lunes, 18 de diciembre de 2017

EZEQUIEL Y EL CARRO DIVINO


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AL JAZIRAH
SIRIA 
Al oeste de Irak, probable lugar donde tuvo la visión de Ezequiel
Para ver mejor, abra el mapa y busque tres círculos que señalizan el posible río que la Biblia llama Quebar.



A Isabel que le gusta esta visión en particular

De pronto, en la Mesopotamia donde converge Asia Menor con la Mayor, un hombre llamado Ezequiel (Dios fortalecerá) observa venir a lo lejos desparramando vientos muy fuertes, una nube gigantesca rodeada de fuego fulgurante y adentro, ruedas extrañas y cuatro seres sobre ellas, de cuatro alas y cuatro rostros, que se movían de acá para allá en línea recta a la “velocidad de un rayo”.

Esta “cosa” –como de metal refulgente- que se aproxima es luminosa, ruidosa, arroja relámpagos y tiene sobre sí, como un tinglado abovedado parecido al cristal. Recordemos que en esos días el cristal –no confundir con el vidrio que es otra cosa- se lo podía encontrar en estado puro y se veía como roca traslúcida de color blanco.Lo que ve el testigo, no solo lo deja en un estado de shock, sino que además, alguien que habla desde el portento, le ordena realizar una serie de tareas cuyo éxito requerirá muchísimos sacrificios.¿No les parece fantástico este episodio de la Biblia? 

Hoy día si alguna persona tuviera la oportunidad de ver algo parecido y más tarde decidiera comentar a otros su experiencia, no cabe dudas que se lo tomaría por loco. Y si a lo narrado le añade la información que fue encomendado para una misión entre las gentes de un pueblo por seres desconocidos, se lo llamaría contactado o abducido.

No sería raro que el observador declarara, influenciado por la mitología moderna, que vio un ovni con sus ocupantes. Y los ufólogos podrían catalogar, ya varios de ellos así lo han hecho, este caso como uno más de la casuística ovni dentro de los parámetros de los encuentros cercanos del tercer tipo. Sin embargo, en este breve post preferiremos tratar el pasaje desde la hermenéutica bíblica.

Contexto

Es posible que la visión de Ezequiel tuviera lugar entre los once años que median desde el comienzo de su cautividad hasta la definitiva caída de Jerusalén en manos de las tropas de Babilonia, ciudad cuyas ruinas se pueden observar aún hoy, en el actual Irak.

Él fue uno de los muchos sobrevivientes de la invasión que sufriera su patria por tropas de la Mesopotamia, capturado y llevado al destierro, por orden del poderoso monarca Nabucodonosor II.

Con esta política que apelaba a las deportaciones masivas, los semitas invasores tanto Asirios primeros y Babilonios más tarde, se aseguraban que los pueblos sometidos fueran menos incordiosos. Lejos de sus patrias, los cautivos quedaban despojados de toda posibilidad para intentar rebelarse y liberarse.

Por entonces el reino norte de Israel llevaba unos 100 años destruido y ahora le tocaba el turno al reino del sur o Judá. Todo por culpa de la  desobediencia de sus habitantes a los mandatos de Jehová, dejan en claro las Escrituras. Esta destrucción que fue realizada en etapas. Entre los prisioneros, había algunos "del linaje de los príncipes" (Dan. 1: 3; cf. 2 Rey. 24: 1), jóvenes de la alta sociedad de la época.

El rey Joacín de Jerusalén fue llevado detenido a Babilonia con 10.000 de sus principales colaboradores, incluido Ezequiel (2 Rey. 24:1216; Eze. 1: 1-2; 33: 21). Esto fue once años antes de la destrucción definitiva de Judá. Al monarca derrotado le sucedió su hijo Sedequías quien no pudo salvar al reino a pesar de tramar algunos intentos emancipativos. Finalmente, en el 11. º Año de su reinado (586 a. C.) cayó Judá (2 Rey. 25: 1-11) y los judíos enviados al exilio ya no regresarían a Palestina, hasta los tiempos en que los Persas dominaron la Mesopotamia.

El templo fue quemado, la ciudad que Salomón embelleciera destruida, las edificaciones principales demolidas lo mismo que las murallas. Sólo "los pobres de la tierra" fueron dejados para que labrasen las viñas y la tierra (2 Rey. 25: 12) bajo el cuidado de pueblos extranjeros que oficiaron de capataces y explotadores.

Encuentro con lo Divino

Ezequiel vio este fabuloso "Merkava" o carro divino, a orillas de un río que la Biblia llama Quebar actualmente sin localización precisa; no obstante, algunos eruditos bíblicos basados en textos y narrativas tradicionales hebreas especulan que podría tratarse del moderno río Khabur, tributario del Eufrates, situado en la actual Siria. Hasta allí habían sido deportados cientos de judíos. Probablemente se los empleó en  obras civiles y agricultura. Entre los hebreos se mantiene la tradición que fue en las riberas de este río  fueron alojados los deportados de Palestina.

El carro divino se movía sobre ruedas que giraban entre sí y que producían ruidos como si funcionaran a motores. Ezequiel, no conociendo ninguna forma de propulsión que no sea a sangre animal o humana, no le quedó otra opción que afirmar que el Espíritu de Dios movilizaba lo que veía. Sin duda, las ruedas se movían como lo haría cualquier vehículo de nuestros días: sin tracción animal. De ahí el desconcierto del testigo.

En cuanto a la apariencia de los Querubines, no deberíamos asumir a la ligera que son tal como se los describe en la Escritura. Quizás lo sean o tal vez lo visto e informado más tarde, no sea otra cosa que una representación semejante a los seres divinos que por entonces adornaban las fachadas de los templos y palacios.

Siendo espíritus, los Querubines bien que pueden tomar la forma diversa. Que aparecieran con cuatro alas y rostros humanos y de animales encaja perfectamente con la iconografía de la época, profusa en esculturas y pinturas de genios de cuatro alas. Estas representaciones hoy se pueden ver en museos especializados en arqueología mesopotámica como el de Londres por ejemplo.


Río Khabur
al este de Siria
Foto
Wikimedia Commons

El trabajo encomendado por Dios a Ezequiel por Dios no fue nada sencillo: Profetizar y amonestar. Ni más ni menos, tarea que cumplió fielmente durante 22 años de su vida. Este joven judío, conviene recordar, fue contemporáneo de otros grandes de la fe de esos días, como Jeremías, Daniel y Esdras. En concreto, Dios tenía mucha gente trabajando para Él. A veces cuando la rebelión es grande y no parece haber nadie obedeciendo, sorprende averiguar que siempre existen fieles que perseveran a pesar de todas los problemas.

¿Qué vio exactamente Ezequiel?

Ezequiel hizo lo que pudo para comentar más tarde, lo que vio. Sin embargo, para algunos, este esfuerzo parece ser insuficiente.

En la actualidad la visión a motivado toda suerte de interpretaciones. Por ejemplo: en 1976 el controversial suizo Erich Von Daniken, con su particular visión de seres extraterrestres interviniendo en nuestras culturas, presentaba en su libro El Mensaje de los Dioses, p.p., 39-46, las curiosas deducciones del ingeniero Josef F. Blumrich (1913-2002) quien por entonces era nada menos que el jefe del Departamento de Investigación de Proyectos de la NASA (Chief of NASA's Advanced Structural Development Branch) en Huntsville, Alabama. (George C. Marshall Space Flight Center, MSFC, en inglés) (Ver Von Daniken; Erich: "El mensaje de los Dioses"; Ediciones El Caballito S.R.L.; Buenos Aires, Argentina, 1979; p.p 39,46).


Josef F. Blumrich al final de sus días
Foto
Wikimedia Commons

Blumrich, un austríaco competente y católico pero no practicante, no era un advenedizo haciendo elucubraciones por que sí. Se trataba de un ingeniero respetado que había tomado la visión de Ezequiel muy en serio. Tal es así que por años, se dedicó a estudiar lo relatado por las Escrituras a instancias de uno de sus hijos, a fin de poder reproducir bosquejos de lo visto.



Boceto de la “nave” de Ezequiel 
Por Blumrich

Según sus cálculos, lo visto por Ezequiel se podría catalogar como un tipo de aeronave: “en calidad de ingeniero y con total independencia de la narración, podemos planear y construir un aparato volante de características similares” afirmó y agregó después: “He llegado a la conclusión de que las dimensiones de la nave espacial (subrayado es mío) de Ezequiel son absolutamente verosímiles” (Daniken: "El Mensaje de los Dioses", p.43).


Bosquejo de las “ruedas multidireccionales” de Ezequiel 
realizado por Blumrich

Es una pena que ningún teólogo de prestigio de la época fuera a visitar a Blumrich para entrevistarlo. Su punto de vista pudo ayudar y mucho, a la hora de interpretar un pasaje tan oscuro de las Escrituras. Sin duda, su aporte es importante aunque no concluyente. Este relato bíblico no tiene otro soporte que el propio testimonio del testigo.

¿Por qué Dios se mostraría de este modo?

No sabemos las razones por las que Dios apela a este tipo de presentaciones tan al estilo de Hollywood. Podría haberse manifestado de otro modo si así lo quisiera, pero escogió algo espectacular para Ezequiel.

Parte del texto describe: “Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano.27 De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor.28 El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba”. (Ezequiel 1:26-28)(NVI)

Debemos recordar que Dios puede presentarse a los hombres, en un “formato” que la mente  pueda entender que ve algo divino, reconocerlo como tal y que, lo observado, se pueda  narrar más tarde con las palabras del rudimentario idioma hebreo que por entonces carecía de vocales. 

En esos días eran comunes los carros pero no existía ninguno que se moviera por sí solo. Había grandes representaciones de hombres y animales alados, figuras de genios tutelares en palacios, templos y murallas, pero ninguno se desplazaba "a velocidad del rayo". (Esta declaración implica que, los querubines al moverse, dejaban algo semejante a una estela luminosa que parecía un rayo a los ojos del testigo).

Dios aparece sentado como en un trono, a semejanza de los monarcas de esos tiempos, pero con características divinas tales como relumbre y majestuosidad difícil de describir. Finalmente, la comunicación entre la deidad y su criatura, se realiza en lenguaje humano. Nótese el detalle que Jehová no emplea telepatía ni nada extraño. Simplemente habla.


Genio alado, palacio de Dur-Sharrukin, Khorsabad.
Obsérvese las cuatro alas.
Foto
Wikimedia Commons


Monarca asirio acompañado por un genio de cuatro alas

Conclusión

Se puede especular por fuera de las Escrituras toda suerte de interpretaciones, pero lo visto por Ezequiel desde lo teológico, fue una visión de la Deidad que se le presentó en un modo que su mente a través de los sentidos, pudiera entender que lo observado era de parte de Dios y con un propósito específico. En el caso que tratamos enrola en la profecía;  consiste en vaticinar eventos futuros, predichos en lenguaje simbólico entremezclado con literalidad.

Sabemos que es Dios quien se manifiesta en el relato, por lo que afirman los versículos siguientes. Dios tenía para este hombre, mucho trabajo que realizar. En este caso, profetizar y servír de guía espiritual de su pueblo, en tiempos de exilio y cautividad.


(c) Marc Pesaresi

4 comentarios:

  1. Sin pretender nada especial, Marce te pedí me narraras…con esa sabiduría exquisita que conozco de vos, en las cosas de Dios…esta historia…esta visión.
    Y con la paciencia de un maestro…miraste los ojos de mi inquietud, y nace este relato, que no hace mas que emocionarme y hacerme decir….GrAcIAs!
    Conocía este relato…pero también sabía la alquimia maravillosa, que se produce cuando alguien, como vos, mezcla el saber con la generosidad de entregarse…y la belleza en el decir…
    Esa alquimia…hace que este relato Marce, tenga mucho más contenido, que el que a simple vista demuestra…
    Completo…sostenido en datos y conocimientos.
    No era un tema facil…pero “abriste el cielo” y dejaste caer el velo, que no me permitía entender algunas cosas…
    Me demostraste que cuando algunas situaciones se presentan duras como rocas…mi voluntad debería sentir la fuerza de un diamante…

    Ezequiel, cayó …adoró la Gloria de Dios, ante sus manifestaciones tan excelsas...casi incomprensibles para cualquier ser humano...
    Yo simplemente Marce, tengo una sensación maravillosa de agradecimiento hacia vos!
    Y la alegría de conocerte y saberte cerca.

    Gracias por seguirme en esto y regalarme este precioso trabajo MaRcE!!…BeSoOoo.Isabel

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  2. De nada..., un honor servirte..., cariños para vos.

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  3. Me alegfro mucho haber pasado por acá y haber leído esto tan lindo, anónimo lo expresó muy bien, eres bello Marc

    Besito!

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  4. Otra vez, gracias por los comentarios..., saludos Cordiales.

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TIEMPO

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