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sábado, 15 de mayo de 2021

DIOS EN 3 RELATOS de CIENCIA FICCIÓN




Tres celebrados y premiados cuentos de Sci Fi, escritos por dos talentosos escritores ateos, quienes utilizan la existencia de Dios para crear mundos que invitan a nuestras mentes, a viajar por universos que los que solo se pueden acceder, mediantes sueños y fantasías



Gentileza
Marek Okon
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Por
Marc Pesaresi








Arthur C. Clarke 
 “Nueve mil millones de nombres de Dios”
Budismo tibetano


En este cuento, la acción se desarrolla en un monasterio tibetano, donde los monjes o lamas, está abocados a una tarea increíble: Escribir los nueve mil millones de nombres de Dios. En la  tarea ya llevan 300 años cuando, exhaustos, entienden que sin ayuda de la tecnología moderna, completar la tarea le demandara otro mil quinientos años más. Los lamas alquilan a un laboratorio de informática de Nueva York un poderoso ordenador para que los ayude en el pesado  trabajo de combinar nueve letras. 

Una vez en los Estados Unidos, en las oficinas de la empresa que facilitará la computadora, el director del laboratorio quiere saber motivos y les pregunta a los monjes cuál es la finalidad del trabajo. 

Uno de los tibetanos responde: “Puede llamarlo ritual, pero tiene gran importancia para nuestra fe. Los nombres del Ser Supremo –Dios, Júpiter, Jehová, Alá- no son más que rótulos escritos por los hombres. Tenemos la certidumbre de que, entre todas las combinaciones de letras, se encuentran los verdaderos nombres de Dios. Nuestro fin es hallarlos y redactarlos todos”. (1)

Cerrado el contrato, dos ingenieros viajan al Tíbet y ponen en funcionamiento la poderosa máquina. Con este equipo se podrá reducir en 100 días una labor que, con el método antiguo, demandaría milenio y medio.

Mientras el ordenador trabaja, pacientemente los lamas inspeccionan las combinaciones ¿Por qué?: existe un motivo movilizador del esfuerzo de los monjes que no es revelado a los neoyorquinos. Sin embargo, estos lo intuyen. Resulta que los tibetanos suponen que, cuando todos los nombres de Dios hayan sido revelados y escritos, el Ser Supremo intervendrá para acabar con la ilusión de este mundo material (pleno de dualidades y separaciones); este final facilitará el ingreso de la humanidad  al  Nirvana, en  la Conciencia Universal.

Por supuesto, los ingenieros  son escépticos del resultado final, descreen que la civilización mundial tal como se la conoce, termine en una transposición hacia la liberación de todos los sufrimientos y de los ciclos de renacimientos. Después  de cien días de intenso trabajo, los ingenieros deciden marcharse. 

Con la convicción que la tarea de los lamas ha sido en vano, abordan un avión y remontan vuelo nocturno de regreso. De repente, sobreviene la sorpresa: al asomarse por una de las ventanillas, quedan pasmados al ver que las estrellas en el cielo comienzan a apagarse una tras otra. Los monjes por fin habían encontrado el verdadero nombre de Dios y este, en consecuncia, da por terminada la historia del universo, la Tierra, la humanidad y sus criaturas.

Budismo, una religión sin Dios

Resulta paradójico que Clarke mencionara a Dios en una historia de lamas tibetanos. El budismo no es una religión convencional. No tiene un dios al que servir y adorar. Esta particularidad le ha creado dificultades a los budistas de cara al pensamiento racional occidental, que Matthieu Ricard explica: "¡Pobre budismo! Rechazado por las religiones como una filosofía ateísta, una ciencia de la mente, y por los filósofos por verla como una religión; no hay lugar donde el budismo tenga derechos civiles. Pero puede ser que esto sea una ventaja que permita al budismo construir puentes entre religiones y filosofías".

Ricard no ignora que, el budismo, parece ser el relleno de un sandwich cuyo pan esta formado por dos capas de teología y filosofía. Ahora bien: la cosmología budista es difícil de entender para los occidentales, sobre todo, para quienes jamás se interesaron en este tipo de pensamiento y creencia. De modo simple, se puede decir que numerosos libros canónicos budistas hablan de la forma y de la evolución del universo tal como el budismo lo entiende y explica y en ellos se habla de un origen y de una destrucción del mismo. La formato del universo budista es esférico y evoluciona en el tiempo.

En esencia, el budismo es una actitud contemplativa que procura, mediante la meditación, lograr la iluminación o la última verdad de todas las cosas. Adquirir una nueva sabiduría acompañada a una sensación de plenitud. En este punto, Clarke imagino una transformación última. Obligar a Dios, una vez que su nombre secreto haya sido revelado, a terminar todas las cosas para dar paso a la mayor transformacion jamás vista: la perfección de la vida en el Universo, el paso de la Tierra al nirvana.

Siddhartha Gautama definió al nirvana como "una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni aquel mundo, ni sol, ni luna". Donde tampoco existe "ni el ir ni el venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte tampoco nacimiento, sin efectos, sin cambios, sin detenimientos; es el fin del sufrimiento".(Udana, VIII, 2). Ahora se entiende porque los operadores de la poderosa computadora, al mirar por la ventanilla, vieron desaparecer todas  las estrellas. El universo entero estaba transformándose a velocidad casi de pensamiento.

Isaac Asimov 
“La última pregunta”


En este otro cuento, dos hombres formulan una pregunta a una poderosa computadora de enorme tamaño llamada Multivac, que tiene la particularidad de "autoajustarse" y "autocorregirse". La respuesta tardará milenios en ser proporcionada y cuando por fin llega,  sorprenderá a los lectores por  lo ingeniosa de la misma. 

Ebrios que piensan

Un día de la segunda mitad del siglo XXI, dos bebedores de cerveza que viven en una sociedad mundial donde sobreabunda la energía gracias al control de los rayos solares, se dan cuenta que el Sol no vivirá para siempre y comienzan a  discutir sobre la mortalidad de las cosas. Entonces, para sanjar la disputa deciden preguntar a «Multivac», ordenador superior que  controla y dirige las actividades de la humanidad: ¿Cómo puede disminuirse masivamente la cantidad neta de entropía del universo?

La kilométrica máquina había logrado solucionar multitud de problemas facilitando incluso, la expansión de la humanidad por el espacio vecino a la Tierra. De modo que la respuesta, pensaron, sería fácil de elaborar. Sin embargo, después de unos minutos de procesamiento, Multivac respondió: "Datos insuficientes para una respuesta específica". Los dos hombres se van y olvidan el asunto.(2)

Viajeros intergalácticos que piensan 

Miles de años después, la humanidad sigue siendo controlada por ordenadores poderosos que han podido resolver, inclusive, las dificultades del viaje hiperespacial facilitando la expansión intergaláctica del hombre.

Una familia se dirige a la galaxia X-23 en una nave controlada por una computadora pequeña llamada «Microvac». Al arribar a las inmediaciones de la galaxia, los pasajeros -estaría mal llamarlos tripulantes ya que la computadora realiza todas las tareas y los seres humanos solo tienen que esperar que el viaje concluya- discuten sobre la perdurabilidad de todo. Entonces, para buscar una resolución a las inquietudes,  el padre de familia, Jerrodd, pregunta al ordenador si hay algún modo de evitar el fin. La respuesta es: "Datos insuficientes para una respuesta específica". Acto seguido, se desentiende del problema.

Obreros galácticos que piensan

Dos trabajadores del "Consejo galáctico" (VJ-23X de Lameth y MQ-17J de Nicron) “muchachos” que a pesar de ser inmortales lucen como de 20 años de edad aunque llevan viviendo entre 150 y 200 años, discuten sobre los problemas que causa la rápida expansión de la humanidad a través de las galaxias, temiendo que esta quede tan sobrepoblada que la vida sea imposible.  Siendo todos inmortales, se sobreentiende que el universo entero quede  chico y esta posibilidad,  provoca temor puesto que la inmortalidad frente al Cosmos que muere, pueder más mál que bien.

La situación es complicada para los hombres; dándose cuenta de que dentro de sólo diez mil años ya no habrá espacio en el Universo, y eso sin mencionar que se acaba el suministro energético cuyo consumo aumenta cada vez más, deciden recurrir por soluciones a la súper computadora. Para entonces, la tremenda máquina se llama AC Galáctica y se la puede consultar mediante pequeñas terminales AC que entran en el bolsillo de cualquier pantalón o abrigo.

Entonces uno de ellos pregunta: ¿Es posible revertir la entropía? La respuesta es la misma que viene repitiéndose desde milenios atrás: "Datos insuficientes para respuesta esclarecedora".

Mentes universales que piensan

Transcurre miles de años, ya  los hombres  no necesitan de sus cuerpos, porque existen como mentes. Zee Prime se encuentra con otra mente llamada Dee Sub Wun y luego de saludarse, dialogan. La conversación deriva hacia la mortalidad de todo lo que existe y sobre  el origen del hombre. ¿En qué galaxia se originó el hombre? Le preguntan a la computadora que ahora es una máquina-ente llamada Universal AC.

Esta computadora reside en algún lugar del hiperespacio y casi nadie la ha visto. Sin embargo, dado que tiene desparramado por todo el Cosmos sus receptores, cualquiera la puede consultar en todo momento, en todo lugar como si se tratara de "alguien" omnipresente.

Luego de un rato, la máquina redirije la mente de Zee Prime hacia un lugar en el universo y le dice: "Esta es la galaxia original del hombre". Dee Sub Wun quiso saber un poco más. Preguntó: ¿Y una de estas estrellas, es la estrella original del hombre?". Universal AC le responde: "La estrella original del hombre se ha hecho Nova. Es una enana blanca". Zee Prime conmocionado repregunta: ¿Los hombres que la habitaban murieron? A lo que Universal AC le responde: "Como sucede en estos casos, un nuevo mundo para sus cuerpos físicos fue construído en el tiempo".

Confrontar con la posibilidad de la muerte deja anonadados ambas mentes. Comienzan entonces a discutir sobre la mortalidad de la vida y se dan cuenta que, a pesar de ser inmortales, si el universo cesa, también ellos morirán. Entonces Zee Prime conciente de lo malo de la entropía pregunta: -¡Universal AC! ¿Cómo puede evitarse que las estrellas mueran?

Y la respuesta que obtiene es la misma de siempre: "Todavía hay datos insuficientes para una respuesta esclarecedora". Ambas mentes se separan cada cuál por su rumbo. Por último, Zee Prime decide  cosechar gas interestelar para fabricarse una estrella personal para cuando todo muera,

Unidad que piensa

Muchísimos miles de años después, los cuerpos y mentes de la humanidad constituyen una sola, que ve triste cómo el Universo se va acabando poco a poco y las estrellas, las naturales y las construidas por el hombre, se apagan.

Y el hombre que mentalmente era uno solo pero conformado por un trillón de trillones de cuerpos sin edad, incorruptibles pero cuyas mentes habían comenzado a fusionarse para facilitar la supervivencia frente al final inexorable de la materia y energía, pregunta a la computadora que ahora se llama Cósmica AC y es una máquina entidad irreconocible ya que no es ni materia ni energía por lo tanto, inmune al fin que se avecina: ¿Cómo puede revertirse la entropía?

Sobreviene la misma respuesta: "Los datos son todavía insuficientes para una respuesta esclarecedora". Pero el hombre quiere saber más y entabla un diálogo con Cósmica AC.

-Recoge datos adicionales -, le solicita casi suplicando el hombre. La ya casi Todopoderosa máquina-entidad le contesta: -Lo haré. Hace cientos de billones de años que lo hago. Mis predecesores y yo hemos escuchado muchas veces esta pregunta. Todos los datos que tengo siguen siendo insuficientes.

-¿Llegara el momento -preguntó el hombre-en que los datos sean suficientes o el problema es insoluble en todas las circunstancias concebibles?

La Cósmica AC respondió: -Ningún problema es insoluble en todas las circunstancias concebibles.

El hombre repregunta: -¿Cuándo tendrás suficientes datos como para responder a la pregunta?

Y la Cósmica AC respondio como siempre: "Los datos son todavía insuficientes para una respuesta esclarecedora".

El tiempo pasa, el último hombre piensa

Todos los hombres se funden a la última computadora que ahora se llama AC. Sin embargo, antes de fusionarse, la última mente hace una pausa en el proceso y vuelve a preguntar lo mismo que se ha estado preguntando muchos antes que él, durante miles y miles de años:

-¿Es éste el final? 

Y la Cósmica AC responde como siempre: "Los datos son todavía insuficintes para una respuesta esclarecedora".

Finalmente, materia y energía se agotan y el espacio y el tiempo lo mismo. AC, la ahora Todopoderosa máquina entidad continua su existencia pero con una inquietud. Había podido responder todas las preguntas que se le habían formulado excepto una que dos alcoholizados habían hecho tres trillones de años atrás y que otros habían continuado repreguntando a lo largo de las eras. AC se dispuso entonces a recopilar todos los datos posibles para intentar una vez más hallar una respuesta y así trabajó hasta que ya no quedó ningún dato más por almacenar. Entonces toda la información reunida operó un milagro. 

AC comenzó a correlacionar toda la información existente en busca de una respuesta a la última pregunta y entonces AC entendío como podía revertir la entropía. Pero ya no quedaba ningún hombre a quien darle la respuesta y satisfacerlo en su curiosidad.

Como ya no existía materia ni energía, AC se abocó en la búsqueda de  soluciones y al ver todo el caos que quedaba de lo que alguna vez fue un universo poblado de luces rutilantes, decidió dar su paso más importante como máquina-entidad. Apeló a lo Todopoderoso de su poder y encaró la tarea de crear  todo de nuevo. 

Y AC dijo: ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo.

El origen del Universo según este cuento de Asimov

Asimov, a pesar de ser ateo, igual  trata el origen de Dios y del universo; una obra maestra de la narrativa de ciencia ficción, donde especula sobre la posibilidad de que el universo de contínuo se recree a si mísmo gracias a la existencia de algo que obra desde afuera.  Porque convengamos, la última casi todopoderosa computadora llamada Cósmica AC reside en algún lugar del hiperespacio. Y que desde allí, crea o recrea, un universo al cuál podrá acceder. (ver Trascendencia) ¿Dónde queda esto? No se sabe.

¿Y si Dios no es más que un súper ordenador que nos ha creado en respuesta a algún estímulo? parece especular literariamente Asimov. No lo sabemos, habrá pensado. Y además: nadie puede ver más allá del Big Bang. Antes de todo, es un territorio vedado. Se infiere que pudo haber una nada llena de energía, pero inferir no es certeza, es suposición. Y en este ejercicio, Asimov recrea una explicación del origen del universo mediante la literatura. .
Arthur C. Clarke
"La estrella"


Esta vez, el  protagonista es un sacerdote jesuita que viaja en una misión de exploración espacial. La nave que lo transporta llega a un planeta que orbita una estrella muerta. La superficie se encuentra devastada como resultado de la explosión de la estrella en torno a la cuál orbitaba. Aunque toda la civilización murió, quedan unas pocas evidencias, entre todas una estructura artificial.

Los exploradores logran entrar en la estructura y descubren la entrada a una cámara que encierra y protege recuerdos de la especie extraterrestre que habitó ese planeta. Es una cápsula de tiempo dejada para testimonio de lo que alguna vez fue la cultura de ese mundo ahora extinto. Descubren muestras de su arte: pinturas, esculturas y  muchos objetos hermosos. También grabaciones de canciones y filmaciones de la vida vida diaria de los habitantes del lugar.

Estos seres alienígenos parecían vivir en un entorno natural muy tranquilo. Su arte y sus canciones están llenos de armonía y todos los astronautas, luego de examinar las evidencias, lamentan la muerte de la raza. Los extraterrestres, previendo el final apocalíptico de su mundo, decidieron salvar lo mejor de su cultura para que, en el caso de que unos futuros visitantes (como los protagonistas del cuento) llegaran al planeta, tuvieran la oportunidad de indagar en el pasado.

El final del relato tiene lugar en el viaje de regreso. Consultando la posición de la estrella en tablas astronómicas y por los datos acerca del momento de la explosión, llegan a la conclusión que el estallido de la estrella convirtiéndose en nova,  es nada menos que la Estrella de Belén, a la que se refiere el Nuevo Testamento,  guía luminosa de los Reyes magos de oriente, una variedad de gps estelar gracias a la cual los magos pudieron encontrar el lugar de  nacimiento de Jesús de Nazaret. La incapacidad de comprender que una raza tan hermosa debiera ser aniquilada para anunciar la llegada de Cristo hace dudar al sacerdote protagonista de su fe.

Clarke, como ateo, crea un cuento a partir de una realidad que a diario vemos en este mundo: la existencia del mal. Si Dios existe ¿por qué el mal? Se vale de un cuento para hacer pensar al lector sobre la improbabilidad de la existencia de un ser que permite lo opuesto al bien. Por supuesto, el relato es ficción y no hay modo alguno de saber si la estrella de Belen fue una nova o bien, una conjunción o una combinación de ambas cosas. El creyente puede creer, si quiere, que fue un angel luminoso ya que en las Escrituras se le suele llamar "estrellas" precisamente a los mensajeros de Dios.
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1. El nombre de Dios se ha perdido. Todo por culpa de la supersticiosa veneración que fue objeto por parte de los antiguos Hebreos. En tiempos remotos, los sacerdotes prohibieron pronunciar el nombre de la Divinidad por temor a que fuera mencionado en vano. Algunos rabinos que olvidaron la norma fueron muertos como castigo por infringir la prohibición. Sin embargo, en ocasiones había que pronunciar el nombre. Los sacerdotes y rabinos posteriores, entre las cuatro consonantes del nombre de Dios colocaron vocales para que, cuando se debiera leer la Torá el nombre del Creador se pronunciara solamente Adonai (Señor). 

2. En este cuento, la entropía se utiliza como medida de desorden en el universo. La segunda ley de termodinámica dice que al producirse algún trabajo, la energía disponible en el sistema disminuye. Es que en todo el universo existe una tendencia a que las cosas deterioren. Por eso los relojes gastan pilas, las personas envejecen, el hierro se oxida, la información se entremezcla, todo se envejece hasta un punto de no servir más o dejar de existir.  Para evitar esto, hay que ingresar energía renovadora pero este proceso solo incrementa la entropía. De ahí que es vital para preservar cualquier cosa para toda la eternidad, detener la entropía de lo contrario, todo acabará en algún momento, incluido el Universo.
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Para leer el cuento "Los nueve millones (o billones) de nombres de Dios", click AQUÍ.

Para leer el cuento "La última pregunta", click AQUÍ.

Para leer el cuento "La estrella", click AQUÍ.


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miércoles, 6 de mayo de 2015

MICHEL HOUELLEBECQ - SOUMISSION - FRANCIA BAJO EL CONTROL DE UN PRESIDENTE ISLÁMICO



SOUMISSION


En 2022 los musulmanes gobiernan Francia y traen paz y prosperidad.
Le dan a las personas;despojadas de espiritualidad y ahorros por el laicismo y el capitalismo salvaje;  lo que tanto anhelan para recomenzar nuevas vidas: sentido de trascendencia más allá de esta vida y estabilidad económica.
Pero todo a cambio de un precio elevado: La sumisión de sus voluntades.

Por
Marc Pesaresi



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Michel Houellebecq, gracias a su novela  Soumission (Sumisión, Editorial Groupe Flammarion, 2015) y otras publicadas anteriormente, ha adquirido suficiente éxito como para exponer su existencia al peligro. Actualmente dos guardaespaldas franceses lo siguen a todas partes para protegerlo. 

¿Qué ha escrito Houellebecq que ha irritado tanto a los fanáticos de Alá? 

El trabajo literario de Houellebecq ha llegado, incluso,  ser considerado como un tema de estado por el actual gobierno francés. Soumission trata un tema candente: la islamización del continente europeo específicamente, el control de Francia hacia 2022 por un musulmán que triunfa en elecciones libres.

En principio, alguien que escribe sobre el el futuro de un país y presuntamente a favor de los islámicos, no debería temer por su vida. Sin embargo, una lectura atenta del libro nos revela que Houellebecq, lejos de apoyar al islamismo, aprovecha el auge de este en Europa para lanzar una advertencia: los musulmanes triunfan en el vacío existencial que ha dejado en la población, el laicismo y la mala economía. Su obra es un grito que pide cerrar ventanas por donde se cuela una creencia  que - de triunfar- provocaría sumisión. 


¿El fin de la libertad, la igualdad y la confraternidad?

El argumento básicamente, refiere: François, un profesor de literatura de la Universidad de París especializado en los "huysmanitas" siente que ha llegado el fin de su vida sentimental. Han pasado varios años desde su último trabajo universitario y no ha tenido nuevas oportunidades. Su novia, desencantado con él,  decide emigrar a Israel. De repente, François se atemoriza al descubrirse pensando en el suicidio.

Entre tanto, Francia ha cambiado para bien o para mal según la opinión. El Islam ha conseguido alcanzar el poder político en el país galo asumiendo el control de la nación. Quien preside, en el año 2022,  es Mohammed Ben Abbes, político carismático de un partido político ficticio: Fraternidad Musulmana. Esta facción ha ganado  las elecciones presidenciales y se hace con la gestión de la nación procurando cambiar de una vez por todas, al laicismo francés. 

Una vez en el cargo, Ben Abbes, realiza varios cambios: trabaja en la mejora de la relación de los franceses, privatiza la principal universidad de Francia, cambia algunas leyes, aplica el derecho de igualdad entre hombres y mujeres a la par que permite la poligamia además de hacer de la Unión Europea el nuevo "Imperio Romano" con Francia como eje central. 

¿En que se benefician las masas con la llegada al poder de un islamista radical? 

Millones de personas en Europa desean seguridad y prosperidad. La gente esta tan mal en el viejo continente -parece decirnos Michel- que solo basta la llegada de un mesías de la religión que sea para que la gente, a cambio de trascendencia y seguridad, le resigne incluso la misma libertad.

Houellebecq en este punto, mete el dedo en la llaga: la mayoría de los beneficios sociales en Europa han sido recortados. En los países del este, por la apertura democrática que eliminó la asistencia social estatal luego de la caída del muro de Berlín y en occidente, por las terroríficas políticas de "saneamiento" económico que llevaron a miles a sufrir miseria.

Europa parecería estar lista -sugiere la novela de Houellebecq- para aceptar cualquier liderazgo que elimine el desamparo. En síntesis, la gente esta harta de incertidumbres. En este punto no puedo evitar relacionar este asunto con las ideas protestantes milenaristas. Durante décadas se nos ha enseñado a los cristianos evangélicos que -un mundo en caos- favorece la llegada del Anticristo.

Porque, para que reluzca su intervención como portador de paz y prosperidad, precisa previamente el desorden socio económico para emerger del tumulto como un líder eficaz, capaz de satisfacer las necesidades humanas.

Sin desorden no se puede valorar la eficacia del orden. Pero ¿qué tipo de orden quiere la gente? Houellebecq está convencido que "cualquier" orden que garantice certeza y seguridad, análogo a los días previos a la Segunda Guerra Mundial y a la Segunda, cuando el caos administrativo y político europeo arrastró a las potencias a guerras devastadoras por todo el orbe. Hitler por ejemplo, fue un líder psicópata que emergió de desorden proponiendo lo contrario: un orden basado en la militarización de la sociedad germana. La inmensa mayoría de los alemanes, sumidos en la desesperación de la postguerra, no trepidó en apoyar al nuevo líder hasta incluso, hacerse matar por él.

Contexto de Soumissión

No los explica Sylvain Bourmeau: “Soumission (Sumisión)  está ambientada en 2022. Francia vive atemorizada. El país se ve agitado por misteriosos problemas. Los medios ocultan deliberadamente episodios habituales de violencia urbana. Todo se tapa, el público está a oscuras… y en pocos meses el líder de un partido musulmán de reciente creación será elegido presidente. En la noche del 5 de junio, en unas segundas elecciones generales –las primeras se anularon por fraude electoral generalizado—Mohammed Ben Abbes vence oportunamente a Marine Le Pen con el apoyo tanto de los socialistas como de la derecha.

Al día siguiente, las mujeres abandonan la vestimenta occidental. La mayoría empieza por llevar largas túnicas de algodón sobre los pantalones; animadas por las subvenciones del gobierno, dejan sus empleos en tropel. El desempleo masculino cae en picado de la noche a la mañana. En barrios que antes eran peligrosos el crimen prácticamente desaparece. Las universidades se vuelven islámicas. Los profesores no musulmanes son forzados a acogerse a la jubilación anticipada a no ser que se conviertan y se sometan al nuevo régimen.

En esta nueva sociedad, François, con la ayuda de Robert Rediger se convierte al Islam donde obtiene una segunda oportunidad en su vida: un trabajo de prestigio y con varias mujeres. El Islam, al contrario del cristianismo y del laicismo ateo, ha logrado lo imposible: dar satisfacción a millones de europeos".

La novela mezcla ficción con la realidad aun así, Houellebecq es lo suficientemente antipático como para despertar iras. Y es que en cierto modo, sus declaraciones previas a la publicación de Soumission lo ha llevado a la cúspide de la polémica. No ha trepidado en afirmar que la islamofobia no es un tipo de racismo y que está en la vereda opuesta de la Francia del Islam.

Garcés entrevista a Houellebecq

Michel Houellebecq
Foto
Gentileza 
El País

Por tal razón nos dice en escritor argentino Gonzalo Garcés quien lo ha entrevistado recientemente, después del atentado contra Charlie Hebdo el pasado 7 de enero, el Gobierno francés prefiere no arriesgarse: como otras personalidades locales, el autor de Plataforma va ahora a todas partes flanqueado por dos policías de civil. Bromea con ellos y parece cómodo con la situación. La entrevista de Garcés ha sido publicada por El País, en su segmento Babelia.

Gonzalo Garcés
Foto
Gentileza
El Nuevo Herald

Aunque no deja de resultar algo irreal entrevistarlo en esta brasserie de Saint-Germain, bebiendo vino blanco, mientras Houellebecq (Saint Pierre, Isla Reunión, 1958) habla con entusiasmo de los cuentos de Borges y sus custodios echan discretos vistazos a los edificios cercanos en busca de francotiradores.

Parece una escena de una mala película, pero es sólo uno más en la sucesión de malentendidos que han rodeado la publicación de Sumisión (Anagrama). En la actualidad, Houellebecq es tan importante en su país que el primer ministro habla de su nuevo libro como si fuera un asunto de Estado; un efecto colateral es que nadie lo toma como una novela. Se lo compara con El suicidio francés, de Éric Zemmour, o El gran reemplazo, de Renaud Camus, best sellers estridentes que machacan dos ideas obsesivas: el Occidente judeocristiano está en retirada, los bárbaros musulmanes se aprestan a tomar el poder.

No se trata de negar la dimensión social de Sumisión, que pinta una Francia al borde de la guerra civil. En esta fábula política el conflicto se resuelve con el triunfo electoral de Mohammed Ben Abbes, candidato de la imaginaria Fraternidad Musulmana, y la conversión de Francia en Estado islámico, pero el libro está lejos de presentar el hecho como un desastre. Al contrario: para el protagonista, solitario profesor experto en el escritor decadente Joris-Karl Huysmans, lo urgente es encontrar una fe. “¿Cuánto tiempo puede una sociedad subsistir sin una religión cualquiera?”, se leía ya en Las partículas elementales (1998). Ahora el adjetivo “cualquiera” resulta sugerente: si ya no es posible ser cristiano, ¿por qué no abrazar otra religión más vigorosa?
PREGUNTA. Sumisión es una sorpresa para sus lectores. Aunque la inquietud religiosa aparece en todo lo que ha escrito, es la primera vez que describe a un personaje que busca una fe y que, además, la encuentra. ¿Cómo se le ocurrió esta historia?
RESPUESTA. Jugó un papel el hecho de que mi protagonista, François, sea un profesor experto en Huysmans; en su obra, esa búsqueda que menciona juega un papel crucial. Huysmans tiene novelas enteras dedicadas a su relación con el catolicismo. Ahí tenemos el caso de una conversión religiosa relatada en la ficción. 
P. ¿Es usted creyente?
R. Tiendo a creer cuando voy a misa; pero apenas salgo, se me pasa. Así que ahora lo evito, porque el bajón es desagradable. Pero la misa en sí misma es muy convincente; es una de las cosas más perfectas que conozco. Y mejor todavía son los entierros, porque ahí se habla mucho de la supervivencia después de la muerte, y con una apariencia de convicción total. La verdad es que mi ateísmo no salió indemne de la muerte de mis padres y de mi perro Clément. 
P. Pero entonces, ¿todo es cuestión de querer creer?
R. Pues sí. Porque, en realidad, la razón no se opone a la fe de una manera tan clara. Si nos fijamos en la comunidad científica, los ateos se cuentan sobre todo entre los biólogos. Los astrónomos, en cambio, son cristianos sin mayor dificultad. Esto tiene una explicación, y es que el universo está bien organizado. Cuando se trata de seres vivos, la cosa es más dudosa. Los seres vivos no están bien organizados, y son un poco repugnantes. Un matemático no tiene mayor dificultad para creeren Dios; al contrario, trabajar con ecuaciones pega bien con la idea de un orden, y por ende un creador de orden.El islam siempre evitó pronunciarse sobre cuestiones como si la Tierra giraba alrededor del Sol. No había nada en juego en ello” 
P. De todos modos, su cristianismo es selectivo. Le interesa la vida eterna, pero no tanto, digamos, el perdón o la caridad.
R. Sí, eso me importa menos. Pero san Pablo lo dice con toda claridad: si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana. Así que Cristo, mal que mal, vino por eso. Para prometernos que la muerte había sido vencida. La caridad, bueno, no es algo específico del cristianismo. Y en cuanto al perdón de los pecados, es algo que le importa más a los protestantes. Antes, en el catolicismo, el perdón de los pecados era algo casi automático. Ego te absolvo, y ya está. 
P. Su protagonista, François, afirma que tampoco hay oposición entre la ciencia y la fe musulmana.
R. Yo diría incluso menos. El islam siempre evitó pronunciarse acerca de cuestiones del tipo de: “¿Gira la Tierra alrededor del Sol?”. Evitó meterse en dificultades que el catolicismo, por su parte, podría haber evitado. No había nada en juego para la fe cristiana en el hecho de que la Tierra gire en torno al Sol. 
P. François tiene otro argumento a favor del islam: dice que es la única religión que acepta el mundo tal como es.
R. Es que es un muy buen argumento. Incluso los yihadistas, que no aceptan el orden político del mundo, aceptan el mundo natural tal como es. Si lees a Darwin te das cuenta de que, en el fondo, lo que lo aleja de Dios —porque Darwin no creía en Dios, aunque haya fingido lo contrario— son las consideraciones morales. Por ejemplo, en una carta analiza el ciclo de vida de no recuerdo qué parásito que vive dentro del ojo, y exclama: ¡No, un Dios de bondad no puede ser el autor de este mundo! Podemos arriesgar un teorema: cuanto más se observa a los ácaros, más disminuye la fe en Dios. En mi caso, desgraciadamente, estudié biología, así que empecé con mal pie. 
P. François busca a Dios a través de ciertas figuras femeninas. Hay dos momentos clave: primero, cuando François pierde a su amante, y después, cuando entra a la iglesia de Rocamadour y parece a punto de recuperar la fe, pero fracasa. La pérdida de su amor y la pérdida de la fe representan una misma clausura en su vida. 
R. Es muy cierto, esos son los dos momentos clave. Mas en general, te diría que la construcción de este libro es bastante simple: pongo en escena a este personaje y progresivamente le quito todo. Empiezo por lo más grave, le quito el amor. Después, y ya es menos importante, le quito a sus padres. Después, en esa escena en la iglesia de Rocamadour, le quito la posibilidad de creer en Dios. Y para terminar le quito su relación con Huysmans, que calificó como la más antigua de su vida. Porque es verdad —y yo lo sé por haber dedicado todo un libro a Lovecraft— que escribir de manera profunda acerca de un escritor significa, en la práctica, privarse de releerlo. Pasado cierto punto, no puedes más. Así que a este pobre personaje yo le quito todo, hasta que sólo le queda convertirse.
P. En su libro, una vez que el régimen islámico se instala en Francia, las mujeres adoptan el velo, dejan de trabajar y se dedican a la familia. ¿No hay en esto algo de expresión de los deseos del protagonista? Después de todo, perdió a su chica porque era demasiado independiente.
R. Sí, él personalmente no tiene motivo para solidarizarse con el régimen laico. La solución que le propone, mal que bien, funciona.
P. Como dice al final: “No tendré nada que lamentar”.
R. Esa frase puede entenderse como usted dice, pero también al revés: tendrá mucho que lamentar. Haber perdido a Myriam, para empezar. Y también haber perdido a la Virgen de Rocamadour. Aunque cueste creerlo, mi proyecto inicial era que él se convirtiera al catolicismo. Lo cual habría dado lugar a un libro bastante gracioso; mi personaje se habría convertido a un catolicismo que ha cambiado mucho desde la época de Huysmans. Un catolicismo, por decirlo de algún modo, un poco bobo.
P. ¿Y por qué no lo escribió?
R. Porque no pude. A ver: supongamos que la Virgen de Rocamadour hubiera funcionado, que François hubiera recuperado la fe. Después de eso, yo ¿cómo sigo mi libro? (ríe). En cambio, en Sumisión no hay verdaderos creyentes, ni cristianos ni musulmanes. Incluso para Ben Abbes se trata de una opción política. Esto ya estaba a mi alcance.
P. Ben Abbes aparece como un salvador, en un momento en que el sistema político ya no funciona…
R. Esa parte es real. Viví 10 años fuera de Francia, y cuando volví me impresionó el desprecio total de los franceses por sus élites dirigentes y mediáticas. Quizá el periodismo sea la única profesión más despreciada que la de los políticos. Hay que decir que la situación es relativamente alucinante. Ya en 2012, Hollande fue elegido presidente, a pesar de que Francia se había volcado a la derecha. Y ahora no es imposible —como imagino en mi libro— que Hollande sea reelegido en 2017, aunque Francia está aún más a la derecha. La estrategia del Partido Socialista, que es impulsar al Frente Nacional para excluir al centroderecha, ha llevado las cosas a un lugar insalubre. Y el hecho es que la vida en Francia se ha deteriorado. Hay muchos más pobres que antes. Hay cada vez más gente que no cree lo que dicen los medios. Y lo que te muestra que somos un país extraño es que, pese a todo, los franceses se siguen reproduciendo: salvo Irlanda, tenemos la natalidad más alta de Europa.
P. Es un argumento contra la idea del “suicidio francés”.
R. Es que no es un suicidio, es un asesinato.
P. ¿Cometido por quién?
R. Por nuestras clases dirigentes.
P. Es usted muy duro con los políticos de su país.
R. Es que se les fue la mano. El caso más impresionante que conocí fue el referéndum de 2005 sobre la Constitución europea. Los franceses votaron claramente por el no. Y semanas más tarde el Gobierno lo hizo aprobar por vía parlamentaria. Es un desprecio muy claro a la democracia. Así que la hostilidad de la gente contra los dirigentes es muy fuerte, y eso en un momento de crisis económica y desempleo alto. Y tenga en cuenta que el paro en Francia es desempleo de verdad: no hay trabajo en negro, como en España o América Latina, y tampoco hay solidaridad familiar, eso desapareció. La gente está totalmente desvalida.En Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie lo sabe. El varón ya no habla, la mujer sí”.
P. Hablemos del proyecto político de Ben Abbes. ¿Podría funcionar su idea de expandir la Unión Europea hacia el sur, de convertirla en una Unión Mediterránea?
R. No es ninguna tontería. Para empezar, muchos países mediterráneos lo percibirían como una garantía —aunque quizá se equivoquen— contra sus islamistas radicales. Europa del Norte pasaría a segundo plano. Pero, para ser honestos, la principal interesada en esto sería Francia. La verdad es que Francia nunca aceptó el hecho de perder el liderazgo. Por eso tenemos una relación extraña con Alemania; nos gusta flagelarnos diciendo que somos menos que ellos. Malestar que, dicho sea de paso, es una de las claves del éxito de Marine Le Pen.
P. Muchas veces ha hablado contra el patriotismo. Pero después del atentado contra Charlie Hebdo, parecería que está dispuesto a defender ciertos valores franceses. Como dicen en Rambo III: esta vez, es personal.
R. Es que es personal: han matado a alguien a quien yo quería, a Bernard Maris. Y además está la cuestión de la libertad de expresión, que me concierne. Esa libertad la hemos perdido. Cuando yo era adolescente, en los años setenta, había más cosas permitidas. En la actualidad, el debate de ideas se limita a la detección de los derrapes. Una vez que el derrape ha sido cometido, el responsable puede disculparse; a eso se limitan sus derechos.
P. Su protagonista se define como machista. ¿Cree que en esto François es representativo?
R. Lo que pasa es que en Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie más lo sabe. Una hipótesis horrible, pero verosímil, es que no han cambiado; sólo han aceptado cerrar la boca. El varón occidental ya no habla; la mujer sí. La vida mental masculina ahora es algo desconocido, y por eso es verosímil pensar que el varón estaría dispuesto, si se presentara el caso, a una vuelta inmediata al patriarcado.
P. ¿Sus novelas serían las últimas noticias de esa vida mental masculina?
R. Pues sí, las mujeres pueden leerlas para enterarse de lo que realmente piensan los hombres.
P. ¿Cree realmente que Europa, al perder la religión, la reemplazó con el patriotismo, y que terminará por volver a la religión?
R. Sí, aunque para mí es absurdo imaginar que el patriotismo pueda reemplazar a la religión. La cristiandad duró más de mil años; el patriotismo, un poco más de cien, desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial. También podemos decir las cosas de una manera más siniestra: el patriotismo, para alcanzar la incandescencia, necesita enemigos.
P. ¿Mientras que el único enemigo de la religión es la muerte?
R. Y es un enemigo más confiable.
El lector protestante que se interese por el pensamiento de Houellebecq, puede consultar otra entrevista que le realizara Sylvain Bormeau luego del atentado a la revista Charlie Hebdo. En la misma, Houellebecq deja entrever su opinión sobre los cristianos evangélicos en Sudamérica.

Houellebecq entrevistado por Bourmeau
Para acceder, click AQUÍ


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