Escribir la crónica de la expansión evangélica pentecostal excede el espacio de un post.
Dado la complejidad del tema, decidí resumir el surgimiento pentecostal,
Enfocándome solo en Estados Unidos y su posterior llegada a Chile.
A pesar que la obra espiritual que realizan cambian vidas para bien,
Que son millones y están en todas partes,
Dando testimonio a favor del Señor Jesús,
No faltan quienes los acusan de ruidosos,
De pasiones desbordadas:
Raros, pocos entendidos en las Escrituras;
Efusivos, que hablan lenguas sin traductor,
Que repiten glosolalia aprendida de memoria,
Que se autodenominan apóstoles y profetas;
Que son amadores del dinero.
Son muchos los agravios que han recibido los Pentecostales,
A lo largo y ancho de su historia.
Sin embargo, ahí están, adorando y predicando,
Como ellos creen que es el modo correcto,
Haciendo caso omiso a las críticas que llueven,
Prosperando en su fe bajo la mirada de Dios
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En el pasado...
¿Hubo pentecostales?
Tal como los conocemos en la actualidad no.
Pero si hubo grupos con características pentecostales.
Los
pentecostales son de reciente
aparición en el evangelismo mundial. Aunque a algunos de ellos guste
remontar su origen al siglo I d C, lo cierto es que comenzaron a evangelizar
hacia principios del siglo 20. Ahora bien, toda nueva actividad tiene
previamente, un trasfondo que nutre y da forma. Hubo colectivos cristianos que tuvieron conducta
"pentecostal" y se puede trazar la historia de
las expresiones místicas cristianas exultantes, sintéticamente, de la siguiente
manera:
En los primeros siglos del
cristianismo, existieron grupos de cristianos o con doctrinas cristianas
quienes desarrollaron modos de adoración exaltados. Sin adentrarme en la
polémica sobre si son bíblicos o no (es mi opinión que todo lo que se
basa en la Biblia es bíblico lo cual no es sinónimo de correcto
entendiendo por bíblico aquellas expresiones religiosas que utilizan las
Escrituras con exégesis propias) puedo afirmar que en algunas prácticas
como la imposición de mano y
glosolalia o hablar en lenguas, estaban
presentes
entre los cristianos de los primeros días.
Así, por ejemplo, en la casa de
Cornelio (
Hechos 10:46) y según el relato de las Escrituras, se registran
hechos que bien se pueden considerar “
pentecostales”. Ni bien el apóstol Pedro
comenzó a testificar a Cristo, el Espíritu Santo vino sobre los oyentes y estos
hablaron en lenguas producto del éxtasis en que se encontraron de repente.
Sin embargo, no todas las
comunidades cristianas tuvieron como norma, este tipo de conducta, sino que
muchas se comportaron de modo diferente. Conforme avanzaban los tiempos, ya en
los siglos II y III, la usanza se mantenía en algunas iglesias según testifican
Irineo de Lyon y
Tertuliano, este último, converso a las heréticas doctrinas de
Montano, un profeta bastante controversial de Asia Menor al cual yo dudo, en
catalogarlo cristiano.
Para el siglo II, según refieren
Pacomio y el mismo Agustín de Hipona, había grupos marginales con este tipo de
predicaciones. De hecho, Agustín dijo: “
Hacemos todavía lo que los apóstoles
hicieron cuando impusieron las manos sobre los samaritanos, invocando sobre
ellos el Espíritu Santo. Mediante la imposición de manos se espera que los
creyentes hablen nuevas lenguas”. Este texto es importante. No hace referencia
a la necesidad de contar con intérpretes para traducir lo que otros declaraban
tal como lo manda la Escrituras.
Cuando la iglesia quedó bajo la
tutela papal, las prácticas exageradas fueron reducidas para favorecer la misa
sacerdotal y, con la llegada de la represión, nadie quería sufrir martirio por
herejía de modo que la práctica fue perdiendo fuerza. Sin embargo, tal parece
que se mantuvo en el tiempo porque no pocos perseguidores de Albigenses y Valdenses
testimoniaron que estas personas, a las que ellos llamaron herejes, al adorar entraban
en trance místico donde hablaban lenguas extrañas, por “
inspiración del demonio”.
La Reforma Protestante
Y la llegada de nuevos modos de predicar.
Siguen surgiendo apasionados modos de adorar.
Con la llegada de la reforma que lideró en parte Lutero, las iglesias que adhirieron a las nuevas
prédicas, quedaron fuera del sistema represivo del Vaticano que velaba
por el
desarrollo doctrinario y cultural, de modo que no tardaron en aparecen
nuevas
expresiones basadas más que nada, en sentimentalismo excesivo. Se dice
que los
hugonotes tenían una espiritualidad parecida a los pentecostales.
Sin embargo, debieron ser grupos
marginales entre ellos porque, estos protestantes franceses, tenían como base
de sus interpretaciones, la doctrina calvinista. Sin embargo, he observado que
algunos defensores del pentecostalismo declaran que estas personas, muy
perseguidas en su momento por el catolicismo francés, tenían prácticas
pentecostales.
Fue a principios del siglo pasado que el Pentecostalismo tuvo su oportunidad y no la desaprovechó. Menos de cien años más tarde, no solo eran millones sino que se habían expandido por toda la Tierra. En los años 60,
Henry Van Dusen
por entonces presidente del
Seminario Teológico Unión de Estados Unidos profetizó
que, el siglo XX, sería recordado como la centuria del pentecostalismo. No se
equivocó. Ya estamos en la segunda década del siglo XXI y los hermanos
pentecostales dan muestras de estar cada día, con más bríos que nunca en las
cosas del Señor.
Los precursores en el siglo 19
Esta locura de amor por Dios
comenzó en la ciudad de
Topeka, Kansas, a fines del siglo XIX. Por entonces el
liberalismo venía minando la credibilidad de la Biblia como fuente de toda
razón y justicia y existía un desánimo generalizado acerca de las promesas
divinas. Tal es así, que la mayoría de grupos religiosos controversiales como
los mormones y Testigos de Jehová entre otros, surgieron precisamente, dentro
de un ambiente protestante desencantado con las iglesias tradicionales. Había
mucho debate, numerosas opiniones, profusas proposiciones, demasiadas
divisiones pero poco amor por el Señor.
En
Eudora, Kansas vivía el
predicador metodista
Charles Parham quien había dado su primer sermón a los 15
años de edad. De espíritu amplio, se granjeó problemas cuando asumió la postura
que ninguna denominación era la “
verdadera” y que solo Cristo salva. Con los
años contrajo matrimonio con una hermana en la fe llamada Sarah Thislewaite.
Charles Parham
1873-1929
Foto
Gentileza
Un día, su primer hijo sufrió una
enfermedad. Los médicos consultados lo declararon desahuciado. Parham, lejos de
amilanarse, comenzó a orar y Dios oyó. El joven sanó. Desde entonces, agradecido,
dedicó parte de sus servicios a la oración ferviente para sanidad. Posteriormente,
abandonó Eudora para dirigirse a
Topeka donde abrió un refugio para necesitados
llamado Bethel. Alentado por las respuestas milagrosas de Dios, Parham hizo
esfuerzos hasta que consiguió instalar un instituto de capacitación bíblica al
que llamó “
Stone’s Folly”.
Entre los alumnos había una mujer
llamada
Agnes Ozman. Ella había estado estudiando el libro de Hechos y quedó
intrigada con los pasajes donde se narra que, durante cada bautismo, el
Espíritu Santo llegaba con profusión de milagros. Decidió que quería la experiencia
y se lo comunicó a Parham. El pastor comenzó a orar y recibió no solo Agnes
sino él y casi toda la congregación, el bautismo de fuego. (Quienes hemos
experimentado esta experiencia podemos afirmar que se siente como un calor
abrasador en el pecho, como un fuego impregnado de amor, que no quema sino que
transfiere calor y una paz maravillosa).
Agnes Ozman
Quiso recibir el Espíritu Santo tal como aparecía en las Escrituras.
Orando con fe,
Recibió el fuego del cielo
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Con Parham se encontraba también un
negro llamado
William Seymour a quién el Señor le tenía reservada una obra
especial. De carácter humilde pero emprendedor, recibió un día lo que más tarde
se llamaría el bautismo del Espíritu Santo. Conmovido por la experiencia,
decidió llevarla a California, lugar donde tenía que marchar por razones
personales. Parham lo despidió y dejó que marchara hacia su destino.
William Seymour
Piadoso cristiano, precursor del pentecostalismo en la costa oeste de Estados Unidos
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Flower Pentecostal Heritage Center
(Excelente website acerca de la historia del Pentecostalismo. Visítela)
En Los Ángeles no le fue bien al
principio. En una iglesia predicó sobre el bautismo del Espíritu pero la
pastora Julia Hutchins se ofendió por la gritería "irreverente" de Seymour y le prohibió regresar. Le pareció sumamente herético lo que
el negro predicaba. Se dice que William se presentó a la iglesia ubicada en la esquina de la Calle Novena con Avenida Santa Fe pero encontró que la mujer le había bloqueado el paso metiendo candado a las puertas.
De modo que no tuvo otra opción que qué continuar en casas
particulares. Una de estas pertencía a Richard y Ruth Asberry situada en el 214 de North Bonnie Brae. Allí, el 9 de abril de 1906, mientras predicaba “cayó el fuego” del Espíritu y la gente que asistía tuvo
experiencias maravillosas. Cuando salieron de allí, esparcieron las buenas
nuevas de modo que, a las pocas semanas, había tropel y la casa
quedo chica.
214 de North North Bonnie Brae
Donde Seymour tuvo que predicar,
Luego de que la pastora Julia Hutchins
Lo echara de su comuidad
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Pentecostales de los primeros tiempos
En el centro, el pastor Seymour.
Se observa la imparcialidad racial tal como corresponde a buenos cristianos.
Excelente fotografía histórica
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Flower Pentecostal Heritage Center
Seymour y sus colaboradores
decidieron mudarse a un viejo templo que había sido convertido en cochera para
carros y caballos en la
calle Azusa. En este galpón con olor a bosta de
caballos, que los hermanos limpiaron y el Dios santificó, comenzó la etapa
moderna del pentecostalismo que se mantiene activo y creciendo, hasta el día de
la fecha.
El templo de la calle Azusa
Antes que llegara Seymour
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El templo de la Calle Azusa
Ocupado por los primeros pentecostales.
Nótese el cartel pintado en la pared.
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En el templo de la calle Azusa,
el pastor Seymour desarrolló su ministerio y demostró que por algo Cristo lo
había llamado a servir. En tres años fueron tantas las bendiciones que la
iglesia se hizo muy fuerte. Pronto la fama de gente que recibía fuego del Espíritu Santo se derramó por toda la ciudad y acudieron muchos curiosos y hombres de prensa. Sin embargo, tuvieron muchas críticas adversas, tantas, que algunas llegaron a ser muy serias. Por ejemplo, Los Ángeles Daily Time publicó un duro comentario adverso donde los acusaba de ser una "Babel de lenguas extrañas".
Los Angeles Daily Times
Criticando a los pentecostales de la Calle Azusa
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Este mismo diario, según informa
The Charismatic Century: The Enduring Impactof the Azusa Street Revival, publicó un comentario adverso que decía:
"Las reuniones se celebran en una
choza tambaleante en la calle Azusa, y los partidarios de la doctrina extraña practican
los ritos más fanáticos, predican las teorías más salvajes y trabajan ellos
mismos en un estado de excitación loca en su celo peculiar. Gente de color y
unos cuantos blancos componen la congregación, y la noche se hace horrorosa en
el barrio por los aullidos de los fieles, quienes pasan horas balanceándose
hacia adelante y hacia atrás en una exasperante actitud de oración y súplica.
Ellos dicen tener el "don de lenguas" y ser capaces de entender la
vociferación".
El Dr. Louis F. Morgan recuerda, en su artículo
History of the Azusa Street Revival que otro periodista, atraido por la novedad de gente que decía adorar a Dios hablando lenguas extrañas en un griterío que asustaba, escribió:
“Deplorable mezcla de razas...;
ellos lloran y hacen ruidos aullando todo el día y toda la noche. Corren,
saltan, se agitan por todas partes, gritan al tope de su voz, giran en
círculos, caen sacudiéndose en el piso cubierto de aserrín, pateando y rodando
en todos lados. Algunos de ellos se desmayan y no se mueven por horas como si
estuvieran muertos. Estas personas parecen estar locas, mentalmente
trastornadas o bajo un hechizo. Afirman ser llenas del Espíritu. Tienen un
tuerto, analfabeto,un negro, como su predicador quien se queda arrodillado la
mayor parte del tiempo con su cabeza escondida entre las cajas de leche de
madera. Él no habla mucho pero a veces puede oírse gritando, 'Arrepentíos', y él
supone que se está ejecutando la cosa. Reiteradamente cantan la misma
canción, 'El Consolador ha llegado”.
Sin embargo, el tradicionalismo no aceptaba los
resultados de la obra encarada para el Señor por Seymour. Narra la crónica de
esos días, que
William Durham visitó el lugar motivado por su escepticismo.
Pero el Señor también tenía planes para él. Salió de la reunión no solo
convertido sino convencido que en verdad, Cristo sana y salva.
Un detalle importante. Seymour no se contentó con predicar solamente en Azusa. Creyó conveniente llevar la novedad del avivamiento del Espíritu Santo a otras latitudes. Atinadamente, envió a muchos por varias naciones. Solo en octubre de 1906 salieron desde Los Ángeles 38 misioneros. Algunos viajaron a China, otros a África, no pocos a Europa y el resto por las tres Américas. Al finalizar ese año, el pentecostalismo se desparramaba a gran velocidad por todas partes.
Pentecostales en Chile
Durham, de regreso a Chicago,
abrió su propio local donde comenzó a esparcir la palabra según el modo en que
se hacía en la calle Azusa. Tuvo éxito. Numerosos pastores lo visitaron y
recibieron el bautismo del Espíritu. Algunos llevaron la novedad a Canadá donde
varios inmigrantes italianos se convirtieron. Gran obra hizo Luiggi Francesconi
o Francescon entre los peninsulares. Por entonces Argentina vivía su gran
inmigración y algunos de estas personas, de regreso a Italia, testificaron y
así el mensaje, arribó a Sudamérica. Entre
tanto,
W.
C. Hoover, un misionero metodista que arribó a Chile en 1889 llevó a esa nación la
prédica según el modo pentecostal. (Para saber más de su historia personal y como el pentecostalismo chileno dio comienzo hacia 1909; dos años después de lo sucedido en la calle Azusa,
click aquí). (1)
Familia Hoover
Foto
Gentileza
Los hermanos del Seminario Hoover han referenciado como se produjo el aviviamiento pentecostal en Chile. Ellos dicen:
"En 1906, hubo un gran terremoto en Valparaíso, la ciudad fue parcialmente
destruida El templo de la iglesia también se derrumbó. Lo que era una tragedia
para la congregación, porque habían quedado sin templo para reunirse, se
transformó en una gran bendición. Esto sirvió para descubrir el gran método de
éste prominente Pastor.
El repartió a los hermanos en grupos de hogar por los diferentes lugares
y cerros de la ciudad. A estos lugares llamó locales. En cada uno de ellos,
dejó un encargado, que generalmente era a su vez, miembro de la junta oficial,
o sea, ayudantes del pastor. Por la falta de predicadores, comenzaron a serlo
los laicos, que después fueron los futuros pastores a través de Chile como
Manuel García, Domingo Taucán, Ceferino Arancibia, Carlos Gómez, Daniel
Venegas, José Flores, Guillermo Castillo, Vicente Mendoza y Ramón Yáñez.
En 1908 comienza la reconstrucción del nuevo templo, el más grande de la
época. Willis C. Hoover aprovechando sus dotes de arquitecto, construye una
nueva iglesia con capacidad de 1500 miembros, esto nos indica la gran visión y
proyección que él tenía. Algunos decían: ¿Cómo se le ocurría hacer un templo
tan grande que nunca podría llenar? Esto que para muchos era una locura, ya que
en ese tiempo no existían congregaciones tan numerosas, de hecho, la Iglesia
Metodista de Valparaíso no superaba las 100 personas, llegó a ser una gran
realidad, cuando Dios llenó el nuevo templo después del Avivamiento Pentecostal
de 1909.
La terminación del nuevo templo de Valparaíso, en 1908, les trajo gran
alegría y alivio ya que estaban cansados de no estar juntos por tanto tiempo.
La ocasión del reencuentro entre los diferentes grupos fue la noche de ano
nuevo. Seguiremos hablando de esto en el próximo punto.
El 31 de Diciembre de 1908 se reunieron por primera vez en el nuevo
templo, en ésta ocasión, para esperar el nuevo año. Esa noche fue tan especial,
que fue el inicio de una semana completa de oración. Cada noche alrededor de
100 hermanos se reunían a orar. Las plegarias no eran comunes, ellos lo hacían
con gran fervor y fe, esto le agradó a Willis C. Hoover, reconociendo con esto
la confirmación del Señor. Por ello, se amplió la oración por otra semana más.
Pronto el Señor se hizo presente y le habló a un hermano dándole un mensaje al
pastor: "Llama a los hermanos mas espirituales y que oren todos los días,
porque voy a bautizarles con lenguas de fuego”.
Willis C. Hoover acató la orden, sintió que era del Señor y comenzaron a
reunirse cinco feligreses a orar todos los días a las cinco de la tarde
encabezados por Mr. Hoover los otros eran: Carlos Gómez, Guillermo Castillo,
Rosa Escobar, Ramón Yáñez.
En la conferencia realizada en la ciudad de Temuco, en Febrero de 1909,
su yerno Carlos Gómez fue nombrado Pastor y trasladado a Temuco, le reemplazó
Guillermo Castillo como ayudante del pastor Hoover. En Valparaíso seguían las
oraciones. A su regreso de las conferencias, Willis C. Hoover tuvo una reunión
de oficiales en la cual determinaron arrepentirse de todo corazón, para que,
Dios derramara de su Espíritu.
Acordaron hacer vigilias, empezando ellos mismos, luego citaron a toda la
congregación asistiendo treinta hermanos comprometidos con la causa de ser
bautizados con el poder del Espíritu Santo, pero no tuvieron resultados, cuando
estaban terminando, se levantaron de la oración para cantar el último himno, el
pastor comenzó a llorar con frenesí y su cuerpo empezó a tiritar por un tiempo
indeterminado, pronto se levantó para seguir dirigiendo la última alabanza, y
nuevamente no se pudo terminar porque, el Espíritu Santo les tomo en risa
incontenible por largos minutos. Siguieron por siete semanas más de vigilias
todos los sábados, hasta semana santa. Después, acordaron reunirse los domingos
a las siete y media de la mañana.
Esto les demandó gran esfuerzo, sin obtener un pronto resultado de parte
del Señor. Willis C. Hoover razonaba así: "Estamos empeñados en buscar el
bautismo del Espíritu Santo y no hemos de perdonar sacrificio; si los medios
ordinarios no bastan, usaremos medios extraordinarios".
El Espíritu Santo, descendió con mucha fuerza de manera progresiva
durante varios meses. El mover del Espíritu Santo, les instaba a confesar sus
pecados, a reconciliarse entre los hermanos, y aún más, algunos viajaban largas
distancias para arreglar asuntos pendientes que los tenían intranquilos. Otros
optaban por hacer ayunos grupales, que los mantuvieran cerca de Dios. Como
resultado muchos fueron transformados. Desde la Semana Santa de ese año empezó
un gran mover del Espíritu. Había manifestación de risa, lágrimas y llanto,
visiones, temblor, etc. Era tal el impacto en la gente, que muchos llegaban por
la novedad, y caían bajo convicción de pecado y perdían perdón a Dios.
La asistencia de la Iglesia crecía de manera fenomenal. Por ejemplo la
Escuela Dominical tuvo por término medio de asistencia en julio 363 personas,
en agosto 425 personas, y en septiembre 527 personas. En el mismo mes de
septiembre, a fin de ese mes celebraron la Santa Cena con una concurrencia de
más de 800 personas.
Pero no todo era bueno, también se levanto oposición. Había dos posturas,
unos comenzaban a tener hambre para buscarlo y otros reaccionaban con
resistencia, mas esto no les amedrentó sino que al contrario les dio mayor
ánimo para seguir buscando de su poder. Más no podemos desconocer que hubo
errores o excesos.
Años después, Willis C. Hoover reconoció algunos errores. El hizo suya la
oración de Juan Wesley "Señor, danos otro avivamiento como aquel que nos
diste, si fuera posible, sin los errores, y las extravagancias que lo
acompañaban; pero en todo caso danos el avivamiento".
Si bien en el plano espiritual la iglesia de Valparaíso gozaba de un gran
mover. También se levantaron personas que no les gustaba lo que estaba pasando
en la congregación. Rumores y desprestigio hacia la persona del misionero
Willis C. Hoover no se hicieron esperar. Cartas llegaron a las autoridades
metodistas alegando por la conducta de Hoover. Estas decían que las reuniones
son un desprestigio para los metodistas y perjudicial para la obra de Dios.
Las criticas se acrecentaron cuando el permitió hablar a una mujer
llamada le hermana Elena, quién hablaba en lenguas y profetizaba. En la ocasión
que esto ocurrió en Valparaíso, la intervención de la hermana Elena finalizó,
pidiéndole al pastor Hoover que se arrodillará, y ella orando por él.
Cuando la hermana Elena viajó para dirigirse a la primera y segunda
iglesia Metodista de de Santiago, en ambas ocasiones le fue prohibido hablar
por los pastores de las dos iglesias. Ellos ya habían sido advertidos de la
presencia de la hermana Elena y habían tomado los resguardos necesarios para
tener custodia policial. Esto ocurrió el domingo 12 de septiembre de 1909.
Lamentablemente ésta fecha ha quedado como legado del avivamiento Pentecostal
en Chile. Es la fecha de la división.
A los hermanos que no les gustó la medida de impedir a la hermana hablar,
se retiraron de la iglesia, y conformaron la Iglesia Metodista Nacional, que al
año siguiente, cuando se les unió Willis C. Hoover, se transformó en la Iglesia
Metodista Pentecostal".
Quien esto escribe recuerda que,
en su adolescencia eran pocos los protestantes en la Patagonia excepto en la
colonia galesa de Chubut y la cordillera de los andes. Luego del
terremoto en Valdivia en 1960 y principios de los
años 70 se registró una masiva inmigración de chilenos muchos de los cuales, trajeron el
pentecostalismo que, entremezclandose con lo el ya había en el sur argentino, dieron
inicio a la gran obra que llevó a transformar a esta parte de Argentina, en la
tierra con más evangélicos del país. Ha sido tan grande el éxito de los
pentecostales, que gracias a ellos en Chile, los evangélicos gozan hoy día del
status de iglesia oficial junto al catolicismo y los presidentes celebran el Te
Deum en las fiestas patrias en un templo
de nuestra fe.
Pentecostales en el Siglo XXI
Según Eldwin Villafañe, en su libro "Introducción al Pentecostalismo", en el siglo 21 los Pentecostales han crecido tanto que son “un movimiento religioso complejo y multifacético”. Haciendo propia una definicion de Kilian McDonnel, dice que los pentecostales son “aquellos cristianos que ponen el acento en el poder y la presencia del Espíritu Santo, y los dones del Espíritu, orientados hacia la proclamación de que Cristo Jesús es Señor para la gloria de Dios Padre”; por esta razon,el contraste principal entre los pentecostales y otros cristianos “es el distintivo énfasis en la persona, la obra y los dones del Espíritu”. Villafane posteriormente se inspira en los trabajos del historiador del pentecostalismo
Vinson Synan con la finalidad de agruparlos en cinco grandes familias:
1. Movimientos pentecostales clásicos, cuyor orígenes se remontan a las enseñanzas de Charles F. Parham (Topeka, 1901) y William J. Seymour (Azusa Street, Los Ángeles, 1906); “aquí se deben incluir otras iglesias que son producto del comienzo policéntrico del pentecostalismo global”.
2. Protestantes históricos carismáticos (nopentecostales), “este grupo representa al movimiento carismático dentro de las denominaciones tradicionales que comenzó alrededor de 1960”.
3. Los católicos carismáticos, son los de la renovación carismática que se han apropiado de buena parte de expresiones cúlticas pentecostales.
4. Los grupos independientes, iniciados por personajes carismáticos que no se articulan con el pentecostalismo clásico sino que dan origen a lo que tiempo después será una nueva denominación.
5. Grupos autóctonos del Tercer Mundo, son “los movimientos pentecostales de mayor crecimiento en el mundo”, sin relación con juntas misioneras occidentales, y “practican formas de teología y adoración pentecostales no ortodoxas”.
Para saber más sobre la expansión evangélica pentecostal por el mundo,
Recomiendo la lectura de este libro.
Un resúmen se puede encontrar disponible en Google Books
(C) Marc Pesaresi
1. No he podido establecer si Hoover tuvo influencias de los pentecostales norteamericanos de Azusa o su experiencia fue parecida pero sin conexión alguna con lo que sucedía en Estados Unidos. Parece poco probable que, dos años después del inicio de las prédicas pentecostales de Seymour, ya en Chile ocurriera un avivamiento parecido, aunque debemos reconocer que los misioneros de Seymour fueron rápidos a la hora de predicar en el avivamiento y viajaron mucho por el extranjero. Esta gente no requería capacitación en institutos bíblicos y estudios adicionales que les demandaba años. Simplemente recibían el bautismo del Espíritu y ya se consideraban aptos para cualquier evento que Dios les ordenara. El ministerio liderado por Seymour con el tiempo decayó hasta reducirse a un pequeño grupo de hermanos.