No os engañéis;
Dios no puede ser burlado:
pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Gálatas 6:7
COSECHARÁS TU SIEMBRA
Manifestación a favor de la libertad de expresión
luego del atentado contra la revista Charlie Hebdo
París, Francia.
Si tú eres Charlie
YO SOY KOUCHI
replican los musulmanes
YO SOY MOHAMED
gritan los islámicos
ABC de España, en su edición del 11 de enero de 2015 publica:
DURANTE los últimos días, hemos escuchado calificar a los periodistas vilmente asesinados del pasquín Charlie Hebdo de «mártires de la libertad de expresión». También hemos asistido a un movimiento de solidaridad póstuma con los asesinados, mediante proclamas inasumibles del estilo: «Yo soy Charlie Hebdo». Y, llegados a la culminación del dislate, hemos escuchado defender un sedicente «derecho a la blasfemia», incluso en medios católicos. Sirva este artículo para dar voz a quienes no se identifican con este cúmulo de paparruchas hijas de la debilidad mental.
Allá por septiembre de 2006, Benedicto XVI pronunció un grandioso discurso en Ratisbona que provocó la cólera de los mahometanos fanáticos y la censura alevosa y cobarde de la mayoría de mandatarios y medios de comunicación occidentales. Aquel espectáculo de vileza infinita era fácilmente explicable: pues en su discurso, Benedicto XVI, además de condenar las formas de fe patológica que tratan de imponerse con la violencia, condenaba también el laicismo, esa expresión demente de la razón que pretende confinar la fe en lo subjetivo, convirtiendo el ámbito público en un zoco donde la fe puede ser ultrajada y escarnecida hasta el paroxismo, como expresión de la sacrosanta libertad de expresión.
Esa razón demente es la que ha empujado a la civilización occidental a la decadencia y promovido los antivalores más pestilentes, desde el multiculturalismo a la pansexualidad, pasando por supuesto por la aberración sacrílega; esa razón demente es la que vindica el pasquín Charlie Hebdo, que además de publicar sátiras provocadoras y gratuitamente ofensivas contra los musulmanes ha publicado en reiteradas ocasiones caricaturas aberrantes que blasfeman contra Dios, empezando por una portada que mostraba a las tres personas de la Santísima Trinidad sodomizándose entre sí.
Una muestra del terrible humor gráfico de Charlie Hebdo
Que los cristianos no reaccionen ante esto demuestra a mi entender, dos ítems:
Primero, que hemos madurado como cristianos
y entregamos todo a las manos del Señor,
sabiendo que la venganza es suya y no dejará por mucho tiempo que figura sea escarnecida
y segundo, el estado en que se encuentra parte de la humanidad presuntamente laica,
donde muchos dicen lo que quiera sin preocuparse por el daño moral
o psicológico que incurre con sus dichos y publicaciones.
Escribía Will Durant que una civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro; y la basura sacrílega o gratuitamente ofensiva que publicaba el pasquín Charlie Hebdo, como los antivalores pestilentes que defiende, son la mejor expresión de esa deriva autodestructiva.
Debemos condenar este vil asesinato; debemos rezar por la salvación del alma de esos periodistas que en vida contribuyeron a envilecer el alma de sus compatriotas; debemos exigir que las alimañas que los asesinaron sean castigadas como merecen; debemos exigir que la patología religiosa que inspira a esas alimañas sea erradicada de Europa. Pero, a la vez, debemos recordar que las religiones fundan las civilizaciones, que a su vez mueren cuando apostatan de la religión que las fundó; y también que el laicismo es un delirio de la razón que sólo logrará que el islamismo erija su culto impío sobre los escombros de la civilización cristiana.
Ocurrió en el norte de África en el siglo VII; y ocurrirá en Europa en el siglo XXI, a poco que sigamos defendiendo las aberraciones de las que alardea el pasquín Charlie Hebdo. Ninguna persona que conserve una brizna de sentido común, así como un mínimo temor de Dios, puede mostrarse solidaria con tales aberraciones, que nos han conducido al abismo.
Publicación que agitó a los musulmanes
Dado que el islamismo es una religión homofóbica
Charlie Hebdo publicó una tapa donde se veía un redactor y un imán
besándose apasionadamente
Y no olvidemos que el Gobierno francés –como tantos otros gobiernos occidentales–, que amparaba la publicación de tales aberraciones, es el mismo que ha financiado en diversos países (y en especial en Libia) a los islamistas que han masacrado a miles de cristianos, mucho menos llorados que los periodistas del pasquín Charlie Hebdo. Puede parecer ilógico, pero es irreprochablemente lógico: es la lógica del mal en la que Occidente se ha instalado, mientras espera la llegada de los bárbaros.
Los protestantes evangélicos tenemos claro nuestro modo de comportarnos. Respeto a todos aún hacia las ideas del enemigo y, en la medida de lo posible, convivir en paz con todos. Por supuesto, no siempre se puede vivir tranquilos ya que siempre aparece algún enemigo quién, aunque no se lo provoque, buscará la forma de amargar nuestra existencia. La libertad de expresión es un derecho humano que debemos defender sin dudar. Y si aparece alguna publicación que nos ridiculice, pues a aguantar y llevar el asunto a las manos de Cristo y no, reaccionar por mano propia.
La libertad de expresión
¿tiene límites?
En su reciente visita a Filipinas, el Papa de los católicos -el argentino Francisco- se expresó sobre tal derecho:
"Matar en nombre de Dios es una aberración. Pero tampoco se puede provocar ni insultar la fe de los demás, no se puede. Y si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo."Lo dijo ayer el Papa durante una conferencia de prensa de 50 minutos durante el vuelo de avión que desde Sri Lanka lo trajo a Filipinas, al responder una pregunta sobre el atentado al semanario satírico francés Charlie Hebdo. Aunque ya había condenado con firmeza lo ocurrido en París la semana pasada, las frases de Francisco enseguida dieron la vuelta al mundo y crearon polémica, hasta tal punto que el Vaticano tuvo que salir más tarde a aclarar la expresión.
Todo empezó cuando el grupo francófono del vuelo papal recordó, primero, que en una misa en Sri Lanka anteayer, Jorge Bergoglio había dicho que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental y luego le preguntó hasta qué punto puede llegar la libertad de expresión, otro derecho humano fundamental.
"¿Usted es francés? Vayamos a París, hablemos claro. No se puede esconder la verdad", contestó Francisco, que no tuvo pelos en la lengua.De hecho, después de reiterar que "matar en nombre de Dios es una aberración", aseguró que la libertad de expresión es un "derecho humano fundamental" (como el de libertad religiosa), pero ésta -dijo- tiene un límite: no ofender, no insultar, especialmente a las religiones.
"No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se le puede tomar el pelo a la fe, no se puede. Estas personas provocan y luego algo sucede. En la libertad de expresión, hay límites", afirmó el Pontífice."Es verdad que no se puede reaccionar violentamente", también apuntó, pero consideró "normal" que pudiera haber una respuesta ante ciertas provocaciones, algo que explicó a través de un ejemplo concreto. "Si el doctor Gasbarri [Alberto, responsable de la organización de los viajes pontificios, que estaba en ese momento justamente a su lado], dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo... ¡Es normal!", exclamó.
La frase provocó risas a 10.000 metros de altura. Y al mismo tiempo dio pie a polémicas, ya que, fuera de contexto, puede ser interpretada como una justificación al ataque al semanario satírico francés. Ese debate sobre los límites de la libertad de expresión y sobre la necesidad de respetar las creencias religiosas crece cada vez más en Francia, a medida que baja el estupor por los ataques terroristas que dejaron 20 muertos.
Consultado por la cadena CNN, el vocero vaticano Thomas Rosica dijo más tarde que las palabras sobre Gasbarri fueron expresadas "de manera coloquial", según su conocido estilo espontáneo, y que "no deben tomarse literalmente ni distorsionadas ni manipuladas".
Pero la frase ya estaba librada a su suerte. "El claro mensaje de lo que dijo es que nadie se puede burlar de ninguna religión. Y que si alguien te insulta, incluso sobre cosas no religiosas como tu madre, tenés el derecho a usar la violencia como respuesta", escribió el periodista británico Piers Morgan en el Daily Mail. "Ocho días después de los ataques, ya estamos en un contragolpe sobre el contenido de la publicación", dijo, por su parte, Matt Taibbi en la Rolling Stone, por citar dos ejemplos.
El Papa también sorprendió al evocar palabras de su predecesor, Benedicto XVI, en el famoso discurso de Ratisbona de septiembre de 2006, cuando habló de una "mentalidad pospositivista que lleva a creer que las religiones o las expresiones religiosas son una suerte de subculturas, que son toleradas, pero que son poca cosa, no son parte de la cultura ilustrada". "Y ésta es un herencia de la Ilustración. Hay mucha gente que habla mal de otras religiones o de las religiones, les toma el pelo, digamos que juguetea con las religiones de los otros. Y éstos provocan y puede pasar lo que le podría pasar al doctor Gasbarri si dice algo en contra de mi mamá", agregó.
Cuando insistió en que "no se puede matar en nombre de la propia religión", recordó, haciendo autocrítica, que también los católicos cometieron en la historia ese terrible pecado. "¿Cuántas guerras de religión tuvimos?", preguntó, al poner como ejemplo la Noche de San Bartolomé, es decir, el asesinato en masa de hugonotes (protestantes franceses) por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI.
"Pero la Iglesia creció mucho en esto con el Concilio Vaticano II. Sí, hay tiempos oscuros en la historia de la Iglesia y hay que decirlo sin vergüenza. Estamos en un camino de conversión continua entre pecado y gracia. Y la interreligiosidad de hoy es una gracia", indicó.
Charlie Hebdo hizo de la blasfemia un modo de ganarse la vida. Su humor, ácido, abrasivo, irreverente, ofensivo, le acarreó lo que parecía estar buscando: reacción. Aún así, no merecían el ataque que sufrieron. La vida humana no tiene precio.
Entre tanto, una concentración sin precedentes en Francia, grita a favor de la libertad de expresión, incluída la blasfemia y, como siempre ocurre en estos casos, lo que se prohibió ahora reluce mejor que antes: las caricaturas que ridiculizan a Mahoma han sido publicadas en exceso.
Por supuesto no todos están de acuerdo con esta manifestación. El ultra Jean-Marie Le Pen se ha burlado de los que se han manifestado en París declarando: «Toda esta gente que han marchado bajo la pancarta 'Yo soy Charlie' son en realidad payasos responsables de la decadencia de Francia». Palabras muy duras, que ha dicho desde Tarascón, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul (sur) y algunos medios han publicado notas Yo no soy Charlie al darse cuenta que, lo ocurrido, no fue un ataque a toda la prensa sino a un sector que utilizaba la burla para ridiculizar un colectivo en particular".
Si el derecho a la blasfemia existe
¿debería existir el derecho a matar al que blasfema y ofende porque sí?
Charlie Hebdo es hija del 'Siglo de las Luces' francés, de la defensa de las ideas ante todo, por más ofensivas que puedan ser. El actual discurso de la cultura estadounidense proclama la coexistencia pacífica, el no ofender al vecino con la esperanza de vivir en paz. Aclaro que hablo de un discurso ideológico; no me refiero a lo que hace el gobierno de Estados Unidos, que es distinto.
Es lo que llamamos ser políticamente correctos, una estrategia que Estados Unidos necesitó para lidiar con su diversidad y sus conflictos raciales internos y que ahora ofrece como receta para convivir en un mundo que se globalizó de golpe. Para la mayoría de nosotros es difícil entender a los dibujantes de Charlie Hebdo: ¿por qué buscar ofender? ¿Por qué burlarse de lo que para otros es sagrado? ¿Por qué provocar a los extremistas islámicos si sabían que podían reaccionar con violencia? Como lector de su publicación y de sus bromas, creo que lo hacían porque estaban convencidos de una verdad: no se puede convivir con fanáticos irracionales. (En este punto, a Frasca se le pasa por alto que, Charlie Hebdo se lo puede encuadrar en el ateismo más brutal que utiliza la libertad de expresión para ofender a saco).
En la visión del semanario francés, la tolerancia políticamente correcta es como intentar convivir con un esposo golpeador. Es creer que el esposo es naturalmente bueno, pero sólo golpea cuando se lo provoca. Es convencerse de que la culpa no es del violento sino de la víctima. Es creer que si nos portamos bien, nada malo pasará. La experiencia muestra que, tarde o temprano, el golpeador golpeará. Podemos ser políticamente correctos y decir que los dibujos de Charlie Hebdo eran “demasiado controvertidos”. Pero eso es lo mismo que argumentar que el vestido de una mujer violada era “demasiado sexy”. Aquí no hay controversia alguna: por un lado tenemos dibujos y por el otro balas asesinas. (Otra vez Frasca pasa por alto un detalle: lo de políticamente correcto se lo puede comparar con buena educación. No hace falta ofender para expresar ideología a través del humor).
Es cierto que hay vestidos, ideas, dibujos y textos que nos pueden molestar y hasta ofender. Muchos dibujos de Charlie Hebdo (y de su equivalente edulcorado estadounidense, South Park) no me hicieron gracia y varios me indignaron. Pero las únicas alternativas civilizadas son ignorarlos o responder en el mismo plano: escribiendo, dibujando y argumentando. Si reaccionamos con violencia física nos convertimos en bestias. Y como dijo Buda: “quien te enfada, te domina”.
La dificultad de convivir con el otro es parte de la naturaleza humana. Pero en los últimos años, gracias a las redes sociales, está quedando documentada por escrito y eso nos ayuda a ver cómo nosotros mismos reaccionamos frente al debate y la intolerancia. Un humorista uruguayo, Ignacio Alcuri, una vez observó que “en las peleas en redes sociales, gana quien publica penúltimo”. Esto significa que hay más grandeza en quien acepta abandonar una pelea que en quien insiste a toda costa en tener razón y quedarse con la última palabra.
Quienes asesinaron a los dibujantes de Charlie Hebdo intentaron quedarse con la última palabra de la manera más cobarde. Y al hacerlo, de torpes e ignorantes, confirmaron que convivimos con monstruos sin sentido del humor ni del amor.¿Podemos convivir con fanáticos si no los provocamos? ¿O debemos dejarlos en evidencia para tomar consciencia de su brutalidad? No es una pregunta simple, pero coincido con Charlie Hebdo que es un problema con el que hay que lidiar más temprano que tarde. Por eso creo que, a pesar de no compartir muchas veces su humor, era y seguirá siendo necesario. (¿El humor que ofende y lastima es necesario? ¿Para qué? ¿Para despertar mas rabia y homicidios?)
El proverbio dice que “la pluma es más poderosa que la espada”. Ayer la espada fue usada cobardemente contra el lápiz. Pero al romperlo, sin querer afiló su punta. Los dibujos que ayer intentaron borrar, hoy han sido vistos por millones de personas de todo el planeta.
¿Tienen derecho los medios a burlarse de lo sagrado
Se pregunta el historiador Tom Holland en un artículo en la BBC.
Las religiones no son las únicas en tener mártires
El 1º de julio de 1766 en Abbeville, norte de Francia, un joven noble llamado Lefebvre de la Barre fue condenado por blasfemia. Los cargos en su contra eran numerosos: que había defecado en un crucifijo, escupido imágenes religiosas y que se había rehusado a quitarse el sombrero cuando pasó una procesión de la Iglesia.
Esos crímenes, junto con la destrucción de una cruz de madera en el puente principal de la localidad, fueron suficientes para que lo sentenciaran a muerte. Tras cortarle la lengua y la cabeza, sus restos mortales fueron quemados y tirados al río Somme.
Entre sus cenizas estaban las de un libro que habían encontrado en el estudio de La Barre y consignado a las llamas junto con su cuerpo: el Diccionario Filosófico del notable filósofo Voltaire.
Voltaire mismo, al enterarse del destino de su lector, se horrorizó. "La superstición", declaró desde su refugio en Suiza, "hace que el mundo estalle en llamas".Dos siglos y medio más tarde, lo que le parece blasfemia a la mayoría de la gente en Occidente es la noción de que maten a alguien por criticar a un dogma religioso. Los valores de la libertad de expresión y tolerancia por los que hizo campaña Voltaire toda su vida se han consagrado como la encarnación misma de lo que los europeos, en general, valoran más de su propia civilización.
Voltaire, con su sonrisa burlona, todavía es su santo patrón.
En Francia, donde los ideales laicos son atesorados con más tesón, regularmente se le invoca cuando se percibe que el legado de la Ilustración está siendo amenazado.
Cuando Philippe Val, el editor de Charlie Hebdo, publicó un libro en 2008 que defendía el derecho de los caricaturistas a burlarse de los tabúes religiosos, el título era elocuente: "Vuelve Voltaire, se están volviendo locos". No era a los cristianos principalmente a los que Val estaba llamando locos.
Entre el siglo XVIII y el XXI, la configuración religiosa francesa ha cambiado radicalmente.No sólo porque el poder de la Iglesia católica disminuído precipitadamente, sino porque llegaron al país unos seis millones de inmigrantes con una fe muy distinta. El Islam, a diferencia del catolicismo, desaprueba profundamente del arte figurativo. Además conmemora a Mahoma -el profeta que sus seguidores creen que recibió la revelación divina por excelencia, el Corán- como el modelo de la conducta humana.
Los juristas musulmanes tradicionalmente consideraban los insultos en su contra como el equivalente a la incredulidad, y la infidelidad era un crimen que merecía el infierno.Nada en el Corán mismo lo calificaba como una ofensa capital. "La verdad viene de nuestro Señor así que quien lo desee, déjenlo creer, y quien lo desee, déjenlo descreer".
No obstante, una historia preservada en la biografía más antigua de las que sobreviven de Mahoma sugiere una visión más punitiva. Tan punitiva, de hecho, que algunos estudiosos musulmanes -quienes generalmente se resisten más a aceptar que la versión antigua de la biografía de su profeta pueda ser poco fiable- han llegado hasta a cuestionar su veracidad.
La historia habla sobre el destino de Asma bint Marwan, una poetisa de la Meca. Después de que se burló de Mahoma en sus versos, él gritó: "¿Quién se deshará por mí de la hija de Marwan?". Dicho y hecho: esa misma noche, uno de los seguidores de Mahoma la mató en su propia cama. Cuando el asesino reportó su acto, el profeta se lo agradeció personalmente diciendo: "Le has ayudado tanto a Dios como a su mensajero".
"Aplasta lo infame"
Urgía Voltaire a sus admiradores. El islam demanda lo mismo. La diferencia está, claro, en la definición de "lo infame".
Para los caricaturistas de Charlie Hebdo -quienes en 2011 publicaron una edición con un Mahoma de ojos desbordados, así como antes habían retratado a Jesús como un concursante en el reality "La isla" y al papa Benedicto sosteniendo un condón en misa-, lo infame es las pretensiones de las autoridades en cualquier lugar, desde en la política hasta en la religión.Para quienes mataron a los periodistas en la oficina de Charlie Hebdo esta semana, lo infame es burlarse de un profeta que para ellos debe existir libre de siquiera una insinuación de crítica.
Entre esas dos posiciones, cuando son defendidas con la misma pasión y convicción por ambas partes, no hay posibilidad de reconciliación.Salman RushdiePor "Los versos satánicos", 1988, le dictaron una condena de muerte por edicto religioso a Salman Rushdie.
El caso de Salman Rushdie fue el primer síntoma de esa situación. Desde entonces, como un dolor de muelas permanente que a veces te hace brincar, el problema nunca se ha ido.
Yo experimenté directamente cuán espinoso puede ser en 2012, cuando hice un documental llamado "Islam: la historia no contada", en el que exploré el creciente consenso entre historiadores de que mucho de lo que los musulmanes han creído tradicionalmente sobre la vida de Mahoma probablemente no está basado en hechos históricos, lo que causó una tormenta de amenazas de muerte.
A diferencia de Charlie Hebdo, yo no tenía la intención de ofender. Yo no soy un satírico, y usualmente no disfruto hiriendo los sentimientos de otros. Sin embargo, yo también pienso que algunos derechos merecen ser defendidos, y entre ellos está el de la libertad de los historiadores de cuestionar los mitos originales de las religiones.Es por ello que cuando me enteré de las noticias de lo que ocurrió en París, decidí hacer algo que de otra manera no habría hecho nunca: tuiteé una caricatura de Charlie Hebdo de Mahoma.
La BBC, en contraste, decidió no reproducir esa caricatura en este artículo. Muchas otras organizaciones de medios -aunque no todas- hicieron lo mismo.Yo me rehúso a estar atado por un tabú de blasfemia de facto.Aunque en circunstancias normales no siento ninguna necesidad de burlarme de las creencias que otras personas aprecian, esto está muy lejos de ser una circunstancia normal. Como tuiteé, el derecho a dibujar a Mahoma sin que a uno lo maten es tan preciado para muchos de nosotros en Occidente como el islam presuntamente lo es para los asesinos de Charlie Hebdo.
Nosotros también tenemos nuestros valores, y si no estamos dispuestos a defenderlos, nos arriesgamos a perderlos.Cuando se trata de definir "lo infame", yo no tengo ninguna duda respecto a lo que defiendo.
Por supuesto, Francia le respondió al Papa Francisco que el derecho a burlarse de las religiones existe y debe ser defendido. Christiane Taubira, ministra de Justicia de Francia dijo: "en Francia, país de Voltaire y de la irreverencia, existe el derecho a reírse de todas las religiones". En igual tono se han expresado David Cameron y el obispo anglicano Richard Harries. Sin embargo, el Papa utiliza fraseología inspirada en el castellano argentino las cuales al ser traducidas en inglés, no expresan cabal el significado. El castellano argento es metafórico por excelencia y no se traduce bien al inglés. El Papa Francisco se refería a que, si alguien abusa del insulto, quizás reciba un golpe de represalia y no estaba instando, como interpretaron los ingleses, a ejercer la venganza. Para finalizar, conviene hacer una pregunta: ¿Es violento el islám? A continuación un video donde el especialista en islamismo Reza Aslan aporta claridad en este asunto:
Reza Aslan
Aclarando qué es en verdad el Islam
2 Timoteo 3
Reina-Valera 1960
(RVR1960)
Carácter de los hombres en los postreros días
3 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.
9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor.12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia,17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.