lunes, 1 de abril de 2013

CRÓNICAS JESUITAS 2 - BATALLA DE MBORORÉ

 Cuando la pluma, la cruz y la espada
amalgamadas al valor guaraní
dijeron basta a las tropelías de las bandeiras paulistas
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La historia argentino paraguaya que rara vez nos cuentan










Por
Marc Pesaresi






No se concibe hablar de los orígenes de la moderna República Argentina sin mencionar a los Jesuitas. Instalados en Córdoba  en 1599 y un poco más tarde en el Noreste de la Gobernación del río de la Plata y del Paraguay -con sus Universidades y Reducciones- constituyeron hasta su expulsión, un poderoso tapón hacia las pretensiones de la corte portuguesa de apoderarse del resto de Sudamérica (Siglos XVI y XVII).  Sin la presencia de los jesuitas posiblemente las fronteras de Brasil se hubieran extendido hacia el litoral Argentino, todo  Paraguay; incluso lo que hoy es Uruguay y el Río de la Plata.

Las reducciones de aborígenes no las comenzaron los Jesuitas

Según el historiador  y sacerdote salesiano Cayetano Bruno, estas nacieron aproximadamente en 1580, por iniciativa de los franciscanos fray Alonso de San Buenaventura y fray Luis Bolaños en el territorio que hoy ocupa Paraguay. Luego, hacia 1610, se extendieron hacia lo que hoy es Argentina. Hernandarias fue quien dio autorización a los jesuitas para comenzar con las reducciones de la orden.

En diciembre de 1609 se fundó la misión de San Ignacio Guazú en territorio paraguayo y luego otras de las cuales unas  15 quedaron dentro de lo que hoy se conoce como Argentina y de esa cantidad, 11 se ubicaron en la que hoy es la provincia de Misiones. No fue fácil convencer a los indios guaraníes de la conveniencia de vivir todos juntos en poblados  dedicados a cultivar las tierras, la cría de ganados, la construcción y artesanías.De lo difícil que fue agrupar a las tribus, lo demuestra el siguiente suceso: en 1628,  los padres Roque Gonzáles, Alonso Rodríguez y Juan Castillo, sufrieron el martirio cuando trataban de reducir a varias parcialidades aborígenes.  

Cuando este lamentable suceso ocurrió, los curas llevaban ya más de 40 años de misión. Aún así, no habían logrado reducir a todas las parcialidades. Muchas resistían y querían continuar, en todo su derecho, viviendo como lo habían hecho hasta entonces: de la caza, de la pesca y sin tutela de extranjeros. Sin embargo, esta porfiada independencia pronto terminaría. Una turba de esclavistas asomaba en el horizonte amenazando la vida de todos: blancos, mestizos y aborígenes. Un serio peligro unió a todos de repente,  en una defensa épica de los territorios que ocupaban. 

Hacia 1629 los portugueses andaban escasos de mano de obra esclava para sus gigantescas plantaciones de Brasil de modo que no se les ocurrió mejor idea que empezar a esclavizar indios que habitaban hacia el interior de las costas. Para esta infame tarea contaron con la ayuda de las tribus tupíes. A esta situación llegaron debido a la presencia de los Holandeses en el norte de Brasil.(1)


Gentileza
Wikimedia Commons

Holandeses, protestantes y piratas

En el siglo 17, luego de una feroz guerra independentista y religiosa contra España, las Provincias Unidas como se llamaba entonces  Holanda,  tuvo un importante auge comercial y su flota comenzó a singlar los mares en todas direcciones. Mediante la piratería llegó a controlar el Atlántico Sur complicando las operaciones comerciales no solo de Portugal sino también de Inglaterra y sobre todo España.  Llegaron a afectar tanto el comercio de esclavos, que las haciendas portuguesas en Brasil, por ejemplo, se quedaron sin trabajadores. 

Pronto los portugueses se dieron cuenta que los guaraníes tutelados por los jesuitas, se  habían transformado en trabajadores agropecuarios bien adiestrados de modo que su valor se duplicó. Un esclavo  negro era bueno trabajando por su resistencia física pero demandaba tiempo adaptarlo a las técnicas de laboreo en las haciendas. Por el contrario, los guaraníes gracias a los jesuitas, eran mano de obra capacitada y además, excelentes artesanos.


Las Misiones de los jesuitas
Gentileza
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Fue en este contexto  cuando los hacendados y fazendeiros portugueses comenzaron a esclavizar indios del alto Paraná. No les fue difícil encontrar voluntarios para la tarea de cautivar entre las grandes masas de delincuentes ociosos de Brasil debido a que, la región de Piratininga donde en 1553 fue fundada San Pablo,  carecía de oro, diamantes y plata como para mantenerlos ocupados. Entre estos verdaderos salvajes, se reclutarían las temibles bandeiras. (Se las llamó de este modo porque avanzaban detrás de sus estandartes).


Las  bandeiras estaban organizados y dirigidos como una empresa comercial y sus tropas se enrolaban  mamelucos (mestizos de portugueses e indígenas), renegados tupíes y aventureros extranjeros entre ellos holandeses, ingleses, franceses y alemanes. Por supuesto, su actuación en territorio de la corona española no fue a pura invasión por la fuerza. Los portugueses fueron hábiles a la hora de sobornar a no pocos funcionarios de la corte española en Sudamérica -sobre todo a los hacendados paraguayos- para que demoraran o hicieran la vista gorda a sus rapiñas de seres humanos. 

Uno de los más corruptos paraguayos fue Luis de Céspedes García Xería. En 1629 al hacerse cargo del gobierno de Paraguay, se casó con Victoria de Saá perteneciente a una familia de ricos hacendados de Río de Janeiro  y sobrina del Gobernador de la ciudad carioca. Esta unión reforzó sus relaciones con los paulistas y lo proyectó comercialmente hacia otras regiones del imperio lusitano. Céspedes García Xería detestaba a los jesuitas por varias razones.

Primero, su presencia les impedía "encomendar" las tribus guaraníes y segundo, los jesuitas  "quitaban" tierras aptas para la labranza y cría de ganado ya que la orden ocupaba grandes extensiones. Además, los monjes no eran permeables a la corrupción. De modo que pronto se vio tramando junto a los intereses paulistas diversos modos de lucrar.

De esta manera, los esclavistas se aseguraron cierta tranquilidad "política" antes de cruzar el límite del Tratado de Tordesillas, el cual a la corta  perdió su importancia en el  período cuando  Portugal formó una unión dinástica aeque principaliter  con la Corona de Castilla. La osadía de las bandeiras fue tanta, gracias a la coima, que incluso llegaron hasta el Virreynato de Perú. Detrás de estos "comerciantes de seres humanos" se encontraban -obviamente- los intereses de la corona portuguesa que nunca dejó de pretender apoderarse del  resto de Sudamérica.

Primeras bandeiras

Sin bien los primeros ataques bandeirantes se registraron en 1610, no fue hasta 1628 y 1631 que se iniciaron  las invasiones más sangrientas. Estas agresiones coinciden con los ataques marítimos llevados a cabo por los corsarios protestantes. Tres jefes bandeirantes Raposo Tavares, Manuel Preto y Antonio Pires- se concentraron en saquear las reducciones del Guayrá, (región que en la actualidad pertenece a Brasil pero que supo estar bajo dominio de la corona española) capturando miles de guaraníes que más tarde subastaron en los corrales de  San Pablo. 

Sin embargo, las ganancias no fueron las esperadas ya que, de unos 5000 guaraníes capturados, solo se vendieron unos 1500 y esto debido más que nada, al terrible maltrato que les dieron los esclavistas que acabó con miles de ellos.


 Región de Guairá
Con las reducciones de los jesuitas
Mapa
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Wikimedia Commons

El terror que provocaron las bandeiras dislocó las reducciones jesuíticas. De pronto, 15.000 o más aborígenes comenzaron a huir y buscar refugio entre grandes penalidades. La región del Guayrá quedo despoblada obligando a los monjes a crear otras reducciones para albergar a quienes escapaban de la violencia paulista. Fue así que nacieron   San Ignacio Miní y Loreto en territorio de la actual Provincia de Misiones. La magnitud del desastre solo se puede cuantificar cuando se observa que la población cristianizada por los jesuitas alcanzaba al medio millón de indígenas. (Para entonces Buenos Aires era un pequeño poblado con unas 3000 personas aproximadamente mientras que Guairá y regiones adyacentes concentraba medio millón de indios cristianizados (2)).

Los años 1636 y 1637 fueron desastrozos. Las malocas de Raposo Tavares y Andrés Fernández, Francisco y Jerónimo Bueno arrasaron con las ricas misiones de San Cristóbal peinando lo que quedaba de la Guayrá y territorios adyacentes. Desesperados, los jesuitas enviaron a los padres Diego de Boroa y Diego de Alfaro a solicitar auxilio a Paraguay y Buenos Aires. Sin embargo, la mayoría de las autoridades paraguayas coimeados por los paulistas  no prestaron colaboración no así en el río de la Plata donde al menos, fueron recibidos por las autoridades quienes prestaron alguna colaboración.

Tampoco algunas gestiones realizadas en Brasil para terminar con los ataques, tuvieron resultado positivo. El dinero era tanto involucrado y los intereses comerciales un muro tan alto que las comisiones jesuitas nada pudieron hacer.

Caacapaguassú

En 1638, envalentonados los paulistas con sus saqueos, violaciones e incendios, armaron una nueva bandeira bajo el mando de Raposo Tavares. Como era costumbre, al avanzar hacia el sur quemaron las misiones de Caamo y Caaguá hasta fortificarse en Caacapaguassú donde intentaron crear una fortaleza. Esto demuestra que el jefe de la bandeira venía ya con el visto bueno de la corona portuguesa para establecerse por la fuerza y de ese modo,  arrebatar  tierras a los españoles.

Hartos los jesuitas de tanta violencia decidieron reaccionar. Diego de Alfaro, Superior de la Orden en la provincia de Paraguay, convocó a todos los religiosos y caciques a un parlamento. Entre tanto, pidió ayuda una vez más al gobierno paraguayo pero el nuevo gobernador Pedro de Lugo y Navarra apenas le envió 60 soldados mal equipados como para salvar las apariencias.

A pesar de todo, los jesuitas rejuntaron un ejército de unos 4000 efectivos que fue puesto bajo el mando del cacique Nicolás Nhienguirúy y del padre Diego de alfaro. De inmediato marcharon hacia Caacapaguassú sitiando al recinto bandeirante. El 17 de enero comenzó el ataque y se mantuvo firme hasta que lograron penetrar el reducto.

En medio de la batalla una bala de mosquete impactó el lado izquierdo del padre Diego de Alfaro; quien arremetía  a caballo; arrancándole el ojo y provocándole una herida mortal. Llevado al campamento base de los jesuitas, recuperó el conocimiento a tiempo para recibir con sus últimos alientos la extremaunción  Luego expiró entre las rabias y llantos de los guaraníes que lo apreciaban muchísimo.

Unos 2000 cautivos fueron liberados, capturados numerosos prisioneros entre ellos unos 17 portugueses. Esta batalla sería de consecuencias muy graves para el comercio esclavista. Cuando los supervivientes llegaron a San Pablo, contaron toda suerte de exageraciones y hablaron de la crueldad de los jesuitas. Esto motivo que, en venganza, se armara otra bandeira con el propósito de liberar a los portugueses prisioneros y acabar definitivamente la misiones de los jesuitas.


Mbororé

El jesuita Ruiz de Montoya fue recibido por el rey Felipe IV y de inmediato lo informó de la gravedad de los acontecimientos. El 21 de mayo de 1640 el monarca firmó una Real Cédula por la que transfería al Virrey del Perú el poder para armar  a los guaraníes condenando el tráfico de seres humanos. Si bien la ordenanza real llegaría cinco años más tarde a Lima, los jesuitas no esperaron todo ese tiempo sino que tomaron la iniciativa. En 1639 habían conseguido de Buenos Aires  y de la Real Audiencia de Charcas las autorizaciones para que los aborígenes portaran armas de fuego.El gobernador de Buenos Aires, Pedro de Rojas y Acevedo envió varios instructores y armas y el papa Urbano VIII dispuso que los bandeirantes católicos fueran excomulgados. Como era de esperarse, los portugueses reaccionaron con más furia que nunca y casi matan a los monjes jesuitas que se encontraban en San Pablo tramitando un alto al fuego.

Finalmente en septiembre de 1640 partió la nueva  bandeira. Se sumaron a  esta expedición -que no solo venía ya a saquear y esclavizar sino a cobrar venganza y apropiarse de territorios- varios nobles portugueses e hijos de acaudalados entre quienes se encontraban Antonio de Cunha Gago, Juan Leite y Pedro Nunes Dias. Unos 400 naturales de Portugal ingresaron a las filas bien equipados y armados con espadas, petos o armaduras parciales y armas de fuego. Como siempre, se sumaron los renegados Tupíes(3) y mestizos ademas de negros esclavos. 

Todo este ejército de unos 3500 efectivos comenzó a singlar por el río Uruguay en unas 700 canoas.Notificados los jesuitas del avance del enemigo, el Superior de la Orden el padre Claudio Ruger ordenó concentrar el ejército guaraní de unos 4200 efectivos. El armamento tradicional indígena consistente en arcos y flechas, puñales, macanas y hondas  fue reforzado con 300 arcabuces y piezas de artillería algunas de las cuales fueron enviadas desde Buenos Aires.

De inmediato comenzaron la construcción de balsas con unas novedades. Se las "fortificó" con troncos para resistir las piedras y flechas que arrojaban los tupíes y además, proporcionar algún tipo de "blindaje" contra los disparos de arcabuces. Un arma un tanto extraña que utilizaron en esta batalla los guaraníes fue el tambetá que era una quijada afilada y la cual se usaba en la batalla cuerpo a cuerpo como una segadora.

Para mantener a los indios disciplinados, los padres Antonio Cárdenas, Antonio Bernal y Domingo Torres, ex militares, comenzaron a ejercitar a los guaraníes en marchas y maniobras militares ademas de técnicas de combate. Simultáneamente, los padres Pedro Mola, Cristóbal de Altamirano, Juan de Porras, José Domenech, Miguel Gómez, Domingo de Salazar, Antonio de Alarcón, Pedro Sardoni y Domingo Suárez se dedicaron al apoyo logístico, la costrucción de balsas, etc.

Las tropas indias fueron colocadas bajo el mando de los caciques Ignacio Abiarú (4) y Nicolás Nhienguirú siendo su estado mayor los caciques Francisco Mbayroba y Azaray. El padre Claudio Ruger se declaró enfermo delegando el mando a los padres Diego de Boroa y Pedro Romero. La base de operaciones fue situada en la misión Asunción de Acaraguá cerca del arroyo Mbororé.

Dos guaraníes que habían escapado informaron en detalle la cantidad de tropas y calidad del armamento que traían los paulistas. El 25 de febrero el padre Altamirano envió río arriba 8 canoas en misión de exploración. Pero en un recodo de un río, se toparon con mas de 300 embarcaciones bandeirantes. Los guaraníes tuvieron una escaramuza con la fuerza invasora y escaparon perseguido por canoas tupíes. Sin embargo los perseguidores cayeron en una trampa cuando se aproximaron demasiado a la línea defensiva guaraní quienes salieron en auxilio de los suyos. En la refriega que siguió los tupíes hubieran sido exterminados a no ser porque comenzó una furiosa tormenta con truenos y relámpagos que obligó a detener las operaciones.

Con la llegada de la noche, acelerada por el mal tiempo, los paulistas intentaron atacar de sorpresa la posición jesuita de Acaraguá. En la oscuridad, 250 guaraníes en 30 canoas sostuvieron con valor el ataque a la luz de los relámpagos, contra una fuerza superior compuesta por mas de 100 embarcaciones. Altamirano juzgo prudente retirarse ante la magnitud de las fuerzas invasoras o arriesgaba a perder todos sus efectivos. Antes, ordenó destruir todos los cultivos y víveres para no dejar nada a los atacantes. Esta desición fue acertada ya que el hambre condujo a los atacantes hacia el terreno que los jesuitas y caciques generales habían elegido para presentar combate.

Cuando llegaron a Mbororé se encontraron con las fuerzas guaraníes en línea de batalla y con la novedad que habían fortificado las orillas. Hasta las mujeres colaboraban acarreando todo lo que se necesitaba para mantener a los hombres en buenas condiciones. Durante dos días los invasores tantearon la situación mientras decidían que hacer. 

Los jesuitas entre tanto, acumularon más refuerzos y confesaron a todos los que iban a pelear. El 11 de marzo de 1641 la bandeira abandonó Acaraguá y avanzó río abajo con unas  300 embarcaciones.  A las dos de la tarde, 60 canoas al mando del cacique general Ignacio Abiarú tomaron la iniciativa pasando al ataque enarbolando el estandarte de Francisco Javier.  Luego de una breve arenga, Abiarú condujo a los suyos directo al medio de la formación enemiga comenzando la batalla que duraría casi una semana. Al frente de la singular flotilla fluvial, guiaba la acción una balsa donde iba montado un pequeño cañón que, al hacer fuego, comenzó a hacer estragos en las filas tupíes.

La noche alivió el combate que hasta el momento, resultaba desfavorable a la bandeira. Catorce canoas y algunas balsas fueron capturadas y muchos prisioneros. Al día siguiente, 12 de marzo, los jesuitas pensaron llevar el combate a tierra firme pero los paulistas no aceptaron batallar lejos del río y por fuera de sus fortificaciones.  En eso que parlamentaban jesuitas y caciques los pasos a seguir, llega un mensajero tratando de negociar la paz pero no le fue aceptada la oferta. De inmediato sitiaron el campamento bandeirante por tierra y desde el río sospechando que fuerza invasora estaba maltrecha y buscaban artimañas para reorganizarse.

Desde el 12 hasta el 16 de marzo, el campamento enemigo fue bombardeado sin cesar. Comprendieron los bandeirantes que ya la suerte en la batalla les sería adversa y decidieron parlamentar. Tenían muchos heridos y además, nada de víveres. Pidieron un nuevo tiempo para negociar la paz pero era tanto el daño que habían hecho, que los indios no querían saber nada con rendición. Los querían exterminar para siempre y alejarlos definitivamente de las tierras labradas.

El 16 salen de la fortificación y procuran forzar el bloqueo navegando río arriba. Pero de inmediato son acosados por los guaraníes con tanta determinación que comenzó una masacre. Sin embargo, valiéndose de las armas de fuego, los invasores alcanzaron a llegar a la desembocadura del río Tabay solo para encontrarse que los estaban esperando otros 2000 guaraníes formados en línea listos para la pelea. 

Solicitaron clemencia otra vez pero los caciques guaraníes  se negaron a proporcionarla y los jesuitas no hicieron mucho para interceder. Ellos también estaban contagiados por el ardor de la guerra.Finalmente arremetieron los bandeirantes contra la banda oriental del río Uruguay buscando la salvación pero fue un esfuerzo inútil. Los estaban aguardando y sufrieron constantes ataques que los diezmaron. Perdido el orden marcial, la bandeira se fue disgregando en pequeños grupos que fueron cazados sin piedad. La persecución aborigen fue mortal. Los tupíes eran muertos sin miramiento alguno y los portugueses asesinados así se rindieran.

Durante meses, luego de la batalla, partidas de guaraníes peinaron prolijamente la zona hasta no dejar a ningún bandeirante en actitud de pelea. La batalla había sido terrible. De los 3000 paulistas que iniciaron el ataque, solo un puñado de tupíes regreso a San Pablo junto a 120 portugueses y mamelucos. Hubo un intento posterior por socorrer a los derrotado pero el padre Altamirano junto con las tropas guaraníes de Abiarú interceptaron a los paulistas y derrotan a finales de 1641.Con esto, cesaron por muchísimo tiempo, las temibles bandeiras. En los territorios portugueses de Brasil, ahora sabían que los jesuitas no solo eran capaces de cultivar tierras sino trabar tan fuerte amistad mediante el vínculo religioso, que los guaraníes se habían constituido en un ejército regular que había que respetar.



Los calvinistas holandeses

El origen de las Bandeiras

En Brasil los bandeirantes se los considera héroes. Son reconocidos por la mayoría del pueblo brasileño y sus autoridades, como "valerosos" soldados que expandieron el territorio, contribuyendo a la grandeza de Brasil. Las autoridades de ese país  dedicaron en su honor numerosos monumentos. Por el contrario, para los pobladores argentinos, paraguayos y uruguayos que debieron sufrir sus violencias,  estas personas no son otra cosa que piratas de tierra firme, salvajes y ladrones.

Un detalle a considerar. La causa de toda esta barbarie paulista la tenemos que rastrear, en el auge de la expansión marítima protestantes.Las bandeiras quizás, no habrían tenido su razón de ser sin el auge del comercio  holandés.


Monumento a las Bandeiras
Sao Paulo
Brasil
Obra del Arquitecto Vitor Brecheret
Fue inaugurada en 1953
Foto
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Recordemos que los holandeses se habían adueñado del Atlántico Sur e incluso, se apoderaron de colonias portuguesas en India -fundando la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en 1602 y en 1621 la Compañía Neerlandesa de Indias Occidentales- mientras luchaban en lo que se ha llamado la guerra Luso-neerlandesa.


En verde claro
Compañía Neerlandesa de Indias Orientales
En verde oscuro, Compañía Neerlandesa de Indias Occidentales
En estos territorios, misionaron los calvinistas,
Hasta que Holanda fue derrotada por ingleses y franceses.
Gentileza
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Con una flota de corsarios, maltrataron el comercio de las indias que Portugal se vio en estrecheces económicas y lo mismo España. Incluso, los protestantes se apoderaron de Pernambuco, al norte de Brasil, desde donde zarpaban para atacar a los portugueses y a los españoles más al sur. Simultáneamente, instalaron varios templos de la Iglesia Reformada Neerlandesa desde donde los calvinistas misionaron durante unos 30 años por todo el norte de brasilero. Cabe preguntar:  si los corsarios holandeses no hubieran sido vencidos por los protestantes ingleses y los católicos franceses ¿serían hoy Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay de confesión protestante?
 
(C) Marc Pesaresi


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Notas



1. La Holanda del siglo XVII se parecía a una democracia moderna. Cada provincia conservaba autonomía siendo presidida por un Estatúder que a su vez respondía a otro  Estatúder General quien residía en La Haya presidiendo los Estados Generales o Cámara de Representantes. 

Dueños de unos 10.000 barcos, los holandeses comenzaron a expandirse apropiándose a partir de 1620, de Java, Molucas y Malasia e incluso, se atrevieron a atacar las fortificadas colonias portuguesas de India. 

En Sudamérica, entre tanto, atacaron Brasil, las Guyanas y Curazao y en Norteamérica fundaron Nueva Amsterdam que hoy se la conoce como Nueva York. Incluso estuvieron presentes en Patagonia tanto oriental como occidental donde colaboraron con los mapuches en sus frecuentes escaramuzas con los españoles. (Los ingleses acabarían con el poderío marítimo holandés en 1655 y los franceses, por tierra, finiquitaron al reino de piratas protestantes hacia 1672).

2. Hacia 1640 las misiones de los jesuitas eran 152 y tenían medio millón de guaraníes cristianizados (incluyendo omaguas, ucayabes, etc.) y se extendían por desde Maynas, Marañón, Quito hasta Pará y la cuenca del Plata, según Lorenzo Hervás, Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas..., pp. 260-261.

3. La parcialidad Tupí era enemiga ancestral de los Guaraníes. De allí su colaboración con las hordas paulistas.

4. El Ministerio de Ecología y Turismo de la provincia argentina de Misiones, honra la memoria de este bravo cacique guaraní. A partir del decreto Provincial N° 239, se denominó con el nombre de "Capitán Cacique Ignacio Abiarú" al mirador sobre el arroyo Acaraguá de la ruta Costera N° 2 "Papa Juan Pablo II".


Bibliografía consultada


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Chamorro; Graciela: Teología Guaraní; Colección Iglesias, Pueblos y Cultura; Paraguay; 2004.

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Morales; Ernesto: Exploradores y piratas en la América del Sur: Historia de la aventura; Editorial Renacimiento; Madrid; España; 2006.

Nunes de Leão; Duarte: Primeira parte das Chronicas dos Reis de Portugal; Lisboa; Portugal; Anno M.D.C.(1600).


Santos Pérez; José Manuel, Cabral de Souza; George Félix: El desafío holandés al dominio ibérico en Brasil en el siglo XVII; Ediciones Universidad Salamanca; España; 2006. 

Foto Portada 

Cortesía Misiones Online












miércoles, 27 de marzo de 2013

CRÓNICAS JESUITAS 1 - INICIOS y RECONQUISTA

Europa, siglo XVI


Gracias a la elección de un jesuita como el nuevo Papa Francisco de todos los católicos, la orden esta de nuevo en boca de las personas. Para bien o para mal, la gente habla de los monjes que, en sigilo, tramitan poder para el Vaticano. 

Evangélicos en Patagonia publicará una serie de artículos sobre este famoso grupo religioso y su relación con los protestantes a lo largo de la historia. Ambos colectivos son contemporáneos y se han enfrentado en numerosas oportunidades con la teología, la espada y las misiones. 

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No hay nada más complicado que cronicar la historia de los Jesuitas. Dificilmente exista orden católica que se ame u odie tanto como a la Compañia de Jesús. Numerosos blogeros, escritores, periodistas, historiadores, se han ocupado de sus actividades. Sin embargo, muchos informes denotan sesgos  por odios, revanchas o bien, afanes apologéticos contrarios a la orden que empañan la ventana por donde atisbar lo histórico. La historia "negra" de los Jesuitas se ha labrado a lo largo de muchos siglos y junto a los desaparecidos Templarios, despierta pasiones y controversias sin fin entre los investigadores. ¿Cómo separar la verdad de la mentira? Hay tantas voces gritando sus "verdades" que averiguar quienes fueron los jesuitas parece una tarea vana.

Íñigo, el fundador
De la guerra al misticismo

Los Jesuitas no habrían existido a no ser por Ignacio de Loyola; nacido en  Azpeitia en  1491 y fallecido en Roma en 1556. Este vasco guerrero, debido a una herida en batalla, encontró en Dios suficiente consuelo en sus amargas horas que, en agradecimiento, se aboco a la tarea de servir a Dios. Por supuesto, el proceso no fue lento y demoró algunos años. Nadie pasa a servir al Señor en grandes cosas de la noche a la mañana.

Existen algunas controversias de como fue llamado en principio durante su bautizo. Íñigo López de Loyola argumentan algunos. Pero entre los Jesuitas se dice que también se lo conocía como Íñigo López de Recalde. Aparentemente su nombre no le gustó ya que se lo cambió por Ignacio. Esta modificación se discute en que momento se produjo pero tiene que haber sido luego de 1537 ya que  a partir de ese año, firma sus cartas como Ignacio o en su versión latina Ignatius. 

Aún así, lo solía alternar con Íñigo al que dejará definitivamente de utilizar en 1542 a excepción de una vez, en 1546. Algunos historiadores suponen que el cambio se debió a la devoción de Loyola por  Ignacio de Antioquía. Vivió once años en Castilla bajo la protección del Consejero Real y Contador Juan Velázquez de Cuéllar. En 1517 comienza a servir al duque de Nájera don Antonio Manrique de Lara, Virrey de Navarra. Entre 1520 y 1522 participa en las Guerras de las Comunidades de Castilla. 

Luchando en el bando castellano, Loyola se encontraba en Pamplona matando enemigos cuando aparecieron en el horizonte,  tropas franco-navarras que arribaban para combatirlos. En la batalla que sigue a continuación, es herido por una bala de cañón que le inutiliza temporariamente las dos piernas. 

Mientras se recupera de las dolorosas heridas, alguien le alcanza el libro La vida de Cristo de Ludolfo de Sajonia. Y a la par que lee, comienza a despertar en él, la vocación de servir en el ámbito religioso. Sin embargo no sería hasta tener una visión de la Virgen María -dicen las crónicas- que decide definitivamente abandonar la vida de soldado para dedicarse al sacerdocio. Se dice que sufrió de misticismo en esos días. 

Mal vestido y descalso, vivió en Manresa -previo paso por Barcelona donde abandona definitivamente sus ropas militares- de la caridad casi diez meses en una cueva. Luego de rezar y ayunar, entiende que su vida no es la de peregrinar en soledad sino servir a los demás. Esta convicción lo lleva a Roma y luego a Jerusalén. De regreso a Barcelona y por consejos de amistades entre quienes se encuentra Isabel Roser decide estudiar. Se inscribe en Alcalá de Henares y consigue un trabajo de cocinero y enfermero en el Hospital de Antezana. 

 Íñigo, en búsqueda de Dios

Para entonces ya había desarrollado sus ejercicios espirituales -que aún siguen vigentes en la orden- que no son bien recibidos por todos. Sospechado de herejía debe comparecer antes las autoridades que no encuentran en ellos, nada fuera de la ley. Sin embargo, para Loyola, el ser encarcelado por algo que consideraba sumamente cristiano, le provoca enojos y decide mudarse a Paris.  En 1528 ingresa a la Universidad de esa ciudad donde estudiará por siete años. Se destaca en teología y literatura a la par que comienza  a hacer amigos.

Hacia 1534 se reunían a rezar y compartir charlas sobre las cosas de Dios seis muchachos que serían futuros miembros de la nueva orden. Estos eran: Francisco Javier, Pedro Fabro, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás de Bobadilla y Simão Rodrigues. Conviene remarcar en este principio, un detalle que será el estandarte de la orden. La educación. La compañía de Jesús fue fundada por un militar que además, era un académico que amaba los libros y estudiar.

Finalmente, el 15 de agosto de 1537 convocados en Montmartre, luego de rezar, fundaron la Sociedad de Jesús. Luego, deciden viajar a Itala en busca de la autorización papal para más tarde, peregrinar a Tierra Santa. Al regreso, Loyola pasa un tiempo en España visitando familiares y amigos para luego dirigirse a Venecia donde vivirá un año aproximadamente mientras esperaba el visto bueno del Papa. Cuando consigue la aprobación del Papa Pablo III se ordena sacerdote. Posteriormente se dirige a Roma con la idea de viajar otra vez a Tierra Santa pero las revueltas bélicas en la región, lo obliga a ponerse a las órdenes del Vaticano. 

Íñigo y la visión de la Trinidad

Durante este viaje se produce un hecho raro en la vida de Loyola. El afirma haber tenido una visión de la Trinidad en la localidad de La Storta. Según su testimonio, afirmó haber visto que el Padre dirigiéndole la palabra al Hijo mientras le decía: "Yo quiero que tomes a éste como servidor tuyo"  y que Jesús mirándolo le dijo: "Yo quiero que tú nos sirvas". Por supuesto, el lector juzgará positiva o no, lo "afortunada" de esta aparición.

Interesante el hecho que Loyola afirma haber visto a la "Trinidad" a semejanza de lo visto por el proto mártir Esteban, líder de los siete diáconos de la iglesia cristiana primitiva, ordenado por los apóstoles de Jesús. Este buen cristiano de raza hebrea halló la muerte luego de confrontar al Sanedrín en defensa de la fe cristiana. Fue lapidado en las afueras de Jerusalén mientras el futuro apóstol Pablo -aún no se había convertido- alentaba a que lo asesinaran. (Esta visión de Loyola no sería la primera. Recordemos que ya había sido testigo de la aparición de la Virgen María con el niño Jesús). El lector se preguntará :¿adónde está el Espíritu Santo en esta visión trinitaria?
 
Bueno, supuestamente dentro del cuerpo de Loyola facilitando la visión, responderán los fieles católicos. (Es la misma respuesta que dan los protestantes evangélicos, por curioso que parezca, cuando preguntan sobre la visión de Estaban al morir quien afirmo ver a Jesús a la derecha de la Gloria de Dios. El Espíritu Santo en esos momentos finales, estaba dentro del cuerpo de Esteban. (Hechos 7: 55-60) Uno se queda tentado de preguntar si Loyola no tomó de las Escrituras la inspiración para inventar una aparición).

Sin duda, lo "conveniente" de la visión no puede dejar de subrayarse. Que Loyola tuviera semejante bendición, en momentos en que varios cardenales discutían si darle o no el permiso para formar la Compañía, no puede soslayarse. Los escépticos y con razón, argumentarán que este portento no fue más que un invento del vasco devenido en místico con el fin de acelerar el proceso y darle una pátina de brillo divino a sus propósitos. ¿Quién se atrevería a oponerse a lo que pretendía si el mismo Padre aparecía en escena y Cristo mismo lo convocaba a servir? Es posible...

Luego de algunos debates, los cardenales en Roma aprobaron la constitución de la nueva orden y Paulo 3 la confirmó mediante la bula  Regimini militantis en septiembre de 1540. Tres años más tarde otra bula, la  Injunctum nobis, levanta la prohibición de no reclutar mas de 60 miembros dándole la oportunidad de comenzar a aceptar mas miembros. Con esto daba comienzo la Societas Iesu o Compañía de Jesus. El mundo los amará y odiará con el mismo fervor llamándolos Jesuitas.

Íñigo y la reconquista católica
 
Entre los evangélicos los jesuitas tienen muy mala fama. Son vistos como los "ogros" que, mediante mil astucias y artimañas, detuvieron el avance protestante en los reinos mediterráneos. Los autores católicos afirman que Loyola no tuvo en  mente formar una milicia religiosa dedicada a combartir pura y exclusivamente a los luterano sino colaborar para fortalecer la fe católica que venía perdiendo territorios sobre todo en Europa. Sin embargo es imposible imaginar a la orden de brazos cruzados cuando los protestantes se apoderaban de las almas de inmensos territorios que antes tributaban al catolicismo romano. Sobre todo cuando la violencia pasó de la amenza a los hechos.

Cuando Loyola funda la orden de los Jesuitas, Europa ya estaba repartida entre dos bandos religiosos antagónicos. Por un lado el protestantismo que se propagaba veloz por Alemania y reinos vecinos y el catolicismo arrinconado en los reinos mediterráneos. Aún no se había reconocido el derecho de los protestantes a ejercer su fe libremente (esto recién ocurriría en 1555) y ambos grupos parecían destinados a una guerra generalizada por toda Europa, cosa que finalmente con el tiempo se produjo y cuyo desarrollo y consecuencia será tema de otro artículo.

Existen algunos protestantes que aún creen que la Reconquista católica comenzó gracias a los Jesuitas. Esto no es verdad. La reacción del Vaticano había comenzado mucho antes que Loyola llegara a la escena religiosa. Recordemos que Lutero ya había comenzado a oponerse a las Indulgencias en 1516 de modo que justo es reconocer, Loyola llega dentro de una amplia reacción católica pero no fue ni inspirador tampoco iniciador de ninguna contrareforma. Fue parte de la misma y nada más.

Sin embargo, cuando Paulo 3 convocó al Concilio de Trento en 1545 la compañía de Jesús que llevaba ya, 5 años de existencia, tuvo una destacada participación gracias a los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres.

Reunidos todos los cardenales y obispos comenzaron los meas culpas, recriminaciones, estudios de situación y propuestas de como encarar el avance del protestantismo que por entonces, amenazaba con instalarse con fuerza en Italia inclusive. Los debates fueron largos, nada menos que 18 años. En todo este tiempo, doctrinalmente se condenó todos los principios de la fe protestante y se fijó el dogma católico.

Frente a la sola fe, sola escritura de Lutero, se oficializó la necesidad de las obras junto con la fe para demostrar que el Espíritu Santo estaba presente y no había abandonado al catolicismo. Simultáneamente se declaró que si bien el cristianismo tiene sus bases en la Biblia esta no podía ser interpretada por fuera de la iglesia. Con esto se instaló la censura en materia de libre interpretación de las Escrituras. Hasta el día de la fecha, aunque ya no hay restricciones al respecto, la mayoría de los católicos asisten a misa desprovistos de la Biblia. Tal fue el arraigo de la costumbre instalada a fuerza de miedos. Cualquiera que leyera las Escrituras por si mismo en el catolicismo de esos días de inmediato era sospechado o tenido por hereje.

En cuanto a la disciplina esclesíastica, muy deteriorada por causa de las anteriores administraciones que se dedicaron a lucrar con la venta de cargos y puestos eclesiásticos, se restauró la obediencia al Papa y se mejoró la capacitacion de los monjes. Fue en este contexto de necesidad de mejorar la educación que llegaron los jesuitas  a descollar. Como universitarios, estaban mejor preparados que las demás órdenes, para educar a las clases gobernantes y así lo hicieron donde quiera que fueron.

Por ejemplo, estuvieron involucrados en Polonia donde el monarca Segismundo III apodado "el rey de los jesuitas" sobresalió con un fanatismo mortal en contra de los que habían adherido a la reforma. Sin embargo, apuñalado por la espalda por el belicismo de los ortodoxos eslavos que no iban a permitir el avance católico hacia las estepas rusas y al entender que no podía luchar contra dos enemigos formidables, no le quedó otra que respetar los postulados de la Confederación de Varsovia en 1572 reconociendo las confesiones ortodoxa y protestante.

El Concilio  decidió que la jerarquía debería reunir condiciones éticas intachables, capacitar en seminarios a todos los religiosos -aquí los jesuitas tuvieron otra activa participación- y se exigió celibato clerical. Se prohibió a obispos tener  bienes terrenales y se les obligó a vivir en sus diócesis.


Para contrarestar la teología protestante, se impuso la necesidad de la iglesia como mediadora (los protestantes afirmaban que solo Cristo es mediador entre el Padre y los hombres), la necesidad mediadora de la iglesia como cuerpo de Cristo para obtener la salvación de las almas (este punto horrorizó a los protestantes que vieron aquí una herejía ya que solo Cristo salva según las Escrituras), se re afirmó la autoridad Papal como cabeza de la iglesia (algo que tampoco fue del agrado protestante quienes argumentaron que la única cabeza era Cristo) además de enviar a los párrocos la órden de predicar domingos, días festivos y registrar nacimientos, matrimonios y fallecimientos. Con esto, se aseguraba la iglesia católica, un control más efectivo de mentes y corazones de la población además de vigilar la fidelidad de las masas.

Se convalidó los siete sacramentos y se insistió que la fe sin obras no era lícita - esto en contra de las enseñanzas de Lutero quién afirmaba que el hombre se salva por fe y no por obras y que estas no eran sino, testimonios de la fe- y se dedicó tiempo a la refutación de la predestinación de las almas, enseñanzas de Calvino. La iglesia católica argumentó en contra que si bien el pecado original existe, este no destruye la naturaleza humana sino que simplemente la daña.

Los protestantes replicaron que el pecado no  solo destruye sino que separa definitivamente al hombre de Dios a punto tal que ninguno, si el Padre no lo llama, puede acercar al único camino, verdad y vida, que es Cristo. Todos estos principios fueron resumidos en el Catecismo del Concilio de Trento. Quizás, la medida más siniestra de este evento, fue la restauración de la Inquisición que había sido empleada por primera vez en el siglo XIII en Francia, para contrarrestar a los llamado herejes albigenses.

Instalada en España en 1478, se propagó hacia Europa y las Américas con la rara denominación de Santo Oficio. (Extraño nombre en verdad, puesto que autorizaba el uso de torturas y tormentos para obtener confesiones).

Marc Pesaresi

Bibliografía consultada

Hsia; R. Po-Chia: El mundo de la renovación católica; Ediciones Akal S.A.; Madrid; España; 2010.

O`Malley; John W.: Los primeros Jesuitas; Ediciones Mensajero y Editorial Sal Terrae; España; 1993.

O'Neill; Charles Edwards;  Domínguez;  Joaquín María: Diccionario histórico de la Compañía de Jesús; Madrid; España; 2001.








lunes, 25 de marzo de 2013

El PAPA FRANCISCO y LOS EVANGÉLICOS

Protestantes argentinos
En tiempos de la Nueva Evangelización católica

  

 Los evangélicos ya estamos evangelizados

por

Marc Pesaresi



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¿Otra vez la reacción de los Jesuitas contra los protestantes?

¿Viviremos los evangélicos argentinos una contrareforma como la que vivió Europa en el siglo XVI?

De cara al desafío de afrontar la Nueva Evangelización católica
Los evangélicos debemos estar más firmes que nunca,
Predicando la Palabra del Señor y recordando sin cesar,
Que Jesucristo es el único nombre dado a los hombres, bajo el cielo,
En que podemos ser salvos.

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Semblanza; breve; del nuevo Papa

Cuando el 13 de marzo el cardenal francés Jean-Louis Tauran anunció en el Vaticano; delante de miles de expectantes fieles del catolicismo; Habemus Papa identificando al argentino Jorge Mario Bergoglio como el nuevo guía del catolicismo, el mundo miró asombrado la designación de un cardenal llegado del fin del mundo, que asumía bajo el nombre de Francisco. ¿Quién era este hombre?

Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Bergoglio de "pibe" sintio vocación por las causas celestiales según dijo una mujer a quien supuestamente, le habría dicho que sino se casaba con él, se haría cura. 

Siendo el mayor de cinco hermanos nacidos de inmigrantes italianos, fue bautizado en la navidad de ese mismo año y educado en un colegio salesiano, orden de gran arraigo en la República Argentina. Luego de sus estudios secundarios, se interesó por la química graduandose de técnico químico. Sin embargo su vocación lo impulsó al ámbito religioso ingresando a la orden de los Jesuitas con 21 años de edad en 1957.

Ingresó al Seminario Catolico del barrio Villa Devoto - en Capital Federal- como novicio de la Compañía de Jesús y culminó sus estudios como seminarista en el Seminario Jesuita de Santiago de Chile, ubicado en la casa de retiro de San Alberto Hurtado, donde ingresó al curso de Ciencias Clásicas y profundizó sus estudios de historia, literatura, latín y griego. Con el tiempo, fue adquiriendo puestos de relevancia dentro de la orden hasta que finalmente, fue elegido Papa cargo que ocupara bajo el nombre de Francisco en honor al santo Francisco de Asís.

Reacciones evangélicas

Ni bien el mundo conoció al nuevo Papa, algunas organizaciones evangélicas no demoraron en enviar sus saludos y felicitaciones.  Por ejemplo, el célebre predicador argentino Luis Palau no dudó en calificarlo como un "amigo de todos los evangélicos".

Seguidamente, el 20 de marzo, el Papa Francisco se reunió con miembros de diversas confesiones religiosas -entre ellos algunos representantes de la fe evangélica- lo que motivo un comunicado de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) el cual, entre otras cosas, dice: “Reconociendo que existen diversos grados de diferencia entre los católicos romanos y los evangélicos de todo el mundo, es la esperanza de la AEM que las conversaciones fructíferas con la Iglesia Católica continuarán”. (Ver comunicado completo en inglés, clickando aquí ).

Vale recordar que el predicador protestante Norberto Saracco ya había dicho sobre el Papa Francisco era “conocido por sus buenas relaciones con los evangélicos además de ser un hombre de oración y partidario de la Sociedad Bíblica”. 

De modo similar, el pastor argentino Rubén Proetti -presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República de Argentina (ACIERA)- expresó: "Es una gran cosa que haya sido elegido Papa porque es un hombre que vive lo que predica. Es un hombre cristocéntrico. Pienso que puede hacer una gran contribución al mundo. Hemos tenidos mucho encuentros interreligiosos; y no confundir con el sentido, a veces peyorativo de la palabra ecuménico, es decir, cuando se habla de coincidir a nivel interreligioso, se habla de coincidir a nivel interreligioso, se habla de coincidir con todo lo que se tiene a favor". En una parecida sintonía se expresó la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas de Argentina (FAIE).

Sin embargo, la Alianza Evangélica Italiana -quién ya había realizado en mayo de 2010- algunas marchas en contra de la discriminación católica hacia los protestantes de la península, se expresó con cautela. Sin bien saludó cordialmente la llegada del nuevo Papa, se preguntó si el saludo a la Virgen por parte de Francisco marcará la pauta de su liderazgo. Recordemos que los protestantes evangélicos, si bien respetamos a María, solo se la acepta como virgen hasta el nacimiento de Jesús. 

Por supuesto, el Papa es católico y es tan mariano como cristiano. Sin embargo, el tema de María, la madre de Jesús, aún separa a los católicos de los protestantes desde los días de la Reforma. En síntesis, la llegada del Papa Francisco al Vaticano ha sido bien saludada por la mayoría de los evangélicos argentinos pero, con los ojos oteando el horizonte. El nuevo Papa y su entorno hablaron  de "nueva evangelización" y esa palabra despierta recelos.

¿A quienes insta evangelizar el Papa Francisco?

Dejemos que el teólogo católico Carlos María Galli nos lo diga en sus propias palabras:
Desde el 11 de febrero expresé que el nuevo papa, si salía de América latina , iba a ser Bergoglio. Mantuve esta opinión hasta la mañana del 13 de marzo en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, donde soy profesor desde hace décadas y fui decano de 2002 a 2008.
Me refiero sólo a dos aspectos del papa Francisco . Llega del sur del Sur, "casi del fin del mundo", con un consenso mayor a su predecesor. Se dice que fue votado con más de noventa votos. Tiene un clara figura pastoral, manifiesta en sus gestos y sus palabras. Sin conocer detalles, sospecho que se ha buscado, entre otras cosas, un buen pastor que impulse la nueva evangelización.
En 2007 fui perito teológico en la V Conferencia del Episcopado latinoamericano en Aparecida, Brasil. Trabajé con Bergoglio en la elaboración del Documento de Aparecida porque él presidió la Comisión de Redacción. Fue elegido por amplia mayoría y despedido con un aplauso.
En 2012 se celebró en Roma la XIII Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización. Los tres delegados de la Conferencia Episcopal Argentina, con el aval de su presidente, me pidieron que los acompañara como asesor. Como miembro del Equipo Teológico del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) fui requerido para servir a los sinodales latinoamericanos.
Cuando le comuniqué a mi obispo, Bergoglio, las razones que veía para dedicar meses a este servicio, le dije que era importante que la Iglesia de América latina expresara su rostro y su voz porque la nueva evangelización es un desafío para todos los continentes, de un modo especial para los que están en el Sur. Le expresé que había curiales romanos y obispos europeos que querían centrar el diálogo en la crisis que afecta directamente a Europa para, desde allí, bajar línea a las otras iglesias. Bergoglio me llamó rápidamente y me animó a colaborar sobre todo por esta última razón. El Sínodo nos confirmó: no fue sólo para la nueva evangelización de Europa sino de los cinco continentes porque la situación europea no es el desafío mayor que tiene la Iglesia.
En el Sínodo, los obispos de África, América latina y Asia hicieron grandes aportes. En los tres continentes vivimos el 67% de los católicos. La mayoría de estos miembros sureños del Cuerpo de Cristo son pobres para este mundo, pero ricos en la fe para Dios, como dice la carta del apóstol Santiago (Stg 2,5). Francisco está confirmando la opción del amor preferencial por los pobres.
En agosto de 2012, escribí: "Está soplando el viento de Dios a través de los vientos que se cruzan desde el Sur". Luego del Sínodo, en la entrevista que me hizo Radio Vaticano el 29 de octubre, afirmé: "En el Sínodo sopló el viento del Sur, tanto del Este como del Oeste". En aquellos días maduré dos convicciones: Benedicto XVI va a renunciar, tal vez al concluir el Año de la Fe; ya deben concluir estos treinta y cinco años de pontificados de Europa central.
La elección de Francisco confirma que necesitamos un buen pastor que ame a su pueblo y no un mero eclesiástico que haga carrera y se apaciente a sí mismo. Un papa que trasmita los sentimientos del corazón de Jesucristo, quien conoce a cada uno por su nombre y dio la vida por todos "para que tengamos Vida en abundancia" (Jn 10,10). Que tenga el espíritu profético de Juan XXIII, el sabio discernimiento de Pablo VI y la alegre sonrisa de Juan Pablo I. Que integre los carismas de comunicación popular de Juan Pablo II y de serena reflexividad de Benedicto XVI.
Un pastor centrado en Cristo, el Dios-Hombre, que viva en el corazón de Dios, porque "Dios es Amor (1 Jn 4,8)", y que, desde allí, esté en el corazón del pueblo de Dios que camina en el seno de la humanidad contemporánea para mostrar que "lo más importante es el amor" (1 Co 13,13).
Francisco será un papa del Concilio Vaticano II. Hay que proseguir el programa de renovación de la Iglesia en un espíritu de servicio y diálogo, porque la Iglesia es "la sirvienta de la humanidad" (Pablo VI). Bergoglio decía que la Iglesia debe evitar la tentación de centrarse en sí misma, la autorreferencialidad. Una de sus variantes es el clericalismo que vive la autoridad no en forma evangélica, como un servicio al pueblo, sino como un poder mundano que se sirve del pueblo.
Francisco tiene la capacidad de reformar las estructuras de la curia romana al servicio de la colegialidad entre los obispos y la comunión entre las iglesias. Y el coraje para cortar los nudos de corrupción, rivalidad, burocracia, dinero y poder. En una carta que le envié el 25 de febrero, un día antes de su partida a Roma, le dije: "Vos nos trajiste la virgen que desata los nudos". (La Nación)
Carlos María Galli
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¿Qué nudos desatará la Virgen María según los católicos?

La Nueva Evangelización de los católicos apunta  a los evangélicos. ¿Cómo se infiere? Cuando Galli habla de los pobres, da la señal. Es precisamente entre los que menos tienen, donde más han aumentado los protestantes, sobre todo, los pentecostales. En algunos medios de comunicación argentinos se habla mucho de los "curas villeros" -nombre con que se denomina a los sacerdotes que trabajan en barrios carenciados- pero casi nunca se menciona las tareas de cientos de iglesias evangélicas que desarrollan sus actividades en ámbitos de gran marginalidad.

Esta actitud es una variedad de discriminación basada en el prejuicio. Aún falta mucho para que algunos de los católicos tradicionalistas acepten que los protestantes son ciudadanos con derechos y obligaciones en Argentina. Aún existen quienes los miran con altivez, pensando que son loquitos que predican herejías.

Ha crecido tanto el colectivo protestante sudamericano que genera desafíos al catolicismo desde hace varios años. Ya en 2006 siete de cada diez grupos religiosos que se anotaban en el Registro de Cultos de Argentina eran evangélicos. En este país, se abre una iglesia evangélica por día según informa el periodista católico Sergio Rubín.

Por ejemplo, en agosto de 2008, el Conicet publicó la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina que reveló que los protestantes son mucho más de lo que se suponía.  Más de un 9 % de una población de 40 millones, se congrega en iglesias evangélicas.

¿Cómo es posible que, en dominios donde campea la mayoría católica, millones se vayan de la iglesia para pasar a integrar las "sectas protestantes"? ¿Qué ofrecen los evangélicos que carece el catolicismo que la gente se muda de una fe a la otra? ¿Por qué miles de católicos aceptan la fe protestante y se transforman luego, en portadores de mensajes salvíficos al resto de la población? ¿En qué consiste el éxito protestante que llega a las masas con simplicidad y contundencia?

Sin duda, son múltiples los factores del crecimiento exponencial de los evangélicos y el desafío para el Vaticano, como dice Galli, no pasa por Europa porque la perdieron definitivamente; primero con la llegada de la Reforma Protestante y luego, con el auge del laicismo y ateísmo. Ahora, seguramente piensan en Roma, es necesario replegarse hacia el Nuevo Mundo y fortalecer al catolicismo donde aún es en teoría, una creencia fuerte y de amplia aceptación. Parece ser que, somos los evangélicos, "el nudo que habrá de desatar" María. Estamos en la mira de la nueva evangelización católica.

Como estrategia, la actitud del catolicismo parece la correcta. Cuando se pierden batallas lo bueno es cambiar de posición y buscar refuerzos donde aún quedan otros que pueden colaborar. Una retirada en orden no es una derrota en desorden  Europa ya dejó de ser el centro del catolicismo y estos predominan solo en las Américas, sobre todo, en la Central y Sur. De modo que parece acertado hacerse firmes en Sudamérica sobre todo, donde aún quedan grandes cantidades de católicos.

Sin embargo, en estos preparativos para llevar el evangelio a las masas  parece ser que en el Vaticano y fuera de él, algunos no entienden un punto vital de la cuestión. Cuando se habla de Nueva Evangelización, se pasa por alto que nadie va a Cristo, si el Padre no lo envía primero.

Es válido este comentario porque obliga a pensar: ¿por qué millones son enviados por el Padre a Cristo dentro de las iglesias evangélicas? ¿No será que el Padre se ha cansado de tantos desatinos de una parte de la jerarquía católica y decidió llegar por donde menos se lo espera? Estas preguntas sin duda, están en las mentes de no pocos católicos comprometidos con su fe y teología. Cuando la iglesia se corrompe, Dios busca caminos alternativos. (1)

Quizás  la Nueva Evangelización debiera ocuparse más que nunca a los propios católicos, muchos de los cuales viven como si Dios no existiera. De espalda a la iglesia y alejados del evangelio. Basta ver el estado existencial de miles de jóvenes bautizados y confirmados en el catolicismo para darnos una idea de como está la juventud católica hoy día. Muy pocos en verdad, viven como Dios ordena pero, una importante mayoría, le ha dado la espalda a la Palabra de Dios.

Esta situación ha sido advertida por el Vaticano. El anterior Papa Benedicto XVI lo ha dicho muy claro, según Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización quien rescata las palabras del Papa renunciante, cuando informó que había "decidido crear un nuevo organismo, en la forma de «Consejo pontificio», con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de «eclipse del sentido de Dios», que constituyen un desafío a encontrar medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo".

El Espíritu Santo también habita entre los protestantes

Cuando Cristo predicaba, los fariseos lo despreciaban porque no lograron entender que era portador de un nuevo mensaje. Ellos, acostumbrados a hacer de la ley un modo de vida, habían distorsionado el verdadero propósito de la misma con una parafernalia de rituales que, ni bien conseguían un prosélito, lo hacían mas hijo del infierno que de Dios. No aceptaron las críticas de Cristo porque se pensaban perfectos y lo que es peor, creían que estaban cumpliendo a rajatabla con lo que Dios ordenaba.

Con honestidad y de modo análogo, algunos curas deberían dejar de pensar en si mismos como únicos portadores del Espíritu Santo y aceptar que Dios tiene mucho pueblo por fuera del catolicismo. ¿Acaso no hemos nacido de nuevo y aceptado a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas? ¿No vemos suficientes ejemplos de vidas transformadas por fe en Jesucristo y la obra del Espíritu Santo?

¿Quién se acuerda dentro del catolicismo, por ejemplo, la activa participación de pastores indígenas evangélicos durante la terrible guerrilla de Sendero Luminoso en Perú? Cientos de evangélicos contribuyeron a luchar contra un mal que amenazaba con instalar una nueva Camboya en tierras amerindias(2). Esta realidad vivida en el peligro senderista, nos dice a todos los cristianos que el Espíritu Santo obra y mucho, en las iglesias evangélicas. ¿Como que ahora nos quieren evangelizar? (3).

Ahora bien: si la Nueva Evangelización apunta a los evangélicos, decimos con todo respeto: no vamos a desaprovechar la magnífica oportunidad para testificarles a Cristo a cada uno de los curas y monjas que envíen a la obra. Creo que el catolicismo tiene una gran tarea, primero, en apuntalar a sus propios fieles con capacitación doctrinaria y segundo, recuperando a todos los católicos que aseguran creer en Dios "pero no en los curas".

El Papa Francisco ha tenido gestos de amabilidad hacia diversas confesiones religiosas cristianas, pero una cosa es lo que el Papa diga y otra lo que haga el resto del catolicismo.  No sirve declarar mayoría católica en Sudamérica cuando de esa cantidad de personas, menos de la mitad, esta adoctrinada en los principios de su fe.  América del Sur ha conocido la democracia y no estamos para una reconquista católica liderada por un seguidor de Ignacio de Loyola pero si para el diálogo. Por supuesto, también vale aclarar que dialogar no es practicar ecumenismo. (4)

Recuerdo bien las palabras de Francisco Lacueva en 1993 durante su visita a la iglesia de los Hermanos Libres de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. En el transcurso de una de sus charlas, el dijo: "la única relación que debemos tener con Roma es la misión".

 
Notas

1. A finales de la Edad Media, el papado estaba desprestigiado. En 1308 el Papa Clemente 5 abandonó Roma para establecerse en Aviñón donde quedó bajo la influencia de la corte de Francia.  El descontento fue tan grande, sobre todo cuando se entronizaron dos papas. Uno en Roma y el otro en esta ciudad francesa. En este contexto, aparecieron algunos predicadores quienes, emulando a Juan el Bautista, criticaron a las autoridades eclesiásticas  Dos críticos consiguieron fama: el inglés Wicleff; profesor de la universidad de Oxford y el bohemio Huss, profesor de Praga.

Simultáneamente, los papas electos dejaron de imitadores de la conducta de Cristo y se transformaron en grandes sibaritas ávidos de poder y gloria humana. Sumos Pontífices como Nicolás 5 y Paulo 2 se dedicaron al  humanismo preocupados en dotar a la iglesia de sabiduría terrenal más que celestial. En un afán por enriquecer la Biblioteca Vaticana gastaron sumas increíbles para la época en compras de obras clásicas de la antigüedad.

Luego llegaron al poder tres papas: Alejandro 6 de la familia española de los Borgia, Julio 2 de la familia italiana Della Rovere quién se consideraba a si mismo genio militar; amaba más las guerras y batallas que la diplomacia papal; y León 10, hijo del famoso mecenas Lorenzo de Médicis. Este Papa, culto y refinado, se dedico a  dotar al Vaticano de grandes obras. Fue gran mecenas y protector de artistas como Miguel Ángel y Rafael. Si su ayuda económica y encargos laborales, ninguno de los dos habría alcanzado la fama y la gloria.

Lamentablemente, todos estos papas practicaron sin recato el nepotismo. Cobraban por los cargos eclesiásticos. De este modo, miles de puestos fueron cubiertos con individuos cuya espiritualidad era más que dudosa. En esos días, se puede argumentar que el Papado era como una empresa que postulaba cargos al mejor postor. Quién más pagaba, mejor cargo recibía y así, el Vaticano perdió vocación religiosa por otra netamente comercial.

Fue entonces, en este siglo de espíritus agitados, cuando aparece en la escena un teólogo alemán llamado Martín Lutero quien comenzó a ver con muy malos ojos, la terrible opulencia de la iglesia conseguida a costa de simonías, prebendas, coimas, expoliaciones y guerras. Sin embargo, no pudo actuar hasta que el Papa León 10, falto de dinero para sus grandes obras, se le ocurrió vender la salvación encomendando la tarea al banco de los Fúgger. La controversia brotó de inmediato en Alemania sobre todo obligando al Papa a intervenir en 1520. Mientras se alzaban voces de protestas, Lutero creyó llegado el momento para exponer sus objeciones. Así lo hizo y pronto se vio enfrascado en una amarga y peligrosa controversia contra la iglesia.

Mediante una bula solemne condenó a Lutero y sus "teorías" a la par que lo invitaba a retractarse. Lejos de obedecer, Lutero se mantuvo firme en sus principios animado por el apoyo de poderosos príncipes alemanes. Los tumultos entre los ahora papistas y reformadores partidarios de Lutero pronto se acrecentaron hasta que el emperador Carlos 5 decidio intervenir ya que temía una disgregación de territorios. Convocados ambos bandos a la Dieta de Worns obligó a Lutero a presentarse y exponer sus ideas. Condenado nuevamente, debió huir recibiendo refugio de parte del Elector de Sajonia.

Desde allí comenzó a propagar sus ideas la que fueron distribuidas por toda Europa por sus partidarios. La Reforma Protestante estaba en marcha y no terminaría hasta el reconocimiento, de parte del papado, de la fe protestante en Augsburgo en 1555.

2. Degregori;Carlos Iván; Coronel, José; Del Pino, Ponciano; Starn, Orin: Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso; Capítulo III, Tiempos de Guerras y de dioses: Ronderos, evangélicos y senderistas en el valle del río Apurímac; IEP Ediciones; Lima; Perú; Segunda Edición; 1996; P.117.-

3. Acerca de la actuación de los evangélicos durante los violentos años de Sendero Luminoso en Perú,  Tomás Gutiérrez Sánchez escribe: “ El liderazgo evangélico no huyó por causa de la violencia, sino que permaneció en las iglesias y acompañó a los “hermanos” en los momentos difíciles. En contraste, también hubo indiferencia y silencio de una parte significativa del liderazgo evangélico nacional, de las iglesias urbanas de Lima y de las ciudades de provincia, particularmente de las iglesias más grandes”.

Luego informa: “La iglesia evangélica pasa a ser uno de los principales enemigos del PCP-SL, los “yana umas” (cabezas negras), que se oponen a la “revolución; vocablo que emplearon para referirse a los ronderos de los Comités de Autodefensa, algunos de los cuales, sobre todo en los del sur del valle del río Apurímac. (…) Entre el año 1983 y 1984 fueron asesinados en Ayacucho 12 pastores evangélicos en zonas rurales, principalmente de la iglesia Presbiteriana y de la Iglesia Pentecostal del Perú, que eran las congregaciones evangélicas más extendidas en la zona”.

Si bien es cierto que muchas iglesias evangélicas estuvieron al margen de los problemas de las comunidades protestantes rurales, mucho se debe a la natural disposición de las denominaciones evangélicas donde cada iglesia es independiente unas de otras y que se acostumbra, a que si una iglesia sucumbe, de inmediato se arman otras en cualquier parte. Los evangélicos no están estructurados como un conjunto sino que son multiples iglesias independientes unas de otras, facultada si así desean sus miembros, a unirse a otras y formar denominaciones (bautistas, presbiterianas, pentecostales, etc).

Ahora bien: debe recordarse que estas personas fueron víctimas no solo de la violencia de Sendero Luminoso que las odiaba por no plegarse a la revolución atea como también de las fuerzas armadas quienes las acusaban de neutralidad. A estas personas, parecen querer apuntar la Nueva Evangelización católica. Sinceramente, no se entiende semejante arrogancia teológica. Estas personas demostraron estar firmes en la fe en Cristo a pesar de tener ateos y católicos como oposición. (Rubén Ruiz Guerra (Coordinador) y varios autores: Entre la memoria y la justicia. Experiencias latinoamericanas sobre la guerra sucia y defensa de los Derechos Humanos; Universidad Nacional Autónoma de México; Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos; México; 2005; P. 142.-

4. Luego de la Reforma Protestante, llego la Reconquista Católica  Paulo 3 fue el primero en reaccionar contra los protestantes convocando en 1545 al Concilio de Trento. Posteriormente, ordenó reorganizar el Consejo de Cardenales y la Administración Pontificia. Dio un paso adicional en sus "renovaciones". Reactivó la persecución contra los opositores bajo el nombre de "Santo Oficio" quien, bajo la tutela del mismo Papa, se encargaría de custodiar la pureza de la fe católica en todo el mundo donde la iglesia tuviera acceso y le fuera permitido. 

Además, estableció un índice de libros prohibidos que recién se suprimió en el Concilio Vaticano II y activó la Inquisición Romana, que fue organizada en tribunales para juzgar herejes a semejanza de la existente en España desde los días de los reyes católicos. Todas estas medidas estaban destinadas a parar la influencia del protestantismo. El primer Tribunal de la Inquisición se estableció en América en 1570 en Lima, Perú. Más tarde llegaron a México y Cartagena. Afortunadamente la ciudad de Buenos Aires jamás tuvo uno por misericordia de Dios.

Aparte de estas reformas, se fundaron numerosas órdenes. Así, Paulo 4 creo la orden de los Teatinos que se abocarían a reformar "costumbres" e imponer "moralidad". Pío 4 apoyado por su sobrino Carlo Borromeo, arzobispo de Milán, se abocó a la tarea de organizar seminarios destinados a fortalecer al papado y la fe católica. Con estas acciones lograron "frenar" al protestantismo impidiéndole llegar hasta el Mediterráneo. Sin embargo, las medidas papales no "convertían" sino que impedían la libertad de aceptar nuevas ideas. En el protestantismo, por el contrario, predominó la libertad de interpretar las Escrituras sin más ayuda que el Espíritu Santo.

Toda esta actividad desembocó en una reorganización administrativa y creación de nuevas órdenes religiosas como los Capuchinos surgidos de los Franciscanos, los Benedictinos y los Carmelitas estos últimos bajo la tutela de Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. El Vaticano, a partir de la reforma, no conocería nunca más obras monumentales destinadas a ornamentación. Los protestantes también evidenciaron la necesidad de crear grupos que pudieran actuar en caso de peligros "heréticos" y así nacieron numerosas órdenes.

La principal fue la creada por el ex soldado Ignacio de Loyola. Este vasco, que había servido en los ejércitos de Carlos 5 contra las tropas de Francisco 1 fue herido de gravedad en Pamplona en 1520. Mientras se reponía tuvo un despertar de su vocación religiosa. Renunció a su cargo militar y se encerró por años en el convento de Manresa, en Cataluña a rezar y meditar. 

Marchó con otros curas a París donde se ordenó sacerdote en 1534. En 1540 con varios seguidores organizó un grupo cuya estructura y disciplina se inspiró en lo militar. Nació así la famosa "Compañía de Jesús" presidida por un General y basada en estricta obediencia al Papa.




TIEMPO

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