Pero, qué difícil es la autocrítica
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?
O tú también,
¿por qué menosprecias
a tu hermano?
Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Romanos
14:10-12
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Carolina Alfaro
Todas las personas nos equivocamos y cometemos errores, finitos somos y por lo tanto, falibles. De modo que, al sobrevenir las ganas de criticar y juzgar a alguien, deberíamos considerar primero, nuestra propia conducta.
Todas las personas nos equivocamos y cometemos errores, finitos somos y por lo tanto, falibles. De modo que, al sobrevenir las ganas de criticar y juzgar a alguien, deberíamos considerar primero, nuestra propia conducta.
¿Puede existir la crítica entre los
mismos cristianos? ¿O solamente nos critican quienes no lo son? Por supuesto que existen
ambas críticas y por muy increíble que nos parezca, en ocasiones nos parece
recibirla más de nuestros propios
hermanos que de los inconversos.
¿Qué nos provoca recibir críticas? Enojo, molestias. Ahora bien, conviene
considerar primero antes de reaccionar, si merecemos o no, lo que nos dicen.
Para eso conviene una evaluación de nuestras conductas y actitudes y para eso
necesitaremos ayuda pastoral. Entre tanto,
consideremos si el ardor de la crítica que recibimos puede provocarnos
un detenimiento en el progreso de nuestra vida cristiana o lo que es peor, un
retroceso. Un alejamiento del cuerpo de Cristo.
Como Hijos de Dios, a veces se nos olvida que debemos de andar de acuerdo
con las normativas de nuestro manual de vida, la Biblia: porque según se nos
ordena en el Evangelio de Mateo: 7: 1-6,
debemos evitar el “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será
medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la
paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Nadie está libre de ser criticado
En los primeros meses como cristiana nacida de nuevo, recuerdo,
muchas personas que no lo eran, llegaron a suponer que, al aceptar a Cristo como
Señor y Salvador, me había transformado en una "cosa rara"; les demandó tiempo aceptar el
profundo cambio en mi vida. Porque si bien es cierto que puedo hacer de todo, no todo me conviene y mucho de lo que antes hice, ya no lo hago más.
Por este cambio fui duramente criticada por algunos de mis amigos pero,
Cristo llegó con tanta fuerza que transformo patrones de comportamiento. Yo no fui
la misma desde que recibí el Espíritu Santo. Hoy día procuro vivir la vida considerando siempre, las normativas de mi
manual de vida que es la Palabra de Dios.
Una de las primeras críticas
De las más duras que recibí, fue de parte de una
persona que había sido cercana a mí y que, por razones que aquí no daré a
conocer, me había alejado. Al encontrarlo nuevamente, tuve en principio, una
grata sorpresa: él dijo haberse convertido y aseguró ser cristiano. Pero el
cambio operado en su conducta no parecía estar bajo la influencia del Espíritu
Santo. Al poco tiempo de tratarlo, comenzó a verme cosas muy negativas. Consideró luego de algunos días de charla, que yo no estaba
suficientemente madura en la fe (¿acaso podía estarlo si llevaba meses de convertida?). El hombre se había transformado sí, pero en un criticón al más puro estilo de los fariseos.
Con dureza de palabra me dijo un día “que él no creía en mi fe”; “que Dios
nunca me iba a escuchar". Al preguntarle el porque de sus críticas, me respondio: "por hablar con inconversos” y que por hacerlo, “ era una falsa que
aparentaba lo que no era de corazón”. Quedé anonadada. ¿Acaso debía separarme del mundo? En el mundo estamos dijo Jesús. Entonces estalló en mi
mente una pregunta: ¿acaso existen personas que pueden ver en el otro el grado
de compromiso en la fe, o la calidad de la fidelidad hacia Cristo? Claro que no.
Considero que nadie puede declarar ve lo que para el ser humano es invisible, pues solamente Dios es quien escudriña los corazones (Romanos 8:27); así que aún me pregunto de qué manera él miraba mi fe. Finalmente se retiró de mi vida por voluntad propia. Por mi trabajo, obviamente tengo que tratar muchas personas, algunas de las cuales están en las antípodas del ideal cristiano pero esto no lo habilitaba a él, a criticarme tan duramente. Desde mi conversión, mi trato con los demás siempre esta basado en lo que ordenan las Escrituras.
Siguiendo en el camino con Cristo
Las críticas que más
nos lastiman son las de los seres amados; por ejemplo, puedo
mencionar las de familiares creyentes. Una persona allegada a mi vida, me ha pegado con dolorosos comentarios negativos; según él,
ser humilde es quedarse agachado, sumiso, y no responder absolutamente nada, aunque
recibas palos verbales de todo tamaño. Como no pude conciliar con este familiar,
decidí dejar el asunto en manos de Dios. ¿Qué otra cosa puedo hacer, si todo lo
que hago, lo ve a mal o le cae peor?
Otra de las críticas que no son nada benéficas, son las que ocasionalmente suelen provenir de nuestros hermanos
en Cristo. Todos pasamos periodos de pruebas en nuestras vidas, y
por lo general después de encontrarnos con Dios, buscamos palabras en nuestros
pastores, consejeros, etc.
Sin embargo, a veces el modo de cómo nos dicen las cosas se parece a una fuerte criticada: si preguntas porque
Dios no contesta a ciertas peticiones, te declaran: “tienes pecados grandes o bien ocultos, por eso Dios no te responde”, o bien, te
sueltan las siempre ocasionales frases “guardas odios en tu corazón”, “no eres fiel
con Dios”, "tienes poca fe", "estas floja, esmérate más", "apártate de ciertas amistades", "no diezmas nunca", "dejas poca ofrenda". Todas estas frases, ciertamente, son críticas.
Cuando esto sucede, te llegas invariablemente a preguntar: Dios ¿que estoy
haciendo mal? Cuando esto me sucede,
recuerdo a Job. En sus tiempos de prueba y en medio del silencio de Dios, sus
tres amigos comenzaron a criticarlo en detalle mientras “buscaban” una respuesta a
sus sufrimientos.
En situaciones parecidas, considero lo más correcto es escuchar
y no criticar, porque solamente Dios en su soberanía sabe lo que está sucediendo
con nosotros y además, solo él sabe cómo está obrando el Espíritu Santo. Dios
ha prometido no dejarnos, ni desampararnos.
Si alguien esta sufriendo, no es justo que se le diga: "¿Ves? eso te pasa por desear la mujer de tu prójimo" o "te vino el mal, por diezmar nada" o "Bien hecho que Diosito te castigara, así vas a aprender a no andar tibio", entre muchas cosas que uno en dolor, puede llegar a recibir de algún hermano "preocupado" por nuestro bienestar espiritual. La Biblia tiene muchos pasajes que ayudan a aproximarse al problema del afectado y ayudarlo apropiadamente.
La crítica socarrona
Recientemente en una cena, un
caballero al que conozco desde hace tiempo más nunca había tenido la
oportunidad de hablar con él, se me aproximo y comenzó a darme charla. Al rato,
le hice partícipe de mí conversión. Sonriendo, me dijo que tenía “un noviazgo”
con una cristiana y de inmediato, me soltó una pregunta: quiso saber mi opinión
sobre las amistades “con derecho” o sea, que pensaba de tener algún amante con
el cuál compartir cama y relaciones sexuales.
Le respondí incómoda que no era tema para charla en una cena y a
continuación, le declaré que había aprendido que la única sexualidad que Dios
aprueba y bendice es la que se da dentro del matrimonio. Sonriendo con picardía
me dijo “qué santa eres ahora”. Luego agrego que su “novia” cristiana no tenía
problemas en irse a la cama con él.
Bien, sé que existen miles de cristianos que desobedecen, ignoran o
incumplen los mandatos de Dios pero yo me convertí en firme. Lo que haga otra persona es su problema.
Mi vida anterior
quedó atrás y yo ahora soy una hija de Dios nacida de nuevo por precio de sangre. Mi
cristianismo es genuino ciento por ciento. Esto no significa que me crea
perfecta. Todo lo contrario. Pero trato
de vivir la vida de un modo que sea agradable a Dios. Sé que siempre tendré
pecado y necesitare a nuestro amoroso abogado Jesucristo a la hora de ir a
clamar perdón al Padre, pero en lo sexual, me quedó clarísimo que a los
fornicarios por fuera del matrimonio, los juzgará Dios.
Nadie escapa de criticar y ser criticados
Criticar es fácil. Difícil autocriticarnos. Ahora bien: cuando derivemos hacia a la crítica, deberíamos recordar las instrucciones de
nuestro manual de vida y una de las normativas dice: “mis amados hermanos, todo
hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”; (Santiago
1:19). O sea, hay que oír primero las razones de porqué el otro se comporta de modo que despierta críticas, dejarlo hablar y no interrumpirlo con consejos superficiales y evitar en lo posible, la actitud maternal o paternal de regañarlo con aspereza.
Cuando juzgo a otro creyente, pasan cuatro cosas: Pierdo mi comunión con
Dios porque me enaltezco como Juez del otro, reluzco mi propio orgullo e
inseguridad, lastimo la comunión de la iglesia porque ¿qué si el criticado se
marcha de la congregación ofendido? Y como si fuera poco, interfiero en los
asuntos de Dios ya que mi deber es exhortar con sabiduría y no con críticas
destructivas.
Para terminar: si bien la crítica es muy mala ¿qué hago si un hermano o
hermana comienza con faltas graves? Bien, primero acordarme que cada cual tiene
una relación personal con Dios de modo ¿qué se yo que planes tiene el Señor
para esa persona? Luego, si se da la oportunidad, con respeto, darle opinión
con la Biblia abierta. Si entramos a decir algo de otra persona es mejor que se
lo diga la Palabra y no, nuestro propio razonamiento. ¿Y si me doy cuenta que yo tengo malas actitudes o bien, no estoy cuidando mi conducta como cristiana? Bueno, en ese punto, habrá que dialogar con los pastores y orar para que Dios nos restaure y quite lo malo de nuestras vidas.
Abordar las faltas propias y de otros
La Biblia es lo que Dios
quiere que usemos en estos asuntos y no, nuestras palabras. Si la persona recapacita, bien por ella. Y si no, tendrá un problema no contigo sino
con lo que dice la Biblia. Por eso, a la hora de hablar sobre algún tema
delicado, más que criticar, ir con la Biblia abierta para que sea esta quien
exhorte. “Hermano, hermana, me pediste opinión. He leído la Biblia y mira lo
que dice este pasaje acerca de lo que tú estás haciendo”. De modo que si eres de esas personas que ve muchos detalles negativos en otros, cuidado: convendría antes re examinar la propia conducta a la luz de la Biblia a ver que tal estamos delante de la presencia de Dios. En Cristo todo es posible: aún dominar nuestras peores actitudes. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2da Timoteo 1:7).
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Adicto AL Espíritu Santo
ResponderBorrarExlente amiga CAROLINA, HAS escrito una gran realidad,y basado a las escrituras de la biblia difinitivamente no hay escusas para poder comprender.
Sigue adelante CAROLINA siempre levantando el nombre de Jesús en Alto,que la biblia dice que si nos humillamos el nos exaltara,y humillacion es sinonimo a OBEDIENCIA....DIOS continúe bendiciendote un abrazo desde NAPLES FLORIDA USA.
Gracias por ayudar a nuestro hermano a publicar el comentario. A veces algunas personas no pueden acceder, como en este caso. Saludos.
ResponderBorrarMe siento muy mal. Mi Pastor critico y acuso muy severamente a un hermano caido. Aun pobre que vino a pedir ayuda para salir de un mundo falso. No es acaso Elohim el sanador.?
ResponderBorrarSi, lo es, mientras que el Pastor es humano y falible, Dios no. Cuando se acusa a un hermano "caído" o sea en falta, se precisa, dice la biblia, de testigos. Hay todo un protocolo. Se habla primero en privado con él, sino responde, se habla con dos o tres ancianos más, luego se lo advierte delante de la congregación y solo si no responde ya ni así, entonces recibe una amonestación que n o tiene que ser violenta. Ignoro los motivos de esta acusación, pero el protocolo como proceder está en la Biblia y es el que se debe seguir. Recordemos que un pastor como hombre, también puede caer.
BorrarAnónimo, Carolina Alfaro me ha pedido, dado que no puede ingresar en este momento, que te envíe esta respuesta:
Borrar"La misma Biblia nos advierte que hay ocasiones de caer, nadie esta excento de esto, somos debiles como seres humanos, y nuestra fortaleza esta en Cristo, por eso El siempre esta con los brazos abiertos esperándonos siempre. No Criticare a su pastor, quizás olvido este texto bíblico, no lo se, lo que implica que en su Espíritu aun falla, pero usted no se sienta mal, ore siempre ore , mas que todo por los que alguna vez se separan del camino, confiando en que esa oveja volverá al camino correcto. Recuerde el mal solamente puede ser vencido con el bien. Bendiciones". Carolina Alfaro.