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sábado, 11 de julio de 2015

EL PAPA FRANCISCO ¿BENDIJO A UNA PRESUNTA NARCOTRAFICANTE DE PARAGUAY?




En su reciente visita a tres naciones sudamericanas, 
el Papa Francisco ha recibido algunas extrañas sorpresas 

Primero en Ecuador, varios colectivos indígenas de confesión protestante evangélica se negaron a visitarlo. Actitud a destacar para bien o para mal, si tenemos en cuenta, que medio siglo atrás, la mayoría de los indígenas de esa hermosa nación eran católicos. 

Luego en Bolivia, el presidente Evo Morales -también indígena- no tuvo mejor idea que obsequiarle un extraño crucifijo donde se ve a un Cristo clavado en una hoz y un martillo, símbolo del extremismo comunista ateo, perseguidor y asesino de miles de cristianos. El significado de esta actitud del presidente boliviano será motivo para discusiones por un tiempo. Qué quiso transmitir Evo con su obsequio no parece claro pero, aparentemente consideró que el regalo era correcto.

Y en Paraguay, según narra ABC color -un diario local- por iniciativa del presidente de la Nación Horacio Cartes, a Francisco no le quedo otra que abrazar a una mujer sospechada de "madrinar" actividades relacionadas con los carteles locales. Informa ABC color:


ABC color
Paraguay


Cartes pidió al Papa que salude a cuestionada diputada

Cuando se dirigía a los jardines del Palacio de López el presidente Horacio Cartes, que acompañaba al papa Francisco, detuvo la marcha y pidió al pontífice que saludase a la diputada Cristina Villalba.
La diputada colorada sufrió recientemente la pérdida de su hijo adolescente en un trágico accidente de tránsito en la zona de Ypejhú. La legisladora, acusada de ser una de las protectoras de narcotraficantes en la zona norte del país, dio un abrazo al Sumo Pontífice y, saliendo del protocolo, llegó a tocarle la cara al jefe de la Iglesia católica. (...) Cristina Villalba forma parte del equipo político del presidente Cartes y está sindicada por el asesinado periodista de ABC Color Pablo Medina como la “madrina” del narcotráfico en el norte del país. Las investigaciones de sus propios pares legisladores  la mencionan como protectora de Vilmar “Neneco” Acosta , sindicado como el autor moral del asesinato de Medina y de la joven Antonia Almada, el 16 de octubre del año pasado en Villa Ygatimí, Canindeyú.
El Papa Francisco no puede conocer a todos los paraguayos. Es un hombre finito con una mente igualmente con límites. Saludar a una presunta madrina de narcotraficantes paraguayos no puede ser considerado como un acto con propósito. Simplemente la saludó por iniciativa de Carles, presidente de Paraguay, y eso fue todo. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

MICHEL HOUELLEBECQ - SOUMISSION - FRANCIA BAJO EL CONTROL DE UN PRESIDENTE ISLÁMICO



SOUMISSION


En 2022 los musulmanes gobiernan Francia y traen paz y prosperidad.
Le dan a las personas;despojadas de espiritualidad y ahorros por el laicismo y el capitalismo salvaje;  lo que tanto anhelan para recomenzar nuevas vidas: sentido de trascendencia más allá de esta vida y estabilidad económica.
Pero todo a cambio de un precio elevado: La sumisión de sus voluntades.

Por
Marc Pesaresi



______________


Michel Houellebecq, gracias a su novela  Soumission (Sumisión, Editorial Groupe Flammarion, 2015) y otras publicadas anteriormente, ha adquirido suficiente éxito como para exponer su existencia al peligro. Actualmente dos guardaespaldas franceses lo siguen a todas partes para protegerlo. 

¿Qué ha escrito Houellebecq que ha irritado tanto a los fanáticos de Alá? 

El trabajo literario de Houellebecq ha llegado, incluso,  ser considerado como un tema de estado por el actual gobierno francés. Soumission trata un tema candente: la islamización del continente europeo específicamente, el control de Francia hacia 2022 por un musulmán que triunfa en elecciones libres.

En principio, alguien que escribe sobre el el futuro de un país y presuntamente a favor de los islámicos, no debería temer por su vida. Sin embargo, una lectura atenta del libro nos revela que Houellebecq, lejos de apoyar al islamismo, aprovecha el auge de este en Europa para lanzar una advertencia: los musulmanes triunfan en el vacío existencial que ha dejado en la población, el laicismo y la mala economía. Su obra es un grito que pide cerrar ventanas por donde se cuela una creencia  que - de triunfar- provocaría sumisión. 


¿El fin de la libertad, la igualdad y la confraternidad?

El argumento básicamente, refiere: François, un profesor de literatura de la Universidad de París especializado en los "huysmanitas" siente que ha llegado el fin de su vida sentimental. Han pasado varios años desde su último trabajo universitario y no ha tenido nuevas oportunidades. Su novia, desencantado con él,  decide emigrar a Israel. De repente, François se atemoriza al descubrirse pensando en el suicidio.

Entre tanto, Francia ha cambiado para bien o para mal según la opinión. El Islam ha conseguido alcanzar el poder político en el país galo asumiendo el control de la nación. Quien preside, en el año 2022,  es Mohammed Ben Abbes, político carismático de un partido político ficticio: Fraternidad Musulmana. Esta facción ha ganado  las elecciones presidenciales y se hace con la gestión de la nación procurando cambiar de una vez por todas, al laicismo francés. 

Una vez en el cargo, Ben Abbes, realiza varios cambios: trabaja en la mejora de la relación de los franceses, privatiza la principal universidad de Francia, cambia algunas leyes, aplica el derecho de igualdad entre hombres y mujeres a la par que permite la poligamia además de hacer de la Unión Europea el nuevo "Imperio Romano" con Francia como eje central. 

¿En que se benefician las masas con la llegada al poder de un islamista radical? 

Millones de personas en Europa desean seguridad y prosperidad. La gente esta tan mal en el viejo continente -parece decirnos Michel- que solo basta la llegada de un mesías de la religión que sea para que la gente, a cambio de trascendencia y seguridad, le resigne incluso la misma libertad.

Houellebecq en este punto, mete el dedo en la llaga: la mayoría de los beneficios sociales en Europa han sido recortados. En los países del este, por la apertura democrática que eliminó la asistencia social estatal luego de la caída del muro de Berlín y en occidente, por las terroríficas políticas de "saneamiento" económico que llevaron a miles a sufrir miseria.

Europa parecería estar lista -sugiere la novela de Houellebecq- para aceptar cualquier liderazgo que elimine el desamparo. En síntesis, la gente esta harta de incertidumbres. En este punto no puedo evitar relacionar este asunto con las ideas protestantes milenaristas. Durante décadas se nos ha enseñado a los cristianos evangélicos que -un mundo en caos- favorece la llegada del Anticristo.

Porque, para que reluzca su intervención como portador de paz y prosperidad, precisa previamente el desorden socio económico para emerger del tumulto como un líder eficaz, capaz de satisfacer las necesidades humanas.

Sin desorden no se puede valorar la eficacia del orden. Pero ¿qué tipo de orden quiere la gente? Houellebecq está convencido que "cualquier" orden que garantice certeza y seguridad, análogo a los días previos a la Segunda Guerra Mundial y a la Segunda, cuando el caos administrativo y político europeo arrastró a las potencias a guerras devastadoras por todo el orbe. Hitler por ejemplo, fue un líder psicópata que emergió de desorden proponiendo lo contrario: un orden basado en la militarización de la sociedad germana. La inmensa mayoría de los alemanes, sumidos en la desesperación de la postguerra, no trepidó en apoyar al nuevo líder hasta incluso, hacerse matar por él.

Contexto de Soumissión

No los explica Sylvain Bourmeau: “Soumission (Sumisión)  está ambientada en 2022. Francia vive atemorizada. El país se ve agitado por misteriosos problemas. Los medios ocultan deliberadamente episodios habituales de violencia urbana. Todo se tapa, el público está a oscuras… y en pocos meses el líder de un partido musulmán de reciente creación será elegido presidente. En la noche del 5 de junio, en unas segundas elecciones generales –las primeras se anularon por fraude electoral generalizado—Mohammed Ben Abbes vence oportunamente a Marine Le Pen con el apoyo tanto de los socialistas como de la derecha.

Al día siguiente, las mujeres abandonan la vestimenta occidental. La mayoría empieza por llevar largas túnicas de algodón sobre los pantalones; animadas por las subvenciones del gobierno, dejan sus empleos en tropel. El desempleo masculino cae en picado de la noche a la mañana. En barrios que antes eran peligrosos el crimen prácticamente desaparece. Las universidades se vuelven islámicas. Los profesores no musulmanes son forzados a acogerse a la jubilación anticipada a no ser que se conviertan y se sometan al nuevo régimen.

En esta nueva sociedad, François, con la ayuda de Robert Rediger se convierte al Islam donde obtiene una segunda oportunidad en su vida: un trabajo de prestigio y con varias mujeres. El Islam, al contrario del cristianismo y del laicismo ateo, ha logrado lo imposible: dar satisfacción a millones de europeos".

La novela mezcla ficción con la realidad aun así, Houellebecq es lo suficientemente antipático como para despertar iras. Y es que en cierto modo, sus declaraciones previas a la publicación de Soumission lo ha llevado a la cúspide de la polémica. No ha trepidado en afirmar que la islamofobia no es un tipo de racismo y que está en la vereda opuesta de la Francia del Islam.

Garcés entrevista a Houellebecq

Michel Houellebecq
Foto
Gentileza 
El País

Por tal razón nos dice en escritor argentino Gonzalo Garcés quien lo ha entrevistado recientemente, después del atentado contra Charlie Hebdo el pasado 7 de enero, el Gobierno francés prefiere no arriesgarse: como otras personalidades locales, el autor de Plataforma va ahora a todas partes flanqueado por dos policías de civil. Bromea con ellos y parece cómodo con la situación. La entrevista de Garcés ha sido publicada por El País, en su segmento Babelia.

Gonzalo Garcés
Foto
Gentileza
El Nuevo Herald

Aunque no deja de resultar algo irreal entrevistarlo en esta brasserie de Saint-Germain, bebiendo vino blanco, mientras Houellebecq (Saint Pierre, Isla Reunión, 1958) habla con entusiasmo de los cuentos de Borges y sus custodios echan discretos vistazos a los edificios cercanos en busca de francotiradores.

Parece una escena de una mala película, pero es sólo uno más en la sucesión de malentendidos que han rodeado la publicación de Sumisión (Anagrama). En la actualidad, Houellebecq es tan importante en su país que el primer ministro habla de su nuevo libro como si fuera un asunto de Estado; un efecto colateral es que nadie lo toma como una novela. Se lo compara con El suicidio francés, de Éric Zemmour, o El gran reemplazo, de Renaud Camus, best sellers estridentes que machacan dos ideas obsesivas: el Occidente judeocristiano está en retirada, los bárbaros musulmanes se aprestan a tomar el poder.

No se trata de negar la dimensión social de Sumisión, que pinta una Francia al borde de la guerra civil. En esta fábula política el conflicto se resuelve con el triunfo electoral de Mohammed Ben Abbes, candidato de la imaginaria Fraternidad Musulmana, y la conversión de Francia en Estado islámico, pero el libro está lejos de presentar el hecho como un desastre. Al contrario: para el protagonista, solitario profesor experto en el escritor decadente Joris-Karl Huysmans, lo urgente es encontrar una fe. “¿Cuánto tiempo puede una sociedad subsistir sin una religión cualquiera?”, se leía ya en Las partículas elementales (1998). Ahora el adjetivo “cualquiera” resulta sugerente: si ya no es posible ser cristiano, ¿por qué no abrazar otra religión más vigorosa?
PREGUNTA. Sumisión es una sorpresa para sus lectores. Aunque la inquietud religiosa aparece en todo lo que ha escrito, es la primera vez que describe a un personaje que busca una fe y que, además, la encuentra. ¿Cómo se le ocurrió esta historia?
RESPUESTA. Jugó un papel el hecho de que mi protagonista, François, sea un profesor experto en Huysmans; en su obra, esa búsqueda que menciona juega un papel crucial. Huysmans tiene novelas enteras dedicadas a su relación con el catolicismo. Ahí tenemos el caso de una conversión religiosa relatada en la ficción. 
P. ¿Es usted creyente?
R. Tiendo a creer cuando voy a misa; pero apenas salgo, se me pasa. Así que ahora lo evito, porque el bajón es desagradable. Pero la misa en sí misma es muy convincente; es una de las cosas más perfectas que conozco. Y mejor todavía son los entierros, porque ahí se habla mucho de la supervivencia después de la muerte, y con una apariencia de convicción total. La verdad es que mi ateísmo no salió indemne de la muerte de mis padres y de mi perro Clément. 
P. Pero entonces, ¿todo es cuestión de querer creer?
R. Pues sí. Porque, en realidad, la razón no se opone a la fe de una manera tan clara. Si nos fijamos en la comunidad científica, los ateos se cuentan sobre todo entre los biólogos. Los astrónomos, en cambio, son cristianos sin mayor dificultad. Esto tiene una explicación, y es que el universo está bien organizado. Cuando se trata de seres vivos, la cosa es más dudosa. Los seres vivos no están bien organizados, y son un poco repugnantes. Un matemático no tiene mayor dificultad para creeren Dios; al contrario, trabajar con ecuaciones pega bien con la idea de un orden, y por ende un creador de orden.El islam siempre evitó pronunciarse sobre cuestiones como si la Tierra giraba alrededor del Sol. No había nada en juego en ello” 
P. De todos modos, su cristianismo es selectivo. Le interesa la vida eterna, pero no tanto, digamos, el perdón o la caridad.
R. Sí, eso me importa menos. Pero san Pablo lo dice con toda claridad: si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana. Así que Cristo, mal que mal, vino por eso. Para prometernos que la muerte había sido vencida. La caridad, bueno, no es algo específico del cristianismo. Y en cuanto al perdón de los pecados, es algo que le importa más a los protestantes. Antes, en el catolicismo, el perdón de los pecados era algo casi automático. Ego te absolvo, y ya está. 
P. Su protagonista, François, afirma que tampoco hay oposición entre la ciencia y la fe musulmana.
R. Yo diría incluso menos. El islam siempre evitó pronunciarse acerca de cuestiones del tipo de: “¿Gira la Tierra alrededor del Sol?”. Evitó meterse en dificultades que el catolicismo, por su parte, podría haber evitado. No había nada en juego para la fe cristiana en el hecho de que la Tierra gire en torno al Sol. 
P. François tiene otro argumento a favor del islam: dice que es la única religión que acepta el mundo tal como es.
R. Es que es un muy buen argumento. Incluso los yihadistas, que no aceptan el orden político del mundo, aceptan el mundo natural tal como es. Si lees a Darwin te das cuenta de que, en el fondo, lo que lo aleja de Dios —porque Darwin no creía en Dios, aunque haya fingido lo contrario— son las consideraciones morales. Por ejemplo, en una carta analiza el ciclo de vida de no recuerdo qué parásito que vive dentro del ojo, y exclama: ¡No, un Dios de bondad no puede ser el autor de este mundo! Podemos arriesgar un teorema: cuanto más se observa a los ácaros, más disminuye la fe en Dios. En mi caso, desgraciadamente, estudié biología, así que empecé con mal pie. 
P. François busca a Dios a través de ciertas figuras femeninas. Hay dos momentos clave: primero, cuando François pierde a su amante, y después, cuando entra a la iglesia de Rocamadour y parece a punto de recuperar la fe, pero fracasa. La pérdida de su amor y la pérdida de la fe representan una misma clausura en su vida. 
R. Es muy cierto, esos son los dos momentos clave. Mas en general, te diría que la construcción de este libro es bastante simple: pongo en escena a este personaje y progresivamente le quito todo. Empiezo por lo más grave, le quito el amor. Después, y ya es menos importante, le quito a sus padres. Después, en esa escena en la iglesia de Rocamadour, le quito la posibilidad de creer en Dios. Y para terminar le quito su relación con Huysmans, que calificó como la más antigua de su vida. Porque es verdad —y yo lo sé por haber dedicado todo un libro a Lovecraft— que escribir de manera profunda acerca de un escritor significa, en la práctica, privarse de releerlo. Pasado cierto punto, no puedes más. Así que a este pobre personaje yo le quito todo, hasta que sólo le queda convertirse.
P. En su libro, una vez que el régimen islámico se instala en Francia, las mujeres adoptan el velo, dejan de trabajar y se dedican a la familia. ¿No hay en esto algo de expresión de los deseos del protagonista? Después de todo, perdió a su chica porque era demasiado independiente.
R. Sí, él personalmente no tiene motivo para solidarizarse con el régimen laico. La solución que le propone, mal que bien, funciona.
P. Como dice al final: “No tendré nada que lamentar”.
R. Esa frase puede entenderse como usted dice, pero también al revés: tendrá mucho que lamentar. Haber perdido a Myriam, para empezar. Y también haber perdido a la Virgen de Rocamadour. Aunque cueste creerlo, mi proyecto inicial era que él se convirtiera al catolicismo. Lo cual habría dado lugar a un libro bastante gracioso; mi personaje se habría convertido a un catolicismo que ha cambiado mucho desde la época de Huysmans. Un catolicismo, por decirlo de algún modo, un poco bobo.
P. ¿Y por qué no lo escribió?
R. Porque no pude. A ver: supongamos que la Virgen de Rocamadour hubiera funcionado, que François hubiera recuperado la fe. Después de eso, yo ¿cómo sigo mi libro? (ríe). En cambio, en Sumisión no hay verdaderos creyentes, ni cristianos ni musulmanes. Incluso para Ben Abbes se trata de una opción política. Esto ya estaba a mi alcance.
P. Ben Abbes aparece como un salvador, en un momento en que el sistema político ya no funciona…
R. Esa parte es real. Viví 10 años fuera de Francia, y cuando volví me impresionó el desprecio total de los franceses por sus élites dirigentes y mediáticas. Quizá el periodismo sea la única profesión más despreciada que la de los políticos. Hay que decir que la situación es relativamente alucinante. Ya en 2012, Hollande fue elegido presidente, a pesar de que Francia se había volcado a la derecha. Y ahora no es imposible —como imagino en mi libro— que Hollande sea reelegido en 2017, aunque Francia está aún más a la derecha. La estrategia del Partido Socialista, que es impulsar al Frente Nacional para excluir al centroderecha, ha llevado las cosas a un lugar insalubre. Y el hecho es que la vida en Francia se ha deteriorado. Hay muchos más pobres que antes. Hay cada vez más gente que no cree lo que dicen los medios. Y lo que te muestra que somos un país extraño es que, pese a todo, los franceses se siguen reproduciendo: salvo Irlanda, tenemos la natalidad más alta de Europa.
P. Es un argumento contra la idea del “suicidio francés”.
R. Es que no es un suicidio, es un asesinato.
P. ¿Cometido por quién?
R. Por nuestras clases dirigentes.
P. Es usted muy duro con los políticos de su país.
R. Es que se les fue la mano. El caso más impresionante que conocí fue el referéndum de 2005 sobre la Constitución europea. Los franceses votaron claramente por el no. Y semanas más tarde el Gobierno lo hizo aprobar por vía parlamentaria. Es un desprecio muy claro a la democracia. Así que la hostilidad de la gente contra los dirigentes es muy fuerte, y eso en un momento de crisis económica y desempleo alto. Y tenga en cuenta que el paro en Francia es desempleo de verdad: no hay trabajo en negro, como en España o América Latina, y tampoco hay solidaridad familiar, eso desapareció. La gente está totalmente desvalida.En Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie lo sabe. El varón ya no habla, la mujer sí”.
P. Hablemos del proyecto político de Ben Abbes. ¿Podría funcionar su idea de expandir la Unión Europea hacia el sur, de convertirla en una Unión Mediterránea?
R. No es ninguna tontería. Para empezar, muchos países mediterráneos lo percibirían como una garantía —aunque quizá se equivoquen— contra sus islamistas radicales. Europa del Norte pasaría a segundo plano. Pero, para ser honestos, la principal interesada en esto sería Francia. La verdad es que Francia nunca aceptó el hecho de perder el liderazgo. Por eso tenemos una relación extraña con Alemania; nos gusta flagelarnos diciendo que somos menos que ellos. Malestar que, dicho sea de paso, es una de las claves del éxito de Marine Le Pen.
P. Muchas veces ha hablado contra el patriotismo. Pero después del atentado contra Charlie Hebdo, parecería que está dispuesto a defender ciertos valores franceses. Como dicen en Rambo III: esta vez, es personal.
R. Es que es personal: han matado a alguien a quien yo quería, a Bernard Maris. Y además está la cuestión de la libertad de expresión, que me concierne. Esa libertad la hemos perdido. Cuando yo era adolescente, en los años setenta, había más cosas permitidas. En la actualidad, el debate de ideas se limita a la detección de los derrapes. Una vez que el derrape ha sido cometido, el responsable puede disculparse; a eso se limitan sus derechos.
P. Su protagonista se define como machista. ¿Cree que en esto François es representativo?
R. Lo que pasa es que en Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie más lo sabe. Una hipótesis horrible, pero verosímil, es que no han cambiado; sólo han aceptado cerrar la boca. El varón occidental ya no habla; la mujer sí. La vida mental masculina ahora es algo desconocido, y por eso es verosímil pensar que el varón estaría dispuesto, si se presentara el caso, a una vuelta inmediata al patriarcado.
P. ¿Sus novelas serían las últimas noticias de esa vida mental masculina?
R. Pues sí, las mujeres pueden leerlas para enterarse de lo que realmente piensan los hombres.
P. ¿Cree realmente que Europa, al perder la religión, la reemplazó con el patriotismo, y que terminará por volver a la religión?
R. Sí, aunque para mí es absurdo imaginar que el patriotismo pueda reemplazar a la religión. La cristiandad duró más de mil años; el patriotismo, un poco más de cien, desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial. También podemos decir las cosas de una manera más siniestra: el patriotismo, para alcanzar la incandescencia, necesita enemigos.
P. ¿Mientras que el único enemigo de la religión es la muerte?
R. Y es un enemigo más confiable.
El lector protestante que se interese por el pensamiento de Houellebecq, puede consultar otra entrevista que le realizara Sylvain Bormeau luego del atentado a la revista Charlie Hebdo. En la misma, Houellebecq deja entrever su opinión sobre los cristianos evangélicos en Sudamérica.

Houellebecq entrevistado por Bourmeau
Para acceder, click AQUÍ


lunes, 9 de febrero de 2015

PRESUNTA APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA BATALLA DE TUCUMÁN




Aparición de la Virgen de la Merced

¿Visión Mariana o ilusión óptica?

  


A Isa, que ama a la Virgen

República Argentina

1812

Contexto

1812 fue un año difícil para el gobierno del Primer Triunvirato de Buenos Aires integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Pazos, a quienes asistían como secretarios de Guerra, Bernardino Rivadavia; de Gobierno, José Julián Pérez y de Hacienda, Vicente López y Planes.

En lo político, la situación era muy complicada con múltiples conflictos a solucionar tanto en lo interno como con el exterior. Recordemos que por entonces, Argentina (Provincias Unidas del Río de la Plata) no se había independizado de España sino que aún faltaban cuatro años para declarar su dependencia. Por supuesto, España no se quedaba de brazos cruzados y  pretendía, desde Perú, reconquistar el cono sur de Sudamérica. Finalmente la independencia se obtuvo el 9 de Julio de 1816.

Por
Marc Pesaresi


En esos días, había fuertes intenciones de separatismo debido a la errónea política de Fernando VII quien, recuperado el trono, en vez de realizar un gobierno aperturista se dedico a imponer el absolutismo.  (Para saber más, ver Galasso, Norberto: "La declaración de la Independencia tiene un sentido latino americano", clickando aquí ) (1)

En lo social, la gente del país vivía de lo que siempre había vivido. Contrabando y comercio de los frutos del país. En lo geográfico, grandes regiones del país aún estaban bajo el dominio de tribus indómitas o de caudillos regionales.

Un detalle importante: El 9 marzo de este año, llegó a Buenos Aires proveniente desde Londres, un Teniente Coronel que había solicitado la baja del ejército español.  Se llamaba José de San Martín y de inmediato ofreció sus servicios. A la semana; el 16 del corriente; le dieron la orden de crear el regimiento Granaderos a Caballo. Sin embargo, este militar profesional tan importante para la historia nacional, no intervendría en combates hasta un año después.

En junio se descubrió una sublevación a cargo del comerciante vasco Martín de Álzaga (traficante de negros junto a su socio José Martínez de Oz. Click Aquí en Sidoli, 2007) quién había hecho fortuna con el tráfico de negros esclavos, armas y telas a las que contrabandeaba desde diferentes naciones del mundo. Que pretendía Álzaga con su conspiración se discute hoy día. ¿Quiso recuperar para España esta parte de sus dominios? Parece poco probable. España estaba cautiva de Napoleón y no había noticias de ninguna expedición francesa para apoderarse de los territorios americanos.¿Sospechó emancipación y decidió intervenir para evitar la separación? Es lo más probable.

¿Procuraba crear un estado independiente y contemporizar desde el poder político hasta ver el desenlace de la situación en Europa? No parece aunque, como comerciante adinerado, ciertamente era ambicioso y manipulador político. Recordemos que Álzaga en 1809 había protagonizado una asonada o intento de golpe para apoderarse del gobierno. De modo que, como golpista, tenía antecedentes además de torturador. Durante la rebelión del indígena Túpac Amaru II había hecho encarcelar a varios por presunto complot a favor de la causa aborígen y ordenado torturas para conseguir confesiones e implicar en el asunto a algunos ciudadanos de Buenos Aires y alrededores. 

La conjura fue descubierta por el aviso de un negro esclavo llamado Ventura quién se lo comunicó a su propietaria, Valentina Benigna Feijoo, el 2 de julio. A su vez, la mujer de inmediato dio parte al alcalde del barrio de Barracas y este paso el alerta sin demora al gobierno central. Las autoridades reaccionaron muy rápidas y al día siguiente, comenzaron las investigaciones. En la madrugada del 6 de julio es apresado Álzaga quien es ajusticiado pocas horas después sin derecho a un juicio. Junto a Álzaga fue ejecutado el betlemita Fray José de las Ánimas, sacerdote conocido por la sociedad porteña cuya muerte fue considerada indigna por gran parte de la población.

Entretanto, San Martín, Carlos María de Alvear y José Matías Zapiola quienes entre mayo y junio de ese año habían formado una sociedad secreta llamada Logia Lautaro, movilizaban influencias a favor de la causa independentista.  Aún hoy se discute si esta logia fue o no masona. Todo su ritual da la impresión que sí. Sin embargo, algunos opinan que si bien adoptaron las costumbres y prácticas masonas, no fue una logia masónica sino patriótica con espíritu de "patria grande" al decir de los revisionistas de izquierda como Galasso. (Click aquí). En opinión de Hanglin, fue esta muerte muy injusta. (Click Aquí).

A favor de este parecer se encuentra el historiador masón Martín V. Lazcano quien negó el carácter masón de la logia. Mucho antes, el general Enrique Martínez, amigo de San Martín y miembro de la logia, también había negado que fuera una organización secreta con fines espirituales con intenciones políticas sino directamente política. El fin de la misma era independizar toda las Américas de Europa.Lo que si se sabe, es que podían integrarla masones, no masones e incluso, los eclesiásticos.

Su propósito, sin duda alguna, era conseguir la independencia de los estados americanos bajo tutela de la corona española. Es posible que Álzaga tuviera noticias de estos asuntos y quisiera impedir la pérdida definitiva de los territorios españoles de Sudamérica. Pero la falta de documentación por el momento,  impide certezas.

Éxodo jujeño y Belgrano “el imperdonable”

Entre tanto, el norte se había perdido frente al avance de las tropas realistas. La región del Alto Perú, el Altiplano de la actual nación hermana de Bolivia,  desde la derrota de la batalla de Huaqui en la que el porteño Juan José Castelli no pudo hacer frente a las tropas del realista  Pío Tristán quien lo superó en táctica y experiencia militar, estaba bajo control  del Virreynato del Perú fiel a España y con sede en Lima.

El Ejército del Norte, en manos del General porteño Manuel Belgrano luego del relevo de los jefes vencidos, diezmado y sin abastecimientos, estaba a punto de ser aniquilado. Fue entonces que el 23 de agosto el gobierno de Buenos Aires ordenó la retirada de toda la población de Jujuy junto con el ejército, a la que se sumaron salteños y tarijeños, hacia el centro de la actual Argentina –específicamente a la provincia de Córdoba- en un repliegue que hoy se conoce como el Éxodo Jujeño.

Civiles y militares marcharon hacia el sur, arrasando a su paso todo lo que pudiera dar cobijo o ser útil a los realistas. Fue una medida extrema nunca vista antes, en esta parte del mundo. La misma táctica habían utilizado los rusos cuando Napoleón invadió ese inmenso país.

Cuando los españoles por fin arribaron a Jujuy, hallaron la ciudad solitaria y sin habitantes. Estaba desierta, totalmente despoblada aún de animales. Los españoles no solo se sorprendieron sino que consideraron bárbara la actitud. De hecho, Pío Tristán se lamentó por carta a su superior Goyeneche  escribiendo “Belgrano es imperdonable”.

El General Belgrano, no obstante las órdenes recibidas, al pasar por Salta decidió no seguir bajando hacia las tierras centrales. Desobedeciendo, se propuso resistir en la ciudad de Tucumán. Enterado el Triunvirato de la determinación de Belgrano de esperar la invasión española en Tucumán, se mostró en desacuerdo y continuó insistiendo en retroceder hasta Córdoba. Sin embargo, se sabe hoy,  solo dos miembros del gobierno tripartito estaban de acuerdo en que Belgrano siguiera replegándose. El restante se negó firmemente a las decisiones de sus compañeros ya que pensaba a igual que Belgrano, que seguir bajando, se corría el riesgo de entregar todo al enemigo.

En este contexto fue cuando aconteció la batalla donde presuntamente apareció la Virgen de las Mercedes, combate que involucró al ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata –hoy Argentina- contra las tropas del Virrey de Perú que intentaban recuperar el control de los territorios declarados en rebeldía.

La víspera de las hostilidades

El plan español diseñado por la estrategia del realista Juan Manuel de Goyeneche era atacar en un movimiento de pinzas la ciudad de Buenos Aires y acabar con la rebeldía. Por un lado, las fuerzas alto peruanas de Tristán invadiendo por el norte.  Entre tanto, desde Uruguay, conocido como la Banda Oriental, las fuerzas de Gaspar de Vigodet con el auxilio de los portugueses de Diego de Souza completarían la pinza que buscaba arrancar de raíz los intentos de autonomía atacando por el noreste.  La situación para los patriotas era delicada. 

Belgrano -conciente del peligro- recurrió a un ardid para terminar de convencer a los tucumanos de la necesidad de prestar ayuda al ejército bajo su mando. Cuando estuvo cerca de la ciudad de Tucumán, encaró el camino hacia la provincia vecina de Santiago del Estero dando la impresión a los locales, que dejaba abandonado a su suerte a todo el territorio. Los tucumanos, que habían prestado apoyo a los patriotras desde principio de la campaña al Alto Perú, evaluaron como nefasta la llegada de tropas realistas las cuales -sin duda- aplicarían algún tipo de venganza. De modo que decidieron conservar al ejército de Buenos Aires a toda costa en la ciudad.

El truco de Belgrano dio resultado y se vió refrendado por un triunfo inexperado. El 3 de septiembre hubo un encuentro entre la retaguardia  patriota al mando de Díaz Vélez y dos columnas realistas comandadas por el Coronel Huici. El ahora llamado combate de Las Piedras fue favorable a los patriotas quedando como resultado de la acción varios muertos realistas, una veintena de prisioneros y el propio jefe enemigo apresado.

Enterado Belgrano del triunfo que trajo un repunte de la moral, ordenó a Juan Ramón Balcarce marchar como correo hacia la ciudad de Tucumán -cuya ciudadanía estaba con ánimos de resistir la presencia española- con órdenes de reclutar y entrenar en la medida de lo posible un cuerpo de caballería de gauchos o milicianos locales; simultáneamente, envió algunas cartas solicitando ayuda y exponiendo a la vez  los riesgos que implicaba abandonar esa parte del país a los realistas, a la rica y poderosa familia Aráoz -dos de cuyos integrantes- Eustoquio Díaz Vélez y Gregorio Aráoz de La Madrid prestaban servicios bajo su mando, uno  como mayor general o segundo jefe y el otro, como teniente.

Los Aráoz ni bien leyeron las misivas dispusieron todo su poder político, económico y social a favor de la causa patriota de modo que, al entrar en  Tucumán el 13 de septiembre, Belgrano encontró a Balcarce con 400 hombres -sin uniformes y armados sólo con lanzas, pero bien organizados— y a la ciudad dispuesta a ofrecerle apoyo.

Conciente que tenía en el lugar asistencia, pidió un poco más. Garantizó que se quedaría a cuidar la ciudad y dar batalla allí mismo si los lugareños le aportaban 1.500 hombres de caballería y 20 000 pesos plata para la tropa, cantidades que los tucumanos no solo consideraron razonable sino incluso poca, ya que se ofrecieron duplicarla.

Los principales vecinos tucumanos fueron los encargados en alistar gentes, también sumaron caballadas y proporcionaron alimentos para los soldados y medicinas para los que estaban enfermos. Se carnearon grandes cantidades de ganado y se distribuyó la carne junto con ropas y objetos de uso cotidiano entre combatientes y civiles que habían llegado acompañando al ejército luego del éxodo. Incluso llegaron algunas partidas de las provincias aledañas de Catamarca y Santiago del Estero con el propósito de sumarse a la defensa.

Mientras tanto, el ejército realista avanzaba con dificultad, al no hallar en el terreno arrasado medios o instalaciones para cobijarse o reaprovisionarse; partidas de gauchos organizadas por Díaz Vélez los hostigaban constantemente. Eran los comienzos de lo que luego se conocería como la temible caballería gaucha y que en la actualidad, persisten, bajo el nombre  histórico de “los infernales de Güemes”.   El 23 de septiembre las partidas de descubierta o reconocimiento avistaron a los españoles a 4 leguas (20 kilómetros) de distancia, en un paraje llamado Nogales marchando hacia Tucumán.

Concientes del peligro, los patriotas dispusieron lo mejor de sí para enfrentar un peligro mayor. La población hizo acopio de alimentos y aguas porque se pensó que habría de resistir un asedio, se adecuaron algunos sitios para servir en la asistencia a los heridos, se arreo el ganado que estaba en la ruta de los realistas y se evacuaron los pobladores de las áreas peligrosas; la voz de alarma recorrió toda la región cercaba a la ciudad.


Génesis de una visión
De la Virgen María

Belgrano era un católico practicante y religioso. En divergencia con los anteriores mandos del Ejército del Norte – de ideas racionalistas y anticlericales tomadas de la Revolución Francesa- quienes durante la primera expedición armada al Alto Perú en 1810 habían cometido toda suerte de tropelías que ofendieron a una población profundamente impregnada de misticismo católico, fue conciente que, sin el apoyo de la religiosidad, sus pretensiones de triunfo se verían dificultadas. De modo que procuró donde estuvo él y sus tropas, no solo alentar la fe católica sino además obligar a que se la respete.

El día de la batalla era también el día de la Virgen de las Mercedes de la cuál era devoto. Amaneció rezándole y con él, muchas de las tropas. De modo que, desde el comienzo, los soldados fueron mentalizados con un espíritu religioso importante. A diferencia de muchos de sus oficiales, impregnados del racionalismo, atendía las necesidades espirituales de los soldados los cuales provenían casi todos, se las capas más humildes de la sociedad de entonces. Supersticiosos a todo lo aparentemente sobrenatural, Belgrano pronto contagió su fe a los muchachos alistados que venían de padecer desamparos y amarguras, sed y hambre, enfermedades y pobrezas.

La batalla
 24 de septiembre de 1812
"Humo, langostas y polvadera"

Amaneció despejado ese día según algunos informes. Otros dicen que había "mucho viento". Horas previas, las partidas de reconocimiento informaron que Tristán lejos de invadir la ciudad, la dejó a su izquierda, mientras costeaba una ciénaga llamada Marlopa. Sospechando que el jefe español buscaba la retaguardia, Belgrano dio órdenes de seguir las tropas españolas a distancia prudente para no ser vistos. Finalmente en el sudoeste de la ciudad, en el campo de las carreras, Tristán hace el movimiento que Belgrano había previsto.

Dobla a su izquierda y busca entrar por detrás al ejército patriota. Sin embargo, se llevó la sorpresa de su vida cuando su ejército topa imprevistamente con el patriota. Belgrano lo estaba esperando con sus efectivos formados, la caballería en dos grupos y la infantería, en cuatro columnas según recuerda el General José María Paz, combatiente en la jornada.

Tristán ordenó formar y prepararse para el combate. En eso estaban sus soldados, cuando la artillería patriota comenzó a hacer fuego impactando en las filas de los combatientes realistas. Sin embargo, las explosiones no amilana a los invasores; por el contrario, se da orden a la carga y los patriotas fueron acometidos a la bayoneta con tanto ímpetu que el choque entre ambas fuerzas fue espectacular.

La caballería gaucha, entretanto, haciendo resonar sus guardamontes y lanza remolineó unos mintuos para luego; en ristre; proceder a cargar con tanta fuerza que arrolló la caballería enemiga. Esta, superada, se batio en retirada llevándose por delante cuadros de tropas propias. Así estaba el combate cuando de pronto, el estampido de un cañonazo asusta al caballo de Belgrano y lo derriba por tierra. Las tropas al verlo caer temieron lo peor. Que una bala certera había impactado en su cuerpo. Pero, para alivios de todo, el General se repone del golpe y regresa a la acción.

Lamentablemente el triunfo de la caballería gaucha pudo ser mayor a no ser porque los gauchos encontraron un convoy de abastecimientos realista y al descubrir que había dinero, se dedicaron al pillaje. No eran soldados regulares estos hombres, sino gentes de campo que entraban al combate utilizando una táctica que hoy se conoce como montonera y entrevero y carecían 

La manga de langostas

En eso que principia el combate, aparece como enviada por la providencia del Señor, una manga de langostas que ensombreció el campo de batalla. Estos insectos que procuraban eludir el ventarrón que barría el campo de batalla, sumados a la humaredas de los campos incendiados para crear humo y dificultar la visión realista de los acontecimientos, más la polvadera que levantaban bestias y seres humanos en el fragor de la lucha, creo tanta  confusión que pronto la visión quedo reducida al terreno que se pisaba. 

Entre tanto,  en el sector donde estaba Belgrano y su estado mayor, la batalla iba mal y las tropas españolas de infantería gracias a su mejor adiestramiento y disciplina, lograron desorganizar a los patriotas. Según rememora el general José María Paz, fue tanta la fuerza del avance realista que los patriotas se dispersaron tanto, que el mismo general Belgrano terminó en el fragor del combate, alejado del centro de la acción. Comenzó entonces unas series de refriegas donde el valor personal aunado a la mejor picardía garantizaba el triunfo. Y aquí es donde la suerte o la ayuda divina como veremos más adelante, inclinó la balanza para el lado argentino.

Quizás fue mejor que el ejército español se disgregara lo mismo que el patriota, porque de haberse mantenido el combate a la europea, seguramente se hubiera perdido la batalla. Era en la montonera –una forma particular de luchar que tenían los argentinos de esa época- donde el gaucho y sus comandantes eran excelentes  y fue así como se peleó en Tucumán. 

Los oficiales del ejército patriota viendo que su general estaba incapacitado por las distancias para ordenar las maniobras, tomaron la iniciativa y por su cuenta, organizaron nuevos combates y escaramuzas. Fue así que el mayor general Eustaquio Díaz Vélez logró alcanzar  al interior de la ciudad de Tucumán y atrincherarse a la espera de novedades del campo de batalla mientras, otros patriotas, lograron apoderarse del equipaje y de todo el parque (municiones, provisiones y caudales) del enemigo.

Entre tanto, de lado español, Pío Tristán se dio cuenta que estaba dueño del campo de batalla pero sin tener idea de donde estaban peleando la mayor parte de sus soldados. Aún así consiguió mantener algunas tropas y decidió marchar hacia la ciudad a ver si la podía tomar. Pero llego tarde. Los patriotas ya estaban allí esperándolo. Cuando intimó rendición a los patriotas allí atrincherados, estos se mantuvieron impertérritos sabiendo que el español no tenía ni municiones.

Mientras todo esto sucedia, Belgrano entre tanto, trató  de organizar los cuadros sin mucho éxito. Vivió horas amargas mientras esperaba novedades y según algunos testigos de la acción, mientras permaneció en incertidumbre se lo notó triste y silencioso. No fué hasta el día siguiente que se dio cuenta que era vencedor. Para ese momento, las tropas alto peruanas lograron moverse con cautela y comenzaron a replegarse  hacia el norte abandonando la acción. Belgrano dispuso a Díaz Vélez que persiguiera al enemigo tratando de provocarle mayor cantidad de bajas posible. El subalterno obedeció marchando a hostigar la retirada enemiga durante casi un mes.

La visión celestial

Esta batalla si bien tuvo importancia en lo político y militar, no deja de ser curioso el hecho que tuvo implicancias sobrenaturales, como otrora tuviera Constantino el Grande en Puente Milvio o Loyola camino a Roma. Belgrano en su fe católica, no dejó nunca de imponer la religiosidad a las tropas. Quiso el destino que momentos antes de la batalla, hubiera un prodigio en los cielos, según narran las memorias que detallan los momentos del día.

En 1964 la Academia Nacional de Historia de Argentina publicó Memoria del militar don Juan Pardo de Zela, quien entonces era oficial del ejército patriota, el cuál dejó registro de lo que se observó en los cielos ese mismo día. Escribe Pardo de Zela: “Formó el ejército en línea de batalla con un horizonte despejado y limpio de nubes. En esto una pequeña nube se descubre en el cielo en figura piramidal, sostenida por una base que parecía sostener una efigie de la imagen de Nuestra Señora. Era día en que se celebraba la fiesta de Nuestra Señora de la Merced; y cada soldado creyó ver en la indicada nube la redentora de sus fatigas y privaciones; cuya ilusión aumentándose progresivamente, daba más fortaleza a nuestra pequeña línea ya enfrentada con la del enemigo”. (Boletín de la Academia Nacional de Historia; 36; 1ª sección; 406; Bs. As., 1964, citado por Cayetano Bruno en Historia Argentina; Editorial Don Bosco; Bs. As.; Arg.; 1977; P.p. 304 y 305).

¿Acaso se diese una ilusión óptica? 

Se pregunta el historiador y sacerdote católico Cayetano Bruno. Recordemos que el avance patriota, contra toda lógica, había sido sorprendente y demoledor. Muchos de los soldados, inspirados por la visión en el cielo, tomaron coraje y se lanzaron a la lucha sabiendo que el triunfo sería patriota antes de comenzar la batalla.

Hubo otros testigos que dejaron constancia del portento, además de Pardo de Zela. Doña Felipa Zavaleta de Corvalán, por ejemplo, en sus Recuerdos Familiares refiere que la visión de la presunta Virgen en los cielos fue vista incluso por los españoles. “Los mismos prisioneros enemigos decían que a la hora de la acción en la línea del ejército tucumano, vieron  una Señora vestida de blanco, y que les batía el manto sobre los militares. Se cree que esta Señora fue nuestra Madre de las Mercedes (Datos recopilados por Joaquín Tula en Discursos y escritos conmemorativos).

Marcelino de la Rosa, un curioso de la época, enterado que la Virgen se había aparecido quiso saber más. De modo que fue en busca de los protagonistas y comenzó a indagar. En sus Tradiciones Históricas escribe: “Fue debido en su mayor parte a un cúmulo de hechos providenciales, y no a combinaciones militares (el triunfo patriota) por lo que el pueblo lo atribuyó a milagro de la Virgen de Mercedes, porque tuvo lugar el día de su festividad”.

Que algo raro hubo en los cielos ese día no parece haber duda, en tanto y en cuanto el racional y poco afecto a las ideas religiosas como Bernardo de Monteagudo, dice el padre Cayetano Bruno, no tuvo otra que reconocer intervención divina en asuntos puramente terrenales. Tal es así que el 29 de octubre de 1812 mientras disertaba en la Sociedad Patriótica y Literaria de Buenos Aires, admitió que la victoria de Tucumán más que al ingenio y pericia de los hombres, se debía a “una especial providencia del Eterno”.

Belgrano capitalizó de inmediato el fervor supersticioso del pueblo que anteriores expediciones no habían sabido hacerlo. Organizó una serie de reconocimientos destinados a acrecentar el pensamiento religioso y dotar de convicción sobrenatural a los soldados. Un buen modo de incrementar motivación, recurso que aún hoy día apelan no pocos generales.

Ordenó acuñar una medalla conmemorativa que decía en anverso y reverso “Victoria del 24 de setiembre  de 1812” y “Tucumán, sepulcro de la Tiranía” además de proclamar a la Virgen de las Mercedes como Generala del Ejército del Norte. Los días siguientes a la batalla hubo muchas confesiones, la gente comulgaba, la religiosidad católica estuvo al tope del frenesí espiritual cerrándose los homenajes el domingo 27 de octubre cuando se realizó una multitudinaria procesión en la cual el mismo Belgrano deposito el bastón de mando en la imagen de la Virgen el cual se conserva hasta el día de la fecha.

Conclusión

¿Qué vieron los soldados en el día de la batalla? No sabemos con certeza. Que fuera un evento natural atribuido por los soldados y testigos a causa sobrenaturales, seguramente. Pero no parece haber duda alguna que los soldados de ambos bandos vieron algo en los cielos con “semejanza” a mujer. ¿Qué pudo ser?

El escéptico podrá argumentar que, en momentos de gran tensión y nerviosismo, las tropas fueron víctimas de una pareidolia o bien, hubo algún fenómeno atmosférico inusual que motivó creencias populares. Hubo además, suficiente exaltación de los espíritus. Belgrano con sus continuos rezos contagió misticismo, la plaga de langostas que llegó en un momento por demás llamativo al inicio del combate, la humareda de campos prendidos fuego a propósito que se incrementó con vientos fuertes, polvaderal y toda la locura que experimentan los hombres cuando se están matando en lo que se llama campo del honor.

Curioso el dato que aporta Pardo de Zela quien afirma, como testigo del hecho, que al momento de principiar la batalla los cielos estaban limpios a excepción de “una pequeña nube”. Pero esto fue al comienzo del combate. Llamativo resulta que el General Paz, racional y metódico, participante en el combate, no mencione en sus memorias ninguna aparición de la Virgen en los cielos "batiendo" manto sobre las tropas.

Los católicos practicantes podrán afirmar, que en verdad se apareció la Virgen de las Mercedes y otros, con ideas diferentes, que fue un ovni o bien, todo no es más que un invento del pensamiento mágico de esos días, donde el miedo atenazaba gargantas y compungía corazones.

No faltará el suspicaz que argumentará que todo el relato no es sino, invención literaria sacra a la que acostumbra el clero editar, para hacer aparecer a las potencias celestiales como interviniendo en los asuntos del hombre en forma visible y prodigiosa. El lector decide que versión prefiere más.

Bibliografía consultada

Bruno; Cayetano: Historia Argentina; Editorial Don Bosco; Buenos Aires; Argentina; 1977.
Bruno; Cayetano: La Virgen Generala. Estudio Documental; Ediciones Didascalia; Santa Fe; Argentina.

domingo, 9 de noviembre de 2014

SE PRESUMEN CRISTIANOS - UTA RANKE HEINEMANN




En la enripiada senda de las propias convicciones


 Foto
Gentileza
Wikimedia Commons

Así ya no seremos niños,
 zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá
 por todo viento de enseñanza y por la astucia 
y los artificios de quienes emplean
 artimañas engañosas.
 

Uta nació en Essen, Alemania, el 2 de octubre de 1927 en el seno de una familia protestante acomodada. Es hija del que fuera presidente de Alemania de 1969 a 1974, Gustav Heinemann, quien ocupó también altos cargos en la iglesia protestante alemana y el Partido Social Demócrata. Su familia fue amiga del teólogo de la Alta Crítica Rudolf Bultmann, en cuya casa se refugió luego de perder la suya en bombardeos aliados sobre ciudades alemanas en la Segunda Guerra Mundial.

 Apostasía y conversión

Después de casi siete años de estudios de teología protestante en las ciudades de Bonn, Basilea, Oxford y Montpellier, decidió que el protestantismo por el cual lucharon y murieron tantos de sus compatriotas no era “correcto” y  se convirtió al catolicismo en 1953. Algunos dicen que su "conversión" fue para llevarle la contra a su padre, pero son versiones atribuidas a una editora llamada Alice Schwarzer. Su apostasía de la iglesia evangélica dejó a más de uno asombrado y a otros muy dolidos.

En la Universidad de Múnich, en los años 1953 y 54, mientras se abocaba a su doctorado, fue compañera de estudios de Joseph Ratzinger, logrando un título que nunca antes había conseguido una mujer. Sin embargo, su espíritu rebelde tampoco le permitiría gozar de la paz católica sino que, influenciada por lo aprendido dentro del protestantismo, comenzó a enfrentar la teología romanista. 

En 1970 brilló en el ámbito académico, a convertirse en la primera mujer del mundo en obtener una cátedra de teología católica: la cátedra de Nuevo Testamento e Historia de la Iglesia Antigua en la Universidad de Essen; pero su genio contestatario pudo de nuevo y haciendo gala de orgullo intelectual se enfrentó con los dogmas y el resultado era el de imaginar: en 1987 la Iglesia Católica le prohibió continuar la enseñanza en su cátedra dado que comenzó a negar las algunas “verdades fundamentales” de la ICAR
.
Excomunión por herejía

Lo que vino a continuación fue doloroso. Dado que prosiguió con sus cuestionamientos, debió enfrentar la excomunión por herética ya que para la jerarquía católica era intolerable que negara la virginidad de la Virgen Maria en la concepción, nacimiento y vida de Jesús. No obstante, ella siguió proclamando que era cristiana y fiel seguidora de Cristo en su doctrina de amor al prójimo.

En este punto conviene reflexionar. Uta es cristiana, en el amor al prójimo. Para ella el cristianismo es la actividad social, no la teología. El amor por los demás se demuestra con ayuda social. Lo teológico no es sino, carga que pesa y aparta de las necesidades de las gentes sencillas.

Desde la década de 1970, además de su actividad docente, Ranke-Heinemann se comprometió en el campo del desarrollo social y la ayuda humanitaria. Apoyó los movimientos por la abolición de las armas nucleares y por la prohibición el uso del napalm. Llevó medicamentos y suministros en 1972 a Hanoi, durante la guerra de Vietnam, hecho que la puso del lado de los traidores junto a Jane Fonda y otras personalidades.
Jane Fonda 
En un cañón antiaéreo en Hanoi, Vietnam del Norte,1972,
En pleno desarrollo de la Guerra de Vietnam.
Parte del pueblo de Estados Unidos aún recuerda esta traición,
Que obliga a Fonda a pedir disculpas cada tanto.
Uta por el contrario, alega que su ayuda no fue política, 
Sino cristiana y estrictamente social

Para el protestantismo norteamericano ver una “hermana” de la fe colaborando con el enemigo ateo y comunista no fue fácil de entender. Pero a ella le importó poco el sentir de sus hermanos  que vivían en Norteamérica y siguió en lo suyo. Después de todo,  su vida de pre adolescente había sido traumatizada por bombardeos aéreos  de de los “hermanos cristianos” de Estados Unidos e Inglaterra. Quien vive una experiencia semejante, difícilmente puede borrar los malos recuerdos e impedir al corazón sentir algún resquemor hacia el agresor.

En 1973 viajó a India y en 1979 a Camboya luego que  el régimen de los Jameres Rojos fuera destrozado por una poderosa invasión vietnamita que acabó con el gobierno del ateo comunista Pol Pot. En la década de 1980 adhirió al  movimiento pacifista y desde entonces ha escrito artículos y libros sumamente críticos al catolicismo. 

En 1999, a pesar de no ser militante de ningún partido político, se sumó a la protesta contra la participación de Alemania en la guerra de Kosovo y los bombardeos a Yugoslavia. A pesar de no estar de acuerdo con la política alemana de esos días, no declinó presentarse ella misma, como candidata a la Presidencia por el partido de izquierda PDS.

Su obra más conocida es «Eunucos por el reino de los cielos. Iglesia católica y sexualidad», que ha sido traducida en todo el mundo donde realiza una crítica bien fundamentada a la sexualidad de la iglesia católica. Escribió también «No y amén. Invitación a la duda» (2002 Heyne, Munich), una reflexión crítica del catolicismo donde invita a dudar de la doctrina católica, con el subtítulo adicional "Mi despedida del cristianismo tradicional" y un capítulo final: Eine Blume auf dem Grab meines Mannes ("una flor en la tumba de mi marido").

En esta nueva versión ya no se limita a las preguntas esenciales de la duda en la fe, sino expresa su “despedida del cristianismo tradicional” pero manteniendo su fe en un cristianismo "sui géneris" con énfasis en el pacifismo y lo social. Ella ha declarado: “La memoria de Rudolf Bultmann, el erudito lleno de solidaridad, el iluminado lleno de devoción, me ha acompañado toda mi vida, aún cuando crecían mis dudas. Pero al mismo tiempo, su ejemplo, me enseñó que tan escéptico puede ser un cristiano aunque no  de la forma tradicional”. Su “cristianismo” se resume en su   “séptuplo credo negativo” que postula:

1. La Biblia no es la palabra de Dios, sino palabra del hombre.

2. Dios  en tres personas, es fruto de imaginación humana.

3. Jesús es hombre, no Dios.

4. María es la madre de Jesús y no la madre de Dios.

5. Dios hizo la tierra y el cielo; el infierno es un invento del hombre.

6. No hay ni pecado original ni diablo.

7.Una redención sangrienta en la cruz es una expresión de la religión pagana de sacrificio humano, con arraigo en la Edad de Piedra.

Ostenta el cargo de  presidenta no confesional del departamento de Historia de las Religiones en la Universidad de Essen y colabora con múltiples universidades occidentales en congresos, cursos y conferencias. A pesar de todas sus incomodidades que le ha provocado su postura anticonvencional, ha cosechado éxito académico, prestigio internacional, fama y premios de parte de hombres. Uta puede ser considerada una heresiarca moderna o una libre pensadora. Ella parecería definirse una cristiana con teología propia.

 Uta
¿Es cristiana?

Cabe preguntar: Si tanto le repugna intelectualmente las creencias del protestantismo a punto tal que apostató de la fe evangélica y luego experimento el mismo sentir con la teología católica ¿que la lleva a continuar definiéndose como cristiana? ¿La acción social? ¿Alcanza la obra humana para lograr la redención de la propia alma?

Si declara que la Biblia no es Palabra de Dios sino de hombres entonces ¿se dedica a la teología solo por ganas de contradecir? ¿Cuál es la ganancia de dedicarse al estudio de algo que se considera falso? Si piensa que Dios Trino es fruto de la imaginación humana ¿como interpreta la parte donde Cristo dice que verlo a él es ver al Padre?

Si Jesús es solo hombre, sacrificado en una cruz en un rito pagano ¿de que sirve entonces aceptarlo como Señor y Salvador sino es más que un pobre hombre torturado? ¿Cuál es la ganancia de declararlo Salvador del Mundo si solo es un triste trabajador asesinado injustamente?

¿Por qué Uta no acepta el infierno aún a pesar que Cristo habló del mismo varias veces sobre todo en Lucas 16? ¿Por qué solo le da valor como predicador de amor al prójimo y no como amor y justicia? Tal vez, al presuponerlo hombre, no crea en las palabras de Jesús cuando refiere al más allá. Seguramente considerará que tales manifestaciones son invenciones literarias.

Como lo considera un simple mortal, a Jesús no parecería tenerle pizca de confianza en sus declaraciones; por otra parte, tampoco acepta que sean sus palabras sino el producto de la imaginación crédula de algunos talentosos escritores de narraciones místicas. 

Quizás por eso hace caso omiso a la narrativa bíblica cuando se refiere al adversario de Dios. A lo mejor interpreta que, el diablo, fue un invento para justificar actitudes del Creador. Si no hay diablo ni pecado ¿cómo interpretar  cuando la Palabra afirma que declarar tal cosa hace a  Dios mentiroso? Uta se considera cristiana, pero teológicamente está en las antípodas del cristianismo tradicional.

¿Conviene leer su libro Eunucos por el Reino de los Cielos?

Por supuesto que sí. Sobre todo para aquellos que se inician en la Teología y se enfrentan al dilema de la sexualidad cristiana. El libro tiene suficientes referencias contrarias al celibato como para contrastar con declaraciones a favor de la abstinencia sexual.  Uta remonta la historia de estas prácticas y llega a la conclusión que el celibato católico no es originario de la doctrina cristiana sino un "préstamo" de la filosofía y creencias paganas. Interesante además para los protestantes, leer el Capítulo 30 sobre la virginidad perpetua de María. También tiene otros dedicados al aborto, el onanismo y la homosexualidad. Por supuesto, el lector deberá recordar que Uta cree que todos los prejuicios de los que en su opinión adolece el cristianismo, proviene del paganismo y no, de las exégesis bíblica. No se tiene que perder de vista durante la lectura, que Uta no acepta la Biblia como Palabra de Dios. Aún así,  vale la pena leer la obra, sobre todo por la cantidad de datos que aporta, que es muy importante para el estudiante de Teología.

Algunos artículos y libros de Uta

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Eunuco por el Reino de los Cielos
Se puede leer online AQUÍ

(C) Marc Pesaresi

TIEMPO

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