PROBLEMAS CON LAS GRANDES CIFRAS BÍBLICAS
Muchos autores escépticos se burlan de las Escrituras porque presentan
cantidades imposibles. Por ejemplo, la logística que requería un conglomerado
de seres humanos marchando durante el éxodo desde Egipto a la Tierra Prometida
evade la lógica e invita a considerarse lo narrado como pura fantasía. Algunos
cristianos han encarado el problema y presentan explicaciones. Esta vez,
daremos lugar a lo que el Reverendo John Wenham tiene para informar sobre este
delicado asunto que pone a prueba la inerrancia de las Escrituras.
Cifras cuestionadas
Cifras cuestionadas
La Biblia dice que, durante la
guerra contra la tribu de Benjamín, al convocarse a la batalla al resto de las
once tribus de Israel, “se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios,
cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada” (Jueces 20:2).
Esta es una cifra de soldados superior a toda la población de la ciudad de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, Argentina que llega a los 350.000 aproximadamente. ¿Se imaginan la logística que requería un ejército de este tamaño? Cuando se ve el mapa del área donde se batalló, las cosas se complican para el estudiante de las Escrituras.
Esta es una cifra de soldados superior a toda la población de la ciudad de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, Argentina que llega a los 350.000 aproximadamente. ¿Se imaginan la logística que requería un ejército de este tamaño? Cuando se ve el mapa del área donde se batalló, las cosas se complican para el estudiante de las Escrituras.
Porque las tropas de Benjamín,
según el versículo 15, aglomeraban unos veintiséis mil hombres sin contar los
de Gabaa y un grupo selecto de 700 zurdos “los cuales tiraban una piedra con
honda a un cabello, y no erraban”. En síntesis, los combatientes casi llegaron
al medio millón y esto sin contar a los que iban y venían con abastecimientos
de todo tipo.
Iniciada las hostilidades, los de
Benjamín derribaron veintidós mil soldados enemigos solo en la primera batalla.
Posteriormente en una emboscada, las
tribus de Israel con diez mil guerreros escogidos derrotaron en dura batalla a los benjamitas quienes
perdieron veinticinco mil cien soldados además de la ciudad de Gabaa que fue
ocupada y sus habitantes asesinados.
Ahora bien: hay un detalle
curioso en estos combates. En el versículo 31 se los dice que los soldados
benjamitas salieron por el campo y acometieron a los enemigos matando unos
treinta guerreros de Israel. Cuando se leen las cifras involucradas en la
guerra y compara lo pequeño del territorio donde se guerreó, el recuento de
muertos resulta poco creíble.
¿Cómo puede ser que más de veinte mil de benjamín solo mataran treinta?
John Wenham es de los que piensan
que algunas cifras contienen errores por
traducción defectuosa o bien, errores de copistas. Él dice: “El Antiguo
Testamento en varios lugares menciona números que aparecen inverosímilmente
grandes. A menudo se ha dicho que estas cifras son inventadas, y que son prueba
de que la Biblia es históricamente poco confiable. Pero ¿quién podría inventar
cifras que son abiertamente absurdas? ¿Inventaría alguien que estuviera en sus
cinco sentidos una historia de un accidente de autobús, por ejemplo, en el que
murieran 16.000 pasajeros?”.
En opinión de Wenham la Biblia no
está equivocada ni es poco confiable; por el contrario, el problema radica no
en lo certero de los datos aportados por los primeros escritores sino en un mal
copiado de cifras que ha perdurado en el tiempo.
En la antigüedad el alfabeto hebreo no tenía vocales
Dado que el idioma hebreo antiguo
carecía de vocales, la ausencia de estas “hacía posible confundir dos palabras
que son cruciales en cuanto a este problema: “elef” y “alluf”. Sin puntos
vocálicos estas palabras parecen idénticas. “Ip”, “Elef” comúnmente quiere
decir “mil”, pero también se puede usar en muchos otros sentidos: p.e.
“familia” (Jueces 6:15) o “capitanes” (Zacarías 9:7; 12:5,6; la Biblia de
Jerusalén dice “familia”). “Alluf” se usa en el sentido de “jefes” de Edom
(Génesis 36:25-43); probablemente se aplicaba al comandante de “mil” soldados;
y casi seguro al soldado profesional totalmente armado”.
Vale recordar que en el pasado,
cada soldado profesional aportaba sus equipos de combate cuando iba a combatir.
Wenham continúa: “Hay pruebas de que el texto del Antiguo Testamento en
conjunto se ha conservado maravillosamente bien. También hay pruebas, por
algunos pasajes paralelos en Samuel, Reyes y Crónicas y especialmente Esdras 2
y Nehemías 7, que los números eran especialmente difíciles de transmitir con
precisión. Tenemos ejemplos de ceros extras añadidos a un número: 2 Samuel
10:18 dicen “700” carros; 1 Crónicas19:18 dice “siete mil hombres de carros”.
Asimismo un dígito puede
desaparecer: 2 de Reyes 24:8 da la edad de Joaquín al tomar el poder como de
18, mientras 2 Crónicas 36:9 la da como 8.
O puede desaparecer todo un número: 1 Samuel 13:1, traducido
literalmente del hebreo, diría “Saúl tenía un año cuando llegó a ser rey”. En
Esdras 2 y Nehemías 7 los dígitos a menudo varían una unidad. Hay otros errores
de copia, muchos de los cuales se pueden explicar fácilmente”.
Pero ¿cómo quedan las cifras de la guerra contra Benjamín?
Dice Wenham: “Las guerras las realizaban dos tipos claramente diferentes de guerreros: los soldados profesionales totalmente armados
(los “Goliat”) y el ejército popular (los “David” cuyas únicas armas eran las
de un pastor). Parece claro que en ciertos lugares la palabra que quiere decir
“soldados profesionales” se ha interpretado mal por escribas posteriores
quienes la tomaron en el sentido de “mil”. Ahora, si se reducen las cifras
teniendo en cuenta errores de traducción y copiado, la cantidad de soldados
peleando es más fácil de aceptar.
Tomemos por ejemplo, el ataque a
la pequeña ciudad de Gabaa en Jueces 20. En el texto hebreo, el versículo 2
dice que se reunieron 400.000 hombres de a pie “que sacaban espada”. Ahora
bien, si suponemos una confusión de cifras por falta de vocálicos y si estos
“hombres de a pie” fueron en realidad 400 soldados completamente armados, el
relato siguiente tiene mucho más sentido. Las fuerzas de Benjamín consistían
entonces en 26 soldados armados con espadas, junto con 700 hombres armados solo
con hondas, dice Wenham.
En el primer ataque, los
israelitas perdieron 22 de sus soldados de primer orden y al día siguiente
perdieron otros 18”. Wenham piensa que la emboscada fue dirigida por solo 10
soldados ya que parece poco verosímil dado lo pequeño del terreno donde se
peleó, que 10.000 hombres pudieran esconderse como para poder emboscar con
éxito a todo un ejército. Semejante
cantidad, dice, nunca podría pasar desapercibida en un terreno tan pequeño.
Luego, más adelante explica que la escala de
pérdidas correcta aparece entremezclada con las malas traducciones y lo
ejemplifica diciendo “ Las pérdidas comienzan de nuevo ( versículo 31) “como
las otras veces “y en este caso “ mueren 30 israelitas (al parecer no armados
con espada sino gente “del pueblo), “25 soldados de Benjamín y 100 más.
Dieciocho de ellos fueron muertos en la primera fase de la persecución, cinco
más tarde “abatidos en los caminos” y dos más en Gidom. Los otros 600 que
quedaron se refugiaron en la roca de Rimón.
Wenham dice que un error parecido
se observa en el Censo de David y el cálculo del tamaño de la población
israelita.
¿Elimina estos errores la infalibilidad de la Biblia?
Soy de la firme convicción que
no. Sin duda los escritores bíblicos vertieron correctamente las cifras, las
que más tarde, fueron mal traducidas por falta de vocales en el idioma hebreo. ¿Imagine
el lector el quebradero de cabeza de los traductores para verter una cifra
correctamente a cuya palabra le falta una vocal y para peor del asunto, son tan
parecidas que pueden inducir al error?
Un texto puede
en castellano, por ejemplo, decir una frase
correctamente la que, al transcribirse en otro idioma, pierde parte del
significado. Lo mismo ha ocurrido al traducirse y copiar las Escrituras. Ahora
bien: el creyente piadoso puede alejarse si prefiere de estos dilemas y seguir
creyendo tranquilamente en la Biblia como Palabra inspirada por Dios.
(C) Marc Pesaresi
Bibliografía consultada
Manual Bíblico Ilustrado; Editorial Unilit; Miami; Florida; U.S.A; Primera Edición Revisada 1985; Las enormes cifras del Antiguo Testamento; p.p. 191,192
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