Y el comienzo de sus actividades en América del Sur
Los primeros en ABC
(Argentina, Brasil, Chile)
Es difícil desde afuera de la organización, escribir la historia andariega de los Testigos de Jehová por las naciones ABC de Sudamérica a comienzos del siglo 20. La única información disponible es la que provee la propia sociedad o bien, la que se puede obtener del diálogo con los ex participantes de la religión.
Parece ser que el desembarco en Sudamérica de los primeros adeptos de los Tjs activos (como se llamará a los Testigos a partir de ahora), fue en las costas de Brasil. Por entonces se llamaban Estudiantes de la Biblia; no fue hasta la asamblea de 1931 en Columbus, Ohio; que adoptaron el título de Testigos de Jehová propuesto por el juez
J.F. Rutherford.
En esta nación, en la progresista ciudad de
San Pablo vivía una tal Bellona Fergunson quién, se dice, leía obras y tratados de los Tjs desde fechas tan tempranas como 1899. Según las fuentes de la WatchTower, esta dama los recibía los tratados por correo.
Jardim América
San Pablo
Brasil
C 1938
Tal como lo debió ver Bellona Fergunson
Bautizada en 1923
Foto
Fuente: Wolff, 2001, p. 145.
A fines del siglo 19 los Tjs activos estaban lo suficientemente organizados como para proveer literatura religiosa a enormes distancias. También se preocuparon de ayudar a los padres a educar religiosamente a sus hijos copiando la escuela dominical de los evangélicos. A partir de 1892 la revista
Watch Tower comenzó a propagar los cursos titulados Internacional Sunday School Lessons o Lecciones para la Escuela Bíblica Internacional. Todo esto, dentro del marco de una creciente prédica apocalíptica que fue la característica del grupo desde sus inicios,
Refiere la crónica del grupo que, hacia 1919, en los muelles de Nueva York había un barco mercante con tripulación brasilera. Algunos de ellos -ocho dice la historia oficial de la organización- aceptaron el mensaje y para 1920 de regreso a Brasil, trajeron las primeras enseñanzas religiosas.
Bahía de Guanabara, Río de Janeiro,
Brasil, en 1919
Así se veía la ciudad maravillosa
En los días de las primeras prédicas de los Tjs.
Foto
Autor desconocido
Avenida Río Branco
Río de Janeiro, 1919
Tal como debieron verla los primeros Testigos de Jehová en Brasil
Foto
Autor desconocido
Avenida Río Branco
Río de Janeiro, 1909, once años antes que llegaran los primeros Testigos de Jehová.
Se observa la Floriano Peixoto y el magnífico Teatro Municipal.
Este ámbito ciudadano luego sería transitado por precursores,
Mientras propagaban las novedades religiosas que enseñaba Rutherford desde Estados Unidos.
Foto de
Marc Ferrez
Gentileza
Wikimedia Commons
Este grupo creció lo suficiente como para merecer la visita de un representante con cierta jerarquía y fue así que se envió desde Estados Unidos en 1923 al canadiense George Young para predicar no tanto la teología de la organización –el hombre no hablaba portugués por lo tanto debía recurrir a intérpretes- sino a organizar a las personas para que comenzaran a dar beneficios.
Río de Janeiro, Brasil
1919
En la foto se observa el barrio de Leme
Sin duda, visitado y revistado miles de veces desde entonces a la fecha
Foto
Autor desconocido
Concretamente, agruparlos, identificarlos y asociarlos a la nueva religión y colocarlos bajo las directrices del juez Rutherford quien por entonces, mandaba con una mano de hierro (la otra la usaba para sostener un vaso de whisky -dijeron sus más acérrimos críticos- lo cuál no sería malo a no ser que la prédica fuera en contra de esta bebida) al rebaño selecto.
Joseph Franklin Rutherford
1869-1942
De carácter fuerte, fue un abogado metido a empresario religioso
Gracias a él, la organización de los Tj se afianzó a tal punto,
Que logró enviar misioneros a diversas partes del mundo.
Para los Tjs fue un gran líder que motivó la obra mundial
Hasta los últimos rincones de la Tierra.
Foto
Gentileza
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Young, después de bautizar entre otras personas, a Bellona Fergunson que llevaba unos 25 años esperando el evento, abandonó Brasil para viajar a la Argentina que por entonces era presidida por Marcelo T. de Alvear y vivía un auge económico y recibía importantes contingentes de inmigrantes de todas partes del mundo. El país era la séptima economía del planeta y este dato debió interesar al Juez.
Vale do Anhangabaú
Centro de San Pablo
Un gran parque donde la gente se congregaba
Para realizar todo tipo de eventos al aire libre.
Sin duda que Young visitó el lugar junto a Fergunson
Y otros Estudiantes de la Biblia
La foto data de principios del siglo 20
Gentileza
Wikimedia Commons
Young se puso a trabajar duro y en poco tiempo, distribuyó enormes cantidades de literatura en unas 25 ciudades de Argentina. Simultáneamente viajó a Chile, Perú y Bolivia. De estas naciones, la primera interesaría de inmediato al tj activo. Sería el primero en esparcir las "semillas" de la verdad según los Estudiantes de la Biblia en Chile en una fecha tan temprana como 1924.
Ese mismo año, arribó al puerto de Buenos Aires entre una gran cantidad de compatriotas, el español Juan Muñiz, un Tj activado en Nueva York y comisionado por Rutherford en persona. Este ibérico tendría la importante labor, después de la partida de Young a España, de predicar las buenas nuevas del reino por toda la nación Argentina. Importante esta presencia para consolidar la permanencia del grupo reunido en Argentina, porque Young había dejado algunos interesados en profundizar los estudios de la Biblia que requerían de atención y otros que preguntaban y querían saber más, como por ejemplo, el argentino Hernán Seegelken de Mendoza, provincia al oeste de Buenos Aires. Este ciudadano "se había dado cuenta de la hipocrecía que existía tanto en la Iglesia Católica como en las iglesias protestantes. Pero en 1929 oyó también el mensaje del Reino, lo aceptó con gusto y, tal como hacen los siervos de Jehová de todo el mundo, empezó a comunicarlos a otros". (Los Testigos de Jehová, Proclamadores del Reino de Dios; página 549)
Puerto Madero, Buenos Aires, Argentina
Circa 1928
Foto
Se dice que Muñiz era relojero, de modo que, al no depender de patrones, podía acomodar sus horarios para el trabajo religioso. Simultáneamente, siguió los pasos de Young y de ningún modo se desinteresó por las naciones aledañas de Argentina.
Hoy día viajar es muy cómodo. Los buses (colectivos en idioma argento) poseen dos pisos, aire acondicionado, calefacción, tv, bar, baños, etc., de modo que ir de una nación a otra parece muy sencillo. Pero en aquellos días el solo hecho de cruzar los Andes para ir a Chile (se viajaba por ferrocarril inglés hasta Mendoza y de ahí, se hacia el cruce a Santiago) o bien, la Puna norteña, donde la altura obliga a los nativos del lugar a mascar hojas de coca para soportar el rigor climático y la aridez medioambiental, era una tarea sencillamente, digna de aplausos.
Cualquier viajero itinerante de esas épocas corría riesgos de todo tipo. Asaltantes, enfermedades desconocidas por la medicina, rutas difíciles, accidentes geográficos extremosos…, aún así, estas personas viajaban.Son de antología, por ejemplo, las travesías del griego Nicolás Agyrós; uno de los que pocos que no ha sido igualado en su osadía viajera por Argentina.
Desde Buenos Aires, Chile está detrás de la cordillera, punto de vista subjetivo y algo mendaz si se quiere, porque para el que vive en el país vecino, es Argentina quien está del otro lado. Lo cierto es que tanto Young como Muñíz, en sus viajes trasandinos, había logrado formar algunos grupitos de ciudadanos que leían los tratados de la época. Pero en Chile faltaba alguien con garra y tiempo suficiente que expandiera con agresividad las verdades rutherfordnianas.
Santiago de Chile en 1930
Foto
Gentileza
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Esta persona seria Richard Traub. Reclutado en Buenos Aires, hacia 1930 se lo vio cruzando la cordillera para asentarse en Chile. Por entonces era el único testigo formal, o sea, bautizado, en todo el país y a pesar de los esfuerzos de quienes lo había precedido, Traub no encontró mucha colaboración para desarrollar su tarea, excepto un grupo pequeño de simpatizantes. Pero no se amilanó.
Corto de dinero, seguía en contacto con los”simpatizantes” pero aún no había congregaciones de modo que el domingo, deambulaba de acá para allá –entre los sitios que frecuentaba estaba el Cerro San Cristóbal- donde se sentaba “a la sombra de un árbol y se entregaba al estudio y a la oración”. seguramente leía el famoso "Bulletin" mediante el cuál, se mantenía "alimentando" espiritualmente al resto del rebaño. En esta obra se inauguró una particularidad que se ha mantenido hasta la fecha: El memorizado de la predicación. El boletín tenía una parte que había que aprender para recitar, más tarde, delante de los que eran visitados con fines de predicación.
(A veces pienso que esta ayuda memoria se adelantó por mucho al Razonamientos a partir de las Escrituras, un manual de tapa marrón oscuro con temas bíblicos donde se enseña tanto a predicar como a refutar creencias diferentes).
Razonamientos a partir de las Escrituras
Publicado por
WatchTower Bible and Tract Society
a partir de 1985
Foto
Cortesía
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Finalmente, Traub de tanto orar y charlar, a saber, logró interesar a un caballero chileno quién con el tiempo, sería uno de larga fama dentro del colectivo por su fidelidad a la organización de los tjs en Chile. Refiero a Albert Mann Hayse, quien falleciera en el martes 01 de Julio de 2008 a los 89 años, en la ciudad de Santiago y cuyo discurso funeral se dio en el salón de Betel de Chile. Mann Hayse no fue un testigo cualquiera. Fue uno de los primeros en recibirse en la famosa escuela de adoctrinamiento Galaad y enviado con el título bajo el brazo, de regreso a Sudamérica.
Cerro San Cristóbal, Santiago de Chile (c 1930)
Foto
Autor desconocido
Para 1931 había trece Tjs activos en Chile y este grupo fue la semilla que permitiría continuar con el crecimiento de la secta. Es bueno recordar que en esos días de inicio, la estadounidense Kathe Palm se recorrió todo Chile desde Arica a Punta Arenas –hoy es inimaginable este sacrificio viajero- predicando las novedades del Reino. Cinco años más tarde, la totalidad de los Tjs activados en Sudamérica alcanzaban, según estadísticas de la Torre del Vigía, unas 247 personas.
Plaza Italia, Santiago de Chile
Con el monumento al General Baquedano
Circa 1930
Foto
Autor desconocido
Comparados con la mayoría católica y los grupos protestantes de entonces, los Tjs activos no parecen haber sido tan significativos como para que alguien les prestara atención. Pero parece que si bien eran pocos en número, se hicieron oír y hacia 1958, unos veintiocho años más tarde, hacían tanto ruido antipapal que mereció la atención de un sacerdote.
En los Estados Unidos, la crítica contra los Tjs activos no era novedad. Se le daba pelea verbal y escritutaria y los rutherfordistas no se amilanaban. Había una verdadera batalla de interpretaciones bíblicas.
El 14 de Abril de 1958, el Censor católico de Chile autorizo al obispado a que, a su vez, este permitiera la publicación de quizás, uno de los primeros trabajos serios de apologética anti Tjs activos de habla castellana en esta parte del planeta.
Se trata de libro Los Testigos de Jehová un nuevo Evangelio, obra de la pluma del sacerdote Humberto Muñoz Ramírez y editado por Ediciones Paulinas. Para redactar su obra, Muñoz Ramírez buceó en los trabajos del recordado Marley Cole Jehovah´s Witnesses, The New World Society, New York, 1955, La verdad os hará libres, Sea Dios Veraz, Esto significa Vida Eterna, revistas Atalaya y Despertad de la época y en obras católicas y protestantes por igual.
Obviamente, al tener que citar trabajos no católicos, el libro de Muñoz Ramírez pasó por el visto bueno del Censor católico que le pareció adecuado el trabajo de apología. Muñoz Ramírez se focaliza en desmentir las presuntas verdades de la secta, defiende la Trinidad, en algún momento critica a los protestantes como si estos tuvieran la culpa de la llegada al mundo de Russell y luego el Juez Rutherford, y termina declarando que los Tjs activos “presentan una doctrina absurda desde el punto de vista humano, y anti bíblica desde el punto de vista divino. ¿Cómo – se pregunta- es posible que encuentren secuaces y aún que progresen? Este éxito es sintomático (…) la increíble ignorancia de los cristianos respecto del libro santo (lo dice un cura) hace que prosperen las más audaces interpretaciones”. (Reflexión final, p80.).
Muñoz Ramírez, Humberto: Los Testigos de Jehová. Un nuevo Evangelio; Ediciones Paulinas; Santiago de Chile; Chile; 1958.-
Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania; Los Testigos de Jehová. Proclamadores del Reino de Dios; Watch Tower Bible and Tract Society of New York Inc. International Bible Students Association; Brooklyn; New York; USA; Sección 4 Se proclaman las buenas nuevas en toda la Tierra Habitada; Cap. 22 y 23; 1993.-
(c) Marc Pesaresi