lunes, 4 de marzo de 2013

RECHAZADO POR DIOS


¿Sientes que Dios te ha abandonado?

¿Que los cielos se han cerrado y tus oraciones no son respondidas?


Luz que guía en las sombras de la noche
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Marc Pesaresi

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 "¡Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, 
pues no soy yo mejor que mis padres" 
(1 Reyes 19:4,5).


A todos nos sucede pero no todos reaccionamos del mismo modo bajo la presión del sufrimiento. En algún momento de nuestras existencia; por causas de problemas existenciales; entramos en un pantano espiritual donde el tránsito por la vida se hace penoso.

A diferencia de algunos que marchan -parecería.- como un blindado de guerra arrasando con todas las dificultades y nada los detiene, a otros  la vida no les resulta nada  simple y en ocasiones se sienten rechazados por Dios. Estas personas que sufren requieren de un trato diferente ya que, por su sensibilidad frente al dolor, la ayuda debe ser en extremo cuidadosa. No basta con llegar y decir algo, lo que sea, sino que se requiere hablar en "el Espíritu" de lo contrario, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Algo así le sucedió a los amigos de Job, quienes comenzando bien, terminaron aconsejando mal al doliente e irritando a Dios por las palabras que dijeron.

Millones no logran encontrar en Cristo la paz que él prometio. ¿Por qué? La respuesta no es fácil. Hay miles de factores que pueden hacer de tu existencia un infierno y no siempre son provocados por la propia conducta. A veces los problemas llegan y te sumergen en un caudal de pesares. Los consejeros espirituales saben esto y atienden sus casos con suma cautela. No se puede añadir al que sufre, mas penas acusándole o reconveniéndole por conductas pasadas o presentes. Lo hecho, hecho está y en ocasiones, ni siquiera se sabe porque uno esta en una mala racha de contratiempos y aflicciones.
Sin duda, Dios no quiere ver a sus hijos sufrir. Pero en el mundo donde vivimos las penas están todos los días buscando víctimas y es inevitable que lleguen a nuestro corazón. Sin embargo, si tu mente esta convencida que Dios te ama, puedes luchar contra ellas y al tiempo, emerger del dolor como un submarino emerge del mar. Pero ¿qué pasa cuando sientes que Dios te ha abandonado?

Sentir el rechazo de Dios es una horca para el alma. No se puede luchar contra la adversidad si estás convencido que Dios no te ama, que te ha rechazado y que ya no eres parte del cuerpo de Cristo, su iglesia. Se tiene que recuperar la confianza que Dios sustenta con su gracia a los que padecen. Para recuperar la confianza debes hablar con hermanos de sabiduría y que ellos oren por ti. También debes tener presente que siempre hubo alguien, antes que tú, que pasó por lo mismo. La Biblia narra lo desmoralizados que se sintieron algunos cuando imaginaron que Dios estaba ausente. Hablemos de Elías.

Elías, luego del éxito, quiso morir

Elías fue un israelita quien en vida, tuvo suficientes demostraciones que Dios lo amaba y apoyaba con su poder. Aún así, sintió el peso de las adversidades. Enfrentado a los profetas del dios Baal, los desafió en monte Carmelo durante una gran sequía. Recordemos que Baal era el dios de las lluvias y de la fertilidad y la falta de agua se hacía sentir en Israel.

Preparo un holocausto y les solicitó que probaran el poder del dios que adoraban con algún milagro. Estos trataron de hacer responder a la deidad pero nada ocurrio. Seguidamente, ordenó mojar el holocausto con mucha agua y luego oró al Señor. Este le respondió arrojando fuego del cielo que consumió las ofrendas. Luego Dios envió las primeras nubes señal que la sequía llegaba a su fin. Con este hecho, el pueblo entendió que Jehová era el Dios verdadero. 

Luego del prodigio, Elias ordenó degollar a todos los sacerdotes y profetas de Baal en una de las márgenes del arroyo Cisón. 

Hasta aquí podríamos inferir que este hombre estaba en la cumbre del éxito y popularidad. Sin embargo, al enterarse que la monarca pagana Jezabel furiosa por la muerte de los servidores de Baal había ordenado su muerte, escapó al desierto donde anduvo errante abrumado por angustias. Estaba agotado de batallar a favor de Jehová entre la incredulidad del pueblo israelita que se decidía por  los dioses falsos; sentía desazón frente a este comportamiento de las gentes; pensó que había hecho mal su trabajo; experimentó la soledad y el abandono a pesar del éxito.

En su mente, Elías de pronto, había sentido frente a las amenazas de la monarca, el abandono de Dios. Seguramente debatía: - Envías fuego del cielo pero ¿no apartas de mi la amenaza de muerte?. Se deprimió tanto que, arrojado debajo de un enebro, quiso morir quejándose: - ¡Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Reyes 19:4,5).

Pero el amor de Dios lo socorrió rápido. Le envió un ángel con comida y agua. Luego de comer y beber, trató de dormir. Aún no estaba recuperado del apesumbramiento. Sin embargo el ángel tenía una misión y no lo iba a abandonar. Lo despertó de nuevo y le dijo que siguiera comiendo ya que le esperaba un largo camino hacia el monte Horeb.

Cuando llegó a destino se metió en una cueva dispuesto a pasar la noche. Entonces Dios lo llamo y lo instó a salir afuera. Cuando salió, observó un ventarrón muy fuerte que estremecía el lugar. Luego, hubo un terremoto y pasado este, vió arder un fuego extraño. Cuando el fuego se apagó, oyó un silbido apacible y delicado, dice la Escritura. Entonces Elías entendió que Dios se le iba a manifestar y se tapó la cara con un manto. Pero Jehová le habló como un padre a su hijo y no solo lo consoló sino que le dió otras misiones de importancia. Ungir por rey a Hazael como rey de Siria, Jehú como rey de Israel y a Eliseo como profeta sustituto.

Existen muchos rechazos. De padres, hermanos, compañeros laborales, sociales, raciales, religiosos, etc. Pero el peor rechazo para un cristiano es creer que Dios lo ha abandonado. Cuando esta convicción se instala, es muy difícil ayudar al que padece y es posible que el sufriente derive hacia el ateísmo. A veces el rechazo lo provocamos nosotros mismo. Con nuestras palabras, actitudes. Hay que vigilar lo que se dice y el comportamiento.

Cuando nos sentimos rechazados por Dios, no podemos avanzar. Todo lo malo que la vida nos arroja, pensamos que Dios lo permite como si fuera un castigo. No logramos entender que en Dios existe misericordia y amor más que castigo y reprimendas. 

Cristo también sintió rechazo y abandono

Jesús fue un gran rechazado. "A los suyo vino, y los suyos no le recibieron" dice la Palabra. (Juan 1:11). Durante su ministerio sufrió no solo padeció el rechazo de muchos sino tambien desprecio. Incluso estando en la cruz, cuando Dios cargó sobre él todo el pecado del mundo, sintió por un  instante el desamparo de Dios que lo llevó a exclamar: 2Elí, Elí ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46).

El conoce bien lo que significa experimentar rechazo. Conviene cuando nos sentimos tenido a menos, ir a su encuentro para por su intermedio, orar al Padre confesando el problema que nos abruma. "Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de tí, y esperaré". (Salmo 5:3). "Por nada esteis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6). "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" ( 1 Juan 5:14,15).

Ahora ¿qué pasa si estamos en un avanzado grado de incredulidad? Tenemos que darnos otra oportunidad. En este punto, sugiero orar como se pueda porque la Escritura dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26,27).

A veces pensamos que Dios ha dejado de escuchar nuestras oraciones. Que nos ha tachado del libro de la vida y no encontramos respuestas a este aparente abandono siquiera examinando nuestra propia conducta. Cuando esto sucede, hay que seguir de lo contrario ¿que viene? ¿el ateísmo? A veces nuestra propia mente nos engaña haciéndonos sentir basura, en ocasiones nuestros corazones sufren cuando nos imaginamos poca cosa para Dios, pero es una apreciación engañosa y cruel de nuestros sentidos. 

Dios sin duda nos ama con amor infinito. Aún así, conviene nunca perder de vista que vivimos en un mundo corrompido, en sociedades crueles, donde el mal batalla cada minuto buscando como lastimar. En un contexto como este, no es incomprensible que te sientas mal y desamparado. Pero valor, Cristo sintió lo mismo y superando la prueba, consiguió alcanzar su meta. El es ejemplo de lo que nosotros debemos imitar cuando las dudas, angustias y sinsabores nos pegan diabólicamente la mente y el corazón.

Marc Pesaresi




1 comentario:



  1. Muy completo el informe,interesante y bien fundamentado ¡Gracias Marce!

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