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domingo, 30 de agosto de 2015

WILLIAM CRAIG - EL SUFRIMIENTO DEL SER HUMANO


EL PROBLEMA DEL MAL 
en
LA FILOSOFÍA CRISTIANA


¿Cúantas veces nos hemos quejado con amargura cuando se nos viene encima la maldad? ¿Has experimentado la sensación que, cuanto más te esfuerzas en ser mejor persona, arrecian las críticas contra tu comportamiento? O... ¿sientes que solo tú estás esforzándote en cambiar y ser mejor cristiano mientras que otros a tu alrededor, tal esfuerzo los tiene sin cuidado? ¿Percibes que todo lo que haces para bien, irremediablemente deriva hacia lo malo? A veces tratamos de hacer cosas buenas y nos sale literalmente "el tiro por la culata".

¿Adónde esta Dios que no nos bendice? ¿Por qué, en algunas situaciones, por más que nos esforcemos en hacer lo correcto,  al rato nos damos cuenta que todo a sido en vano? Alguien me dijo: -Tu naturaleza caída te induce al pecado, Marc. Y si pecas, nada te salva de las consecuencias. El pecado, amigo, es lo que te hace sentir que estas en la vida cristiana sin progreso. Por eso, jamás abandone la confesión en Cristo rogando por el perdón de tus pecado día a día.

En lo personal, a veces el dolor que provoca el mal me ubica en un contexto de fuerte melancolía. Sufro por lo que me pasa y también cuando veo el sufrimiento de otros. El mal me provoca tristeza. Y conste que asisto a la iglesia, leo las Escrituras, oro varias veces al día, trato de ser un cristiano cabal, actividades que me dan protección contra las influencias de la malignidad. Aún así, lo malo pega y duro en mi mente y corazón.

Y es que, adonde vamos, la maldad esta siempre presente. No hay descanso y su persecución no tiene agotamiento. Siempre activa y es longeva, la maldad es como un ácido corrosivo para nuestra fe. Jesús dijo durante su ministerio, que el aumento de la maldad, sería una de las señales del fin de los tiempos. Lamentablemente también Cristo nos advirtió que por culpa de lo malo, miles de hermanos verían menguada su fe o directamente, sucumbirían bajo tanta presión del maligno. Jesús dijo en Mateo 24:3-12:
"3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo esto será principio de dolores.
9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.. (RV 1960).
¿Hasta cuándo querrá Dios permitir que lo malo nos lastime sin defendernos? ¿Acaso luego de convertirnos al aceptar a Cristo como Señor y Salvador nos abandona a nuestra suerte? Bien, sabemos que esto último no puede ser posible. El Espíritu Santo mora en nosotros y el Espíritu es Dios. Por lo tanto, Dios esta no solo afuera sino adentro de nosotros. Dios no nos abandona pero la fe si. No todos los cristianos pueden resistir el mal con la fe intacta. Muchos se apartan entristecidos y otros se marchan con rabia hacia el ateísmo. ¿Acaso a Dios le gusta ver como sufrimos? Rebuscando respuestas para contestar estas punzantes preguntas, encontre este artículo que trata el problema del mal. 

El filósofo cristiano William Lane Craig dice: 
"El propósito principal de la vida no es la felicidad, sino el conocimiento de Dios. Una de las razones por las cuales el problema del mal parece ser tan desconcertante es que tenemos la tendencia a pensar que si Dios existe, entonces Su objetivo para la vida de los seres humanos es de otorgarles felicidad en este mundo. Tenemos la tendencia a pensar que el papel de Dios es de proporcionar un ambiente cómodo para Sus mascotas que son los seres humanos. Pero en la visión cristiana eso es falso. Nosotros no somos los animales domésticos (mascotas) de Dios y el objetivo principal del hombre no es la felicidad en este mundo, sino el conocimiento de Dios, el cual al final trae una verdadera y duradera realización a los seres humanos. Muchos males suceden en la vida que no pudieran tener ningún propósito con respecto a la meta de producir la felicidad humana en este mundo, pero ellos no pudieran ser injustificados con respecto a producir el conocimiento de Dios. El sufrimiento de los seres humanos inocentes proporciona una ocasión para tener una dependencia y confianza más profunda en Dios, ya sea por aquel que está pasando por el sufrimiento o por aquellos que están a su alrededor. Obviamente, si el propósito de Dios se alcanza por medio de nuestro sufrimiento, dependerá de cómo respondemos. ¿Respondemos con enojo y amargura contra Dios o nos volvemos a Él con fe para encontrar fortaleza para poder soportar el sufrimiento?"
Fuertes palabras ¿verdad? Luego de leer uno se queda pensando ¿qué de las prédicas de los pastores y pastoras de la Teología de la Prosperidad que noche y día aturden en los medios gritando que Dios no quiere sufrimientos en sus hijos? Evidentemente, sufrimiento tendremos en abundancia y nadie lo podrá evitar, no mientras vivamos en esta dispensación. A continuación el artículo completo de Craig, probablemente el filósofo cristiano más importante que Dios a levantado en los últimos tiempos. Sin duda que Dios hace mucho para aliviarnos la existencia. Aún así, el mal cansa y muchos se enfrían en el amor al Señor.

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El Problema del Mal

William L. Craig

 (Para acceder al artículo original en castellano, click AQUÍ)


Ciertamente, el problema del mal es el mayor obstáculo para creer en la existencia de Dios. Cuando reflexiono tanto sobre la dimensión como la profundidad de los sufrimientos que hay en el mundo, se deban estos al comportamiento inhumano de hombre contra hombre o a los desastres naturales, entonces debo confesar que se me hace difícil creer que Dios exista. Sin lugar a dudas, muchos de ustedes han sentido lo mismo. Tal vez todos deberíamos convertirnos en ateos.

Pero ese es un gran paso a tomar. ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios no existe? Tal vez haya alguna razón por la que Dios permite todo el mal que hay en el mundo. Tal vez de alguna manera todo encaje en el grandioso esquema de las cosas, el cual podemos discernir sólo vagamente, si es que podemos. ¿Cómo podemos saber?
Como teísta cristiano, tengo la convicción de que el problema del mal, por terrible que sea, al final no constituye una prueba contraria o contradictoria a la existencia de Dios. Al contrario, en efecto creo que el teísmo cristiano es la última y la mejor esperanza del hombre para resolver el problema del mal.
Para poder explicar el por qué pienso de esa manera, será útil establecer algunas distinciones para mantener nuestro pensamiento claro. En primer lugar, debemos distinguir entre el problema intelectual del mal y el problema emocional del mal. El problema intelectual del mal se refiere a cómo dar una explicación racional de la manera que Dios y el mal pueden coexistir. El problema emocional del mal tiene que ver con la manera de deshacer la aversión emocional de las personas hacia un Dios que permita el sufrimiento.
Ahora, vamos primero a examinar el problema intelectual del mal. Hay dos versiones de este problema: primero, el problema lógico del mal; segundo, el problema probabilístico del mal. De acuerdo con el problema lógico del mal, es lógicamente imposible que Dios y el mal coexistan. Si Dios existe, no puede existir el mal. Si el mal existe, Dios no puede existir. Dado que el mal existe, se deduce que Dios no existe.
Pero el problema con ese argumento es que no hay razón para pensar que Dios y el mal sean lógicamente incompartibles. No hay contradicción explícita entre ellos. Pero si el ateo quiere decir que hay alguna contradicción implícita entre Dios y el mal, entonces él debe estar suponiendo algunas premisas ocultas que presenten esa contradicción implícita. Pero el problema es que ningún filósofo ha podido, alguna vez, identificar dichas premisas. Por lo tanto, el problema lógico del mal no prueba que haya alguna inconsistencia entre Dios y el mal.
Pero más que eso: realmente podemos comprobar que Dios y el mal son lógicamente consistentes. Observen que el ateo presupone que Dios no puede tener razones moralmente suficientes para permitir el mal en el mundo. Pero esa suposición no es necesariamente verdadera. Siempre y cuando sea tan siquiera posible de que Dios tenga razones moralmente suficientes para permitir el mal, se deduce que Dios y el mal son lógicamente consistentes. Y, ciertamente, sí parece que eso, por lo menos, es lógicamente posible. Por lo tanto, estoy muy contento de poder reportar que hay un acuerdo en general entre los filósofos contemporáneos de que el problema lógico de mal ya ha sido resuelto; que la coexistencia de Dios y el mal es lógicamente posible.
Pero todavía no estamos fuera del problema. Pues ahora confrontamos el problema probabilístico del mal. Según esta versión del problema, la coexistencia de Dios y el mal es lógicamente posible, pero no obstante es altamente improbable. La dimensión y profundidad del mal en el mundo es tan grande que es improbable que Dios pudiera tener razones moralmente suficientes para permitirlo. Por lo tanto, dado el mal que hay en el mundo, es improbable que Dios exista.
Ahora bien, ese es un argumento mucho más poderoso y, por lo tanto, quiero enfocar nuestra atención en él. En respuesta a esa versión del problema del mal, quisiera hacer tres puntos principales:
1. No estamos en una buena posición para evaluar la probabilidad de si o no Dios tiene razones moralmente suficientes para los males que ocurren. Como personas finitas, estamos limitados por el tiempo, el espacio, la inteligencia y el conocimiento. Pero el Dios trascendente y soberano ve el final desde el principio y ordena la historia de manera providencial para que Sus propósitos al final se cumplan por medio de las decisiones libres de los seres humanos. Para lograr Sus objetivos, Dios pudiera tolerar ciertos males en el transcurso. Los males que aparentan no tener sentido para nosotros dentro de nuestro marco limitado pudieran ser considerados como que fueron justamente permitidos dentro del cuadro más amplio de Dios. Tomando prestada una ilustración de un campo científico en desarrollo, la teoría del caos, los científicos han descubierto que ciertos sistemas macroscópicos (por ejemplo, los sistemas meteorológicos o las poblaciones de insectos) son extraordinariamente sensibles a las más mínimas perturbaciones.
Una mariposa aleteando sus alas en una rama en África Occidental pudiera desencadenar fuerzas de movimiento que con el tiempo pudieran producir un huracán sobre el Océano Atlántico. A pesar de que, en principio, es imposible para alguien quien haya observado las mariposas batiendo sus alas en una rama predecir ese resultado. El brutal asesinato de un hombre inocente o la muerte de un niño de leucemia pudiera producir una especie de efecto dominó en toda la historia de una manera que la razón moralmente suficiente para que Dios lo permitiera no pudiera llegar hasta siglos más tarde y tal vez en otros lugares. Cuando ustedes piensan de la providencia de Dios sobre toda la historia, pienso que pueden ver lo inútil que es para los observadores limitados de especular sobre la probabilidad de que Dios pudiera tener una razón moralmente suficiente para permitir cierto mal. No estamos en una buena posición para evaluar esas posibilidades.
2. La fe cristiana requiere de doctrinas que aumenten la probabilidad de la coexistencia de Dios y el mal. Al hacer eso, esas doctrinas disminuyen cualquier improbabilidad de la existencia de Dios que se deba a la existencia del mal. ¿Cuáles son algunas de esas doctrinas? Permítanme mencionar cuatro:
a. El propósito principal de la vida no es la felicidad, sino el conocimiento de Dios. Una de las razones por las cuales el problema del mal parece ser tan desconcertante es que tenemos la tendencia a pensar que si Dios existe, entonces Su objetivo para la vida de los seres humanos es de otorgarles felicidad en este mundo. Tenemos la tendencia a pensar que el papel de Dios es de proporcionar un ambiente cómodo para Sus mascotas que son los seres humanos. Pero en la visión cristiana eso es falso. Nosotros no somos los animales domésticos (mascotas) de Dios y el objetivo principal del hombre no es la felicidad en este mundo, sino el conocimiento de Dios, el cual al final trae una verdadera y duradera realización a los seres humanos. Muchos males suceden en la vida que no pudieran tener ningún propósito con respecto a la meta de producir la felicidad humana en este mundo, pero ellos no pudieran ser injustificados con respecto a producir el conocimiento de Dios. El sufrimiento de los seres humanos inocentes proporciona una ocasión para tener una dependencia y confianza más profunda en Dios, ya sea por aquel que está pasando por el sufrimiento o por aquellos que están a su alrededor. Obviamente, si el propósito de Dios se alcanza por medio de nuestro sufrimiento, dependerá de cómo respondemos. ¿Respondemos con enojo y amargura contra Dios o nos volvemos a Él con fe para encontrar fortaleza para poder soportar el sufrimiento?
b. La humanidad está en un estado de rebeldía contra Dios y Su propósito. En vez de someterse a Él y de adorarle, las personas se rebelan contra Dios y siguen sus propios caminos y por eso se encuentran separadas de Dios, culpables moralmente ante Él y tanteando en tinieblas espirituales, buscando falsos dioses hechos a su propia imagen. Los terribles males humanos que hay en el mundo son testimonios del estado de depravación del hombre en ese estado de separación espiritual de Dios. El cristiano no se sorprende de la maldad humana que hay en el mundo. Por lo contrario, él lo espera. La Biblia dice que Dios le ha entregado la humanidad al pecado que la humanidad ha escogido. Dios no interfiere para detenerlo, sino que deja que la depravación corra su curso. Eso sólo sirve para destacar la responsabilidad moral que tiene el ser humano ante Dios. También sirve para destacar nuestra debilidad y nuestra necesidad del perdón y de la limpieza moral.
c. El conocimiento de Dios se extiende hasta la vida eterna. En la visión cristiana, esta vida no es todo lo que hay. Jesús prometió vida eterna para todos los que ponen su confianza en Él como su Salvador y Señor. En la vida después de la muerte, Dios recompensará con una vida eterna de gozo indescriptible a aquellos que han soportado su sufrimiento con valentía y confianza. El apóstol Pablo, quien escribió una gran parte del Nuevo Testamento, vivió una vida de increíble sufrimiento. Aun así escribió, “Por tanto no desfallecemos. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18). Pablo se imaginaba (como si así lo fuera) una balanza donde se colocan todos los sufrimientos de esta vida en un lado, mientras que en el otro lado se coloca la gloria que Dios va a otorgar a sus hijos en el cielo. Y el peso de la gloria es tan grande que literalmente está más allá de cualquier comparación con los sufrimientos. Además, mientras más tiempo pasamos en la eternidad, más menores se hacen los sufrimientos de esta vida cuando son comparados en relación a ese momento infinitesimal. Fue por eso que Pablo llamó los sufrimientos en esta vida una “aflicción leve y pasajera”: simplemente eran superados por el océano de la eternidad divina y del gozo que Dios da a aquellos que confían en Él.
d. El conocimiento de Dios es un bien inconmensurable. Conocer a Dios, la fuentede bondad y amor infinito, es un bien incomparable, la realización de la existencia humana. Los sufrimientos de esta vida no se pueden ni siquiera comparar con eso. Por lo tanto, la persona que conoce a Dios, sin importar lo que sufra, sin importar cuán terrible sea su dolor, todavía puede decir, “¡Dios es bueno conmigo!” simplemente en virtud del hecho de que él o ella conoce a Dios, un bien inconmensurable.
Esas cuatro doctrinas cristianas reducen, en gran parte, cualquier improbabilidad que el mal parecería lanzar contra la existencia de Dios.
3. Relativo al pleno alcance de las evidencias, la existencia de Dios es probable. Las probabilidades son relativas a la información de trasfondo que uno considere. Por ejemplo, supongamos que Joe es un estudiante en la Universidad de Colorado. Ahora supongamos que se nos ha informado que 95% de los estudiantes de la Universidad de Colorado esquían. Relativo a esa información, es altamente probable que Joe esquíe. Pero entonces supongamos que también sabemos que Joe tiene una pierna apuntada y que 95% de los amputados en la Universidad de Colorado no esquían.
De igual manera, si todo lo que consideramos para la información de trasfondo es el mal que hay en el mundo, entonces es poco sorprendente que la existencia de Dios parezca ser improbable relativa a eso. Sin embargo, esa no es la pregunta real. La pregunta real es de si la existencia de Dios es improbable relativo a todas las evidencias disponibles. Estoy convencido de que cuando uno considera la evidencia en su totalidad, entonces la existencia de Dios es muy probable.
Permítanme mencionar tres evidencias:
a. Dios proporciona la mejor explicación del porqué el universo existe en vez de nada. ¿Se han preguntado alguna vez por qué existe algo en vez de nada? ¿Cuál es el origen de todo? Por lo general, los ateos han dicho que el universo es eterno y que no fue causado. Pero los descubrimientos de la astronomía y de la astrofísica a lo largo de los últimos 80 años han demostrado que eso es improbable. Según el modelo del big bang del universo, toda la materia y la energía (de hecho, el espacio físico y el tiempo mismo) vinieron a existir en un punto alrededor de 13.5 billones de años atrás. Antes de ese punto, el universo simplemente no existía. Por lo tanto, el modelo del big bang requiere la creación del universo de la nada.
Ahora bien, eso tiende a ser muy vergonzoso para el ateo. El filósofo ateo Quentin Smith escribió,
La respuesta de los ateos y agnósticos a esa novedad ha sido comparativamente débil, de hecho ha sido casi invisible. Un silencio incomodo parece ser la regla cuando se plantea el problema entre los no creyentes […] No es difícil de encontrar la razón para la vergüenza de parte de los no teístas. Anthony Kenny la sugiere en su declaración: ‘Un proponente de la teoría del [Big Bang], por lo menos si él es ateo, debe creer que la materia del universo vino de nada y por nada’.
El cristiano teísta no confronta ninguna dificultad como esa, ya que la teoría del big bag solamente confirma lo que él siempre creyó: que en el principio Dios creó el universo. Ahora, yo les pregunto: ¿qué es más plausible: de que el cristiano teísta tenga razón o de que el universo saltó a existir sin ser causado, de la nada?
2. Dios proporciona la mejor explicación para el orden complejo que existe en el universo. Durante los últimos 40 años, los científicos han descubierto que la existencia de la vida inteligente depende del complejo y delicado equilibrio de las condiciones iniciales que se dan en el propio big bang. Sabemos ahora que universos que prohíban la vida son vastamente más probables que cualquier universo que permita la vida, como el nuestro. ¿Qué tanto más probable?
La respuesta es que las probabilidades de que el universo sea uno que permita la vida son tan infinitésimas hasta el punto de ser incomprensibles e incalculables. Por ejemplo, un cambio en la fuerza de gravedad o de la fuerza débil atómica por tan sólo una parte de 10100 hubiese impedido un universo que permita vida. La constante cosmológica llamada “lambda”, la cual conduce la inflación del universo y que es responsable por la aceleración que recientemente se descubrió de la expansión del universo, está inexplicablemente bien ajustada a más o menos una parte en 10120. El físico de la Universidad de Oxford, Roger Penrose, calcula que la probabilidad de la condición especial de baja entropía de nuestro universo, de la cual depende nuestra vida, habiendo surgido simplemente al azar es por lo menos tan pequeña como aproximadamente una parte de 1010 (123). Penrose comenta, “ni siquiera me puedo recordar haber visto otra cosa en la física cuya precisión se conozca acercarse, inclusive remotamente, a una figura como una parte en 1010(123)”. Hay constantes o cantidades múltiples que deben estar bien ajustadas en esta manera si el universo ha de ser uno que permita vida. Y no es sólo que cada cantidad debe estar exquisitamente bien ajustada, sus proporciones una a la otra también deben estar bien ajustadas. De modo que la improbabilidad es multiplicada por improbabilidad por improbabilidad hasta que nuestras mentes se enredan en números incomprensibles.
No existe ninguna razón física del porqué esas constantes y cantidades deban poseer los valores que poseen. El otrora físico agnóstico Paul Davies comenta, “Mediante mi trabajo científico he venido a creer con más y más fuerza que el universo está configurado con un ingenio tan asombroso que no puedo aceptarlo meramente como un hecho bruto”. De igual manera, Fred Hoyle observa, “Una interpretación de sentido común de los hechos sugiere que un súper intelecto ha jugueteado con la física”. Robert Jastrow, el exdirector del Instituto Goddard para los Estudios Espaciales de la NASA, le llamó a esta la evidencia más poderosa a favor de la existencia de Dios aun viniendo de la ciencia.
La visión que los teístas cristianos siempre han sostenido (de que hay un diseñador inteligente del universo) parece tener mucho más sentido que la visión atea de que el universo, cuando surgió a la existencia de la nada sin ser causado, simplemente está bien afinado al azar a una precisión incompresible para la existencia de la vida inteligente.
3. Los valores objetivos en el mundo. Si Dios no existe, los valores morales objetivos no existen. Hay muchos teístas y ateos, por igual, que están de acuerdo con ese punto. Por ejemplo, el filósofo de la ciencia Michael Ruse explica,
La moralidad no es una adaptación biológica menos que [lo son] las manos, los pies y los dientes. Considerada como un conjunto de afirmaciones racionalmente justificables acerca de una cosa objetiva, la ética es ilusoria. Aprecio que cuando alguien dice, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo,’ esa persona cree que se está refiriendo, sobre todo, a él mismo. Sin embargo, esa referencia verdaderamente no tiene fundamento. La moralidad sólo es una ayuda para la supervivencia y la reproducción, […] y cualquier significado más profundo es ilusorio.
El gran ateo del siglo XIX, Friedrich Nietzche, quien proclamó la muerte de Dios, entendía que la muerte de Dios significaba la destrucción de todo significado y valor en la vida.
Creo que Friedrich Nietzsche tenía razón.
Pero aquí debemos tener mucho cuidado. La pregunta no es: “¿debemos creer en Dios para vivir una vida moral?” No estoy afirmando que debemos. Tampoco la pregunta es: “¿Podemos reconocer o admitir los valores morales objetivos sin creer en Dios?” Pienso que sí podemos.
Más bien, la pregunta es: “Si Dios no existe, ¿existen los valores morales objetivos?” Al igual que Ruse, no veo ninguna razón para pensar que a falta de Dios, la moralidad de manada evolucionada por los homo sapiens sea objetiva. Después de todo, si no hay Dios, ¿qué tienen de tan especial los seres humanos? Son simplemente subproductos accidentales de la naturaleza que han evolucionado relativamente hace poco tiempo en una infinitesimal mota de polvo, perdidos en algún lugar en un universo hostil y sin sentido, y que están condenados a perecer individual y colectivamente en un período de tiempo relativamente corto. En la visión atea, alguna acción (por ejemplo, la violación) no pudiera ser socialmente ventajosa y de esa manera en el transcurso del desarrollo humano se ha convertido en un tabú. Sin embargo, eso no hace absolutamente nada para probar que la violación sea algo realmente malo. En la visión atea, no hay nada realmente malo con que uno viole a alguien. Por lo tanto, sin Dios no hay un bien o mal absoluto que se imponga en nuestra conciencia.
Pero el problema es que los valores morales objetivos  existen y en lo profundo todos lo sabemos. No hay más razón en negar la existencia objetiva de valores morales que en negar la realidad objetiva del mundo físico. Acciones como la violación, la tortura y el maltrato o abuso infantil no sólo son socialmente inaceptables—[sino que] son abominaciones morales. Algunas cosas son realmente malas.
Por lo tanto, de manera paradójica, el mal sirve para establecer la existencia de Dios. Pues, si los valores objetivos no pueden existir sin Dios (como es evidente por la realidad del mal), entonces inescapablemente se deduce que Dios existe. Por lo tanto, a pesar de que en un sentido el mal pone en telas de juicio la existencia de Dios, en otro sentido más fundamental el mal demuestra la existencia de Dios, ya que el mal no puede existir sin Dios.
Estos son sólo partes de la evidencia de que Dios existe. El prominente filósofo Alvin Plantinga expuso más o menos dos docenas de argumentos a favor de la existencia de Dios. La fuerza cumulativa de esos argumentos hace que sea probable la existencia de Dios.
En resumen, si mis tres tesis fuesen verdaderas, el mal no hace que la existencia del Dios cristiano sea improbable. Por el contrario, considerando el alcance pleno de las evidencias, la existencia de Dios es probable. Por lo tanto, el problema intelectual del mal no logra arruinar la existencia de Dios.
Pero eso nos lleva al problema emocional del mal. Pienso que la mayoría de las personas que rechazan a Dos por la existencia del mal en el mundo realmente no lo hacen por dificultades intelectuales, sino que lo hacen por problemas emocionales. A ellos simplemente no les gusta un Dios que permita que ellos u otros sufran y, por lo tanto, no quieren nada que ver con Él. El ateísmo de ellos simplemente es un ateísmo de rechazo. ¿Tiene la fe cristiana algo que decirles a esas personas?
¡Claro que sí! Pues el cristianismo nos dice que Dios no es un Creador distante ni un ser impersonal, sino que nos dice que Él es un Padre amoroso que participa en nuestros sufrimientos y dolores con nosotros. El profesor Plantinga escribió,
De la manera que el cristiano mira las cosas, Dios no se echa a un lado y no hace nada, observando fríamente el sufrimiento de Sus criaturas. Él participa y comparte en nuestro sufrimiento. Él soportó la angustia de ver su hijo, la segunda persona de la Trinidad, enviado a la muerte amargamente cruel y vergonzosa de la cruz. Cristo estaba preparado para soportar las agonías del infierno mismo […] para vencer el pecado, la muerte y los males que afligen nuestro mundo, y para otorgarnos una vida más gloriosa que podemos imaginar. Él estaba preparado para sufrir por nosotros, para aceptar el sufrimiento del cual no podemos formar ninguna concepción.
Pueden ver que Jesús soportó un sufrimiento que va más allá de toda compresión: Él llevó el castigo por los pecados del mundo entero. Ninguno de nosotros se puede imaginar ese sufrimiento. A pesar de que era inocente, Él tomó sobre sí de manera voluntaria el castigo que merecíamos. ¿y por qué? Porque Él nos ama. ¿Cómo podemos rechazar a Él, quien dejó todo por nosotros?
Cuando comprendemos Su sacrificio y Su amor por nosotros, eso pone el problema del mal en una perspectiva totalmente diferente. Pues ahora vemos con claridad que el verdadero problema del mal es el problema de nuestro mal. Llenos de pecados y culpables moralmente ante Dios, la pregunta que confrontamos no es de cómo Dios puede justificarse ante nosotros, sino de cómo podemos nosotros estar justificados ante Él.
De modo que, paradójicamente, a pesar de que el problema del mal es la mayor objeción para la existencia de Dios, al final del día Dios es la única solución para el problema del mal. Si Dios no existe, entonces estamos perdidos sin ninguna esperanza en una vida llena de sufrimiento gratuito y no redimido. Dios es la respuesta final para el problema del mal, ya que Él nos redime de la maldad y nos lleva al gozo eterno de un bien inconmensurable, a una comunión con Él.


Read more: http://www.reasonablefaith.org/spanish/El-Problema-del-Mal#ixzz3gm7ldxdG




miércoles, 6 de mayo de 2015

MICHEL HOUELLEBECQ - SOUMISSION - FRANCIA BAJO EL CONTROL DE UN PRESIDENTE ISLÁMICO



SOUMISSION


En 2022 los musulmanes gobiernan Francia y traen paz y prosperidad.
Le dan a las personas;despojadas de espiritualidad y ahorros por el laicismo y el capitalismo salvaje;  lo que tanto anhelan para recomenzar nuevas vidas: sentido de trascendencia más allá de esta vida y estabilidad económica.
Pero todo a cambio de un precio elevado: La sumisión de sus voluntades.

Por
Marc Pesaresi



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Michel Houellebecq, gracias a su novela  Soumission (Sumisión, Editorial Groupe Flammarion, 2015) y otras publicadas anteriormente, ha adquirido suficiente éxito como para exponer su existencia al peligro. Actualmente dos guardaespaldas franceses lo siguen a todas partes para protegerlo. 

¿Qué ha escrito Houellebecq que ha irritado tanto a los fanáticos de Alá? 

El trabajo literario de Houellebecq ha llegado, incluso,  ser considerado como un tema de estado por el actual gobierno francés. Soumission trata un tema candente: la islamización del continente europeo específicamente, el control de Francia hacia 2022 por un musulmán que triunfa en elecciones libres.

En principio, alguien que escribe sobre el el futuro de un país y presuntamente a favor de los islámicos, no debería temer por su vida. Sin embargo, una lectura atenta del libro nos revela que Houellebecq, lejos de apoyar al islamismo, aprovecha el auge de este en Europa para lanzar una advertencia: los musulmanes triunfan en el vacío existencial que ha dejado en la población, el laicismo y la mala economía. Su obra es un grito que pide cerrar ventanas por donde se cuela una creencia  que - de triunfar- provocaría sumisión. 


¿El fin de la libertad, la igualdad y la confraternidad?

El argumento básicamente, refiere: François, un profesor de literatura de la Universidad de París especializado en los "huysmanitas" siente que ha llegado el fin de su vida sentimental. Han pasado varios años desde su último trabajo universitario y no ha tenido nuevas oportunidades. Su novia, desencantado con él,  decide emigrar a Israel. De repente, François se atemoriza al descubrirse pensando en el suicidio.

Entre tanto, Francia ha cambiado para bien o para mal según la opinión. El Islam ha conseguido alcanzar el poder político en el país galo asumiendo el control de la nación. Quien preside, en el año 2022,  es Mohammed Ben Abbes, político carismático de un partido político ficticio: Fraternidad Musulmana. Esta facción ha ganado  las elecciones presidenciales y se hace con la gestión de la nación procurando cambiar de una vez por todas, al laicismo francés. 

Una vez en el cargo, Ben Abbes, realiza varios cambios: trabaja en la mejora de la relación de los franceses, privatiza la principal universidad de Francia, cambia algunas leyes, aplica el derecho de igualdad entre hombres y mujeres a la par que permite la poligamia además de hacer de la Unión Europea el nuevo "Imperio Romano" con Francia como eje central. 

¿En que se benefician las masas con la llegada al poder de un islamista radical? 

Millones de personas en Europa desean seguridad y prosperidad. La gente esta tan mal en el viejo continente -parece decirnos Michel- que solo basta la llegada de un mesías de la religión que sea para que la gente, a cambio de trascendencia y seguridad, le resigne incluso la misma libertad.

Houellebecq en este punto, mete el dedo en la llaga: la mayoría de los beneficios sociales en Europa han sido recortados. En los países del este, por la apertura democrática que eliminó la asistencia social estatal luego de la caída del muro de Berlín y en occidente, por las terroríficas políticas de "saneamiento" económico que llevaron a miles a sufrir miseria.

Europa parecería estar lista -sugiere la novela de Houellebecq- para aceptar cualquier liderazgo que elimine el desamparo. En síntesis, la gente esta harta de incertidumbres. En este punto no puedo evitar relacionar este asunto con las ideas protestantes milenaristas. Durante décadas se nos ha enseñado a los cristianos evangélicos que -un mundo en caos- favorece la llegada del Anticristo.

Porque, para que reluzca su intervención como portador de paz y prosperidad, precisa previamente el desorden socio económico para emerger del tumulto como un líder eficaz, capaz de satisfacer las necesidades humanas.

Sin desorden no se puede valorar la eficacia del orden. Pero ¿qué tipo de orden quiere la gente? Houellebecq está convencido que "cualquier" orden que garantice certeza y seguridad, análogo a los días previos a la Segunda Guerra Mundial y a la Segunda, cuando el caos administrativo y político europeo arrastró a las potencias a guerras devastadoras por todo el orbe. Hitler por ejemplo, fue un líder psicópata que emergió de desorden proponiendo lo contrario: un orden basado en la militarización de la sociedad germana. La inmensa mayoría de los alemanes, sumidos en la desesperación de la postguerra, no trepidó en apoyar al nuevo líder hasta incluso, hacerse matar por él.

Contexto de Soumissión

No los explica Sylvain Bourmeau: “Soumission (Sumisión)  está ambientada en 2022. Francia vive atemorizada. El país se ve agitado por misteriosos problemas. Los medios ocultan deliberadamente episodios habituales de violencia urbana. Todo se tapa, el público está a oscuras… y en pocos meses el líder de un partido musulmán de reciente creación será elegido presidente. En la noche del 5 de junio, en unas segundas elecciones generales –las primeras se anularon por fraude electoral generalizado—Mohammed Ben Abbes vence oportunamente a Marine Le Pen con el apoyo tanto de los socialistas como de la derecha.

Al día siguiente, las mujeres abandonan la vestimenta occidental. La mayoría empieza por llevar largas túnicas de algodón sobre los pantalones; animadas por las subvenciones del gobierno, dejan sus empleos en tropel. El desempleo masculino cae en picado de la noche a la mañana. En barrios que antes eran peligrosos el crimen prácticamente desaparece. Las universidades se vuelven islámicas. Los profesores no musulmanes son forzados a acogerse a la jubilación anticipada a no ser que se conviertan y se sometan al nuevo régimen.

En esta nueva sociedad, François, con la ayuda de Robert Rediger se convierte al Islam donde obtiene una segunda oportunidad en su vida: un trabajo de prestigio y con varias mujeres. El Islam, al contrario del cristianismo y del laicismo ateo, ha logrado lo imposible: dar satisfacción a millones de europeos".

La novela mezcla ficción con la realidad aun así, Houellebecq es lo suficientemente antipático como para despertar iras. Y es que en cierto modo, sus declaraciones previas a la publicación de Soumission lo ha llevado a la cúspide de la polémica. No ha trepidado en afirmar que la islamofobia no es un tipo de racismo y que está en la vereda opuesta de la Francia del Islam.

Garcés entrevista a Houellebecq

Michel Houellebecq
Foto
Gentileza 
El País

Por tal razón nos dice en escritor argentino Gonzalo Garcés quien lo ha entrevistado recientemente, después del atentado contra Charlie Hebdo el pasado 7 de enero, el Gobierno francés prefiere no arriesgarse: como otras personalidades locales, el autor de Plataforma va ahora a todas partes flanqueado por dos policías de civil. Bromea con ellos y parece cómodo con la situación. La entrevista de Garcés ha sido publicada por El País, en su segmento Babelia.

Gonzalo Garcés
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El Nuevo Herald

Aunque no deja de resultar algo irreal entrevistarlo en esta brasserie de Saint-Germain, bebiendo vino blanco, mientras Houellebecq (Saint Pierre, Isla Reunión, 1958) habla con entusiasmo de los cuentos de Borges y sus custodios echan discretos vistazos a los edificios cercanos en busca de francotiradores.

Parece una escena de una mala película, pero es sólo uno más en la sucesión de malentendidos que han rodeado la publicación de Sumisión (Anagrama). En la actualidad, Houellebecq es tan importante en su país que el primer ministro habla de su nuevo libro como si fuera un asunto de Estado; un efecto colateral es que nadie lo toma como una novela. Se lo compara con El suicidio francés, de Éric Zemmour, o El gran reemplazo, de Renaud Camus, best sellers estridentes que machacan dos ideas obsesivas: el Occidente judeocristiano está en retirada, los bárbaros musulmanes se aprestan a tomar el poder.

No se trata de negar la dimensión social de Sumisión, que pinta una Francia al borde de la guerra civil. En esta fábula política el conflicto se resuelve con el triunfo electoral de Mohammed Ben Abbes, candidato de la imaginaria Fraternidad Musulmana, y la conversión de Francia en Estado islámico, pero el libro está lejos de presentar el hecho como un desastre. Al contrario: para el protagonista, solitario profesor experto en el escritor decadente Joris-Karl Huysmans, lo urgente es encontrar una fe. “¿Cuánto tiempo puede una sociedad subsistir sin una religión cualquiera?”, se leía ya en Las partículas elementales (1998). Ahora el adjetivo “cualquiera” resulta sugerente: si ya no es posible ser cristiano, ¿por qué no abrazar otra religión más vigorosa?
PREGUNTA. Sumisión es una sorpresa para sus lectores. Aunque la inquietud religiosa aparece en todo lo que ha escrito, es la primera vez que describe a un personaje que busca una fe y que, además, la encuentra. ¿Cómo se le ocurrió esta historia?
RESPUESTA. Jugó un papel el hecho de que mi protagonista, François, sea un profesor experto en Huysmans; en su obra, esa búsqueda que menciona juega un papel crucial. Huysmans tiene novelas enteras dedicadas a su relación con el catolicismo. Ahí tenemos el caso de una conversión religiosa relatada en la ficción. 
P. ¿Es usted creyente?
R. Tiendo a creer cuando voy a misa; pero apenas salgo, se me pasa. Así que ahora lo evito, porque el bajón es desagradable. Pero la misa en sí misma es muy convincente; es una de las cosas más perfectas que conozco. Y mejor todavía son los entierros, porque ahí se habla mucho de la supervivencia después de la muerte, y con una apariencia de convicción total. La verdad es que mi ateísmo no salió indemne de la muerte de mis padres y de mi perro Clément. 
P. Pero entonces, ¿todo es cuestión de querer creer?
R. Pues sí. Porque, en realidad, la razón no se opone a la fe de una manera tan clara. Si nos fijamos en la comunidad científica, los ateos se cuentan sobre todo entre los biólogos. Los astrónomos, en cambio, son cristianos sin mayor dificultad. Esto tiene una explicación, y es que el universo está bien organizado. Cuando se trata de seres vivos, la cosa es más dudosa. Los seres vivos no están bien organizados, y son un poco repugnantes. Un matemático no tiene mayor dificultad para creeren Dios; al contrario, trabajar con ecuaciones pega bien con la idea de un orden, y por ende un creador de orden.El islam siempre evitó pronunciarse sobre cuestiones como si la Tierra giraba alrededor del Sol. No había nada en juego en ello” 
P. De todos modos, su cristianismo es selectivo. Le interesa la vida eterna, pero no tanto, digamos, el perdón o la caridad.
R. Sí, eso me importa menos. Pero san Pablo lo dice con toda claridad: si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana. Así que Cristo, mal que mal, vino por eso. Para prometernos que la muerte había sido vencida. La caridad, bueno, no es algo específico del cristianismo. Y en cuanto al perdón de los pecados, es algo que le importa más a los protestantes. Antes, en el catolicismo, el perdón de los pecados era algo casi automático. Ego te absolvo, y ya está. 
P. Su protagonista, François, afirma que tampoco hay oposición entre la ciencia y la fe musulmana.
R. Yo diría incluso menos. El islam siempre evitó pronunciarse acerca de cuestiones del tipo de: “¿Gira la Tierra alrededor del Sol?”. Evitó meterse en dificultades que el catolicismo, por su parte, podría haber evitado. No había nada en juego para la fe cristiana en el hecho de que la Tierra gire en torno al Sol. 
P. François tiene otro argumento a favor del islam: dice que es la única religión que acepta el mundo tal como es.
R. Es que es un muy buen argumento. Incluso los yihadistas, que no aceptan el orden político del mundo, aceptan el mundo natural tal como es. Si lees a Darwin te das cuenta de que, en el fondo, lo que lo aleja de Dios —porque Darwin no creía en Dios, aunque haya fingido lo contrario— son las consideraciones morales. Por ejemplo, en una carta analiza el ciclo de vida de no recuerdo qué parásito que vive dentro del ojo, y exclama: ¡No, un Dios de bondad no puede ser el autor de este mundo! Podemos arriesgar un teorema: cuanto más se observa a los ácaros, más disminuye la fe en Dios. En mi caso, desgraciadamente, estudié biología, así que empecé con mal pie. 
P. François busca a Dios a través de ciertas figuras femeninas. Hay dos momentos clave: primero, cuando François pierde a su amante, y después, cuando entra a la iglesia de Rocamadour y parece a punto de recuperar la fe, pero fracasa. La pérdida de su amor y la pérdida de la fe representan una misma clausura en su vida. 
R. Es muy cierto, esos son los dos momentos clave. Mas en general, te diría que la construcción de este libro es bastante simple: pongo en escena a este personaje y progresivamente le quito todo. Empiezo por lo más grave, le quito el amor. Después, y ya es menos importante, le quito a sus padres. Después, en esa escena en la iglesia de Rocamadour, le quito la posibilidad de creer en Dios. Y para terminar le quito su relación con Huysmans, que calificó como la más antigua de su vida. Porque es verdad —y yo lo sé por haber dedicado todo un libro a Lovecraft— que escribir de manera profunda acerca de un escritor significa, en la práctica, privarse de releerlo. Pasado cierto punto, no puedes más. Así que a este pobre personaje yo le quito todo, hasta que sólo le queda convertirse.
P. En su libro, una vez que el régimen islámico se instala en Francia, las mujeres adoptan el velo, dejan de trabajar y se dedican a la familia. ¿No hay en esto algo de expresión de los deseos del protagonista? Después de todo, perdió a su chica porque era demasiado independiente.
R. Sí, él personalmente no tiene motivo para solidarizarse con el régimen laico. La solución que le propone, mal que bien, funciona.
P. Como dice al final: “No tendré nada que lamentar”.
R. Esa frase puede entenderse como usted dice, pero también al revés: tendrá mucho que lamentar. Haber perdido a Myriam, para empezar. Y también haber perdido a la Virgen de Rocamadour. Aunque cueste creerlo, mi proyecto inicial era que él se convirtiera al catolicismo. Lo cual habría dado lugar a un libro bastante gracioso; mi personaje se habría convertido a un catolicismo que ha cambiado mucho desde la época de Huysmans. Un catolicismo, por decirlo de algún modo, un poco bobo.
P. ¿Y por qué no lo escribió?
R. Porque no pude. A ver: supongamos que la Virgen de Rocamadour hubiera funcionado, que François hubiera recuperado la fe. Después de eso, yo ¿cómo sigo mi libro? (ríe). En cambio, en Sumisión no hay verdaderos creyentes, ni cristianos ni musulmanes. Incluso para Ben Abbes se trata de una opción política. Esto ya estaba a mi alcance.
P. Ben Abbes aparece como un salvador, en un momento en que el sistema político ya no funciona…
R. Esa parte es real. Viví 10 años fuera de Francia, y cuando volví me impresionó el desprecio total de los franceses por sus élites dirigentes y mediáticas. Quizá el periodismo sea la única profesión más despreciada que la de los políticos. Hay que decir que la situación es relativamente alucinante. Ya en 2012, Hollande fue elegido presidente, a pesar de que Francia se había volcado a la derecha. Y ahora no es imposible —como imagino en mi libro— que Hollande sea reelegido en 2017, aunque Francia está aún más a la derecha. La estrategia del Partido Socialista, que es impulsar al Frente Nacional para excluir al centroderecha, ha llevado las cosas a un lugar insalubre. Y el hecho es que la vida en Francia se ha deteriorado. Hay muchos más pobres que antes. Hay cada vez más gente que no cree lo que dicen los medios. Y lo que te muestra que somos un país extraño es que, pese a todo, los franceses se siguen reproduciendo: salvo Irlanda, tenemos la natalidad más alta de Europa.
P. Es un argumento contra la idea del “suicidio francés”.
R. Es que no es un suicidio, es un asesinato.
P. ¿Cometido por quién?
R. Por nuestras clases dirigentes.
P. Es usted muy duro con los políticos de su país.
R. Es que se les fue la mano. El caso más impresionante que conocí fue el referéndum de 2005 sobre la Constitución europea. Los franceses votaron claramente por el no. Y semanas más tarde el Gobierno lo hizo aprobar por vía parlamentaria. Es un desprecio muy claro a la democracia. Así que la hostilidad de la gente contra los dirigentes es muy fuerte, y eso en un momento de crisis económica y desempleo alto. Y tenga en cuenta que el paro en Francia es desempleo de verdad: no hay trabajo en negro, como en España o América Latina, y tampoco hay solidaridad familiar, eso desapareció. La gente está totalmente desvalida.En Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie lo sabe. El varón ya no habla, la mujer sí”.
P. Hablemos del proyecto político de Ben Abbes. ¿Podría funcionar su idea de expandir la Unión Europea hacia el sur, de convertirla en una Unión Mediterránea?
R. No es ninguna tontería. Para empezar, muchos países mediterráneos lo percibirían como una garantía —aunque quizá se equivoquen— contra sus islamistas radicales. Europa del Norte pasaría a segundo plano. Pero, para ser honestos, la principal interesada en esto sería Francia. La verdad es que Francia nunca aceptó el hecho de perder el liderazgo. Por eso tenemos una relación extraña con Alemania; nos gusta flagelarnos diciendo que somos menos que ellos. Malestar que, dicho sea de paso, es una de las claves del éxito de Marine Le Pen.
P. Muchas veces ha hablado contra el patriotismo. Pero después del atentado contra Charlie Hebdo, parecería que está dispuesto a defender ciertos valores franceses. Como dicen en Rambo III: esta vez, es personal.
R. Es que es personal: han matado a alguien a quien yo quería, a Bernard Maris. Y además está la cuestión de la libertad de expresión, que me concierne. Esa libertad la hemos perdido. Cuando yo era adolescente, en los años setenta, había más cosas permitidas. En la actualidad, el debate de ideas se limita a la detección de los derrapes. Una vez que el derrape ha sido cometido, el responsable puede disculparse; a eso se limitan sus derechos.
P. Su protagonista se define como machista. ¿Cree que en esto François es representativo?
R. Lo que pasa es que en Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie más lo sabe. Una hipótesis horrible, pero verosímil, es que no han cambiado; sólo han aceptado cerrar la boca. El varón occidental ya no habla; la mujer sí. La vida mental masculina ahora es algo desconocido, y por eso es verosímil pensar que el varón estaría dispuesto, si se presentara el caso, a una vuelta inmediata al patriarcado.
P. ¿Sus novelas serían las últimas noticias de esa vida mental masculina?
R. Pues sí, las mujeres pueden leerlas para enterarse de lo que realmente piensan los hombres.
P. ¿Cree realmente que Europa, al perder la religión, la reemplazó con el patriotismo, y que terminará por volver a la religión?
R. Sí, aunque para mí es absurdo imaginar que el patriotismo pueda reemplazar a la religión. La cristiandad duró más de mil años; el patriotismo, un poco más de cien, desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial. También podemos decir las cosas de una manera más siniestra: el patriotismo, para alcanzar la incandescencia, necesita enemigos.
P. ¿Mientras que el único enemigo de la religión es la muerte?
R. Y es un enemigo más confiable.
El lector protestante que se interese por el pensamiento de Houellebecq, puede consultar otra entrevista que le realizara Sylvain Bormeau luego del atentado a la revista Charlie Hebdo. En la misma, Houellebecq deja entrever su opinión sobre los cristianos evangélicos en Sudamérica.

Houellebecq entrevistado por Bourmeau
Para acceder, click AQUÍ


martes, 13 de enero de 2015

ABORTO - LOS VARONES TAMBIÉN SIENTEN CULPA Y REMORDIMIENTOS


El aborto es un tema controversial
Hay quienes lo prefieren y defienden 
Y otros que lo ven como infanticidio legalizado.




En Argentina, los evangélicos estamos divididos 
sobre la conveniencia o no del aborto.
Las iglesias de teología modernista adheridas a la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas  están a favor de la despenalización del aborto 
Mientras que las que se agrupan en torno  a la 
Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas se oponen.

El aborto legal o ilegal, se practica en gran escala en todo el mundo.
Millones de personas lo ven como un tema que implica derechos humanos
y cientos de médicos lo realizan sin ningún tipo de problema moral.
Sin embargo, este post no hablará de lo que todos conocemos,
sino de la carga de culpa que suele afectar a muchos de los varones,
que han consentido y pagado un aborto.

Advertencia
Este artículo enfoca el dolor de algunos varones por consentir abortos

Por 
Marc Pesaresi
__________________

EL VARÓN LUEGO DE CONSENTIR UN ABORTO

Leía en un blog de la hermana Teresa Beatriz al cuál se puede acceder clickando AQUÍ, referencias sobre el aborto y como afecta este, a algunas mujeres. Note que, como la inmensa mayoría de estos artículos, siempre tratan las consecuencias en las mujeres pero rara vez el sufrimiento de los varones.

"Podía oír a mi novia vomitar y llorar mientras el médico peruano realizaba el aborto en un cuartucho detrás del consultorio. En ese momento, cayó sobre mí un manto oscuro: yo había consentido y pagado un crimen. Estaban matando a mi hijo y ya era tarde para reparar el daño. Sentí culpa y una pesada carga de remordimientos. Ahora, con el paso de los años, pienso: ¿Por qué permití tal cosa? ¿Qué puedo decir al respecto? Cuando supe  que mi pareja estaba embarazada tuve miedo. No quería perder los estudios, tampoco casarme. Como la mayoría de los jóvenes, mi interés era solo disfrutar del  sexo sin responsabilidad. Desde entonces, a pesar de ser cristiano, nunca pude olvidar la experiencia y he llevado la culpa encima hasta el día de hoy. He sido un criminal imperdonable por pagar la muerte de un inocente que no se podía defender. ¿Me perdonará Dios esta falta?" (Abel P, creyente).

"Lo único que le agradezco al aborto, es que, luego de pagar para que se lo hicieran a una flaca que salía conmigo  y ver de que se trata, fue haberme convertido en un anti abortista. Antes no sabía lo que era un aborto. Ahora sí  y nunca más consentiré uno. ¿Qué si siento culpa? A veces sí. Cuando veo un bebé pienso en el que pude tener y siento como vergüenza. Pero ya es tarde para lamentar". (R.A.).

"Soy ateo pero que lo sea no significa que apoye el aborto. En la naturaleza se ven muchos infanticidios ya que las presas preferidas de los depredadores son las crías pero es raro ver abortos. Concluyo que el aborto, a no ser por causas médicas, es antinatural" (M. B.).

EL HOMBRE TAMBIÉN SUFRE

"Semanas después de que mi novia se practicara el aborto yo lloraba antes de dormir, no podía concentrarme en el trabajo y me consumía el sentirme culpable. No pasa un día en que no piense en la vida que hubiéramos podido tener juntos. Yo amé a ese niño sin haberlo visto. Tuve fuertes sentimientos de paternidad por años; sé que pude haber sido un buen padre y todavía me siento culpable".

Jeremy tiene 24 años y es un hombre de negocios. Según él, los hombres sufren el aborto de un hijo aunque no suelan hablar de ello. Se esconden detrás de su machismo y no se enfrentan a sus verdaderos sentimientos. Están asustados por las feministas y los retos de los argumentos de las mujeres. "Ciertamente he conocido a otros hombres - dice - que han vivido mi propia experiencia; ellos, como yo, necesitan la ayuda de una organización para consultar sus preocupaciones, un grupo que conforte y proporcione ayuda y esperanza a los que tienen esa clase de problemas, es decir, los casos en que sus novias quieren abortar o han abortado al hijo de ambos." 

"Traté de hablar con ella -dice- e insistí en que no debía matar a nuestro hijo, pero ella no me escuchó, a pesar de que estábamos enamorados. Yo le ofrecí en ese entonces quedarme con el niño si ella le permitía nacer, pero desapareció por unos días y regresó diciendo que había abortado. La angustia y la culpabilidad que sentí fue enorme, me disgusté muchísimo, ese bebé tenía mucho que ver conmigo, yo quería que naciera". Contando esta historia Jeremy lloró varias veces, visiblemente afectado ante su situación. "Por largo tiempo estuve confuso, cuando veía niños me emocionaba de tal manera como nunca pensé lo pudiera experimentar un hombre." (Olivia Sifontes, "El hombre también sufre la pérdida de un hijo," Escoge la Vida (julio/agosto de 1990), suplemento "Caminos de Esperanza". Escoge la Vida es el boletín de Vida Humana Internacional).

Kevin Burke, quien dirige el Ministerio del Viñedo de Raquel, conjuntamente con su esposa, Theresa, comparte en ZENIT como los hombres lamentan la pérdida de sus bebes, y como la sanación post-aborto en mujeres también menguan el dolor de sus heridas.
P: Por qué es que el Ministerio del Viñedo de Raquel decidió ayudar a los varones así como ayudan a las mujeres? 
Burke: Esto comenzó cuando un número limitado de varones atendió uno de nuestros retiros para mujeres. Sabíamos cuán efectivo eran estos retiros para mujeres y nos dio curiosidad ver como este proceso trabajaría con hombres. 
Los resultados fueron muy positivos. Los hombres se profundizaron dentro del proceso de sanación, lamentaron profundamente por sus niños tal como las mujeres en el grupo y recibieron similares beneficios por tal experiencia. 
Un beneficio inesperado para las mujeres en estos grupos fue la presencia de los hombres que lamentaban profundamente por sus niños los que sumaron otro nivel de sanación. Muchas mujeres experimentan sus abortos en aislamiento, y a menudo, después de haber sido maltratadas, manipuladas y abandonadas por el hombre. 
Ver a un hombre arrepentido, lamentando abiertamente su pérdida, aceptando sus fallas y pérdida, y abrazando la misericordia y perdón de Cristo, es un elemento más de bendición y sanación para los participantes del retiro. 
Hay un aumento gradual pero constante en el número de hombres que atienden los retiros del Viñedo de Raquel, de más de 300 que se realizan en los Estados Unidos.Ahora tenemos una sección para hombres en nuestro sitio Web con correo electrónico de apoyo a hombres quienes han experimentado sanación por aborto y que quieren extender su ayuda hacia otros varones. 
P: Que problemas enfrentan los hombres que han sido partícipes en un aborto durante el proceso de sanación post-aborto? 
Burke: Los hombres luchan con muchos de los complicados síntomas de aflicción así como las mujeres. (Se puede continuar leyendo el reportaje, clickando AQUÍ).
En una encuesta del Los Ángeles Times, de 3,600 hombres, 66% reportó culpa y ansiedad después de su implicación con un aborto; otra encuesta indica que hombres definitivamente luchan contra sus sentimientos de culpabilidad, depresión, ansiedad, disfunción sexual e ira, después de un aborto.Tal vez los varones estén mejor equipados para esconder esos sentimientos, o de categorizar su dolor, pero ésto tiene un alto costo en sus relaciones y emociones.

Así como las mujeres, si ellos no conectan su lamento con sus síntomas del complicado estado de dolor de una herida de aborto, ellos están destinados a continuar ocultando esa pena en sus vidas – lo que a menudo conlleva a consecuencias destructivas con sus relaciones conyugales, familiares y laborales. Muchos varones viven un dolor intenso y callado después de haber tomado una decisión de aborto.

Es importante reconocer el rol de estos hombres al decidir por el aborto. Para aquellos quienes comunicaron ambivalencia, manipulación o presión para abortar, o de otra forma, abandonaron a la madre y bebe durante este tiempo de vulnerabilidad y temor, el problema mayor es la falla, como hombres, de sobrellevar un aspecto fundamental de su vocación – la protección y cuidado de la madre y niño. Cuando la realidad de sus acciones está clara, cuando se rompe por adicción laboral, pornografía, infidelidad, depresión, ebriedad y otros modos de ocultar el dolor, es un momento difícil, pero es el comienzo de sanación y reconciliación.

La terapeuta Bertina Morales, del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia (IRMA), señaló que el sufrimiento como consecuencia de un aborto no es un problema exclusivo de la mujer, sino que afecta tanto física, emocional y psicológicamente a los varones.En declaraciones al Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), Bertina Morales recordó que los “efectos secundarios” del aborto para los hombres “muchas veces de por vida, se reflejan en sentimiento de culpa, depresión, frustración y un estado de vacío interior”.

“En general, no suelen hablarlo, ni siquiera con sus propias parejas, por temor a que pueda interpretarse como un signo de debilidad, pero lo sufren en silencio”, dijo.Los hombres, explicó Morales, reaccionan de distinta manera a las mujeres frente a un aborto. Mientras que algunos se oponen de manera violenta, otros se oponen, pero no toman medidas fuertes para impedirlo.

En otros casos, continuó la terapeuta, los hombres pretenden ser neutrales, dejando la decisión a la mujer; hay hombres que presionan a la mujer para abortar, y quienes no son tomados en cuenta y se enteran del aborto cuando este ya se ha realizado.Todas estas circunstancias, dijo la experta, serán determinantes en los efectos posteriores.El SIAME recoge el testimonio de Sergio, un hombre que confundido y con miedo, a pesar de su fe, apoyó a su pareja para que se someta a un aborto en el Sistema de Salud de México D.F., donde es legal.

Ese fue el inicio de un doloroso camino, sometido a la culpa, la soledad y el arrepentimiento.“Para mi querido angelito: Lucía, sé que estás en un buen lugar y en ese lugar está Dios. Él te va a cuidar hasta que yo te vuelva a ver, mientras, cuídate y pórtate bien. Pronto estaré contigo”, escribió Sergio a su bebé en una carta.Después del aborto, recordó Sergio, “perdí la autoestima, la confianza en mí, ya no quería hacer nada. Fue un infierno”.

Mónica Álvarez, terapeuta especialista en duelo gestacional y perinatal, incide en que tanto hombres como mujeres sienten desconsuelo después de un aborto; pero lo hacen de forma diferente."Ella vive el duelo de una forma más rotunda", señala Álvarez. Debe pasar por una intervención quirúrgica para limpiar su útero o por un "proceso expectante" en el que el cuerpo pare de forma natural los restos del pequeño.El dolor del varón no siempre es evidente y depende de su implicación en el embarazoAl varón, tal vez, le cuesta más asumir la pérdida, apunta la terapeuta, "ya que físicamente no experimenta ningún tipo de despedida". Sí puede, sin embargo, vivirla a través de la mujer. En muchas ocasiones, lo que el hombre percibe es el dolor físico y emocional desgarrador de ella. Por lo que, su experiencia dependerá, en gran parte, del grado de implicación del varón con su pareja.

MIEDOS DEL VARÓN ANTE UN ABORTO

El hombre que pierde a su bebé se enfrenta a un doble reto. Por un lado, debe vivir la pérdida de su hijo. Y, por otro, experimenta la "impotencia de sentir que no puede hacer mucho por la mujer a la que ama". Es probable que, en muchos casos, el varón deje de lado su propio dolor y duelo; sobre todo, si hay complicaciones y la salud de la mujer se resiente. En tal caso, "se volcará aún más en ella, para apoyarla, cuidarla y mimarla", matiza Álvarez.

Esta forma de actuar, "en la que el miedo a perder a la mujer que ama eclipsa de alguna manera el dolor por el hijo perdido", puede dar lugar a interpretaciones erróneas, apunta la especialista. Algunas mujeres entienden que él no quería tanto al bebé. Sin embargo, lo que hay es "una diferente interpretación de la realidad", puntualiza la terapeuta.


EL DUELO DEL HOMBRE TRAS EL ABORTO LLEGA MÁS TARDE QUE EN LA MUJER

Cada vez es más frecuente que un hombre sea capaz de enfrentarse a sus emociones y de mostrar su dolor, su enfado e incomprensión. Sin embargo, la sociedad les ofrece, por lo general, menos espacios para expresar sus vivencias y procesos emocionales. Ello explica que, con frecuencia, "el hombre manifieste su duelo más tarde" que la mujer, explica Álvarez. Y lo hará cuando vea que ella se encuentra mejor, tanto física como anímicamente. "Solo entonces muchos se dan permiso para bajar la guardia", asegura la terapeuta.

En algunos casos, si el hombre no encuentra la forma de expresar sus emociones del modo que necesita, el dolor se puede manifestar, incluso, en su propio cuerpo, afirma la terapeuta. Tal vez con "una fuerte gripe, que le obligue a meterse en la cama y retirarse de su mundo". Solo así se permitirá a sí mismo "ser cuidado y mimado", concluye Álvarez.

Conclusión

Jeremías 1:5 deja en claro que Dios conoce a las personas antes de su nacimiento. Esto es probablemente a que Dios, siendo omnisciente, omnipresente y omnipotente, puede ver pasado y futuro como un presente continuo. Pero también, puede estar refiriéndose al alma que habitará cada persona por nacer, la cual es eterna.

Isaías 49:5.7 deja en claro que la vida humana es formada en el vientre de cada mujer por voluntad divina. Por lo tanto, hay poderosas razones para creer que Dios no solo es el creador de la vida sino que demandará además, la interrupción de embarazos a cada uno de quienes lo haya consentido y practicado.

Entre los evangélicos, es raro encontrar varones que afirmen "yo consentí un aborto". Por lo general, nadie habla del asunto. Los varones que han consentido y pagado por un aborto por lo general llevaran la carga por sí solos hasta el final de sus días. Pero, si eres cristiano y has consentido un aborto y ahora te agobia la culpa, quiero recordarte que Dios por medio de Cristo tiene poder para perdonar tus faltas, sanar tus emociones y sobre todo, darte una nueva vida aceptando lo sucedido.Si el sentimiento de culpabilidad es muy fuerte, se recomienda la asistencia de profesionales. Psicólogos y psiquiatras son necesarios para sanar emociones dañadas tanto para creyentes como para quienes no lo son.

A continuación, si eres creyente, algunos pasajes de las Escrituras que pueden servirte de consuelo y aumentar la certeza que Dios perdona tus pecados si se los confiesas con arrepentimiento en nombre de Jesús.

Salmo 79:9: “Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre”.

Marcos 2:5-12: “Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante”.

Si no sabes como pedir al Padre alivio para tu carga, repite la oración. Vamos a orar:

"Padre, en nombre de Jesús, vengo a tu presencia cargado de dolor y culpa, por haber consentido y pagado un aborto. No tengo justificación alguna de mis actos. No tengo como remediar el daño que hice a una vida por venir, vida que tu conocías antes de la creación del mundo y que formaste en el vientre de su madre. Me siento avergonzado de mi conducta, apenado por mi proceder, atormentado por mi culpa. ¿Qué puedo hacer para que alivies mi pena? Confieso que obré mal, confieso delante de tu presencia mi mal en Cristo, y te ruego, por tu misericordia también en nombre de Jesús, que me perdones. Ayúdame a sanar mis emociones, ayúdame a aceptar que mi hijo o mi hija, hoy, vive y descansa en tu Reino, ya que todos los inocentes van a tu presencia y que, cuando me vea llegar luego de haber cesado mi vida en esta tierra, me recibirá sabiéndome perdonado por la sangre del cordero, tu hijo. Perdóname te lo ruego, si no permití que ellos tuvieran una vida bajo el Sol. Gracias Padre Celestial, por perdonarme en Cristo esta gran falta contra la vida. Gracias porque habrás de restaurar mis emociones y hacerme vivir una vida con mayor responsabilidad por los derechos de los que habrán de nacer. Que el Espíritu Santo obre en mi la sanción de mis pensamientos y sentimientos y dame la fuerte convicción para oponerme de ahora en más, a todo acto destructivo contra la vida de los inocentes. En nombre de Jesús, te doy las gracias mi Dios, amén, amén y amén.



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En Google Books se puede consultar la obra Vale la pena vivir: hay alternativas para el aborto de Adolfo J. Casteñeda clickando AQUÍ. o en PDF clickando AQUÍ.

TIEMPO

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