Arthur Coyle, 62, sacerdote de la arquidiócesis
de Boston y Vicario Episcopal para la Región Merrimack (tenía a cargo varias
parroquias), fue detenido por la Policía luego de ser descubierto en pleno acto
sexual con una prostituta en las inmediaciones del cementerio de Lowell,
Massachusetts, ciudad donde reside con domicilio en la parroquia de Santa Rita.
El religioso debió pagar una fianza de 500 dólares para poder quedar en
libertad, ya que en el estado de Massachussetts las relaciones sexuales rentadas no están permitidas.
El cura, que se declaró no culpable, había sido nombrado como "Prelado de
Honor Superior" por papa Bendicto XVI.
Coyle debió permanecer encerrado durante una noche en una celda de la comisaría. Al salir, fue notificado que deberá ir a juicio por contratar los servicios de una prostituta. El comercio sexual esta prohibido en el estado de Massachusetts.
Por ahora, el padre Coyle ha abandonado la vida eclesiástica y la arquidiócesis de Boston; a la cual pertenece; ha indicado que fue
destituido de su puesto como "Prelado de Honor Superior", un cargo
que le fue concedido en diciembre de 2012. El sacerdote enfrenta el escarnio mediático y la vergüenza de los fieles que ven; una
vez más; defraudada la confianza puesta en un hombre que dice representar una
jerarquía en relación cercana a Dios. Coyle fue ordenado sacerdote católico en
1977. Al darse a conocer el incidente, muchas personas se preguntaron si vale la pena seguir obligando a los sacerdotes a vivir en el celibato.
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¿Casual?
Mientras Coyle se relacionaba sexualmente con una mujer en un lugar donde reposan los restos de fallecidos, a miles de
kilómetros de Lowell, el arzobispo católico de La Plata -provincia de Buenos
Aires, Argentina; Héctor Aguer- declaraba a la prensa que “tener relaciones
sin compromisos" puede “traer graves consecuencias de personalidad, en especial
en las mujeres jóvenes”. Su opinión, declaró, se fundamenta en un estudio científico.
Arzobispo Héctor Aguer
"El contacto sexual con extraños implica baja estima"
Foto
Gentileza
Diario UNO informó: “En su reflexión televisiva
semanal en el programa Claves para un mundo mejor, el prelado advirtió que
existe el convencimiento de que la Iglesia “habría puesto en su transmisión de
la moral cristiana un tinte oscuro sobre la problemática conyugal o sexual,
sobre la vida afectiva”.
A continuación añadió: “Respecto de los estudios
de las universidades de Estados Unidos, comentó que “uno refiere que cuatro mil
universitarios han sido investigados por diez universidades acerca de las
consecuencias del sexo casual, impensado, imprevisto, sin compromiso emocional
ni expectativas de futuro” Aguer no citó el informe científico que aludía.
“Las conclusiones tratan de vincular ese tipo de
relaciones con la problemática de la salud mental, con consecuencias
emocionales muy serias, especialmente en las mujeres jóvenes. Dice el estudio
que provoca estrés, sentimiento de culpa, arrepentimiento y displacer en las
jóvenes después de un encuentro sexual con un desconocido”, manifestó.
Indicó seguidamente, que estos estudios señalan
que “el contacto sexual con extraños es más habitual en quienes tienen baja
autoestima, y que los estudiantes universitarios que habían participado en
encuentros sexuales casuales presentaron niveles más bajos de autoestima, de
satisfacción y de felicidad que aquellos estudiantes que no habían tenido
relaciones ocasionales.
“El sexo casual también fue asociado con
angustia, ansiedad y depresión”, afirmó. También reflexionó que los datos “se
refieren a la relación sexual irresponsable, sin vínculo afectivo estable y sin
una perspectiva de futuro, que para nosotros, cristianos, es obviamente el
matrimonio y la fundación de una familia”.
“Dicen que sobre todo ocurre eso en los jóvenes,
asociado al consumo social de alcohol y de drogas que especialmente se combinan
en las previas, en las que los jóvenes consumen en exceso, y que en ese estado
es previsible que se descontrolen. Al otro día se acuerdan de lo que pasó, se
enteran por el relato de otros y se sienten mal” subrayó. Además, destacó que “los psicólogos que
intervienen en este tipo de estudios brindan algunos consejos que tienen una
buena cuota de razonabilidad, pero que son también muy imperfectos”.
Aguer es un Arzobispo que habla con convicción y no trepida a la hora de opinar que "en Argentina, tenemos un catolicismo mistongo, poco serio". (Mistongo, en jerga lunfarda rioplatense significa precisamente, sin seriedad).
El arzobispo es un férreo defensor del celibato católico
El ha declarado: "Cada tanto se manifiesta en la opinión pública una especie de ola
contra el celibato de los sacerdotes. Muchas veces está suscitada por casos
resonantes de penosas defecciones, y esto ha ocurrido recientemente".
Destacó que es "una cuestión que
permanece habitualmente en el fondo de la conciencia de muchísima gente,
católicos o no: ¿Por qué no se casan
los curas?" pero que esa
pregunta está mal formulada pues "no habría que pensar o preguntar porqué
no se casan los curas" sino que "la pregunta debiera ser por qué la
Iglesia no ordena sacerdotes a hombres casados".
"El celibato se asume libremente, como libremente los que se casan dan
el consentimiento matrimonial y se comprometen a la fidelidad conyugal…
No sin sacrificio, pero ese sacrificio es una fuente de inagotable
alegría".
Es fundamental comprender "los argumentos"
desarrollados por el Magisterio eclesial y que "la razón principal por la cual la Iglesia reserva la
ordenación sacerdotal a aquellos varones que han recibido de Dios el carisma de
la castidad perfecta es porque quiere que sus ministros, aquellos que van a
servir al pueblo de Dios como pastores y maestros, asuman el mismo estado de
vida que vivió Jesucristo".
Sostuvo que "la gente que mira desde fuera estas realidades nobles y
sanas piensa que es difícil vivirlas porque estamos sumergidos en una cultura
artificialmente erotizada en la cual parece que el sexo se ha convertido en una
obsesión. Mucha gente vive así, desgraciadamente, y es cierto que muchos
medios de comunicación, vulnerando el más elemental sentido del pudor,
banalizan el misterio de la sexualidad humana y se burlan de la virtud.".
El prelado explicó que en este contexto cultural
"es lógico que no se entienda el valor del celibato y la posibilidad de
practicarlo. Pero la mayoría de los sacerdotes, que lo viven con
fidelidad, y los fieles que tienen esa sensibilidad propia de la fe se dan
cuenta de que no es tan difícil, sino
que es relativamente fácil si el celibato se vive en la fe, en oración
profunda"
Es conciente que si un sacerdote quiere vivir "una vida mundana,
quiere vivir como cualquier persona del mundo entonces sí le será muy difícil y
muy pesado el celibato… Pero si vive con abnegación su entrega total a Cristo y
a sus hermanos, verá que, con la ayuda de Dios, no sólo es relativamente fácil
sino es gozoso y es el secreto de una auténtica paternidad espiritual. Por eso,
sobre todo, los fieles pueden llamar padre al sacerdote".
Tal parece que no es tan fácil vivir la vida en castidad como lo afirma Aguer con solo observar la cantidad de curas descubiertos en actividades sexuales con hombres y mujeres. Aunque muchos sacerdotes y monjas logran vivir una vida despreocupadas del sexo, otros no. ¿Quién lo puede negar?
Cada tanto nos enteramos de algún sacerdote encontrado en situaciones incómodas por causa de la imperiosa necesidad de tener relaciones sexuales. Es muy difícil que el hombre pueda contener el deseo sexual de modo tal que, estando en toda la potencia viril, anule la excitación y erección. Concuerdo que una vida sexual desordenada es contraproducente pero tampoco dejo de considerar que, el celibato cuando es obligatorio, es tan malo como un exceso de lo opuesto.
Cada tanto nos enteramos de algún sacerdote encontrado en situaciones incómodas por causa de la imperiosa necesidad de tener relaciones sexuales. Es muy difícil que el hombre pueda contener el deseo sexual de modo tal que, estando en toda la potencia viril, anule la excitación y erección. Concuerdo que una vida sexual desordenada es contraproducente pero tampoco dejo de considerar que, el celibato cuando es obligatorio, es tan malo como un exceso de lo opuesto.
El catolicismo sigue aferrado a una
práctica considerada aún por muchos católicos y no católicos totalmente antinatural, que le ha costado la carrera eclesiástica a muchos
sacerdotes. Hay otros que mantienen una sexualidad
activa oculta que, de vez en cuando se da a conocer, como le ocurrió al obispo Fernando Lugo de Paraguay quien -luego de ganar la presidencia de esta nación
sudamericana- tuvo que reconocer la paternidad de algunos hijos engendrados mientras ejercía cargo sacerdotal. Otros curas, por el contrario, fornican y luego se confiesan y todo solucionado.
(C)Marc Pesaresi
Disque cura...¿no tenía dinero para pagar un motel? ¿A un cementerio se llevó a la mujer?
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