miércoles, 13 de marzo de 2013

¿REENCARNACIÓN o RESURRECCIÓN?


Se pregunta el Teologillo



Por

Paulo Arieu

Reencarnación es la creencia según la cual el alma, tras la muerte del cuerpo físico, se separa de este y pasado un tiempo indefinido se encarna de nuevo para tener otra vida, otras experiencias. Según esta doctrina las almas pasan por ciclos de vidas y muertes. Un ser humano vive muchas vidas.

Según esta enseñanza, estas diferencias serían culpa o mérito por la conducta seguida en vidas anteriores. Por lo tanto se atribuye a los pobres, enfermos y desdichados malas conductas en vidas anteriores. Lo que les ocurre se lo merecen. Esto puede conducir a una pasividad de no hacer nada, puesto que están pagando su culpa.

Antes de ser cristiano, durante mi primera adolescencia, mis padres me llevaron a una mujer quien creía en esta doctrina, quien me hizo creer que yo era la reencarnación de alguien. Luego, leí los libros de Lobsang Rampa, que estaban de moda en Argentina, los que tenían una cristología de la nueva era muy atractiva, donde hablaban constantemente del karma y la reencarnación.

Influencia en Occidente

Durante el siglo XX, Occidente ha sido más que permeable en lo tocante a la asimilación de conceptos religiosos-filosóficos provenientes de las antiguas colonias británicas y francesas de Asia, tal vez sólo con fines de ensanchar el gusto popular por lo exótico y remoto, y legitimar indirectamente el expansionismo con el favor de la publicidad. No obstante, la situación existencial de muchos europeos y estadounidenses, víctimas de angustiosas incertidumbres provocadas por el caos económico y las tensiones políticas que afectaban directamente las concepciones personales de la vida, propició nuevas maneras de afrontar los interrogantes sobre el sufrimiento y la existencia.

Fue auspicioso para ciertos sectores de la aristocracia estadounidense y europea evitar las tensiones internas entre los espiritualistas en boga (que siempre han contado con sugestiva influencia, en especial entre los jóvenes) y la búsqueda política de consenso. La reencarnación desvió las injusticias sociales hacia la explicación meta científica del karma, a tal punto que en el Reino Unido y en los Estados Unidos numerosas sectas orientalistas hacían énfasis en la neutralidad política y en la resignación ante los hechos nefastos de la vida social y personal, a favor de una búsqueda de la «verdad» en uno mismo con el fin de trascender a mejor existencia en una supuesta vida futura.

La noción de Renacimiento o como se ha traducido en Occidente de Reencarnación también se encuentra entre los Aborígenes de las Praderas en Estados Unidos: consideran que en la vida el hombre recorre el Camino Rojo o el Camino Negro y que al morir realiza un viaje cuya culminación en caso de haber seguido el primer sendero, consiste en cesar de nacer y morir y poder replegarse en el centro de todas las cosas. En cambio, una vida llena de afectos egoístas y equivocada, se hace merecedora de nuevos nacimientos para purgar su conducta.
Argentina es un país donde el espiritismo se ha desarrollado espectacularmente en las últimas tres décadas. Se calcula que hay más de 2.000.000 adeptos espiritistas. En ese país, el espiritismo ha tomado tres formas: la línea europea kardeciana o espiritismo científico tradicional, caracterizado por la intermediación mediúmica y la creencia en la reencarnación; la Escuela Científica Basilio (de origen argentino); y, personajes y grupos religiosos de corte espiritista. La línea kardeciana tiene un carácter pseudos científico, que prescinde de toda manifestación religioso-litúrgica y enseña principios morales. Dentro de los grupos de sanadores se encuentra Jaime Press, “Mano santa iluminado”, cuya fama es tan notoria como la de Zé Arigó en Brasil.

Los porque de la vida y la reencarnación

El ser humano es dado a inventarse respuestas para aquello que no puede entender. San Antonio el Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿por qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Oyó una voz que le respondía: “Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo”.

La reencarnación como doctrina está vinculada al concepto de Karma, según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien haya acumulado un buen karma reencarnará en un ser superior, con buenas condiciones de vida. El alma a través de las sucesivas reencarnaciones se va perfeccionando hasta purificarse por completo y no necesitar de nuevas vidas. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad.

El Budismo aparece en la India en el siglo V antes de Cristo y adoptó esta creencia. Más tarde pasó a Grecia y Roma. Algunos cultos también adoptaron esta explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, antroposóficas, grupos ocultistas, algunas sociedades “iniciáticas”, los gurús indios, los psíquicos -médiums- y entre los adeptos del llamado movimiento “new Age”, Nueva Era, el cual ha importado muchas creencias orientales.

Algunas personas, para extender estas creencias, malinterpretan la Biblia y dicen que esta apoya la reencarnación.  La religión judía, durante mucho tiempo, no tuvo una clara doctrina sobre lo que sucede tras la muerte. Ciertamente no enseñaba la doctrina de la reencarnación. Es incompatible con la revelación que Moisés y los profetas habían recibido de Dios.

  • Job le dice a Dios: “Apártate de mi. Así podré sonreír un poco antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras” (Job 10:21-22)
  •  ” El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte”.(Jab. 16:14)
  • “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse.” (2 Samuel. 14:14)
  •  “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para que voy a ayunar? ¿acaso podré hacerle volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mi”. (2 Samuel. 12:22-23) 
La doctrina de la resurrección enseña que después de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece por vez primera en Dan. 12:2: “La multitud de los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la vergüenza y el horror eterno”.

Aparece por segunda vez en el apócrifo  2 Macabeo 7:9. El rey Antioco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley judía, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al rey:”Tu nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna. El séptimo al morir dijo: ” Mis hermanos, después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna.” (2 Macabeo 7:36)

La doctrina del Nuevo testamento es incompatible con la reencarnación. El nuevo testamento enseña que tras la muerte y pasado algún tiempo NO se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio, un estado temporal, o bien a un estado definitivo de unión con el Creador. Nuestro cuerpo físico volverá al polvo hasta el día de la resurrección, cuando de nuevo cobrará vida como cuerpo-espiritualizado con propiedades nuevas.

El buen ladrón desde la cruz pidió a Jesús: “Acuérdate de mi cuando vayas a tu reino”. Jesús le responde: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” -(Luc 23:43). Está claro que el “buen ladrón no regresa a la tierra para pagar su karma por haber sido ladrón. Va directo al cielo, por el perdón recibido de Jesús.

Fil. 1:23-24” me siento apremiado por los dos lados. Por una parte quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra es más necesario para ustedes que yo me quede aún en este mundo”. San Pablo sabía que al morir no regresaría con otra vida al mundo sino que estaría de modo definitivo con Cristo.

  • “En la resurrección de los muertos se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual”.(1 Corintios 15:42,44)
  •  
Hebreos 9.27, sintetiza las enseñanzas de Cristo al respecto:” está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio”.

Unos de los pasajes bíblicos que pretenden acumular la doctrina de la reencarnación a Jesús es  “Y si queréis admitirlo, él -Juan Bautista- es Elías, el que iba a venir”. (Mat. 11:14). Jesús habla aquí de que el espíritu profético de Elías -no su cuerpo ni su alma-continua en San Juan Bautista.

Que se refiere al espíritu profético y no al cuerpo físico de Elías se deduce de Lucas. 1:17 “e irá delante de él con el Espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al señor un pueblo bien dispuesto”
Vemos en la transfiguración en el Tabor como junto a Jesús se aparece Elías y Moisés. Ya muerto Juan el Bautista, si efectivamente este era Elías se hubiese aparecido como Juan que era su última vida. Más de eso nada.
El mismo Juan el Bautista negó explícitamente ser Elías:

  • Juan 1: 21” Y le preguntaron: ¿qué pues? ¿Eres tu Elías? El dijo: “no lo soy”.¿eres tu el profeta?. Respondió “NO”
La fe cristina se fundamenta en la resurrección de Jesucristo.

El alma humana no pierde su identidad absorbiéndose en el Cosmos. Nuestros cuerpos no serán ni reciclados ni aniquilados. El destino final del ser humano es la resurrección para el gozo de la vida eterna con Dios o su separación para aquellos que tan siquiera desean ser perdonados.

Es cierto que algunas religiones y algunos mitos cuentan relatos de dioses que mueren y resucitan, lo cual encierra una profunda verdad relacionada con el proceso evolutivo real de las personas. Pero a Cristo lo mataron y resucito realmente. Los judíos no esperaban un mesías que muriera y resucitará. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos -cuerpo espiritual- sino con una resurrección análoga a la de Lázaro – (Is. 26:19.; Ez 37:10 Dn. 12:2)

Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. La fe, basada en la resurrección real de Cristo tan sólo se da en el cristianismo. El Dios de la revelación jadeó-cristiana es personal, es trino. El cristianismo es una religión relacional basada en el amor. En las religiones orientales se le percibe como el Todo Cósmico,un concepto pantesita donde no se diferencia Dios espiritu con lo material.

Un Dios impersonal no ama, no es padre. Entonces Los hombres no somos hermanos. Según los partidarios de la reencarnación los pobres son culpables de su miseria por conductas inadecuadas en otras vidas. Son una casta baja. Jesús no solo nos enseña el amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre por darnos ejemplo.

En el cristianismo el mal no es vencido por cada individuo expiando sus pecados en sucesivas reencarnaciones. Cristo inaugura un nuevo tiempo en el que se deja claro la ley del amor y del perdón y la metodología de vida -sermón de las Bienaventuranzas, etc.- y su propio sacrificio -significado profundo de su muerte en la cruz y derramamiento de sangre- para la salvación de cada persona.

La salvación queda configurada como la suma del trabajo personal de profundo arrepentimiento, metanoia, muerte y resurrección en el proceso evolutivo personal y la influencia real del sacrificio de Cristo, que nos viene dada como un don.

Esotéricos, ocultistas, muchos miembros de las llamadas sociedades inicíaticas, confían erróneamente en sus propias fuerzas.
Arrepentirse en profundidad, de verdad, de la conducta seguida hasta ese momento, sentir dolor, y tomar la firme resolución de enmendar la conducta para evitar el apartarse de nuevo del Camino y de la Verdad.

Perdonarse – es quizás lo más difícil- y perdonar. Haciendo el análisis necesario para comprender en profundidad el porque de nuestra conducta o la de los demás.
Reparar las pérdidas y daños ocasionados por nuestras malas acciones – palabras, hechos, omisiones, etc.- Reparar con la ayuda del cielo ofreciendo oración, sacrificios, actos de amor.

Todo este proceso, nada fácil, se denomina Metanoia, palabra griega que significa un cambio radical -con la ayuda de Cristo- en la mente, en el corazón y en la conducta. Es el movimiento interior que surge en toda persona que de verdad se encuentra con Cristo.
Una vez la Metanoia en marcha se vivencia un proceso que ha de conducir a una total transformación, lo cual implica la extinción del egoísmo con sus múltiples disfraces -muerte del yo- para resucitar siendo otro totalmente nuevo.

En este proceso no son suficientes las propias fuerzas. Mediante la fe en Cristo Jesús Dios le le infunde a la persona lo que la tradición denomina la gracia, que es el favor gratuito de Dios, lo que le dará al ser humano convertido a la fe cristiana, las fuerzas necesarias para llegar a buen puerto.
En todo este proceso al cristiano se le aplica la LEY DEL AMOR Y DEL PERDON, la ley de la nueva Dispensación. Muy diferente a la Ley del Karma y reencarnación. La reencarnación es la creencia consistente en que la esencia individual de las personas (ya sea mente, alma, conciencia o energía) adopta un cuerpo material no solo una vez sino varias según va muriendo.

Terminología

Esta creencia aglutina de manera popular diversos términos:
  • Metempsicosis, que viene del término griego meta (después, sucesivo) y psyche (espíritu, alma).
  • Trasmigración (migrar a través).
  • Reencarnación (volver a encarnar).
  • Renacimiento (volver a nacer).
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  • Recorporación (volver a corporalizarse, volver a un cuerpo).
Todos estos términos aluden a la existencia de un alma o espíritu que viaja o aparece por distintos cuerpos, generalmente a fin de aprender en diversas vidas las lecciones que proporciona la existencia terrena, hasta alcanzar una forma de liberación o de unión con un estado de conciencia más alto.

El mismo fenómeno pero sin la creencia en un alma o espíritu

  • Metensomatosis: viene de meta (después, sucesivo) y soma (cuerpo).
  • Palingenesia o palingénesis: procede de palin (de nuevo) y genesis (nacer/principio).
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La creencia en la reencarnación ha estado presente en toda la humanidad desde la antigüedad, en la mayoría de las religiones orientales, como hinduismo, budismo y taoísmo, y también en las religiones no «adulteradas» africanas y tribales de América y Oceanía. En la historia de la humanidad, la creencia de que una persona fallecida volverá a vivir o aparecer con otro cuerpo (con una personalidad generalmente más evolucionada) ha sobrevivido incluso dentro de las religiones judeocristianas (cristianismo, judaísmo e islam). Son prácticamente las únicas que no la contemplan, pero han permanecido bajo la forma de diversas herejías y posturas no oficiales.

Anatemización de esta doctrina

Diversos grupos cristianos en los primeros tiempos, como los gnósticos, asumieron la creencia en la reencarnación, como elemento fundamental desde muy pronto, ya que esta concepción estaba muy extendida en el mundo clásico y antiguo. Algunos de los Padres anteriores al Concilio de Nicea I para combatir esta filosofía trataron este tema en sus escritos, rechazándola abiertamente y tratando de mostrar sus contradicciones a un pueblo que en aquellos días, probablemente, no tenía problema en asumir dicha creencia, dentro del marco del cristianismo primitivo, al estar éste influido por muchas tradiciones anteriores.

Tertuliano posiblemente fue el escritor que trató con mayor profundidad el tema, dedicando ocho capítulos de su tratado sobre el alma a la cuestión de la reencarnación. Orígenes en cambio, se muestra ambiguo cuando favorece a la reencarnación en sus escritos y otras veces la rechaza. Otros autores como Ireneo de Lyon, además de Orígenes, también trataron de refutar en repetidas ocasiones la creencia en la reencarnación.

El destierro de la doctrina reencarnacionista empezó a expandirse en el año 312, cuando el emperador Constantino el Grande se convirtió al cristianismo. Hubo tres argumentos que eliminaron la idea de la reencarnación en el nuevo cristianismo, a pesar de que ninguna encíclica papal la condenara. La primera fue su desaprobación por parte del Concilio de Constantinopla II en el año 553, a instancias del emperador Justiniano I. Sus poderosos edictos incluyeron el decreto que consideraba anatema cualquier enseñanza sobre la preexistencia del alma, así como la doctrina de su retorno a la Tierra.

También fue decisivo para el destierro del concepto reencarnacionista la condena de la metempsicosis, establecida por el Concilio de Lyon (1274) y por el de Florencia (1439), en los que se afirmó que las almas que partían de este mundo se dirigían al Cielo, al Purgatorio o al Infierno. El tercer argumento, por último, fue la persecución, especialmente la de la Inquisición, y la supresión de las ideas por la fuerza de las armas, de las que el ejemplo más cruel fue la denominada Cruzada Albigense, en 1209 [2]

Fuentes

[1]. En el capitulo VI de su libro reduce la idea de reencarnación al absurdo y en el capítulo VII se narran algunas extravagancias relacionadas con la reencarnación. cit en http://es.wikipedia.org/wiki/Reencarnaci%C3%B3n#cite_note-14

Otras fuentes

2 comentarios:

  1. De la blasfema al espiritu santo no hay perdon
    Solo hay trasmutasion , de DIOS padre , de el padre de Cristo , Jesus y si acaso cristo jesus
    Puede trasmutar una blasfema sepa que si si puede
    Pero solo trasmuta la blasfema alespiritu santo
    Cuando a el le da su gana ,

    y Si hay alguien que nunca salva de la blasfema
    Que se le dio es espiritu santo
    Por si a el le blasfemo sepase que se enojo ,
    Si acaso se enojo , sepase que el siempre hase
    Lo que le da su gana , y lo unico que le da su gana
    Es condenar

    Y si una cabra te salvare que debes haser
    Y la estrella de los antares te salvare que haser

    YO SOY Judas creasion de Ishtar
    YO SOY Judas iscariote

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