miércoles, 27 de marzo de 2013

CRÓNICAS JESUITAS 1 - INICIOS y RECONQUISTA

Europa, siglo XVI


Gracias a la elección de un jesuita como el nuevo Papa Francisco de todos los católicos, la orden esta de nuevo en boca de las personas. Para bien o para mal, la gente habla de los monjes que, en sigilo, tramitan poder para el Vaticano. 

Evangélicos en Patagonia publicará una serie de artículos sobre este famoso grupo religioso y su relación con los protestantes a lo largo de la historia. Ambos colectivos son contemporáneos y se han enfrentado en numerosas oportunidades con la teología, la espada y las misiones. 

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No hay nada más complicado que cronicar la historia de los Jesuitas. Dificilmente exista orden católica que se ame u odie tanto como a la Compañia de Jesús. Numerosos blogeros, escritores, periodistas, historiadores, se han ocupado de sus actividades. Sin embargo, muchos informes denotan sesgos  por odios, revanchas o bien, afanes apologéticos contrarios a la orden que empañan la ventana por donde atisbar lo histórico. La historia "negra" de los Jesuitas se ha labrado a lo largo de muchos siglos y junto a los desaparecidos Templarios, despierta pasiones y controversias sin fin entre los investigadores. ¿Cómo separar la verdad de la mentira? Hay tantas voces gritando sus "verdades" que averiguar quienes fueron los jesuitas parece una tarea vana.

Íñigo, el fundador
De la guerra al misticismo

Los Jesuitas no habrían existido a no ser por Ignacio de Loyola; nacido en  Azpeitia en  1491 y fallecido en Roma en 1556. Este vasco guerrero, debido a una herida en batalla, encontró en Dios suficiente consuelo en sus amargas horas que, en agradecimiento, se aboco a la tarea de servir a Dios. Por supuesto, el proceso no fue lento y demoró algunos años. Nadie pasa a servir al Señor en grandes cosas de la noche a la mañana.

Existen algunas controversias de como fue llamado en principio durante su bautizo. Íñigo López de Loyola argumentan algunos. Pero entre los Jesuitas se dice que también se lo conocía como Íñigo López de Recalde. Aparentemente su nombre no le gustó ya que se lo cambió por Ignacio. Esta modificación se discute en que momento se produjo pero tiene que haber sido luego de 1537 ya que  a partir de ese año, firma sus cartas como Ignacio o en su versión latina Ignatius. 

Aún así, lo solía alternar con Íñigo al que dejará definitivamente de utilizar en 1542 a excepción de una vez, en 1546. Algunos historiadores suponen que el cambio se debió a la devoción de Loyola por  Ignacio de Antioquía. Vivió once años en Castilla bajo la protección del Consejero Real y Contador Juan Velázquez de Cuéllar. En 1517 comienza a servir al duque de Nájera don Antonio Manrique de Lara, Virrey de Navarra. Entre 1520 y 1522 participa en las Guerras de las Comunidades de Castilla. 

Luchando en el bando castellano, Loyola se encontraba en Pamplona matando enemigos cuando aparecieron en el horizonte,  tropas franco-navarras que arribaban para combatirlos. En la batalla que sigue a continuación, es herido por una bala de cañón que le inutiliza temporariamente las dos piernas. 

Mientras se recupera de las dolorosas heridas, alguien le alcanza el libro La vida de Cristo de Ludolfo de Sajonia. Y a la par que lee, comienza a despertar en él, la vocación de servir en el ámbito religioso. Sin embargo no sería hasta tener una visión de la Virgen María -dicen las crónicas- que decide definitivamente abandonar la vida de soldado para dedicarse al sacerdocio. Se dice que sufrió de misticismo en esos días. 

Mal vestido y descalso, vivió en Manresa -previo paso por Barcelona donde abandona definitivamente sus ropas militares- de la caridad casi diez meses en una cueva. Luego de rezar y ayunar, entiende que su vida no es la de peregrinar en soledad sino servir a los demás. Esta convicción lo lleva a Roma y luego a Jerusalén. De regreso a Barcelona y por consejos de amistades entre quienes se encuentra Isabel Roser decide estudiar. Se inscribe en Alcalá de Henares y consigue un trabajo de cocinero y enfermero en el Hospital de Antezana. 

 Íñigo, en búsqueda de Dios

Para entonces ya había desarrollado sus ejercicios espirituales -que aún siguen vigentes en la orden- que no son bien recibidos por todos. Sospechado de herejía debe comparecer antes las autoridades que no encuentran en ellos, nada fuera de la ley. Sin embargo, para Loyola, el ser encarcelado por algo que consideraba sumamente cristiano, le provoca enojos y decide mudarse a Paris.  En 1528 ingresa a la Universidad de esa ciudad donde estudiará por siete años. Se destaca en teología y literatura a la par que comienza  a hacer amigos.

Hacia 1534 se reunían a rezar y compartir charlas sobre las cosas de Dios seis muchachos que serían futuros miembros de la nueva orden. Estos eran: Francisco Javier, Pedro Fabro, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás de Bobadilla y Simão Rodrigues. Conviene remarcar en este principio, un detalle que será el estandarte de la orden. La educación. La compañía de Jesús fue fundada por un militar que además, era un académico que amaba los libros y estudiar.

Finalmente, el 15 de agosto de 1537 convocados en Montmartre, luego de rezar, fundaron la Sociedad de Jesús. Luego, deciden viajar a Itala en busca de la autorización papal para más tarde, peregrinar a Tierra Santa. Al regreso, Loyola pasa un tiempo en España visitando familiares y amigos para luego dirigirse a Venecia donde vivirá un año aproximadamente mientras esperaba el visto bueno del Papa. Cuando consigue la aprobación del Papa Pablo III se ordena sacerdote. Posteriormente se dirige a Roma con la idea de viajar otra vez a Tierra Santa pero las revueltas bélicas en la región, lo obliga a ponerse a las órdenes del Vaticano. 

Íñigo y la visión de la Trinidad

Durante este viaje se produce un hecho raro en la vida de Loyola. El afirma haber tenido una visión de la Trinidad en la localidad de La Storta. Según su testimonio, afirmó haber visto que el Padre dirigiéndole la palabra al Hijo mientras le decía: "Yo quiero que tomes a éste como servidor tuyo"  y que Jesús mirándolo le dijo: "Yo quiero que tú nos sirvas". Por supuesto, el lector juzgará positiva o no, lo "afortunada" de esta aparición.

Interesante el hecho que Loyola afirma haber visto a la "Trinidad" a semejanza de lo visto por el proto mártir Esteban, líder de los siete diáconos de la iglesia cristiana primitiva, ordenado por los apóstoles de Jesús. Este buen cristiano de raza hebrea halló la muerte luego de confrontar al Sanedrín en defensa de la fe cristiana. Fue lapidado en las afueras de Jerusalén mientras el futuro apóstol Pablo -aún no se había convertido- alentaba a que lo asesinaran. (Esta visión de Loyola no sería la primera. Recordemos que ya había sido testigo de la aparición de la Virgen María con el niño Jesús). El lector se preguntará :¿adónde está el Espíritu Santo en esta visión trinitaria?
 
Bueno, supuestamente dentro del cuerpo de Loyola facilitando la visión, responderán los fieles católicos. (Es la misma respuesta que dan los protestantes evangélicos, por curioso que parezca, cuando preguntan sobre la visión de Estaban al morir quien afirmo ver a Jesús a la derecha de la Gloria de Dios. El Espíritu Santo en esos momentos finales, estaba dentro del cuerpo de Esteban. (Hechos 7: 55-60) Uno se queda tentado de preguntar si Loyola no tomó de las Escrituras la inspiración para inventar una aparición).

Sin duda, lo "conveniente" de la visión no puede dejar de subrayarse. Que Loyola tuviera semejante bendición, en momentos en que varios cardenales discutían si darle o no el permiso para formar la Compañía, no puede soslayarse. Los escépticos y con razón, argumentarán que este portento no fue más que un invento del vasco devenido en místico con el fin de acelerar el proceso y darle una pátina de brillo divino a sus propósitos. ¿Quién se atrevería a oponerse a lo que pretendía si el mismo Padre aparecía en escena y Cristo mismo lo convocaba a servir? Es posible...

Luego de algunos debates, los cardenales en Roma aprobaron la constitución de la nueva orden y Paulo 3 la confirmó mediante la bula  Regimini militantis en septiembre de 1540. Tres años más tarde otra bula, la  Injunctum nobis, levanta la prohibición de no reclutar mas de 60 miembros dándole la oportunidad de comenzar a aceptar mas miembros. Con esto daba comienzo la Societas Iesu o Compañía de Jesus. El mundo los amará y odiará con el mismo fervor llamándolos Jesuitas.

Íñigo y la reconquista católica
 
Entre los evangélicos los jesuitas tienen muy mala fama. Son vistos como los "ogros" que, mediante mil astucias y artimañas, detuvieron el avance protestante en los reinos mediterráneos. Los autores católicos afirman que Loyola no tuvo en  mente formar una milicia religiosa dedicada a combartir pura y exclusivamente a los luterano sino colaborar para fortalecer la fe católica que venía perdiendo territorios sobre todo en Europa. Sin embargo es imposible imaginar a la orden de brazos cruzados cuando los protestantes se apoderaban de las almas de inmensos territorios que antes tributaban al catolicismo romano. Sobre todo cuando la violencia pasó de la amenza a los hechos.

Cuando Loyola funda la orden de los Jesuitas, Europa ya estaba repartida entre dos bandos religiosos antagónicos. Por un lado el protestantismo que se propagaba veloz por Alemania y reinos vecinos y el catolicismo arrinconado en los reinos mediterráneos. Aún no se había reconocido el derecho de los protestantes a ejercer su fe libremente (esto recién ocurriría en 1555) y ambos grupos parecían destinados a una guerra generalizada por toda Europa, cosa que finalmente con el tiempo se produjo y cuyo desarrollo y consecuencia será tema de otro artículo.

Existen algunos protestantes que aún creen que la Reconquista católica comenzó gracias a los Jesuitas. Esto no es verdad. La reacción del Vaticano había comenzado mucho antes que Loyola llegara a la escena religiosa. Recordemos que Lutero ya había comenzado a oponerse a las Indulgencias en 1516 de modo que justo es reconocer, Loyola llega dentro de una amplia reacción católica pero no fue ni inspirador tampoco iniciador de ninguna contrareforma. Fue parte de la misma y nada más.

Sin embargo, cuando Paulo 3 convocó al Concilio de Trento en 1545 la compañía de Jesús que llevaba ya, 5 años de existencia, tuvo una destacada participación gracias a los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres.

Reunidos todos los cardenales y obispos comenzaron los meas culpas, recriminaciones, estudios de situación y propuestas de como encarar el avance del protestantismo que por entonces, amenazaba con instalarse con fuerza en Italia inclusive. Los debates fueron largos, nada menos que 18 años. En todo este tiempo, doctrinalmente se condenó todos los principios de la fe protestante y se fijó el dogma católico.

Frente a la sola fe, sola escritura de Lutero, se oficializó la necesidad de las obras junto con la fe para demostrar que el Espíritu Santo estaba presente y no había abandonado al catolicismo. Simultáneamente se declaró que si bien el cristianismo tiene sus bases en la Biblia esta no podía ser interpretada por fuera de la iglesia. Con esto se instaló la censura en materia de libre interpretación de las Escrituras. Hasta el día de la fecha, aunque ya no hay restricciones al respecto, la mayoría de los católicos asisten a misa desprovistos de la Biblia. Tal fue el arraigo de la costumbre instalada a fuerza de miedos. Cualquiera que leyera las Escrituras por si mismo en el catolicismo de esos días de inmediato era sospechado o tenido por hereje.

En cuanto a la disciplina esclesíastica, muy deteriorada por causa de las anteriores administraciones que se dedicaron a lucrar con la venta de cargos y puestos eclesiásticos, se restauró la obediencia al Papa y se mejoró la capacitacion de los monjes. Fue en este contexto de necesidad de mejorar la educación que llegaron los jesuitas  a descollar. Como universitarios, estaban mejor preparados que las demás órdenes, para educar a las clases gobernantes y así lo hicieron donde quiera que fueron.

Por ejemplo, estuvieron involucrados en Polonia donde el monarca Segismundo III apodado "el rey de los jesuitas" sobresalió con un fanatismo mortal en contra de los que habían adherido a la reforma. Sin embargo, apuñalado por la espalda por el belicismo de los ortodoxos eslavos que no iban a permitir el avance católico hacia las estepas rusas y al entender que no podía luchar contra dos enemigos formidables, no le quedó otra que respetar los postulados de la Confederación de Varsovia en 1572 reconociendo las confesiones ortodoxa y protestante.

El Concilio  decidió que la jerarquía debería reunir condiciones éticas intachables, capacitar en seminarios a todos los religiosos -aquí los jesuitas tuvieron otra activa participación- y se exigió celibato clerical. Se prohibió a obispos tener  bienes terrenales y se les obligó a vivir en sus diócesis.


Para contrarestar la teología protestante, se impuso la necesidad de la iglesia como mediadora (los protestantes afirmaban que solo Cristo es mediador entre el Padre y los hombres), la necesidad mediadora de la iglesia como cuerpo de Cristo para obtener la salvación de las almas (este punto horrorizó a los protestantes que vieron aquí una herejía ya que solo Cristo salva según las Escrituras), se re afirmó la autoridad Papal como cabeza de la iglesia (algo que tampoco fue del agrado protestante quienes argumentaron que la única cabeza era Cristo) además de enviar a los párrocos la órden de predicar domingos, días festivos y registrar nacimientos, matrimonios y fallecimientos. Con esto, se aseguraba la iglesia católica, un control más efectivo de mentes y corazones de la población además de vigilar la fidelidad de las masas.

Se convalidó los siete sacramentos y se insistió que la fe sin obras no era lícita - esto en contra de las enseñanzas de Lutero quién afirmaba que el hombre se salva por fe y no por obras y que estas no eran sino, testimonios de la fe- y se dedicó tiempo a la refutación de la predestinación de las almas, enseñanzas de Calvino. La iglesia católica argumentó en contra que si bien el pecado original existe, este no destruye la naturaleza humana sino que simplemente la daña.

Los protestantes replicaron que el pecado no  solo destruye sino que separa definitivamente al hombre de Dios a punto tal que ninguno, si el Padre no lo llama, puede acercar al único camino, verdad y vida, que es Cristo. Todos estos principios fueron resumidos en el Catecismo del Concilio de Trento. Quizás, la medida más siniestra de este evento, fue la restauración de la Inquisición que había sido empleada por primera vez en el siglo XIII en Francia, para contrarrestar a los llamado herejes albigenses.

Instalada en España en 1478, se propagó hacia Europa y las Américas con la rara denominación de Santo Oficio. (Extraño nombre en verdad, puesto que autorizaba el uso de torturas y tormentos para obtener confesiones).

Marc Pesaresi

Bibliografía consultada

Hsia; R. Po-Chia: El mundo de la renovación católica; Ediciones Akal S.A.; Madrid; España; 2010.

O`Malley; John W.: Los primeros Jesuitas; Ediciones Mensajero y Editorial Sal Terrae; España; 1993.

O'Neill; Charles Edwards;  Domínguez;  Joaquín María: Diccionario histórico de la Compañía de Jesús; Madrid; España; 2001.








lunes, 25 de marzo de 2013

El PAPA FRANCISCO y LOS EVANGÉLICOS

Protestantes argentinos
En tiempos de la Nueva Evangelización católica

  

 Los evangélicos ya estamos evangelizados

por

Marc Pesaresi



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¿Otra vez la reacción de los Jesuitas contra los protestantes?

¿Viviremos los evangélicos argentinos una contrareforma como la que vivió Europa en el siglo XVI?

De cara al desafío de afrontar la Nueva Evangelización católica
Los evangélicos debemos estar más firmes que nunca,
Predicando la Palabra del Señor y recordando sin cesar,
Que Jesucristo es el único nombre dado a los hombres, bajo el cielo,
En que podemos ser salvos.

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Semblanza; breve; del nuevo Papa

Cuando el 13 de marzo el cardenal francés Jean-Louis Tauran anunció en el Vaticano; delante de miles de expectantes fieles del catolicismo; Habemus Papa identificando al argentino Jorge Mario Bergoglio como el nuevo guía del catolicismo, el mundo miró asombrado la designación de un cardenal llegado del fin del mundo, que asumía bajo el nombre de Francisco. ¿Quién era este hombre?

Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Bergoglio de "pibe" sintio vocación por las causas celestiales según dijo una mujer a quien supuestamente, le habría dicho que sino se casaba con él, se haría cura. 

Siendo el mayor de cinco hermanos nacidos de inmigrantes italianos, fue bautizado en la navidad de ese mismo año y educado en un colegio salesiano, orden de gran arraigo en la República Argentina. Luego de sus estudios secundarios, se interesó por la química graduandose de técnico químico. Sin embargo su vocación lo impulsó al ámbito religioso ingresando a la orden de los Jesuitas con 21 años de edad en 1957.

Ingresó al Seminario Catolico del barrio Villa Devoto - en Capital Federal- como novicio de la Compañía de Jesús y culminó sus estudios como seminarista en el Seminario Jesuita de Santiago de Chile, ubicado en la casa de retiro de San Alberto Hurtado, donde ingresó al curso de Ciencias Clásicas y profundizó sus estudios de historia, literatura, latín y griego. Con el tiempo, fue adquiriendo puestos de relevancia dentro de la orden hasta que finalmente, fue elegido Papa cargo que ocupara bajo el nombre de Francisco en honor al santo Francisco de Asís.

Reacciones evangélicas

Ni bien el mundo conoció al nuevo Papa, algunas organizaciones evangélicas no demoraron en enviar sus saludos y felicitaciones.  Por ejemplo, el célebre predicador argentino Luis Palau no dudó en calificarlo como un "amigo de todos los evangélicos".

Seguidamente, el 20 de marzo, el Papa Francisco se reunió con miembros de diversas confesiones religiosas -entre ellos algunos representantes de la fe evangélica- lo que motivo un comunicado de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) el cual, entre otras cosas, dice: “Reconociendo que existen diversos grados de diferencia entre los católicos romanos y los evangélicos de todo el mundo, es la esperanza de la AEM que las conversaciones fructíferas con la Iglesia Católica continuarán”. (Ver comunicado completo en inglés, clickando aquí ).

Vale recordar que el predicador protestante Norberto Saracco ya había dicho sobre el Papa Francisco era “conocido por sus buenas relaciones con los evangélicos además de ser un hombre de oración y partidario de la Sociedad Bíblica”. 

De modo similar, el pastor argentino Rubén Proetti -presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República de Argentina (ACIERA)- expresó: "Es una gran cosa que haya sido elegido Papa porque es un hombre que vive lo que predica. Es un hombre cristocéntrico. Pienso que puede hacer una gran contribución al mundo. Hemos tenidos mucho encuentros interreligiosos; y no confundir con el sentido, a veces peyorativo de la palabra ecuménico, es decir, cuando se habla de coincidir a nivel interreligioso, se habla de coincidir a nivel interreligioso, se habla de coincidir con todo lo que se tiene a favor". En una parecida sintonía se expresó la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas de Argentina (FAIE).

Sin embargo, la Alianza Evangélica Italiana -quién ya había realizado en mayo de 2010- algunas marchas en contra de la discriminación católica hacia los protestantes de la península, se expresó con cautela. Sin bien saludó cordialmente la llegada del nuevo Papa, se preguntó si el saludo a la Virgen por parte de Francisco marcará la pauta de su liderazgo. Recordemos que los protestantes evangélicos, si bien respetamos a María, solo se la acepta como virgen hasta el nacimiento de Jesús. 

Por supuesto, el Papa es católico y es tan mariano como cristiano. Sin embargo, el tema de María, la madre de Jesús, aún separa a los católicos de los protestantes desde los días de la Reforma. En síntesis, la llegada del Papa Francisco al Vaticano ha sido bien saludada por la mayoría de los evangélicos argentinos pero, con los ojos oteando el horizonte. El nuevo Papa y su entorno hablaron  de "nueva evangelización" y esa palabra despierta recelos.

¿A quienes insta evangelizar el Papa Francisco?

Dejemos que el teólogo católico Carlos María Galli nos lo diga en sus propias palabras:
Desde el 11 de febrero expresé que el nuevo papa, si salía de América latina , iba a ser Bergoglio. Mantuve esta opinión hasta la mañana del 13 de marzo en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, donde soy profesor desde hace décadas y fui decano de 2002 a 2008.
Me refiero sólo a dos aspectos del papa Francisco . Llega del sur del Sur, "casi del fin del mundo", con un consenso mayor a su predecesor. Se dice que fue votado con más de noventa votos. Tiene un clara figura pastoral, manifiesta en sus gestos y sus palabras. Sin conocer detalles, sospecho que se ha buscado, entre otras cosas, un buen pastor que impulse la nueva evangelización.
En 2007 fui perito teológico en la V Conferencia del Episcopado latinoamericano en Aparecida, Brasil. Trabajé con Bergoglio en la elaboración del Documento de Aparecida porque él presidió la Comisión de Redacción. Fue elegido por amplia mayoría y despedido con un aplauso.
En 2012 se celebró en Roma la XIII Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización. Los tres delegados de la Conferencia Episcopal Argentina, con el aval de su presidente, me pidieron que los acompañara como asesor. Como miembro del Equipo Teológico del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) fui requerido para servir a los sinodales latinoamericanos.
Cuando le comuniqué a mi obispo, Bergoglio, las razones que veía para dedicar meses a este servicio, le dije que era importante que la Iglesia de América latina expresara su rostro y su voz porque la nueva evangelización es un desafío para todos los continentes, de un modo especial para los que están en el Sur. Le expresé que había curiales romanos y obispos europeos que querían centrar el diálogo en la crisis que afecta directamente a Europa para, desde allí, bajar línea a las otras iglesias. Bergoglio me llamó rápidamente y me animó a colaborar sobre todo por esta última razón. El Sínodo nos confirmó: no fue sólo para la nueva evangelización de Europa sino de los cinco continentes porque la situación europea no es el desafío mayor que tiene la Iglesia.
En el Sínodo, los obispos de África, América latina y Asia hicieron grandes aportes. En los tres continentes vivimos el 67% de los católicos. La mayoría de estos miembros sureños del Cuerpo de Cristo son pobres para este mundo, pero ricos en la fe para Dios, como dice la carta del apóstol Santiago (Stg 2,5). Francisco está confirmando la opción del amor preferencial por los pobres.
En agosto de 2012, escribí: "Está soplando el viento de Dios a través de los vientos que se cruzan desde el Sur". Luego del Sínodo, en la entrevista que me hizo Radio Vaticano el 29 de octubre, afirmé: "En el Sínodo sopló el viento del Sur, tanto del Este como del Oeste". En aquellos días maduré dos convicciones: Benedicto XVI va a renunciar, tal vez al concluir el Año de la Fe; ya deben concluir estos treinta y cinco años de pontificados de Europa central.
La elección de Francisco confirma que necesitamos un buen pastor que ame a su pueblo y no un mero eclesiástico que haga carrera y se apaciente a sí mismo. Un papa que trasmita los sentimientos del corazón de Jesucristo, quien conoce a cada uno por su nombre y dio la vida por todos "para que tengamos Vida en abundancia" (Jn 10,10). Que tenga el espíritu profético de Juan XXIII, el sabio discernimiento de Pablo VI y la alegre sonrisa de Juan Pablo I. Que integre los carismas de comunicación popular de Juan Pablo II y de serena reflexividad de Benedicto XVI.
Un pastor centrado en Cristo, el Dios-Hombre, que viva en el corazón de Dios, porque "Dios es Amor (1 Jn 4,8)", y que, desde allí, esté en el corazón del pueblo de Dios que camina en el seno de la humanidad contemporánea para mostrar que "lo más importante es el amor" (1 Co 13,13).
Francisco será un papa del Concilio Vaticano II. Hay que proseguir el programa de renovación de la Iglesia en un espíritu de servicio y diálogo, porque la Iglesia es "la sirvienta de la humanidad" (Pablo VI). Bergoglio decía que la Iglesia debe evitar la tentación de centrarse en sí misma, la autorreferencialidad. Una de sus variantes es el clericalismo que vive la autoridad no en forma evangélica, como un servicio al pueblo, sino como un poder mundano que se sirve del pueblo.
Francisco tiene la capacidad de reformar las estructuras de la curia romana al servicio de la colegialidad entre los obispos y la comunión entre las iglesias. Y el coraje para cortar los nudos de corrupción, rivalidad, burocracia, dinero y poder. En una carta que le envié el 25 de febrero, un día antes de su partida a Roma, le dije: "Vos nos trajiste la virgen que desata los nudos". (La Nación)
Carlos María Galli
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¿Qué nudos desatará la Virgen María según los católicos?

La Nueva Evangelización de los católicos apunta  a los evangélicos. ¿Cómo se infiere? Cuando Galli habla de los pobres, da la señal. Es precisamente entre los que menos tienen, donde más han aumentado los protestantes, sobre todo, los pentecostales. En algunos medios de comunicación argentinos se habla mucho de los "curas villeros" -nombre con que se denomina a los sacerdotes que trabajan en barrios carenciados- pero casi nunca se menciona las tareas de cientos de iglesias evangélicas que desarrollan sus actividades en ámbitos de gran marginalidad.

Esta actitud es una variedad de discriminación basada en el prejuicio. Aún falta mucho para que algunos de los católicos tradicionalistas acepten que los protestantes son ciudadanos con derechos y obligaciones en Argentina. Aún existen quienes los miran con altivez, pensando que son loquitos que predican herejías.

Ha crecido tanto el colectivo protestante sudamericano que genera desafíos al catolicismo desde hace varios años. Ya en 2006 siete de cada diez grupos religiosos que se anotaban en el Registro de Cultos de Argentina eran evangélicos. En este país, se abre una iglesia evangélica por día según informa el periodista católico Sergio Rubín.

Por ejemplo, en agosto de 2008, el Conicet publicó la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina que reveló que los protestantes son mucho más de lo que se suponía.  Más de un 9 % de una población de 40 millones, se congrega en iglesias evangélicas.

¿Cómo es posible que, en dominios donde campea la mayoría católica, millones se vayan de la iglesia para pasar a integrar las "sectas protestantes"? ¿Qué ofrecen los evangélicos que carece el catolicismo que la gente se muda de una fe a la otra? ¿Por qué miles de católicos aceptan la fe protestante y se transforman luego, en portadores de mensajes salvíficos al resto de la población? ¿En qué consiste el éxito protestante que llega a las masas con simplicidad y contundencia?

Sin duda, son múltiples los factores del crecimiento exponencial de los evangélicos y el desafío para el Vaticano, como dice Galli, no pasa por Europa porque la perdieron definitivamente; primero con la llegada de la Reforma Protestante y luego, con el auge del laicismo y ateísmo. Ahora, seguramente piensan en Roma, es necesario replegarse hacia el Nuevo Mundo y fortalecer al catolicismo donde aún es en teoría, una creencia fuerte y de amplia aceptación. Parece ser que, somos los evangélicos, "el nudo que habrá de desatar" María. Estamos en la mira de la nueva evangelización católica.

Como estrategia, la actitud del catolicismo parece la correcta. Cuando se pierden batallas lo bueno es cambiar de posición y buscar refuerzos donde aún quedan otros que pueden colaborar. Una retirada en orden no es una derrota en desorden  Europa ya dejó de ser el centro del catolicismo y estos predominan solo en las Américas, sobre todo, en la Central y Sur. De modo que parece acertado hacerse firmes en Sudamérica sobre todo, donde aún quedan grandes cantidades de católicos.

Sin embargo, en estos preparativos para llevar el evangelio a las masas  parece ser que en el Vaticano y fuera de él, algunos no entienden un punto vital de la cuestión. Cuando se habla de Nueva Evangelización, se pasa por alto que nadie va a Cristo, si el Padre no lo envía primero.

Es válido este comentario porque obliga a pensar: ¿por qué millones son enviados por el Padre a Cristo dentro de las iglesias evangélicas? ¿No será que el Padre se ha cansado de tantos desatinos de una parte de la jerarquía católica y decidió llegar por donde menos se lo espera? Estas preguntas sin duda, están en las mentes de no pocos católicos comprometidos con su fe y teología. Cuando la iglesia se corrompe, Dios busca caminos alternativos. (1)

Quizás  la Nueva Evangelización debiera ocuparse más que nunca a los propios católicos, muchos de los cuales viven como si Dios no existiera. De espalda a la iglesia y alejados del evangelio. Basta ver el estado existencial de miles de jóvenes bautizados y confirmados en el catolicismo para darnos una idea de como está la juventud católica hoy día. Muy pocos en verdad, viven como Dios ordena pero, una importante mayoría, le ha dado la espalda a la Palabra de Dios.

Esta situación ha sido advertida por el Vaticano. El anterior Papa Benedicto XVI lo ha dicho muy claro, según Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización quien rescata las palabras del Papa renunciante, cuando informó que había "decidido crear un nuevo organismo, en la forma de «Consejo pontificio», con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de «eclipse del sentido de Dios», que constituyen un desafío a encontrar medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo".

El Espíritu Santo también habita entre los protestantes

Cuando Cristo predicaba, los fariseos lo despreciaban porque no lograron entender que era portador de un nuevo mensaje. Ellos, acostumbrados a hacer de la ley un modo de vida, habían distorsionado el verdadero propósito de la misma con una parafernalia de rituales que, ni bien conseguían un prosélito, lo hacían mas hijo del infierno que de Dios. No aceptaron las críticas de Cristo porque se pensaban perfectos y lo que es peor, creían que estaban cumpliendo a rajatabla con lo que Dios ordenaba.

Con honestidad y de modo análogo, algunos curas deberían dejar de pensar en si mismos como únicos portadores del Espíritu Santo y aceptar que Dios tiene mucho pueblo por fuera del catolicismo. ¿Acaso no hemos nacido de nuevo y aceptado a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas? ¿No vemos suficientes ejemplos de vidas transformadas por fe en Jesucristo y la obra del Espíritu Santo?

¿Quién se acuerda dentro del catolicismo, por ejemplo, la activa participación de pastores indígenas evangélicos durante la terrible guerrilla de Sendero Luminoso en Perú? Cientos de evangélicos contribuyeron a luchar contra un mal que amenazaba con instalar una nueva Camboya en tierras amerindias(2). Esta realidad vivida en el peligro senderista, nos dice a todos los cristianos que el Espíritu Santo obra y mucho, en las iglesias evangélicas. ¿Como que ahora nos quieren evangelizar? (3).

Ahora bien: si la Nueva Evangelización apunta a los evangélicos, decimos con todo respeto: no vamos a desaprovechar la magnífica oportunidad para testificarles a Cristo a cada uno de los curas y monjas que envíen a la obra. Creo que el catolicismo tiene una gran tarea, primero, en apuntalar a sus propios fieles con capacitación doctrinaria y segundo, recuperando a todos los católicos que aseguran creer en Dios "pero no en los curas".

El Papa Francisco ha tenido gestos de amabilidad hacia diversas confesiones religiosas cristianas, pero una cosa es lo que el Papa diga y otra lo que haga el resto del catolicismo.  No sirve declarar mayoría católica en Sudamérica cuando de esa cantidad de personas, menos de la mitad, esta adoctrinada en los principios de su fe.  América del Sur ha conocido la democracia y no estamos para una reconquista católica liderada por un seguidor de Ignacio de Loyola pero si para el diálogo. Por supuesto, también vale aclarar que dialogar no es practicar ecumenismo. (4)

Recuerdo bien las palabras de Francisco Lacueva en 1993 durante su visita a la iglesia de los Hermanos Libres de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. En el transcurso de una de sus charlas, el dijo: "la única relación que debemos tener con Roma es la misión".

 
Notas

1. A finales de la Edad Media, el papado estaba desprestigiado. En 1308 el Papa Clemente 5 abandonó Roma para establecerse en Aviñón donde quedó bajo la influencia de la corte de Francia.  El descontento fue tan grande, sobre todo cuando se entronizaron dos papas. Uno en Roma y el otro en esta ciudad francesa. En este contexto, aparecieron algunos predicadores quienes, emulando a Juan el Bautista, criticaron a las autoridades eclesiásticas  Dos críticos consiguieron fama: el inglés Wicleff; profesor de la universidad de Oxford y el bohemio Huss, profesor de Praga.

Simultáneamente, los papas electos dejaron de imitadores de la conducta de Cristo y se transformaron en grandes sibaritas ávidos de poder y gloria humana. Sumos Pontífices como Nicolás 5 y Paulo 2 se dedicaron al  humanismo preocupados en dotar a la iglesia de sabiduría terrenal más que celestial. En un afán por enriquecer la Biblioteca Vaticana gastaron sumas increíbles para la época en compras de obras clásicas de la antigüedad.

Luego llegaron al poder tres papas: Alejandro 6 de la familia española de los Borgia, Julio 2 de la familia italiana Della Rovere quién se consideraba a si mismo genio militar; amaba más las guerras y batallas que la diplomacia papal; y León 10, hijo del famoso mecenas Lorenzo de Médicis. Este Papa, culto y refinado, se dedico a  dotar al Vaticano de grandes obras. Fue gran mecenas y protector de artistas como Miguel Ángel y Rafael. Si su ayuda económica y encargos laborales, ninguno de los dos habría alcanzado la fama y la gloria.

Lamentablemente, todos estos papas practicaron sin recato el nepotismo. Cobraban por los cargos eclesiásticos. De este modo, miles de puestos fueron cubiertos con individuos cuya espiritualidad era más que dudosa. En esos días, se puede argumentar que el Papado era como una empresa que postulaba cargos al mejor postor. Quién más pagaba, mejor cargo recibía y así, el Vaticano perdió vocación religiosa por otra netamente comercial.

Fue entonces, en este siglo de espíritus agitados, cuando aparece en la escena un teólogo alemán llamado Martín Lutero quien comenzó a ver con muy malos ojos, la terrible opulencia de la iglesia conseguida a costa de simonías, prebendas, coimas, expoliaciones y guerras. Sin embargo, no pudo actuar hasta que el Papa León 10, falto de dinero para sus grandes obras, se le ocurrió vender la salvación encomendando la tarea al banco de los Fúgger. La controversia brotó de inmediato en Alemania sobre todo obligando al Papa a intervenir en 1520. Mientras se alzaban voces de protestas, Lutero creyó llegado el momento para exponer sus objeciones. Así lo hizo y pronto se vio enfrascado en una amarga y peligrosa controversia contra la iglesia.

Mediante una bula solemne condenó a Lutero y sus "teorías" a la par que lo invitaba a retractarse. Lejos de obedecer, Lutero se mantuvo firme en sus principios animado por el apoyo de poderosos príncipes alemanes. Los tumultos entre los ahora papistas y reformadores partidarios de Lutero pronto se acrecentaron hasta que el emperador Carlos 5 decidio intervenir ya que temía una disgregación de territorios. Convocados ambos bandos a la Dieta de Worns obligó a Lutero a presentarse y exponer sus ideas. Condenado nuevamente, debió huir recibiendo refugio de parte del Elector de Sajonia.

Desde allí comenzó a propagar sus ideas la que fueron distribuidas por toda Europa por sus partidarios. La Reforma Protestante estaba en marcha y no terminaría hasta el reconocimiento, de parte del papado, de la fe protestante en Augsburgo en 1555.

2. Degregori;Carlos Iván; Coronel, José; Del Pino, Ponciano; Starn, Orin: Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso; Capítulo III, Tiempos de Guerras y de dioses: Ronderos, evangélicos y senderistas en el valle del río Apurímac; IEP Ediciones; Lima; Perú; Segunda Edición; 1996; P.117.-

3. Acerca de la actuación de los evangélicos durante los violentos años de Sendero Luminoso en Perú,  Tomás Gutiérrez Sánchez escribe: “ El liderazgo evangélico no huyó por causa de la violencia, sino que permaneció en las iglesias y acompañó a los “hermanos” en los momentos difíciles. En contraste, también hubo indiferencia y silencio de una parte significativa del liderazgo evangélico nacional, de las iglesias urbanas de Lima y de las ciudades de provincia, particularmente de las iglesias más grandes”.

Luego informa: “La iglesia evangélica pasa a ser uno de los principales enemigos del PCP-SL, los “yana umas” (cabezas negras), que se oponen a la “revolución; vocablo que emplearon para referirse a los ronderos de los Comités de Autodefensa, algunos de los cuales, sobre todo en los del sur del valle del río Apurímac. (…) Entre el año 1983 y 1984 fueron asesinados en Ayacucho 12 pastores evangélicos en zonas rurales, principalmente de la iglesia Presbiteriana y de la Iglesia Pentecostal del Perú, que eran las congregaciones evangélicas más extendidas en la zona”.

Si bien es cierto que muchas iglesias evangélicas estuvieron al margen de los problemas de las comunidades protestantes rurales, mucho se debe a la natural disposición de las denominaciones evangélicas donde cada iglesia es independiente unas de otras y que se acostumbra, a que si una iglesia sucumbe, de inmediato se arman otras en cualquier parte. Los evangélicos no están estructurados como un conjunto sino que son multiples iglesias independientes unas de otras, facultada si así desean sus miembros, a unirse a otras y formar denominaciones (bautistas, presbiterianas, pentecostales, etc).

Ahora bien: debe recordarse que estas personas fueron víctimas no solo de la violencia de Sendero Luminoso que las odiaba por no plegarse a la revolución atea como también de las fuerzas armadas quienes las acusaban de neutralidad. A estas personas, parecen querer apuntar la Nueva Evangelización católica. Sinceramente, no se entiende semejante arrogancia teológica. Estas personas demostraron estar firmes en la fe en Cristo a pesar de tener ateos y católicos como oposición. (Rubén Ruiz Guerra (Coordinador) y varios autores: Entre la memoria y la justicia. Experiencias latinoamericanas sobre la guerra sucia y defensa de los Derechos Humanos; Universidad Nacional Autónoma de México; Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos; México; 2005; P. 142.-

4. Luego de la Reforma Protestante, llego la Reconquista Católica  Paulo 3 fue el primero en reaccionar contra los protestantes convocando en 1545 al Concilio de Trento. Posteriormente, ordenó reorganizar el Consejo de Cardenales y la Administración Pontificia. Dio un paso adicional en sus "renovaciones". Reactivó la persecución contra los opositores bajo el nombre de "Santo Oficio" quien, bajo la tutela del mismo Papa, se encargaría de custodiar la pureza de la fe católica en todo el mundo donde la iglesia tuviera acceso y le fuera permitido. 

Además, estableció un índice de libros prohibidos que recién se suprimió en el Concilio Vaticano II y activó la Inquisición Romana, que fue organizada en tribunales para juzgar herejes a semejanza de la existente en España desde los días de los reyes católicos. Todas estas medidas estaban destinadas a parar la influencia del protestantismo. El primer Tribunal de la Inquisición se estableció en América en 1570 en Lima, Perú. Más tarde llegaron a México y Cartagena. Afortunadamente la ciudad de Buenos Aires jamás tuvo uno por misericordia de Dios.

Aparte de estas reformas, se fundaron numerosas órdenes. Así, Paulo 4 creo la orden de los Teatinos que se abocarían a reformar "costumbres" e imponer "moralidad". Pío 4 apoyado por su sobrino Carlo Borromeo, arzobispo de Milán, se abocó a la tarea de organizar seminarios destinados a fortalecer al papado y la fe católica. Con estas acciones lograron "frenar" al protestantismo impidiéndole llegar hasta el Mediterráneo. Sin embargo, las medidas papales no "convertían" sino que impedían la libertad de aceptar nuevas ideas. En el protestantismo, por el contrario, predominó la libertad de interpretar las Escrituras sin más ayuda que el Espíritu Santo.

Toda esta actividad desembocó en una reorganización administrativa y creación de nuevas órdenes religiosas como los Capuchinos surgidos de los Franciscanos, los Benedictinos y los Carmelitas estos últimos bajo la tutela de Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. El Vaticano, a partir de la reforma, no conocería nunca más obras monumentales destinadas a ornamentación. Los protestantes también evidenciaron la necesidad de crear grupos que pudieran actuar en caso de peligros "heréticos" y así nacieron numerosas órdenes.

La principal fue la creada por el ex soldado Ignacio de Loyola. Este vasco, que había servido en los ejércitos de Carlos 5 contra las tropas de Francisco 1 fue herido de gravedad en Pamplona en 1520. Mientras se reponía tuvo un despertar de su vocación religiosa. Renunció a su cargo militar y se encerró por años en el convento de Manresa, en Cataluña a rezar y meditar. 

Marchó con otros curas a París donde se ordenó sacerdote en 1534. En 1540 con varios seguidores organizó un grupo cuya estructura y disciplina se inspiró en lo militar. Nació así la famosa "Compañía de Jesús" presidida por un General y basada en estricta obediencia al Papa.




miércoles, 13 de marzo de 2013

¿REENCARNACIÓN o RESURRECCIÓN?


Se pregunta el Teologillo



Por

Paulo Arieu

Reencarnación es la creencia según la cual el alma, tras la muerte del cuerpo físico, se separa de este y pasado un tiempo indefinido se encarna de nuevo para tener otra vida, otras experiencias. Según esta doctrina las almas pasan por ciclos de vidas y muertes. Un ser humano vive muchas vidas.

Según esta enseñanza, estas diferencias serían culpa o mérito por la conducta seguida en vidas anteriores. Por lo tanto se atribuye a los pobres, enfermos y desdichados malas conductas en vidas anteriores. Lo que les ocurre se lo merecen. Esto puede conducir a una pasividad de no hacer nada, puesto que están pagando su culpa.

Antes de ser cristiano, durante mi primera adolescencia, mis padres me llevaron a una mujer quien creía en esta doctrina, quien me hizo creer que yo era la reencarnación de alguien. Luego, leí los libros de Lobsang Rampa, que estaban de moda en Argentina, los que tenían una cristología de la nueva era muy atractiva, donde hablaban constantemente del karma y la reencarnación.

Influencia en Occidente

Durante el siglo XX, Occidente ha sido más que permeable en lo tocante a la asimilación de conceptos religiosos-filosóficos provenientes de las antiguas colonias británicas y francesas de Asia, tal vez sólo con fines de ensanchar el gusto popular por lo exótico y remoto, y legitimar indirectamente el expansionismo con el favor de la publicidad. No obstante, la situación existencial de muchos europeos y estadounidenses, víctimas de angustiosas incertidumbres provocadas por el caos económico y las tensiones políticas que afectaban directamente las concepciones personales de la vida, propició nuevas maneras de afrontar los interrogantes sobre el sufrimiento y la existencia.

Fue auspicioso para ciertos sectores de la aristocracia estadounidense y europea evitar las tensiones internas entre los espiritualistas en boga (que siempre han contado con sugestiva influencia, en especial entre los jóvenes) y la búsqueda política de consenso. La reencarnación desvió las injusticias sociales hacia la explicación meta científica del karma, a tal punto que en el Reino Unido y en los Estados Unidos numerosas sectas orientalistas hacían énfasis en la neutralidad política y en la resignación ante los hechos nefastos de la vida social y personal, a favor de una búsqueda de la «verdad» en uno mismo con el fin de trascender a mejor existencia en una supuesta vida futura.

La noción de Renacimiento o como se ha traducido en Occidente de Reencarnación también se encuentra entre los Aborígenes de las Praderas en Estados Unidos: consideran que en la vida el hombre recorre el Camino Rojo o el Camino Negro y que al morir realiza un viaje cuya culminación en caso de haber seguido el primer sendero, consiste en cesar de nacer y morir y poder replegarse en el centro de todas las cosas. En cambio, una vida llena de afectos egoístas y equivocada, se hace merecedora de nuevos nacimientos para purgar su conducta.
Argentina es un país donde el espiritismo se ha desarrollado espectacularmente en las últimas tres décadas. Se calcula que hay más de 2.000.000 adeptos espiritistas. En ese país, el espiritismo ha tomado tres formas: la línea europea kardeciana o espiritismo científico tradicional, caracterizado por la intermediación mediúmica y la creencia en la reencarnación; la Escuela Científica Basilio (de origen argentino); y, personajes y grupos religiosos de corte espiritista. La línea kardeciana tiene un carácter pseudos científico, que prescinde de toda manifestación religioso-litúrgica y enseña principios morales. Dentro de los grupos de sanadores se encuentra Jaime Press, “Mano santa iluminado”, cuya fama es tan notoria como la de Zé Arigó en Brasil.

Los porque de la vida y la reencarnación

El ser humano es dado a inventarse respuestas para aquello que no puede entender. San Antonio el Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿por qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Oyó una voz que le respondía: “Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo”.

La reencarnación como doctrina está vinculada al concepto de Karma, según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien haya acumulado un buen karma reencarnará en un ser superior, con buenas condiciones de vida. El alma a través de las sucesivas reencarnaciones se va perfeccionando hasta purificarse por completo y no necesitar de nuevas vidas. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad.

El Budismo aparece en la India en el siglo V antes de Cristo y adoptó esta creencia. Más tarde pasó a Grecia y Roma. Algunos cultos también adoptaron esta explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, antroposóficas, grupos ocultistas, algunas sociedades “iniciáticas”, los gurús indios, los psíquicos -médiums- y entre los adeptos del llamado movimiento “new Age”, Nueva Era, el cual ha importado muchas creencias orientales.

Algunas personas, para extender estas creencias, malinterpretan la Biblia y dicen que esta apoya la reencarnación.  La religión judía, durante mucho tiempo, no tuvo una clara doctrina sobre lo que sucede tras la muerte. Ciertamente no enseñaba la doctrina de la reencarnación. Es incompatible con la revelación que Moisés y los profetas habían recibido de Dios.

  • Job le dice a Dios: “Apártate de mi. Así podré sonreír un poco antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras” (Job 10:21-22)
  •  ” El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte”.(Jab. 16:14)
  • “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse.” (2 Samuel. 14:14)
  •  “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para que voy a ayunar? ¿acaso podré hacerle volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mi”. (2 Samuel. 12:22-23) 
La doctrina de la resurrección enseña que después de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece por vez primera en Dan. 12:2: “La multitud de los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la vergüenza y el horror eterno”.

Aparece por segunda vez en el apócrifo  2 Macabeo 7:9. El rey Antioco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley judía, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al rey:”Tu nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna. El séptimo al morir dijo: ” Mis hermanos, después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna.” (2 Macabeo 7:36)

La doctrina del Nuevo testamento es incompatible con la reencarnación. El nuevo testamento enseña que tras la muerte y pasado algún tiempo NO se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio, un estado temporal, o bien a un estado definitivo de unión con el Creador. Nuestro cuerpo físico volverá al polvo hasta el día de la resurrección, cuando de nuevo cobrará vida como cuerpo-espiritualizado con propiedades nuevas.

El buen ladrón desde la cruz pidió a Jesús: “Acuérdate de mi cuando vayas a tu reino”. Jesús le responde: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” -(Luc 23:43). Está claro que el “buen ladrón no regresa a la tierra para pagar su karma por haber sido ladrón. Va directo al cielo, por el perdón recibido de Jesús.

Fil. 1:23-24” me siento apremiado por los dos lados. Por una parte quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra es más necesario para ustedes que yo me quede aún en este mundo”. San Pablo sabía que al morir no regresaría con otra vida al mundo sino que estaría de modo definitivo con Cristo.

  • “En la resurrección de los muertos se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual”.(1 Corintios 15:42,44)
  •  
Hebreos 9.27, sintetiza las enseñanzas de Cristo al respecto:” está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio”.

Unos de los pasajes bíblicos que pretenden acumular la doctrina de la reencarnación a Jesús es  “Y si queréis admitirlo, él -Juan Bautista- es Elías, el que iba a venir”. (Mat. 11:14). Jesús habla aquí de que el espíritu profético de Elías -no su cuerpo ni su alma-continua en San Juan Bautista.

Que se refiere al espíritu profético y no al cuerpo físico de Elías se deduce de Lucas. 1:17 “e irá delante de él con el Espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al señor un pueblo bien dispuesto”
Vemos en la transfiguración en el Tabor como junto a Jesús se aparece Elías y Moisés. Ya muerto Juan el Bautista, si efectivamente este era Elías se hubiese aparecido como Juan que era su última vida. Más de eso nada.
El mismo Juan el Bautista negó explícitamente ser Elías:

  • Juan 1: 21” Y le preguntaron: ¿qué pues? ¿Eres tu Elías? El dijo: “no lo soy”.¿eres tu el profeta?. Respondió “NO”
La fe cristina se fundamenta en la resurrección de Jesucristo.

El alma humana no pierde su identidad absorbiéndose en el Cosmos. Nuestros cuerpos no serán ni reciclados ni aniquilados. El destino final del ser humano es la resurrección para el gozo de la vida eterna con Dios o su separación para aquellos que tan siquiera desean ser perdonados.

Es cierto que algunas religiones y algunos mitos cuentan relatos de dioses que mueren y resucitan, lo cual encierra una profunda verdad relacionada con el proceso evolutivo real de las personas. Pero a Cristo lo mataron y resucito realmente. Los judíos no esperaban un mesías que muriera y resucitará. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos -cuerpo espiritual- sino con una resurrección análoga a la de Lázaro – (Is. 26:19.; Ez 37:10 Dn. 12:2)

Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. La fe, basada en la resurrección real de Cristo tan sólo se da en el cristianismo. El Dios de la revelación jadeó-cristiana es personal, es trino. El cristianismo es una religión relacional basada en el amor. En las religiones orientales se le percibe como el Todo Cósmico,un concepto pantesita donde no se diferencia Dios espiritu con lo material.

Un Dios impersonal no ama, no es padre. Entonces Los hombres no somos hermanos. Según los partidarios de la reencarnación los pobres son culpables de su miseria por conductas inadecuadas en otras vidas. Son una casta baja. Jesús no solo nos enseña el amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre por darnos ejemplo.

En el cristianismo el mal no es vencido por cada individuo expiando sus pecados en sucesivas reencarnaciones. Cristo inaugura un nuevo tiempo en el que se deja claro la ley del amor y del perdón y la metodología de vida -sermón de las Bienaventuranzas, etc.- y su propio sacrificio -significado profundo de su muerte en la cruz y derramamiento de sangre- para la salvación de cada persona.

La salvación queda configurada como la suma del trabajo personal de profundo arrepentimiento, metanoia, muerte y resurrección en el proceso evolutivo personal y la influencia real del sacrificio de Cristo, que nos viene dada como un don.

Esotéricos, ocultistas, muchos miembros de las llamadas sociedades inicíaticas, confían erróneamente en sus propias fuerzas.
Arrepentirse en profundidad, de verdad, de la conducta seguida hasta ese momento, sentir dolor, y tomar la firme resolución de enmendar la conducta para evitar el apartarse de nuevo del Camino y de la Verdad.

Perdonarse – es quizás lo más difícil- y perdonar. Haciendo el análisis necesario para comprender en profundidad el porque de nuestra conducta o la de los demás.
Reparar las pérdidas y daños ocasionados por nuestras malas acciones – palabras, hechos, omisiones, etc.- Reparar con la ayuda del cielo ofreciendo oración, sacrificios, actos de amor.

Todo este proceso, nada fácil, se denomina Metanoia, palabra griega que significa un cambio radical -con la ayuda de Cristo- en la mente, en el corazón y en la conducta. Es el movimiento interior que surge en toda persona que de verdad se encuentra con Cristo.
Una vez la Metanoia en marcha se vivencia un proceso que ha de conducir a una total transformación, lo cual implica la extinción del egoísmo con sus múltiples disfraces -muerte del yo- para resucitar siendo otro totalmente nuevo.

En este proceso no son suficientes las propias fuerzas. Mediante la fe en Cristo Jesús Dios le le infunde a la persona lo que la tradición denomina la gracia, que es el favor gratuito de Dios, lo que le dará al ser humano convertido a la fe cristiana, las fuerzas necesarias para llegar a buen puerto.
En todo este proceso al cristiano se le aplica la LEY DEL AMOR Y DEL PERDON, la ley de la nueva Dispensación. Muy diferente a la Ley del Karma y reencarnación. La reencarnación es la creencia consistente en que la esencia individual de las personas (ya sea mente, alma, conciencia o energía) adopta un cuerpo material no solo una vez sino varias según va muriendo.

Terminología

Esta creencia aglutina de manera popular diversos términos:
  • Metempsicosis, que viene del término griego meta (después, sucesivo) y psyche (espíritu, alma).
  • Trasmigración (migrar a través).
  • Reencarnación (volver a encarnar).
  • Renacimiento (volver a nacer).
  •  
  • Recorporación (volver a corporalizarse, volver a un cuerpo).
Todos estos términos aluden a la existencia de un alma o espíritu que viaja o aparece por distintos cuerpos, generalmente a fin de aprender en diversas vidas las lecciones que proporciona la existencia terrena, hasta alcanzar una forma de liberación o de unión con un estado de conciencia más alto.

El mismo fenómeno pero sin la creencia en un alma o espíritu

  • Metensomatosis: viene de meta (después, sucesivo) y soma (cuerpo).
  • Palingenesia o palingénesis: procede de palin (de nuevo) y genesis (nacer/principio).
  •  
La creencia en la reencarnación ha estado presente en toda la humanidad desde la antigüedad, en la mayoría de las religiones orientales, como hinduismo, budismo y taoísmo, y también en las religiones no «adulteradas» africanas y tribales de América y Oceanía. En la historia de la humanidad, la creencia de que una persona fallecida volverá a vivir o aparecer con otro cuerpo (con una personalidad generalmente más evolucionada) ha sobrevivido incluso dentro de las religiones judeocristianas (cristianismo, judaísmo e islam). Son prácticamente las únicas que no la contemplan, pero han permanecido bajo la forma de diversas herejías y posturas no oficiales.

Anatemización de esta doctrina

Diversos grupos cristianos en los primeros tiempos, como los gnósticos, asumieron la creencia en la reencarnación, como elemento fundamental desde muy pronto, ya que esta concepción estaba muy extendida en el mundo clásico y antiguo. Algunos de los Padres anteriores al Concilio de Nicea I para combatir esta filosofía trataron este tema en sus escritos, rechazándola abiertamente y tratando de mostrar sus contradicciones a un pueblo que en aquellos días, probablemente, no tenía problema en asumir dicha creencia, dentro del marco del cristianismo primitivo, al estar éste influido por muchas tradiciones anteriores.

Tertuliano posiblemente fue el escritor que trató con mayor profundidad el tema, dedicando ocho capítulos de su tratado sobre el alma a la cuestión de la reencarnación. Orígenes en cambio, se muestra ambiguo cuando favorece a la reencarnación en sus escritos y otras veces la rechaza. Otros autores como Ireneo de Lyon, además de Orígenes, también trataron de refutar en repetidas ocasiones la creencia en la reencarnación.

El destierro de la doctrina reencarnacionista empezó a expandirse en el año 312, cuando el emperador Constantino el Grande se convirtió al cristianismo. Hubo tres argumentos que eliminaron la idea de la reencarnación en el nuevo cristianismo, a pesar de que ninguna encíclica papal la condenara. La primera fue su desaprobación por parte del Concilio de Constantinopla II en el año 553, a instancias del emperador Justiniano I. Sus poderosos edictos incluyeron el decreto que consideraba anatema cualquier enseñanza sobre la preexistencia del alma, así como la doctrina de su retorno a la Tierra.

También fue decisivo para el destierro del concepto reencarnacionista la condena de la metempsicosis, establecida por el Concilio de Lyon (1274) y por el de Florencia (1439), en los que se afirmó que las almas que partían de este mundo se dirigían al Cielo, al Purgatorio o al Infierno. El tercer argumento, por último, fue la persecución, especialmente la de la Inquisición, y la supresión de las ideas por la fuerza de las armas, de las que el ejemplo más cruel fue la denominada Cruzada Albigense, en 1209 [2]

Fuentes

[1]. En el capitulo VI de su libro reduce la idea de reencarnación al absurdo y en el capítulo VII se narran algunas extravagancias relacionadas con la reencarnación. cit en http://es.wikipedia.org/wiki/Reencarnaci%C3%B3n#cite_note-14

Otras fuentes