Justificando lo injustificable
Por
Marc Pesaresi
Cruel Senectud
El paso de los años sin duda,
tiene un precio. En el caso de Vargas Llosa, la tercera edad parecería, lo ha tornado
antipático, quejoso y como si fuera poco, cruel. O bien su alma siempre tuvo tintes de crueldad
que disimuló con su arte o el transcurrir del tiempo y el éxito, lo ha
transformado en una persona que despierta enojos por su abrasiva forma de confrontar.
No solo arremete contra todo lo que el considera “populismo” en las políticas sudamericanas, sino que además esta empeñado en defender al liberalismo económico, nefasta doctrina que ha llevado a millones de personas a sufrir padecimientos brutales y tambien, lo que el llama arte taurino. Tal vez el premio Nóbel lejos de darle humildad, acicateo su ego y la pedantería. O quizas no, si recordamos que ha escrito sobre la banalización de la cultura. A saber.
No solo arremete contra todo lo que el considera “populismo” en las políticas sudamericanas, sino que además esta empeñado en defender al liberalismo económico, nefasta doctrina que ha llevado a millones de personas a sufrir padecimientos brutales y tambien, lo que el llama arte taurino. Tal vez el premio Nóbel lejos de darle humildad, acicateo su ego y la pedantería. O quizas no, si recordamos que ha escrito sobre la banalización de la cultura. A saber.
Inmenso Amor
Nadie ajeno a la vida de los
literatos desconoce que a Vargas Llosa le gustan las corridas de toros. Tal vez
por esa razón defendió durante la inauguración del Espacio de Arte y Cultura aledaño a la Plaza de Toros de las Ventas en Madrid a principios del 8 de mayo
de 2012, declarando a la agencia EFE que los animales son tratados con “inmenso amor”. En concreto, refiriendo al toro destinado al sacrificio dijo: “Es un
animal PRIVILEGIADO, tratado con un INMENSO AMOR desde que nace y hasta su lidia
en el ruedo, aunque LO IGNOREN muchos animalistas”
Matar un toro en el ruedo es pedagógico
Como si esto fuera poco, tampoco se
ahorro declarar necedades; ver morir a estos animales entre sangre y sudor es
alta pedagogía en su calificada opinión. “Yo llevé a mis hijos (a la plaza)
cuando eran pequeños y ninguno ha salido cruel, ni mucho menos, porque este es
un espectáculo de creación de belleza como la poesía, la música y la novela”.
En su sentir, los defensores de
los derechos de los animales “están equivocados” aunque se contradijo a
continuación: “Es VERDAD que es UNA FIESTA CRUEL, porque la verdad de la vida
es cruel. Pero, ay, si se impusiera el vegetarianismo. Todo lo que tiene vida,
incluidas las plantas, habría que respetarlo y así terminaríamos los humanos
alimentándonos con píldoras”. Sería bueno que de definiera ¿es o no cruel?
Justificar la maldad
Parece ser que su postura a favor
de la Tauromaquia ha despertado reacciones inesperadas aún entre sus propios
lectores –como se puede ver en los comentarios debajo de las notas donde él
defiende las corridas- que en su mente quedó dando vuelta la idea de escribir
algo en defensa de lo que considera amor y pedagogía.
Y sin poderse aguantar, publicó La Nación otro artículo titulado La “barbarie” taurina con fecha del 18 de agosto de 2012. Esta vez, lejos de declarar en solitario, buscó el apoyo de figuras de autoridad que aman la tauromaquia y terminó su apología a la crueldad escribiendo que las corridas no terminarán: “mientras haya corridas que, como esa semiclandestina de Marbella de la tarde del 5 de agosto, nos hagan vibrar de emoción y gratitud ante un espectáculo de tanta perfección, y nos den tanta voluntad y razones para seguir defendiéndolas contra la prohibición, la última ofensiva autoritaria, disfrazada, como es habitual, de progresismo”.
Y sin poderse aguantar, publicó La Nación otro artículo titulado La “barbarie” taurina con fecha del 18 de agosto de 2012. Esta vez, lejos de declarar en solitario, buscó el apoyo de figuras de autoridad que aman la tauromaquia y terminó su apología a la crueldad escribiendo que las corridas no terminarán: “mientras haya corridas que, como esa semiclandestina de Marbella de la tarde del 5 de agosto, nos hagan vibrar de emoción y gratitud ante un espectáculo de tanta perfección, y nos den tanta voluntad y razones para seguir defendiéndolas contra la prohibición, la última ofensiva autoritaria, disfrazada, como es habitual, de progresismo”.
¿Qué postura tomamos los
cristianos al respecto?
La religión hebrea necesitaba de
sacrificios sangrientos para expiar pecados y culpas. Hoy, cualquiera de nosotros a menos que seamos matarifes, no podríamos
soportar ver miles de animales degollados y desangrados, en el templo de
Jerusalén. Pero en esos tiempos, la muerte y derramamiento de sangre no solo
era prerrogativa de los judíos sino de todos los pueblos del mundo. Se adoraba
a los dioses con sangre derramada.
Con la llegada del Nuevo Pacto de
Dios con los hombres mediante la muerte de Cristo en la cruz, el derrame de
sangre de animales se tornó innecesario. Cristo fue el último sacrificio de
sangre que Dios permitió para comenzar su plan de salvación basado en la fe y
en el amor.
Es verdad que millones de
cristianos se han comportado horriblemente con las bestias y sus prójimos. Pero
eso no significa que las Escrituras del Nuevo Testamento no contengan pasajes
donde se reclame compasión para las criaturas inferiores en inteligencia.
Las únicas
muertes que tolera la Escritura
cristiana son para comer. Nunca para diversión. En este punto, lo que hace y
dice Vargas Llosas no solo es profundamente anticristiano sino además, indigno
de una sabiduría superior. Se supone que, quien más sabe, debe ejercitar la
misericordia con mayor eficacia hacia aquellos que solo tienen instinto para
sobrevivir.
Objeción
Millones de cristianos comen carne
Verdad, pero las Escrituras no están en contra de matar para comer sino que dejan entrever que todo aquel que practica crueldad con los animales esta en falta. Evidentemente, se necesita reformar mucho en los frigoríficos o plantas de procesados de animales para consumo, a fin de que la muerte sea lo menos cruel posible.
Se de matarifes con tanta experticia que hacen su faena sin provocar excesivo dolor al animal. Se de otros, como contrapartida, que parecen sádicos. Algunos cazadores y pescadores tienen un código de conducta. Solo matan lo que se puede matar y otros, como el Rey de España, matan innecesariamente lo que no se deberia matar.
Hay que legislar para reglamentar con eficacia y controlar que las leyes se cumplan. Aún así, matar toros en un rodeo es lo más parecido a los sacrificios a los dioses que hacían los antiguos romanos en el coliseo y sus réplicas a lo largo del imperio. Resulta vergonzante para la humanidad defensora de los derechos de los animales, observar como un anciano en vez de derramar amor y bondad al final de su vida, se dedica a pechar cuanta doctrina o práctica popular le es adversa, como un vulgar callejero.
Tal vez, si tanto gusta ver como el toro arremete al paño rojo, debieran considerarse corridas sin crueldad, sin derramamientos de sangre como ya se practican en algunas naciones.
Tal vez, si tanto gusta ver como el toro arremete al paño rojo, debieran considerarse corridas sin crueldad, sin derramamientos de sangre como ya se practican en algunas naciones.
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