Entrevistas con el dolor
Víctima de una psicópata integrada
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Marcelo Pesaresi
EenP: -Gracias por aceptar esta entrevista. Entiendo
que removeré recuerdos dolorosos pero usted aceptó hablar de su
experiencia. ¿Por qué?
AP: -Bueno, creo que será útil para otros saber que
existen personas que se parecen a robots diseñados y programados para hacer
maldades. Qué están en todas partes, que pueden ser brillantes en sus
profesiones. Incluso amables, serviciales, amorosos. Sin embargo, son conductas
aprendidas y reiteradas muchas veces hasta alcanzar la perfección. Un psicópata
integrado es un camaleón, un maestro de la simulación.
EenP: -¿Maestro de la simulación? ¿Qué quiere decir?
AP: -Sí. Un psicópata integrado simula todo. Cuando
ayuda no lo hace por altruismo sino por interés; si afirma amar a alguien, no
siente en verdad amor, sino que utiliza la palabra para ablandar corazones.
Todo lo que dice y hace está programado para conseguir un objetivo. El
psicópata no siente nada.
EenP: -Hace tiempo que venimos conversando sobre su
experiencia. Finalmente decidió ser entrevistado sin dar su nombre verdadero.
Dos preguntas: -¿Por qué el anonimato? y ¿cómo conoció a la mujer que usted
define como psicópata integrada?
AP: -Quiero aclarar que psicópata integrada no es un
invento mío sino que, como supe luego de mi convivencia con esa mujer, se
aplica a todos los psicópatas que viven en sociedad. Yo conocí a esta mujer en
Facebook. Una amiga virtual me habló de ella y me advirtió que tuviera cuidado.
Pero no me dijo mucho más. Por eso no me di cuenta lo peligrosa que era. Es
más, según supe después, esta amiga había resistido la idea de que ella me
amistara pero, la psicópata porfió y logró lo que quería. ¿Por qué no doy nombre y apellido? A futuro
quizás lo haga. Por el momento, aconsejado por mi terapeuta, es mejor no dar
nombres ni apellidos. Esta mujer, que no es argentina, sigue en la región y no
quiero problemas. Es peligrosa no porque sea asesina en potencia –por decirle
de algún modo- sino porque tiene tendencia al conflicto. Como su psicopatía le
impide ser responsable o ponerse en lugar del otro, puede ir a cualquier parte,
gritar cualquier cosa en contra de alguien y salir sonriendo con satisfacción
porque la adrenalina del riesgo le dio lo que quería: un “subidón”; algo que
nosotros definiríamos como emoción pero que en ellos les provoca algo similar a
la euforia. Aclaro que subidón o colocón no son palabras de nuestra jerga pero aprendí a utilizarlas. En argentino sería simplemente, estar como drogado.
EenP: -Aclare esto del “subidón”, la euforia. Dijo que
los psicópatas no sienten ¿no es la euforia una alegría extrema? En este punto,
noto una contradicción.
AP: -Un psicópata integrado es una contradicción en
cuerpo humano. Me explico: una mañana apareció en mi trabajo para decirme que
tenía nuevo novio, que le daba dinero, que tendría un negocio en otra ciudad,
que le habían dado la radicación la oficina de migraciones, etc. Estaba
exultante. Parecía temblar mientras sonreía. Yo no entendía bien porqué; ella venía a decirme algo que me provocaba dolor y
se daba cuenta que me lastimaba. Aún así, no le importaba. Era como producir maldad por
el simple hecho de hacerla. Recuerdo que, mientras me contaba sus éxitos, su
cara se iluminada por una sucesión de risas nerviosas. En psicología esa forma
de reír tiene un nombre, pero ahora no recuerdo como se le dice. Lo cierto es
que estaba sumida en lo que parecía un éxtasis. Luego me explicaron que; los
psicópatas integrados; cuando consiguen provocar algo en los demás, sienten una
variedad de alegría extrema que se asemeja con un “subidón” o “colocón”
producto de la ingesta de drogas. Pregúntese: ¿qué clase de personas siente
fluir alegría provocando dolor a los demás? Bien, los psicópatas integrados son
esa clase de gente.
EenP: -Parece, por lo que relata, que estas personas
necesitan lastimar para obtener un flujo extra de adrenalina que les provoca
euforia como cuando alguien se droga.
AP: -Algo así. Mire, las personas, en su inmensa
mayoría, tienen planes de prosperidad. Todos soñamos con futuros mejores. Para
eso estudiamos, trabajamos. Y de grandes luchamos para conseguir lo que
soñamos. Para esto, necesitamos la esperanza para movilizarnos. Por lo general,
somos personas empáticas y altruistas. El psicópata integrado, por el contrario, no es ni empático ni
altruista; tampoco planifica futuro alguno aunque su palabrería afirme una y
otra vez que sí. Vive un presente continuo y para solventar sus gastos, rebusca
entre las personas, alguien que pueda suministrarle lo que necesita: dinero,
sexo, medios materiales para vivir. Son parasitarios. Y cuando consiguen un
éxito, sienten euforia.
EenP: -La mayoría de las personas piensan
que los psicópatas son como Hannibal Lecter, del Silencio de los Inocentes,
pero no todos son criminales o asesinos ¿verdad?
AP: -Antes de conocer a esta mujer yo pensaba lo
mismo. Creía que eran todos locos al estilo del asesino del hacha en la
película el Resplandor. Además, no tenía ni idea que eran tantos y que podían residir tranquilamente en la casa de al lado y uno ni siquiera darse cuenta quien
era o es en verdad, esa persona. Sin embargo, luego de vivir lo que viví, se
que los psicópatas integrados están en todas partes. Pueden ser tu jefe, un
político, un comerciante…, pueden ser cualquiera. Y lo terrible de todo es que,
si deciden atacarte o sea, utilizarte como fuente de suministros, querrán seducirte y convertirte en su pareja complementaria; el daño que provocan es inmenso.
EenP: -¿Qué es una pareja complementaria?
AP: -La persona masculina o femenina que vive con el
psicópata. Los une un vínculo signado por la contradicción, la controversia, el
dolor, la violencia verbal, psicológica. Tan profundo es el daño que el
complementario a veces adquiere características del psicópata. Cuando la
relación se termina, si es que se termina, la persona complementaria nunca
vuelve a ser la misma. Los psicópatas, sean hombre o mujer, tienen la
particularidad de crear un aferramiento tan profundo en la mente de sus
víctimas que, cuando se van, dejan un vacío enorme. En mi caso, cuando me
abandonó, sentía que me partía el corazón. Nunca he llorado tanto en mi vida
como en esa oportunidad. Fueron meses de infierno.
EenP: -¿Cómo se recuperó?
AP: -¿Estoy recuperado? Siempre me pregunto si en
verdad lo estoy. Cuando mi terapeuta me pregunta ¿qué harías si mañana regresa?
Y yo le respondo que la echaría de mi vida, ella retruca y me dice “no te hagas
el superado”. ¿Sabe una cosa? Las personas comunes tenemos algo adentro llamado conciencia. Los psicópatas no.
Ven a las personas como cosas, objetos, cosifican seres humanos como si estos
fueran herramientas para ser utilizados en proyectos. Ahora, volviendo a la
advertencia de mi terapeuta, ella dice esto porque los psicópatas integrados tienen el don de convencer. De allí el peligro si deciden regresar.
EenP: -Esta mujer ¿cree que regresará a su vida? Si lo hiciera… ¿la
dejaría entrar?
AP: -Creo que no volverá a menos que yo tenga algo que
a ella le interese. Confío que el Señor Jesucristo me proteja de estar otra vez
con un demonio de carne y sangre. En cuanto a dejarla entrar en su vida, puedo
afirmar que, su discurso inspirado en generar lástima ya no tiene fuerza en mí.
Pero igual mi terapeuta me aconseja que, si regresa, debo resistir. La premisa
es contacto cero en la medida de lo posible.
EenP: -Amplíe por favor…
AP: -El psicópata integrado es una persona muy
seductora y, la variedad que yo conocí, lo es. Pero tienen algunas
características que de entrada, nos indican que no son seres humanos normales:
por ejemplo, viven quejándose de su pasado. Abusan de los malos recuerdos con
un propósito; provocar lástima; y se la pasan relatando lo mal que la pasaron
por culpa de los padres, un tío que los violaba, etc. Todo un discurso
repetitivo por días destinado a provocar dolor, lástima, pena. En mi caso, me
enviaba fotos donde se la veía llorando porque yo no aceptaba ayudarla a
emigrar a Argentina. Me enviaba además, fotos de
su hija durmiendo sobre la mesa, agotada decía, de vivir en un país deficiente
en todo tipo de servicios a la comunidad. Cuando finalmente consiguió lo que
quería, comenzó el suplicio para mí. Nada de lo que me había dicho era verdad. Fue todo manipulación psicológica para que yo le diera a ella, lo que ella necesitaba conseguir.
EenP: -Su actitud lastimosa era para reforzar…
AP: -Exacto. Para estimular la piedad, para conseguir
que la víctima caiga. Ellos tienen varias fases de comportamiento definido.
Cuando conocen a alguien, se toman el trabajo de analizarlo. Luego, viene la
fase de captación. Finalmente el bombardeo amoroso el que, sin que la víctima
se dé cuenta, irá acompañado de una erosión fuerte de la personalidad.
Posteriormente viene el abandono.
EenP: -¿Usan la lástima para generar empatía? Otra vez
estamos frente a una contradicción. Ellos no son empáticos…
AP: -Hay mucho de contradictorio en ellos, como dije
antes. Por ejemplo, pueden mirarte a los ojos, sonreírte y decirte “vos sós el
amor de mi vida, no sé qué haría si te pierdo” y al rato van a un abogado y le
dicen “mi pareja me golpea, me encierra, me lastima ¿qué hago?”. O van de visita a los hogares de tus compañeros de trabajo solo para informar lo mal que los tratas. A estas
actitudes, los especialistas la llaman “erosión de personalidad”. Son
contradictorios porque son mentirosos natos
y cuando mienten, como no sienten remordimientos, lo hacen a la
perfección.
EenP: -¿Por qué actúan de ese modo?
AP: -No se sabe. Parece ser que ellos distinguen lo
bueno de lo malo, lo incorrecto de lo incorrecto y como saben que obran para
mal, se cubren. La persona que me atacó a mi hizo buenas amistades que luego,
cuando requería testimonios a su favor, las tomaba como testigos. Entonces si
aparece alguien gritando desesperadamente “esa persona es psicópata, alerta”
nadie va a creer a la víctima.
EenP: -Cuesta aceptar que se comporten de esa manera...
AP: -Sí, pero es la verdad. El psicópata integrado es
reiterativo. Tiene un patrón de conducta que no varía. En mi caso, esta mujer
seducía hombres solos, enfermos, con el fin de sacarle dinero. Una vez agotado
el suministro, ella se marcha detrás de alguien más. O bien, conserva la
amistad de sus conquistas para luego, si van mal las cosas, regresar y procurar
ayuda adicional.
EenP: - De ahora en más ¿qué piensa hacer?
AP: -Tengo mucho por hacer. Continuar mi vida, por
ejemplo. Este año era ganancia para mí hasta que sucedió esto. Mi meta por
ahora es recuperarme de todo este daño emocional.
EenP: -¿Qué fue de la mujer?
AP: -Actualmente tiene una pareja que es su
suministro. Creo que se casó. Recuerde que los psicópatas integrados no ven a los seres humanos como
personas sino cosas. Creo que para ella, su novio o marido, lo más parecido a un
cajero automático. Cuando consiga de él todo lo que necesita y lleguen a un punto donde él no pueda ofrecerle nada más, seguramente lo va a
reemplazar.
EenP: -Una pregunta más y espero no ofenderlo. ¿Cómo
supo que esa mujer es una psicópata y no una enferma mental?
AP: -Un psicópata integrado
no es un enfermo mental. Es una persona que nace o se hace, no se sabe, con una
anomalía que le impide ser empático. Una persona enferma mental es otra cosa.
Los psicópatas no son locos. De hecho, nuestra jurisprudencia, no los considera
enfermos mentales. Sin embargo, son locos cuerdos como alguien dijo en algún
libro que leí. Ahora, ¿cómo supe que era psicópata? No supe hasta dos meses
después de empezar terapia. Leyendo los chats, reconsiderando sus
actitudes, y buscando testigos que la
oyeron hablar, se pudo sospechar primero que era psicópata y luego, gracias a
algunos datos que llegaron desde su país natal, se pudo definir que esta
persona tiene psicopatía. Además, si se
la compara con los ítems del test para identificar psicópatas de Robert Hare,
un experto de Estados Unidos, de los 20 parámetros, ella se identifica con muchos.
EenP: -Muchas gracias por aceptar esta entrevista.
AP: -Gracias a ustedes.
Nota
Los psicópatas pueden estar ahora mismo, alabando a
Dios en cualquier iglesia cristiana evangélica. Pueden parecer personas nacidas
de nuevo, sin embargo, todo el comportamiento no es otra cosa que simulación,
actuación. Si están en la iglesia, es porque necesitan algo de alguien. De lo
contrario, no estarían allí.
Es difícil, en primera instancia, darse cuenta que una persona es psicópata; quizás luego de algunos; meses cuando
aparezca alguna víctima quejándose; o cuando alguien comience a notar las contradicciones
entre el decir y el hacer, tal vez aparezcan indicios. Pero es poco probable. Son unos genios de la mentira y simulación. Los pastores y pastoras no deberían olvidar el
siguiente detalle: el psicópata integrado es un camaleón.
Este tipo de individuos plantea además, un desafío
teológico importante. ¿Pueden ser salvos? No se sabe. Dado que todo lo simulan,
jamás se puede estar seguro ya que, aceptar a Cristo, puede ser
para ellos una puerta abierta hacia mejores víctimas. Para peor, la psicopatía
no tiene cura.
Un psicópata integrado JAMÁS querrá asistir a terapia
porque él o ella, se encuentra bien como esta. Y si son obligados por la
justicia, seguramente irán para aprender como manipular más y mejor a sus
víctimas. Son tan buenos en este arte que incluso, psicólogos de larga
experiencia, han sido derrotados y engañados por las palabras de estas
personas. Dado que son irrecuperables,
podemos llegar a la conclusión que, subestimar el poder de lastimar de estos
individuos, es una temeridad.
Aun así, Cristo mismo afirmó que, lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Ningún cristiano nacido de nuevo duda del poder divino pero, como vivimos en un mundo de maldad, lo más probable que el psicópata no cambie jamás. Resistirá la gracia de Dios dado que son egocéntricos y narcisos. En
Entrevista al psicólogo Robert Hare
"Protegerse del psicópata integrado"
Parte 1
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Entrevista al psicólogo Robert Hare
"Protegerse del psicópata integrado"
Parte 2
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Trastorno Antisocial de Personalidad
Cómo identificar a un psicópata integrado
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