora bien, esto ocasiona que se haga otra pregunta: ¿Qué pasa con
nosotros entre nuestra muerte y nuestra resurrección? Entre el momento en que
morimos y el tiempo que Cristo venga de nuevo, ¿Qué pasa con nosotros entonces?
¿Simplemente nos extinguimos? ¿Dejamos de existir cuando morimos y luego en la
resurrección Dios nos recrea de nuevo? ¿Él nos trae de vuelta a la vida después
de haber estado inexistente durante un período de tiempo? ¿O continuamos
existiendo después de la muerte, pero quizás en un estado inconsciente de una
manera que, por así decirlo, morimos, dormimos y luego cuando despertamos,
estamos en el cielo con nuestro cuerpo de resurrección, y ni siquiera estamos
conscientes de que todo ese tiempo transcurrió en el medio?
Bueno, yo no creo que ninguna de esas respuestas sea la correcta. Más
bien, lo que la Biblia indica es que el alma sobrevive a la muerte del cuerpo.
La muerte humana no significa la extinción. La muerte humana es simplemente la
separación del alma del cuerpo. Mientras que el cuerpo muere y se descompone
biológicamente, el alma sigue existiendo y sigue viviendo en un estado
incorpóreo. Entre nuestra muerte y resurrección existiremos como un alma
incorpórea, un alma sin cuerpo, en un estado consciente.
En 2 Corintios 5:1-8 Pablo habla de eso en detalle. Pablo dice:
"Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada" -
refiriéndose a nuestro cuerpo presente; este cuerpo es temporal; es como una
tienda de campaña que se hiere y colapsa fácilmente -- "porque sabemos que,
si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un
edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos". Ese sería el
cuerpo de resurrección que será la casa permanente del alma. "Y por esto
también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
celestial, pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. Asimismo, los que
estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser
desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la
vida".
Pablo está diciendo aquí, no es que
queramos que nuestro cuerpo necesite ser despojado para que exista nuestra alma
en lo que él llama un estado de desnudez, sin ninguna casa—este estado
intermedio del alma sin cuerpo es como un estado de desnudez, donde el alma
existe en un estado incorpóreo. Pablo dice, no es que
queramos eso. Pero él dice, pues quisiéramos ser revestidos con nuestra casa,
nuestro cuerpo de resurrección. Él dice: "Deseando ser revestidos". La palabra en el griego aquí
tiene la connotación de ponerse algo encima de la ropa, como ponerse un suéter
sobre la camisa, de modo que uno no tiene que desnudarse primero. Uno no tiene
que pasar por el estado de desnudez. Lo que él está diciendo aquí es que, si él
pudiera elegir, preferiría vivir hasta la segunda venida de Cristo, por lo que
no tendría que pasar por ese estado intermedio de la desnudez del ser
incorpóreo. Él preferiría ser revestido inmediatamente con el cuerpo de la
resurrección, como los que estarán vivos en el momento del regreso de Cristo,
sin tener pasar por el estado de desnudez.
Luego dice en el versículo 5: "Y el que nos preparó para esto mismo
es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía. Estamos animados siempre y
sabiendo que mientras habitamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor porque
por fe andamos, no por vista, pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar
ausentes del cuerpo y habitar con el Señor". Pablo todavía hace sonar una
nota de alegría aquí, a pesar de que no quiere pasar por ese estado incorpóreo
de la desnudez. Él reconoce que ausentarse del cuerpo es estar presente con el
Señor. Él dice que estamos de buen ánimo y que a pesar de que quisiéramos no
pasar por ese estado incorpóreo, aun así, ese estado nos va a acercar más a
Cristo, y yo preferiría estar presente con el Señor y ausente del cuerpo, si es
así que debe ser.
De hecho, en Filipenses 1:21-24,
Pablo explica que cuando uno muera, eso implicará una relación más cercana e
íntima con Cristo. Pablo—contemplando aquí su posible martirio—dice:
"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia". ¡En
realidad morir es una ganancia! "Pero si el vivir en la carne resulta para
mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger: De ambas cosas estoy
puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de
vosotros". Pablo no sabe si quiere ser mártir o no. Él dice que permanecer
en la carne, en el cuerpo, es más necesario por causa de los filipenses. Él
quiere ministrarles a ellos. Eso significa un ministerio fructífero. Pero, él
dice que partir para estar ausente del cuerpo y presente con el Señor es mucho
mejor y ese es el deseo de su corazón: partir y estar con Cristo. Para el creyente, lo que nos espera cuando muramos es este estado incorpóreo
intermedio de la existencia, el cual nos llevará a una comunión más íntima con
Cristo, y esperaremos en ese estado nuestra eventual resurrección,
la cual ocurrirá cuando Cristo vuelva.
Ahora, ustedes pudieran preguntar, "¿Qué pasa con los no creyentes,
con las personas que no conocen a Cristo? ¿Qué les pasa ellos?" Bueno,
Pablo no aborda esto en ningún lugar de sus cartas. Él está escribiendo cartas
a las iglesias cristianas, por lo tanto, está hablando con ellos acerca de lo
que sucederá con los cristianos. Es interesante que el mismo Jesús le hizo
frente a este problema.
En Juan 5 hay un pasaje muy interesante donde Jesús habla acerca de la
resurrección y Él dice que habrá una resurrección no sólo de los justos que han
muertos, sino incluso también de los muertos injustos. Juan 5: 28-29. Miremos
este dicho de Jesús: "No se maravillen de esto. Viene la hora en que todos
los que están en los sepulcros oirán Su voz y saldrán, los que han hecho el bien
para una resurrección de vida y los que hicieron lo malo, a la resurrección de
la condenación". Jesús prevé que todas las personas serán resucitadas de
entre los muertos. Los que son creyentes, los muertos justos, serán resucitados
a la resurrección de vida; pero los muertos injustos, los que han rechazado la
gracia de Dios y Su amor, serán resucitados para la resurrección de la
condenación. Ellos van a aparecer ante el tribunal de Dios, y entonces Dios
pronunciará juicio sobre ellos. Después que hayan recibido su juicio, es
entonces cuando vamos al cielo o al infierno.
Pasamos por este estado intermedio hasta la resurrección. Luego
aparecemos ante el tribunal de Dios. Después de esto, los creyentes entran al
cielo, y los no creyentes son arrojados al infierno. En el estado intermedio,
los no creyentes ya están en un estado consciente de tormento llamado Hades.
Veamos Lucas 16:19-26. Esta es la parábola de Jesús de Lázaro y el hombre rico.
Jesús dijo:
Había un hombre rico, que se vestía
de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez. Había
también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél,
lleno de llagas, y ansiaba saciarse de
las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían
las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus
ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a
Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque
estoy atormentado en esta llama.” Pero Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que
recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora éste es consolado
aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre
nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no
pueden, ni de allá pasar acá”.
Aquí Jesús se imagina a Lázaro en el
paraíso, en el seno de Abraham, donde esperará la resurrección final, y el
hombre rico en el Hades. Ahora bien, Hades es
la palabra griega que en el hebreo se utiliza para Seol. En el
Antiguo Testamento, el Seol es la esfera de los muertos. Ese es el bajo mundo
de los espíritus difuntos. La palabra griega para esto es Hades. Esta es una palabra diferente al infierno. Este
hombre rico no está en el infierno; él está en el Hades—el estado intermedio
que precede a la resurrección final.
Cuando la gente muere, los justos van
a estar con Cristo, donde van a esperar su resurrección de entre los muertos.
Los condenados van al Hades, donde se encuentran en un estado incorpóreo y
donde esperan su resurrección al juicio final. Sólo entonces las personas son
dirigidas hacia su estado final, el cual es el
cielo o el infierno.
Ahora bien, ¡esto tiene algunas
implicaciones muy interesantes! Lo que esto significa es que estas personas que
reportan estas experiencias cercanas a la muerte, en las que ven a los seres
queridos y familiares que han fallecido, no están realmente viendo a estas
personas en el cielo. No están viendo literalmente a esas personas. ¿Por qué? Porque esos muertos aún no están resucitados de entre los
muertos. Están en el estado intermedio. Ellos están en el
estado incorpóreo de existencia. No pueden estar viendo esas personas en el
cielo en sus cuerpos resucitados. ¡Eso todavía no ha ocurrido!
En el peor de los casos, eso parece implicar que lo que esas personas
están experimentando son o alucinaciones o tal vez, estados oníricos. Uno puede
tener un sueño, por ejemplo, de ir al cielo y ver a Jesús y a sus seres
queridos fallecidos. Estas experiencias no serían realmente verdaderas ni
auténticas. Ese es el peor de los casos.
Por otro lado, creo que hay una interpretación
más comprensiva de estas experiencias. Pudiera ser que esas experiencias son visiones de sus seres queridos y de Jesús.
Una visión es una especie de proyección mental de algo que la mente pone ahí.
En el Antiguo Testamento, tenemos muchos casos de personas donde se les causa
tener visiones de Dios o visiones de otras personas y de cosas. Esas personas
no están literalmente viéndolas. No hay fotones
rebotando de los objetos, entrando en sus ojos e impactando en su nervio
óptico.
Literalmente, no están realmente
viendo estas cosas, sino más bien que sus mentes proyectan una especie de
imagen mental de esas cosas. Aunque Dios no tiene cuerpo - Dios es un Espíritu
– en ocasiones las personas del Antiguo Testamento tenían visiones de Dios en
una especie de forma corporal. Tal vez Dios ha constituido que el alma durante
este estado incorpóreo intermedio proyecte imágenes corporales de otras
personas incorpóreas, así como de uno mismo, para que parezca a estas almas incorpóreas como si
estuvieran en un mundo poblado por otras personas con cuerpos. Esas personas en
esta existencia incorpórea pueden vivir en una especie de realidad virtual, en
la cual les parece como si estuvieran
juntos con otras personas físicas, cuando en realidad son simplemente almas incorpóreas.
Pero están proyectando imágenes corporales de sí mismos y de otros, de modo que
puedan reconocerse entre sí y tener interacción los unos con los otros.
En este caso lo que esas personas
están experimentando son visiones, por así decirlo, de las personas que están
realmente incorpóreas. Esto explicaría muy bien, creo yo, algunas de las
rarezas de estas experiencias cercanas a la muerte. Por ejemplo, en el libro "El Cielo es Real", el niño Colton ve a
su hermana menor (que ya falleció) como una niña de 2 años de edad. Pero su
hermana no tenía dos años cuando murió. Su madre sufrió un aborto y esta
hermana pequeña nunca nació. Él la ve en su experiencia cercana a la muerte
como una niña de 2 años de edad. Ahora bien, ¿por qué la vería como una niña de
dos años de edad? No es como si ella hubiera tenido dos años para crecer en
este estado incorpóreo. ¿Por qué no tiene ella 8 años o es ya un adulto? ¿Por
qué dos años de edad? Bueno, creo que es plausible decir que esta es la forma
en la que él proyecta una imagen de ella, es decir, como una niña de 2 años de
edad, cuando en realidad ella es un alma incorpórea.
¡Él también ve a la gente en el cielo como si tuvieran alas! En su
experiencia, las personas tienen alas como ángeles. Bueno, no hay nada en la Biblia
que diga que las personas tienen alas en el cielo. Nuestros cuerpos resucitados
serán como el de Cristo y Él no tenía alas. Creo que es difícil resistirse a la
tentación de pensar que eso es sólo una proyección de la mente sobre la base de
las imágenes populares de la gente en el cielo, donde uno va y recibe sus alas
- es una clase de imagen cultural del cielo. No es decir que sus experiencias
no sean auténticas, sino más bien que se tratan de visiones que él tiene de
otras personas en el estado intermedio y quizás incluso del mismo Cristo.
Bueno, permítanme resumir lo que hemos visto antes de extraer algunas
aplicaciones. Cuando una persona muere, su cuerpo yace en la tumba hasta que
Cristo regrese. Las almas de los que pertenecen a Cristo se acercan a tener una
comunión más íntima y más estrecha con Él en este estado incorpóreo. Realmente
no sabemos cómo va a ser esta existencia incorpórea. Es posible que las almas
en este estado incorpóreo proyecten imágenes mentales de unos a otros y de sí
mismas como corporales, de manera que puedan relacionarse entre sí.
Las almas de los no creyentes,
por el contrario, entran en un estado de tormento consciente y de separación de
Dios que se llama Hades. Cuando Cristo vuelva, Él traerá con él las almas de
los creyentes que han muerto y luego sus restos resucitarán de entre los
muertos y serán transformados en cuerpos de resurrección gloriosos, poderosos,
y sus almas serán reunidas con sus cuerpos. Después de comparecer ante el
tribunal de Cristo para recibir recompensas, luego serán llevados a los cielos
nuevos y a la nueva tierra. Los no creyentes también serán resucitados de entre
los muertos y reunidos con sus cuerpos y luego después de ser juzgado por Dios,
ellos serán arrojados al infierno.
Bueno, ¿qué aplicación tiene esto para nosotros hoy? Permítanme
mencionar brevemente tres cosas.
En primer lugar, esto significa que la muerte no es el final. La
muerte no es la extinción. Nuestra alma se separará de nuestro cuerpo, pero no
dejará de existir. Vamos a vivir para siempre, ya sea con Cristo o sin él. Lo
que esto significa es que las vidas que vivimos ahora están imbuidas de
significado eterno. Tenemos el privilegio increíble de determinar donde
pasaremos la eternidad. Por lo tanto, las cosas que hacemos ahora en esta vida
tienen un enorme y eterno significado porque vamos a vivir para siempre y esas
consecuencias nunca terminarán.
En segundo lugar, esto también significa que este estado intermedio nos traerá
más cercano al Señor Jesucristo. En este estado intermedio,
experimentaremos una comunión más íntima y personal con Cristo y, por lo tanto,
esto es algo que podemos anticipar. Sea lo que sea que pensemos de esas
experiencias cercanas a la muerte, creo que podemos decir que lo que hacen es
enseñarnos una cosa y eso es: ¡que la muerte es una experiencia muy agradable!
Todas esas personas reportan que morir es casi exultante y que están renuentes
a regresar. Por lo tanto, no necesitamos tenerle temor a la muerte. Morir es
aparentemente algo que realmente vamos a disfrutar y luego seremos llevados a
una comunión íntima con Cristo. No hay necesidad de temer.
Por último, en tercer lugar, la resurrección traerá una sanidad física y emocional
completa. En la resurrección seremos liberados de cada discapacidad,
de toda dolencia, de toda enfermedad desde nuestra lesión en la espalda hasta
la paraplejia o la esclerosis múltiple. Todo esto va a desaparecer y tendremos
cuerpos de resurrección gloriosos, poderosos e inmortales. Esto traerá no sólo
una sanidad física, sino también una sanidad emocional completa. Nuestras almas
son disfuncionales. Están fracturadas. Todos nosotros cargamos con las
cicatrices emocionales de nuestro pasado. En la resurrección, seremos
completamente liberados de todas estas neurosis y complejas cicatrices
emocionales para convertirnos en personas transformadas, transparentes y
amorosas, viviendo en armonía unos con otros y con el Señor Jesucristo. ¡Una
sanidad física y emocional completa será la nuestra! ¡Qué esperanza y
perspectiva!
La muerte no es el final. Nuestras vidas son tremenda y eternamente
significativas. Este estado intermedio nos llevará más cerca de Cristo. No
necesitamos temerlo. Y al final, la resurrección es nuestra esperanza para una
sanidad física y emocional completa. ¡Alabado sea Dios!
© William Lane Craig
Traducido por:
Traductores:
F. Lora
Revisado y Editado por: El Equipo de Traducción de Reasonable Faith
[Reasonable Faith Translation Team]
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