¿Se puede explicar la inclusión de citas y fragmentos extraídos de obras no inspiradas en los libros de los Hechos, Tito, la epístola de Judas y Pedro?
Codex Sinaiticus
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Por
Marc Pesaresi
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Para millones de protestantes, la Biblia es Palabra de Dios entonces…
Se debe aclarar que muchos cristianos evangélicos y en contra de las teorías del modernismo teológico que no acepta esta proposición, creemos que la inspiración es divina, verbal y plenaria queriéndose decir con esto que la misma abarca todas las partes de la Biblia; que el Espíritu Santo dirigió a los escritores supervisando mentes y manos de escribas, a fin de que estos pudieran redactar todo lo que Jehová quería comunicarle sin menoscabar la individualidad de los mismos y que, asimismo, guía a todo creyente sincero cuando lee e interpreta. Esto es de fe, no obstante muchos críticos no lo aceptan.
Que Dios ha inspirado las escrituras, se ven en las propias páginas de las mismas.
Números 11: 16-30 dice: "Entonces Jehová dijo a Moisés: Júntame setenta varones de los ancianos de Israel..." (v. 16). "Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti y pondré en ellos... “(v. 17). "Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y juntó los setenta varones de los ancianos del pueblo, e hízoles estar alrededor del tabernáculo" (v. 24). "Entonces Jehová descendió en la nube, y hablóle; y tomó del espíritu que estaba en él y púsolo en los setenta varones ancianos; y fue que, cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron y no cesaron" (v. 25).
Jeremías 1: 1-9: "Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías..." (v. 1). "La palabra de Jehová que fue a él..." (v. 2). "Fue pues palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, te di por profeta a las gentes" (v. 5). "Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño" (v. 6). "Y díjome Jehová: No digas, soy niño; porque a todo lo que te enviaré irás tú, y dirás todo lo que te mandaré. Y extendió Jehová su mano, y tocó sobre mi boca; y díjome Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca" (v. 9).
Sobre estos pasajes de la Biblia,
Armando di Pardo (de quién se han tomado estos dos ejemplos) en su Inspiración de las Santas Escrituras observa en el texto tres importantes detalles:
1) Las palabras de Jeremías son identificadas con las palabras de Jehová (v. 1 y 2). Con ello se establece que los mensajes eran divinos, dados por Dios al hombre y por medio del hombre a los demás hombres.
2) El tal hombre era un vaso escogido por Dios; y en este caso, el Señor declara que tal escogimiento lo realizó antes que el tal hombre fuera concebido. Además, antes de ser nacido ya lo había santificado, apartado y dado por profeta a las gentes (v. 5).
3) Que tal actitud no era fruto natural del siervo escogido, como proviniendo de su capacidad humana, sino, por el contrario, se trataba de una obra sobrenatural, divina, en y a través de aquél, y sólo en virtud de tal obra, podía el siervo de Dios hablar las palabras de Dios (v. 6 a 9).
Hay más evidencias de cómo actúa el Espíritu en los hombres convocados a escribir, pero para abreviar bastan los dos referidos. (Quién desee más información sobre este punto, puede remitirse al trabajo de Di Pardo).
Ahora bien: toda aparente contradicción en las escrituras debe entenderse dentro del contexto en que fue dicha, escrita y copiada la frase y siempre teniendo en cuenta que la existencia de las mismas sin dudas obedece a un propósito didáctico, muy útil para aferrar la atención humana a problemas difíciles. La Biblia sin dudas, es algo más que un manual de usuario sino un gigantesco compendio de libros escritos a lo largo de siglos, cuyo autor sabía bien cómo tratar con la psicología de los humanos, por ser Él precisamente, su Creador.
Sin embargo no pocos han notado dificultades extremas en poder aceptar que las Escrituras tengan un origen divino debido a que, en su opinión, acumula falencias en forma de burdas contradicciones que denotan un origen no sobrenatural. Si bien los ejemplos de los críticos son muchos, aquí solo se tratará algunos pasajes que han sido tomados de textos no inspirados.
“Como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: por linaje suyo somos” (RV 1960). “En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes nosotros somos también su raza” (El Libro de la Nueva Alianza).
En este pasaje de las escrituras, Lucas narra un episodio de la vida del apóstol Pablo cuando al predicar a Jesucristo en el
areópago de Atenas (una colina situada al sur de la plaza Ágora donde se reunían filósofos y funcionaba asimismo como tribunal de a ciudad) mencionó a los poetas Arato y Cleantes. ¿Quiénes fueron éstos?
Arato de Soli, Cilicia (¿310-240? a C.) fue matemático y astrónomo. Vivió por años en Macedonia donde, por encargo del rey
Antígono II Gónatas , escribió su poema titulado
Phaenomena et Prognóstica donde describe varios fenómenos celestes. Esta obra, reconocida y estimada en la antigüedad, mereció ser traducida al latín por Cicerón.
Cleantes de Assos, Troya (331-232 a C.) fue filósofo estoico, famoso por su vocación para el estudio. A los cuarenta años, después de trabajar en los más raros oficios entre ellos el pugilismo como nos lo dice
Antístenes en
las Sucesiones, viajó con solo cuatro dracmas a Atenas. El propósito de este viaje era simplemente, estudiar filosofía con
Zenón de Chipre quien enseñaba por entonces, en el
Stoá Poikile o
pórtico pintado de la ciudad. Se asegura que en su pobreza, se ganaba la vida sacando agua para una plantación de un comerciante de la región. Al morir su maestro, se hizo cargo de la dirección de la escuela estoica. Se puede resumir en una frase el pensamiento predominante de esta escuela filosófica: se ecuánime en la adversidad.
Los estoicos concibieron la divinidad como la conciencia del mundo y el alma como una parte de esta que se integra en ella después de la muerte. Negaron la inmortalidad y la resurrección de la carne.
Cuando
Pablo se encontró con ellos y los epicúreos, al principio lo atendieron porque amaban las polémicas. Pero pronto, al mencionar la resurrección, se le burlaron llamándolo charlatán predicador de deidades extranjeras; literalmente, demonios, del griego daimon.
Cabe acotar que "Tou gar kai génos esmen" admite ser traducido como “nosotros somos también su raza” o “somos de su misma raza”. En efecto, Cleantes en su Himno a Zeus dice “porque es de ti de quien provenimos” y Arato en su Phaenomena “somos de su raza” de modo que Pablo aprovechó la facilidad que le otorgaba el griego de la época para citar dos en uno.
“Uno de ellos, su propio profeta, dijo…” (RV 1960). El libro de la Nueva Alianza traduce de modo parecido: “Uno de ellos, su propio profeta, ha dicho…”.
Esta es la cita de un dicho del poeta
Epiménides, poeta cretense del siglo VI a C. Tuvo fama de adivino, hechicero y hacedor de milagros (taumaturgo). Se lo considera uno de los siete sabios de Grecia. Practicaba el vegetarianismo detalle que apoya la hipótesis de una filiación a las comunidades órficas. Lo que sí sabe con meridiana certeza, es que fue iniciado en el culto a los
Curetes. Fue médico y como tal, acudió al llamado de Solón para combatir una peste en Atenas. Según
Diógenes Laercio escribió una obra de 5000 versos cuyo título era
Génesis y Teogonía de los Curetes y las Coribantes.
Acerca de la inclusión de estos textos
La teología protestante conservadora interpreta aquí, que de ningún modo viola estas citas la inspiración divina dado que, no anulaba la personalidad del escritor el permitir citas de escritores no inspirados siempre y cuando tuvieran un propósito dentro del plan de Dios. En este contexto, Pablo menciona las obras de Arato y de Cleantes y Tito a Epiménides del mismo modo en que Moisés transcribe sus diálogos con el faraón de Egipto (Éxodo 5:1-9). En otras palabras, el Espíritu Santo accede a citar autores extra bíblicos como modo de ejemplo, información y comparación.
“
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés…”
Aquí, en este pasaje, Judas se hace eco de una tradición que ha sido escrita en el libro apócrifo Asunción de Moisés, obra aparentemente redactada entre los años 4 a. C. y 30 de nuestra era.
Orígenes (185 a 254); definido como “
uno de los primeros eruditos más destacado de la Iglesia Primitiva (…) uno de sus primeros padres y a su vez uno de los primeros herejes”; conoció a este libro con el nombre de Analepsis Moyseos .
La epístola de Judas es controversial precisamente por la incorporación de textos no inspirados.
Eusebio de Cesárea (275-339) la ubicó entre los antilegomena o "
libros controvertidos que sin embargo son conocidos y aceptados por la mayoría".
Recordemos que según la Asunción de Moisés, Miguel el Arcángel disputó con Satán (1) por el cuerpo de Moisés. Dice la tradición hebrea que al diablo le interesaba el cadáver para hacer de él un objeto de culto idolátrico, una práctica común en los pueblos antiguos y en la cual recaerían una y otra vez los hebreos de esa época.
“
A ellos se refería Enoc, el séptimo patriarca después de Adán, cuando profetizó: “ya viene el Señor con sus millares de ángeles, para juzgar a todos y condenar a los impíos por las maldades que cometieron, y a los pecadores por las palabras insolentes que profirieron contra él” ” (El Libro de la Nueva Alianza”).
Esta cita proviene del libro de Enoc, un apócrifo judío intertestamentario cuyo texto en griego se halla deteriorado. Existen versiones completas de este libro en ge'ez, una lengua ritual de la Iglesia etíope, pero también hay fragmentos en griego, armenio, siríaco, arameo árabe, y uno en hebreo (4Q317) de
Qumrán y en latín. Hay traducciones al castellano.
Se juzga que el texto fue redactado por varios autores hebreos entre el 170 a .C y el 64 de nuestra era. El texto etíope consta de introducción, cinco partes y un apéndice. Trata acerca de la caída de los ángeles rebeldes, la asunción de Enoc, parábolas, movimientos de astros, exhortaciones y maldiciones.
Acerca de esta cita en el texto bíblico, José Palomares advierte que si bien Judas 14 y 15 es una referencia literal de Enoc 1:9 y 5:5, no por eso se debe considerar a la epístola de Judas como no canónica. En su opinión “no es extraño que Judas lo citara con tanta naturalidad, por ser muy conocido entre los Judíos”.
Sin embargo, cabe preguntar: ¿cuán confiable puede ser lo narrado por un apócrifo de los siglos II a. C. y I d. C., acerca de la vida de alguien que vivió nada menos que antes del diluvio y cuya redacción fue escrita muchos siglos más tarde? Ciertamente, los partidarios de la inspiración bíblica tenemos en este pasaje, un quebradero de cabezas.
En mi opinión, la duda racional debe ceder ante la certeza de la fe. Obviamente, los críticos no aceptarán esta postura. Se tiene entonces que considerar que si el Espíritu Santo autorizó por inspiración a que este pasaje fuera incluido en las Escrituras debe ser por la razón de que tales hecho sucedieron (compárese con Génesis 6) y los eventos sucedieron tal como se los describe. Que hubo una incursión de ángeles rebeldes a la tierra y que engendraron seres tremendamente malvados mediante algún procedimiento que solo puede ser abarcado por la especulación.
4 “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están reservados para el juicio”. (R. V. 1995). Aquí otra referencia al libro de Enoc que nos lleva a re preguntar ¿qué motivos tuvo Judas para incluirlos en su texto inspirado?
Camerlynck; en una trascripción de Ernie Stefanik ensaya una respuesta: “
Como comenta Plumptre (…) no es extraño que Judas use libros no incluidos en el canon judío del Viejo Testamento "como ilustraciones que dieran sentido y fuerza a sus consejos. Los falsos maestros contra los cuales escribió se caracterizan en gran medida por su gusto por las fábulas judías, y las referencias alusivas a libros que les eran familiares eran por lo tanto de la naturaleza de un argumentum ad hominem. Es decir que los combatió con sus propias armas". Simplemente trata de recordar a los lectores lo que saben. No afirma ni enseña el origen literario del libro apócrifo, pues no es esa su intención. Simplemente hace uso del conocimiento general que con lleva, de la misma manera que la mención de la disputa entre Miguel y el diablo es simplemente una alusión a lo que se asume que los lectores conocen. Por lo tanto, ninguno de los pasajes ofrece dificultades en absoluto contra la canonicidad de la epístola o contra la doctrina católica de la inspiración”.
La Biblia menciona a Enoc en Gn. 5:21-24; Hebreos 11:15 y Judas 14:15 como padre de Matusalén y séptimo desde Adán. De los tres pasajes, ciertamente el de Génesis es muy importante puesto que, independientemente de la postura que se asuma acerca de la autoría del Pentateuco, es evidente que Enoc era bien conocido desde tiempos remotos.
La Biblia conserva varios pasajes donde se citan hechos o dichos narrados en libros apócrifos o bien, en textos perdidos. Por ejemplo, Pablo cita los nombres de los magos que enfrentaron a Moisés en la corte del Faraón (2 Timoteo 3:8) sin olvidar que este apóstol refiere palabras de Jesús que no registran los evangelios (Hechos 20:30). ¿Será que Pablo coló pensamientos propios al texto? Sin duda, los críticos dirán que sí y los que adhieren a la inerrancia asegurarán que Pablo bajo control del Espíritu le fue revelada toda la información.
(1)(
En 1861 un tal En 1861 A. M. Ceriani publicó un fragmento latino de este Apocalipsis encontrado en un palimpsesto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. El libro se relaciona con las predicciones realizadas por Moisés acerca de los principales acontecimientos de la historia de Israel. El Capítulo 9 introduce un personaje de la tribu de Leví, llamado Taxo, sobre cuya identidad nadie sabe nada. Josefo, que habla de una desaparición de Moisés y deja entender que no ha muerto, supone una tradición sobre la asunción de Moisés. También hay huellas de esta tradición en el relato de la transfiguración (v.) de Jesús y en el Apocalipsis de S. Juan (11, 1-14)).
Para acceder a la Primera Parte
Bibliografía consultada
Castel, Francois: Comienzos: Los once primeros capítulos del Génesis; Editorial Verbo Divino; Navarra; España; 1987.-
Haley, John W.; Escuain, Santiago: Diccionario de Dificultades y aparentes contradicciones bíblicas; Editorial Clie; Terrassa; Barcelona; España; 1988.-
Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado; Editorial Clie; Terrassa; Barcelona; España.-
Palomares; José M.: Sermones y Bosquejos sobre la Epístola de Judas; Editorial Clie; Terrassa; Barcelona; España; 1991.-
Vidal, César: El Documento Q; Editorial Planeta; Barcelona; España; 2005.-